Fecha recepción: 16/05/16; Revisión: 16/06/16; Aceptación: 03/10/16
RESUMEN: El proceso de transición política de la dictadura franquista a la democracia estuvo compuesto por años de evolución y transformación que afectaron de forma muy particular a la izquierda española. El caso del PSOE renovado de Felipe González y del PCE implicó un abandono de sus tesis políticas más rupturistas. Sin embargo, este proceso fue inverso en el caso del PSOE Histórico.
Los socialistas históricos -que se habían diferenciado del PSOE de Felipe González por su posible acercamiento a los comunistas- partían de una posición más conservadora, pero por la posición de poder que adoptaron los primeros fueron adquiriendo una postura cada vez más transformadora y rupturista. En el presente artículo tratamos de analizar cuáles fueron los acontecimientos históricos, sociales o económicos que condicionaron la evolución del PSOE Histórico que tenía como máxima la postura consuetudinaria del exilio: «Nada con los comunistas», para llegar a firmar un acuerdo electoral con el PCE, creando la coalición Izquierda Unida.
Palabras clave: Franquismo; socialismo; transición; ruptura; democracia.
ABSTRACT: The process of political transition from francoist dictatorship to democracy in Spain was formed by years of evolution and transformation which affected in a particular way to Spanish left. Both cases of Felipe González renovated PSOE and PCE implied a renounce of their more rupturist political approaches.
The group of «historical socialists» -which had been differenced of Felipe González' PSOE because of his position near the communists- had a conservative starting position, but due to the power position of renovated PSOE, they were getting a position more and more rupturist. In this article, our aim is to analyze what were the historical, social and economic facts that affected to the evolution of the «PSOE Histórico», which at the beginning had the key principle of the exile («Nothing with the communists») and at the end they came up to sign an electoral agreement with the PCE in a coalition called Izquierda Unida.
Key words: Francoism; socialism; transition; rupture; democracy.
I.LA RUPTURA DEL PSOE ENTRE ?HISTÓRICOS? Y ?RENOVADORES?
En los primeros años de la década de 1970, se producía un momento histórico de agudización de las luchas sociales y políticas contra el franquismo. Sin embargo, el Partido Socialista Obrero Español (psoe, en adelante) no solamente estaba ausente del centro de esos conflictos, sino que además se sumió en una profunda crisis que desembocó en la propia existencia de dos estructuras orgánicas del psoe1. El motivo de la crisis era la relación que tenía que tener la organización con el Partido Comunista de España (pce, en adelante), así como una serie de conflictos entre la dirección ?histórica? del exilio y una parte de los cuadros del psoe fundamentalmente del interior, pero también del exterior. Para entender dicha crisis hay que remontarse a los años del exilio y cómo el psoe los afrontó.
1.1.El proceso previo a la ruptura: configuración ideológica, política y estratégica del psoe en los años del exilio
El PSOE durante el exilio se caracterizó por un ferviente anticomunismo marcado por el principal punto de referencia de los exiliados: el final de la guerra civil española, donde priman los recuerdos hacia los conflictos con el pce durante el final de la guerra, así como un cierto resentimiento por la forma en la que el pce había conseguido atraer a tantos militantes socialistas2. Esto, sumado a los conflictos en la Unión General de Trabajadores (ugt, en adelante) y las Juventudes Socialistas Unificadas (jsu, en adelante), así como a la consideración de que los comunistas no eran más que una fuerza totalitaria, condicionó una drástica prohibición de relaciones con el pce3.
En los congresos del psoe en el exilio, se plasmó una política totalmente alejada de cualquier tipo de pacto, acuerdo o acercamiento (directo o indirecto) hacia los comunistas. Esta política estratégica y los análisis que sacaron de la guerra civil eran coherentes con el clima internacional de guerra fría en el que la Internacional Socialista se posicionó contra la Unión Soviética y criticó al movimiento comunista acusándolo de dividir al movimiento internacional de trabajadores y generar con ello un retraso en la realización del socialismo4.
