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Desde sus orígenes, en los versos de la gauchesca no sólo los cuerpos se han encontrado para medir su valor, sino se ha librado—sobre todo—una batalla discursiva en cuyo centro forcejean tanto patriotas como adversarios políticos de diferentes facciones en un esfuerzo por definirse (Rama 1:60–61, 73; Lucero 18). En El guacho Martín Fierro (2011) del poeta paraguayo-argentino Oscar Fariña (1980) este desafío renace en un escenario muy diferente al decimonónico propuesto por José Hernández en El gaucho Martín Fierro (1872). El mundo de la delincuencia y la marginalidad no se ubica ni en las vastas extensiones pampeanas ni en la frontera, sino en las villas miseria y cárceles de la ciudad de la Buenos Aires contemporánea1. Tal como lo hiciera Martín Fierro hace más de un siglo, ahora al ritmo de la cumbia, que suena en el pianito, Tincho Fierro canta su vida como "guacho perseguido" y reconoce que es "un poquito delincuente" (Fariña 16).
Fariña repite la operación del poeta uruguayo Bartolomé Hidalgo (1788-1822) que da origen a la poesía gauchesca: la apropiación por parte del escritor de la voz de los sectores populares con el propósito de crear una lengua literaria (Ludmer 17). Como afirma Fariña, en su caso se trata del "registro marginal, suburbano" de los habitantes de la villa miseria (Yakimiuk), de la lengua callejera del conurbano bonaerense2. Importa destacar que, antes de la publicación de El guacho Martín Fierro, Fariña publicó Pintó el arrebato (2008), poemario en el cual ya apostaba a dicho registro. Una vez que esta obra empieza a circular entre el público, el poeta recibe muchos comentarios que hacen hincapié en la tradición de la poesía gauchesca. A la hora de dar cuenta del contexto de producción del texto del 2011, Fariña destaca cómo esta impronta de la gauchesca, destacada por el público, se cruzó con el descubrimiento de Pride, Prejudice, and Zombies (2009) de Seth Grahame-Smith, obra en la cual el autor reescribe el clásico de Jane Austen:
Me pareció una idea buenísima, igual en ese caso la idea era mejor que el libro. Entonces se me ocurrió hacer algo así pero local y llegué a Don Segundo Zombi, traté de desarrollar ese proyecto pero no me gustó, hice...