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Deidades, paisajes, y astronomía en la cosmovisión andina y mesoamericana, Juan Pablo Villanueva, Johanna Broda, Masato Sakai (eds.). Lima, Universidad Ricardo Palma, 2019.
El libro colectivo, coordinado por Juan Pablo Villanueva, Johanna Broda y Masato Sakai (académicos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú, La Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Nacional de Yamagata, Japón, respectivamente), es el despliegue de un amplio repertorio de ejercicios interdisciplinarios con vocación comparativa y una invitación para recorrer los senderos de la tierra, el cielo y el inframundo. A partir de dieciocho estudios que nos dirigen hacia distintas latitudes en amplias cronologías, desde la etnohistoria, la arqueología, la astronomía, la arquitectura, la lingüística, la iconografía y la historia, el libro Deidades, paisajes y astronomía en la cosmovisión andina y mesoamericana es, a la vez, el tinkuy [lugar de encuentro] donde confluyen múltiples trayectorias de investigación y el impulso hacia diversos confines.
Los tránsitos en este libro se abren con la ruta que Luis Millones presenta para llegar al infierno. ¡Nada menos que en mototaxi! Desde Mórrope, antiguo territorio mochica, se llega a Carhuahuarán donde el infierno ha cambiado de locación de acuerdo con la época. Durante el conflicto interno peruano de los años ochenta éste se pobló de tutapureq, caminantes nocturnos, senderistas protegidos por los dioses de los cerros llamados wamanis. Recientemente los mismos pobladores ubican al infierno en la ruta a la Amazonía, donde como jornaleros van a trabajar por míseras pagas cada temporada (pp. 48-49). El camino al infierno es entonces el de los múltiples tiempos que desembocan en ese poblado y que se funden en las nuevas representaciones simbólicas del complejo sistema de valores y creencias del norte peruano.
La circulación entre los distintos niveles del universo, como se presenta en varios capítulos del libro, requiere de permisos innegociables con los dioses. Para acceder al abrigo rocoso de San José de Astobamba en el distrito de Santa Ana en Huancavelica, conocido como la Cueva de las siete calaveras, son indispensables las apachetas, montones de piedras apiladas en los pasos o cumbres andinas como ofrendas, y que funcionan como "solicitudes certificadas por los apu" para que la gente del pueblo viaje y sea admitida por los apus vecinos (p. 81). Estos permisos confieren...