La postura contraria hacia los comunistas por parte del psoe del exilio estaba relacionada con la esperanza de una contundente intervención de los países occidentales en contra del régimen de Franco: un pce aislado era una garantía de cara a dichas potencias5. Este panorama de vuelta de las libertades democráticas condicionaba toda la estrategia del psoe en el exilio: los veteranos cuadros del psoe creían que con el regreso de la democracia el valor de las siglas sería suficiente para el renacimiento del partido y por ello estaban más preocupados por preparar la transición y conservar la estructura del psoe que por acabar con el franquismo6.
Esta dinámica de mantener la pureza del socialismo que la dirección de Toulouse representaba hizo que durante este periodo (entre las décadas de los cincuenta y setenta), el psoe adoptara una mentalidad claramente conservadora: suspicaz contra toda propuesta de cambio y toda exigencia de mayor dinamismo7. La dirección del psoe funcionaba de forma inversa al desarrollo de la lucha social y política en el interior de España: el acelerado proceso de urbanización e industrialización en España suscitó nuevas formas de organización en las que los socialistas estaban ausentes, pues consideraban que toda acción en el interior era peligrosa para la organización. Ni la protesta universitaria ni el nuevo movimiento obrero encontraron en el psoe un cauce para su acción8.
En España, el espacio de vacío que dejó el psoe pronto fue ocupado, además de por el pce, por otras organizaciones políticas que con distinta línea estratégica también se reclamaban socialistas. Entre ellas destacan la Agrupación Socialista Universitaria (asu, en adelante), surgida de las movilizaciones estudiantiles de 1956; el Frente de Liberación Popular, conocido coloquialmente como el ?Felipe?, o el grupo que con cambiantes denominaciones se organizó en torno a Enrique Tierno Galván, que en 1968 recogería el nombre de Partido Socialista del Interior.
En el plano sindical había divergencias en torno a la línea que planeaban el psoe y la ugt del exilio. Está el caso de la Alianza Sindical Obrera (aso, en adelante), constituida en 1962 por algunos miembros de la ugt, Confederación Nacional del Trabajo (cnt, en adelante) y la Solidaridad de Obreros Cristianos de Cataluña. Este movimiento sostenía la necesidad de colaborar de forma puntual con los comunistas y cuestionaba la táctica de no penetración en el Sindicato Vertical, llegando a valorar la posibilidad de constituir ejecutivas provisionales del psoe y de la ugt en el interior, sin el beneplácito de las Ejecutivas de Toulouse9.
Estas distintas visiones estratégicas de lucha contra el franquismo eran rechazadas por Toulouse, desde donde pensaban que sus impulsores eran ?perturbadores? (aso), ?bisoños? (asu) o ?usurpadores? (el grupo de Tierno Galván). Además, bloquearon en los distintos congresos las posturas que venían desde España (expuestas entre otros por Antonio Amat o Luis Gómez Llorente), que criticaban el anticomunismo de la dirección, pedían más atención al psoe del interior y una unidad entre todos los actores antifranquistas (incluido el pce). Estos primeros intentos expresados en los congresos de 1958 y 1961 fueron resueltos con facilidad por la dirección -por la antipatía que generaba el pce y porque los representantes del interior tenían voz pero no voto-, pero provocaron que empezaran a preparar los congresos con más cuidado.
Hay que tener en cuenta que las diferencias no estriban necesariamente en un conflicto de corte ideológico. Los matices derivan por otros dos factores: por un lado, los socialistas del exilio no comprendían la transformación que se habían producido en la sociedad española, cuya cultura sindical se representaba ahora en un obrerismo de corte cristiano que nutrió los nuevos grupos sindicales de los años cincuenta. Desconfiaban de las nuevas generaciones de activistas del socialismo del interior que se vinculaban con el cristianismo de base, o que procedían de otros estratos sociales de tipo intelectual o profesional, una generación que no vivió la guerra, que rompía la tradición republicana del viejo psoe y que incluso, en algunos casos, procedían de familias del régimen10. Por otro lado, la visión que tenían los ?renovadores? hacia el pce era la misma que la de la línea ?histórica?: consideraban al pce como un partido totalitario y dogmático, mientras que el psoe era democrático y defensor del socialismo científico y del marxismo. Sin embargo, la diferencia estribaba en que los ?renovadores? reconocían -y los ?históricos? ignoraban- el papel preponderante de los comunistas en la lucha contra el franquismo, y consideraban que su presencia era necesaria para avanzar hacia un bloque opositor contra el régimen11.
En definitiva, podemos ver que el proceso de ruptura entre históricos y renovadores se debe fundamentalmente a una falta de adaptación de la estrategia de los primeros en relación con la agudización de la conflictividad y de las nuevas formas de lucha contra el franquismo. Las contradicciones internas se agudizaron en un proceso congresual que empezó con el congreso de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España (1970), que continuó con el de la ugt (1971) y que concluyó con la ruptura del psoe entre ?históricos? y ?renovadores? en 1972.
1.2.El inicio de la ruptura: los congresos de las Juventudes Socialistas (1970) y de la ugt (1971)
En el proceso de ruptura del socialismo, hay un componente generacional muy importante: para una parte destacable de los cuadros la realidad ha cambiado mucho, por lo que es incorrecto basarse en una estrategia fijada en función del análisis de la realidad de la guerra civil. Los nuevos socialistas se encontraban muy alejados de la influencia del contexto político de 1939 (sobre todo en lo que respecta a la relación con otras organizaciones) y por lo tanto no terminan de asumir ni la estrategia, ni el modelo organizativo impuesto por la dirección de Toulouse.
En general, existía por parte de la dirección del psoe una clara susceptibilidad a todo tipo de propuesta que venía de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas (fnjse, en adelante). Esto se debe en buena medida a los antecedentes históricos previos como la creación del pce en 1921, cuyos cuadros procedían en buena parte de la Juventud Socialista, o la reciente experiencia de la jsu, que finalmente acabó en la órbita política del pce. Esto implicó por parte de la dirección del psoe un tutelaje en todo lo relacionado a la fnjse, cuyos posicionamientos no eran tenidas en cuenta. En un plano estratégico, la fnjse pedía al psoe que se involucrara más en las luchas del interior, aliándose con las organizaciones de la clase obrera y no con fuerzas que no tenían presencia real en España o que incluso representaban a los intereses de la burguesía. El ejemplo concreto que planteaban era el de la Federación Universitaria Democrática Española, un espacio de unidad de todos los estudiantes antifranquistas entre los que se encontraban miembros del pce12.
En el ámbito interno, otro de los elementos que contribuyó a la fractura fue la reivindicación por parte de la militancia del interior de España de su presencia en la toma de decisiones y en los órganos de dirección. Así, a diferencia del psoe, consiguieron que los delegados del interior tuvieran los mismos derechos de voto que los delegados del exilio (III Congreso, mayo de 1967), y finalmente consiguieron que la mayoría de la dirección estuviera compuesta por cuadros del interior, aprobándose una línea estratégica totalmente divergente con la del psoe (IV Congreso, marzo de 1970)13. De esta forma, se generaba un precedente muy peligroso para los intereses de la dirección histórica del exilio.
Sin embargo, fue el XI Congreso de la ugt en el exilio (agosto de 1971) el punto de inflexión determinante para el proceso renovador, pues desde la más estricta legitimidad congresual se produjo un cambio en la línea estratégica, orgánica y de cuadros políticos en los órganos de dirección. Por primera vez, los miembros del interior de la ugt pudieron votar; de esta forma el informe de gestión de la Comisión Ejecutiva fue rechazado unánimemente por los delegados del interior y mayoritariamente por los del exilio14. Los renovadores habían aprovechado un vacío de poder en la ugt, como consecuencia del desarrollo del anterior congreso, celebrado en 1968, donde -por razones sentimentales- eligieron como secretario general a Pascual Tomás (cargo que ocupaba desde 1944), a pesar de que acuciaba graves problemas de salud, los cuales le hicieron dimitir en diciembre del mismo año. Su sustituto, Manuel Muiño -aliado de la línea directiva de Toulouse-, contó con una fuerte oposición pese a ser el único candidato (solo recibió el apoyo de diez de los veinticinco componentes del Consejo General en el exilio), muestra de la debilidad que tenía la dirección ugetista15.
Los cambios más importantes que se produjeron en el XI Congreso fueron los siguientes: se contempla la posibilidad de colaborar de forma puntual con los comunistas, señalando que la ugt haría un llamamiento a todos los partidos y organizaciones sindicales para hacer un ?bloque común de lucha?, con todo el significado de ruptura con la línea tradicional del exilio que eso suponía. Finalmente, en el terreno orgánico se aprobó que la dirección y gestión de la organización sería mediante una dirección colegiada, sin secretario general, y que estaría integrada por nueve miembros del interior y cinco elegidos en el plenario en el Congreso16.
A pesar de estos cambios en la visión de la ugt de cara a España -que se traduce en asumir que era irreal actuar como si la ugt y la cnt fueran las fuerzas sindicales hegemónicas en España-, el XI Congreso hay que leerlo en clave interna más que externa: no se produjeron anuncios ?dramáticos? de nuevas alianzas, ni un gran reforzamiento repentino de la ugt, que seguía siendo frágil excepto en el núcleo de Vizcaya. Por su parte, las secciones de la ugt en México, Caracas y Albi boicotearon a la nueva ejecutiva acusándola de ser elegida gracias a un ?pucherazo?, pero no fundaron una organización alternativa. Los que apoyaban al núcleo de Toulouse confiaban en recuperar terreno en el congreso del psoe del año siguiente y así recuperar a la ugt, pero el proceso era irreversible17.
1.3.La ruptura: los congresos de agosto y diciembre de 1972
La ruptura en el psoe tiene su epicentro en los congresos que se celebraron en 1972 y sus antecedentes en los congresos de la fnjse y la ugt, pero la batalla por la renovación del psoe ya se produjo en el XI Congreso del psoe en el exilio (1970) y fue determinante para el desarrollo de los congresos de 1972.
En este congreso, además de las críticas que Llopis recibió de algunos sectores del exilio, disconformes con la actitud de la Ejecutiva con respecto a la situación política española, también tuvo que aceptar una concesión al sector que propugnaba un mayor peso para el partido en España: en adelante, la dirección del partido tendría que ser compartida entre la parte residente en el interior y la del exilio. Esto implicaba poner de nuevo la responsabilidad de la acción política en manos de la dirección clandestina, que además tendría la facultad de disponer de su propio boletín en el interior, recuperando la cabecera de El Socialista18. Sin embargo, el cambio fue solo orgánico, ya que no triunfó el intento de impedir la reelección de Llopis como secretario general, ni se modificó la línea política y estratégica del psoe, sobre todo en lo relativo a la relación con el pce19.
A pesar de que Llopis consideraba que la crisis estaba cerrada, se alarmó cuando el psoe del Interior eligió una Comisión Ejecutiva con mayoría renovadora. También, la nueva política estratégica de la ugt comprometió al psoe del Interior e hizo que Llopis sospechara que los renovadores iban avanzando hacia un pacto con el pce que dividiría a los adversarios democráticos de Franco y permitiría a los comunistas manipular y dividir al psoe20.
Para tratar esta nueva situación los miembros ?renovadores? consiguieron que el Comité Director aprobara adelantar el próximo Congreso del psoe a los días 1, 2 y 3 de abril de 1972. Mientras tanto, Llopis recordó a quien pedía un congreso que solo él como secretario general estaba capacitado para convocar. Llopis intentó convocar un congreso extraordinario en abril en el que se debatiese exclusivamente la postura en relación con el pce, pero sin entrar en debate la renovación de la dirección. Sin embargo, la precaria situación financiera del psoe y la falta de disposición del Partido Socialdemócrata de Alemania (spd, en adelante) para ayudar económicamente al psoe impidieron la celebración de dicho congreso21. Pasó el mes de abril y Llopis aún no había decidido convocar el congreso, por lo que, dentro de un clima de confrontación22, la Ejecutiva decidió convocar el congreso del psoe para los días del 13 al 15 de agosto de 1972, sin el beneplácito de Llopis, que calificó el congreso de ilegal, ?faccioso? y que fomentaba una escisión23. Se trataba de un debate jurídico que nadie podía resolver porque el secretario general era el responsable de convocar el congreso, pero una mayoría de la dirección podía solicitarlo24.
Finalmente, el congreso se desarrolló según lo previsto asistiendo en total una representación mayoritaria de los exiliados (los delegados representaban aproximadamente el 65% de los exiliados, un total de 1.187 militantes) y una representación delegada de un total de 2.216 miembros del psoe del Interior (diez de las dieciséis federaciones del interior). El congreso abolió el puesto de secretario general como crítica al poder personal de Llopis y aprobó una ejecutiva con mayoría de miembros del interior de España (nueve) frente a los exiliados (cinco)25.
A pesar de la importante asistencia al congreso de agosto, el psoe [Histórico] no quiso leer los datos de participación, planteando que se trata de ?una simple minoría -dentro y fuera de España- [las que asistieron] a dicho congreso? [sic], destacando exclusivamente los datos numéricos de las federaciones del exterior habían participado 49 de 132, sin aportar otros datos de afiliación. A pesar de ello, los ?históricos? entendían que los ?renovadores? habían causado un daño terrible al psoe: ?Los comunistas españoles y el régimen franquista pueden regocijarse del hecho?26.
Lo que más daño hizo a los socialistas ?históricos? no fue la movilización de jóvenes cuadros del interior, sino que miembros más veteranos del psoe (como José Barreiro y Arsenio Jimeno) se posicionaran a favor de los renovadores y legitimaran con su apoyo las posturas críticas con Llopis y la acción de convocar el congreso de agosto:
El peligro de deformación apuntó a partir de nuestro XI Congreso en agosto de 1970. Meses después, dicho peligro revertía de caracteres alarmantes como consecuencia de ios puestos directivos, en España, de elementos bisoños [sic]. [...] Eran improvisados dirigentes no habían podido constituir un serio peligro, tanto para el ideario como para la organización de no haber tenido apoyo de ciertos veteranos exiliados. Estos veteranos son, a la postre, los máximos culpables de la gran crisis que fue generándose en el psoe [...] en sus manos estaba, uniéndose a nosotros, el cortar de raíz, desde el principio, la insensata aventura de aproximación a los comunistas27.
Los acuerdos políticos del XII Congreso del psoe [Renovado] celebrado en agosto incluían el reagrupamiento de todas las fuerzas socialistas que se habían ido constituyendo durante la Dictadura al margen del psoe y la potenciación de los movimientos populares. En lo ideológico, aprobaron una serie de resoluciones que tenían un contenido y sobre todo un tono mucho más radical. La fórmula de rechazo al pce fue sustituida por un nuevo redactado que no proponía una alianza concreta, pero dejaba todas las puertas abiertas:
Se analizarán las coincidencias con los grupos y organizaciones de la oposición al sistema político español a fin de aunar los esfuerzos para conseguir el objetivo inmediato propuesto28.
Precisamente, a dicho pronunciamiento la dirección ?llopista? respondió a sus afiliados, planteando que era una ambigüedad calculada para poder aliarse con el PCE:
Con esas frases que no engañan a nadie quedan con las manos libres para entenderse y aliarse, si la ocasión se presenta, con los comunistas. Y eso no lo quiere la inmensa mayoría del Partido29.
Una de las principales consecuencias de la ruptura entre los dos psoe es que los ?renovadores? se quedaron con una buena parte de la estructura del psoe en Francia, pues estaban alojados en locales del Partido Socialista Francés que apoyó la causa del psoe [Renovado]. El soporte del socialismo francés era vital, entre otras cosas, para la edición de Le Socialiste, pues se editaba en las prensas del periódico socialista de Marsella Le Provençal. De esta forma, Le Socialiste pasó a manos de los ?renovadores?, dejando temporalmente al psoe [Histórico] sin órgano de expresión30. Pese a esto, gracias a la ayuda de las aportaciones económicas particulares de algunos adinerados socialistas mexicanos, pudieron reorganizar una publicación del psoe [Histórico], sacando así Le Nouveau Socialiste31.
Finalmente, los sectores que no acudieron al congreso de agosto celebraron su propio congreso el 8, 9 y 10 de diciembre en Toulouse, certificándose la fractura del psoe en dos partidos, con dos estructuras orgánicas y con visiones divergentes sobre la política estratégica de alianzas. De esta forma, el congreso del psoe [H] aprobó una línea política similar a la tradicional de no colaborar con el pce por ser el psoe ?incompatible con los regímenes totalitarios?. Además, el congreso de diciembre aprobó que ?considera necesaria y urgente la unidad del Partido, y acuerda no perder ninguna ocasión que pueda propiciar esa unidad?32. Este planteamiento proreunificación no se tradujo en unas negociaciones inmediatas con los ?renovadores?, sino en una carrera entre ambos psoe para conseguir una legitimación que les hiciera partir con una correlación de fuerzas favorable con la que plantear dicha reunificación del socialismo. Esta batalla se libró en dos terrenos: con la presencia de ambos psoe en el interior, pero sobre todo con la legitimidad que podía otorgar la Internacional Socialista, dentro de un contexto desolador en el ?laberinto socialista? español: con dos psoe, con el grupo socialista de Tierno Galván y con un importante número de partidos socialistas de ámbito regional en el interior33.
2. DE LA LUCHA POR LA LEGITIMIDAD A LOS INTENTOS FALLIDOS DE REUNIFICACIÓN (1972-1976)
Entre 1972 y 1976 es el periodo en el que se produce la carrera por la legitimidad, el veredicto de la Internacional Socialista (is, en adelante) favorable a los ?renovadores? y los intentos fallidos de reunificación entre ?históricos? y ?renovadores?. Durante esos años, el psoe [R] se convierte en la organización socialista que estaba más preparada y capacitada para participar en el proceso de transición a la democracia, en detrimento del psoe [H]. La posición de fuerza que le había otorgado la ıs, el mayor dinamismo de sus cuadros del interior y el contexto político interno de España fueron factores que jugaron a favor de los ?renovadores?, mientras que los ?históricos? estaban cada vez más mermados, enfrentándose a la defensa de su identidad mientras que progresivamente iban viendo cómo su capacidad de influencia quedaba reducida a la más mínima expresión.
2.1.La Internacional Socialista como árbitro del conflicto
Una vez celebrado el congreso ?renovador? de agosto de 1972, empezó la carrera entre los dos sectores para hacerse con la legitimidad que otorgaba la is. Tras el XII Congreso del psoe [H], celebrado en diciembre de 1972, la is optó por la cautela y encargó el seguimiento del conflicto a una comisión integrada por representantes del Partido Socialista de Italia, el Partido Socialdemócrata de Italia, el Partido Socialista Francés (psf, en adelante), el Partido Socialista de Suecia, el Partido Laboralista y el Partido Radical Chileno34.
El psoe [H] planeó su estrategia en dos sectores, por un lado, desarrollando una política de alianzas con el Partido Socialista del Interior (psi, en adelante) de Tierno Galván, para cubrir la falta de estructura de los ?históricos? en el interior. Por otro lado, plantearon una batalla internacional para asegurarse el reconocimiento internacional35.
Hay que tener en cuenta que la is consideraba que en el conflicto del socialismo español había tres sectores: los ?renovadores?, los que se habían quedado con Rodolfo Llopis y el grupo de Tierno Galván36, por lo que unificar a dos de los tres sectores era una buena estrategia. La política de alianzas con el psi de Tierno Galván empezó con lo que se consideró el principal éxito del congreso ?histórico? de diciembre: la presencia del propio Tierno Galván en dicho congreso, pidiendo la unidad socialista, pero en torno al ?auténtico psoe?:
En efecto, los compañeros de Madrid, con la anuencia de mi amigo y compañero Rodolfo Llopis, me invitaron a venir a este Congreso que de verdad es el único Congreso auténtico del psoE y por tal lo reconozco37.
Tras este congreso, empezaron las negociaciones para la unificación de las dos organizaciones socialistas. En las reuniones se obviaron las diferencias estratégicas que tenían entre ambas organizaciones -que tanto habían pesado en el conflicto con los ?renovadores?-. De esta forma ni la buena relación que tenía el grupo de Tierno con el pce o su apoyo a las Comisiones Obreras supusieron un problema38. Tampoco importó que los militantes del psi aceptasen la monarquía como forma de salida al franquismo, rompiendo con la histórica línea prietista del psoe por la cual se planteaba el plebiscito como solución para la forma de Estado39. Así, el 19 de mayo de 1973, Miguel Peydró por el psoe [H] y Raúl Morodo por el psi firmaron un principio de acuerdo de unificación que preveía la formación inmediata de una comisión mixta y la celebración en la primera quincena de septiembre de 1973 de un congreso extraordinario. Además, dieron cuenta de los acuerdos a la is que seguía el proceso de forma minuciosa40.
El proceso continuaba su camino, llegando a acordar en una reunión de la Comisión Mixta que el pacto se haría sobre el programa político y los acuerdos del psoe [H] y reconociendo a la ugt como referente sindical. Sin embargo, el proceso se torció por el reparto de poder tras el congreso de reunificación: el psi planteaba un reparto paritario en la Comisión Ejecutiva y el Comité Nacional saliente del congreso. Por su parte, el psoe [H] no se movió de ofrecer como máximo tres puestos a los partidarios de Tierno en la Comisión Ejecutiva y cuatro para los ?históricos?. Finalmente, sin llegar a ningún acuerdo, la Comisión Mixta no se volvió a reunir y el congreso nunca se celebró41.
La fusión entre el psi y el psoe [H] fracasó, pero no era la única opción de los ?históricos? para conseguir el aval de la is. Llopis hacía valer su condición de fundador de la nueva is en 195142 y planteaba que sus cuadros tenían un posicionamiento político más cercano a la Internacional surgida en Fráncfort, sobre todo en la defensa firme del occidentalismo y el anticomunismo, mientras que las tesis políticas del momento de los ?renovadores? eran más radicales, cuestionando a la Comunidad Económica Europea como organización planteada para la acumulación capitalista y planteando una España neutral con respecto a los dos bloques mundiales de poder43.
Además, como no podría ser de otra forma, el punto principal de la alegación de Llopis era la presunta deriva ?procomunista? de los dirigentes que organizaron el Congreso de agosto de 1972. El psoe [H] analizaba cada pronunciamiento público de los dirigentes de la is y si le resultaba favorable lo divulgaba con sus medios. Así, fue con unas declaraciones del presidente de la is, Bruno Pittermann, que realizó una crítica a los partidos comunistas planteando que tenían distintas formas de actuar, dependiendo de si ostentaban el poder o si se encontraban en minoría. Estas palabras suponían para los socialistas ?históricos? un gran aliciente y así lo expresaban en un editorial de Le Noveau Socialiste:
Para los socialistas españoles las palabras de Bruno Pittermann vienen como anillo al dedo. Porque confirman el acierto de la línea marcada por todos nuestros congresos respecto a los comunistas. Hemos dicho y redicho que estos serán un peligro constante para la democracia y los demócratas mientras mantengan [...] esa estructura totalitaria a la que dan el nombre de ?centralismo democrático?. Una estructura totalitaria cuyas primeras víctimas fueron los propios bolcheviques. Que sería tan cómodo como falaz el querer explicar la existencia del terrorismo staliniano como simple producto de la ambición o del furor demencial de un hombre. [. ]. Stalin no hizo más que llevar a sus últimas consecuencias la corriente autoritaria nacida con Lenin.
Si los comunistas quieren y logran desprenderse un día de su armazn [sic] dictatorial, no habrá motivo, entonces, para que deje de establecerse entre ellos y nosotros el diálogo que hoy es imposible44.
También, aprovecharon para divulgar cualquier información que certificara esa deriva ?procomunista? del psoe [R]. De esta forma, también en las páginas de Le Noveau Socialiste se hacían eco de un informe que un cuadro del pce, Víctor Suárez, presentaba a su Comité Central y en el que hacían referencia a la importante relación que el pce debería de tener con el psoe [R]:
No tanto por lo que es hoy en bastantes zonas del país, donde la organización es muy débil, sino por lo que con toda probabilidad será mañana, como corresponde a su tradición de Partido obrero que tuvo una gran influencia entre los trabajadores españoles. [...] Para nuestro Partido que no ha intervenido [...] en ese pleito interno del partido hermano, solo hay un Partido Socialista Obrero Español, el que celebró el XII Congreso el pasado agosto45.
Sin duda para Llopis esto podía representar una prueba fidedigna que evidenciaba la deriva que llevaba a cabo el psoe [R] y de cómo los ?comunistoides? se posicionaban ante dicho proceso, reconociendo como legítimo el congreso ?renovador?. Además, las páginas de Le Noveau Socialiste destacan cómo el informe del miembro del Comité Central del pce mostraba su exultación por el hecho de este cambio de rumbo en el seno del socialismo español:
Enterrado el anticomunismo visceral, la pasividad en la lucha contra Franco [.] arrimándose decididamente hacia la lucha contra el Régimen y pronunciándose por la unidad de todas las fuerzas democráticas, incluido nuestro Partido, como el único medio de acabar con la dictadura46.
Sin embargo, apenas seis días después de la publicación de dichas afirmaciones, el Buró de la is tomaba la decisión de reconocer que el XII Congreso del psoe celebrado en agosto era ?adecuado, legítimo y legal?, siendo la Comisión Ejecutiva elegida en aquel Congreso ?el representante legítimo del Partido Socialista Obrero Español, miembro de la Internacional Socialista?. El acuerdo fue tomado sin ningún voto en contra y con tres abstenciones47.
El proceso que siguió la is para tomar esa decisión se basó en contactos con los sectores implicados reconocidos -el psoe [R], el psoe [H] y el psi-; visitas clandestinas a España de la is y distintos contactos y correspondencias entre los implicados y la is. Los argumentos esgrimidos en esas reuniones por el psoe [H] fueron refutar que se tratase de una ruptura generacional o una ruptura del Interior del psoe con el Exterior, además de poner énfasis en la unificación con el psi48.
Sin embargo, no todas las aportaciones de miembros del psoe [H] se basaron en argumentar los motivos por los que un congreso fue ?legal?, mientras que otro ?faccioso?, sino que optaron por ataques muy directos sobre los miembros de la dirección del psoe [R]. De esta forma, la ?Confederación del Centro? del psoe [H] presentó a la is un ?Informe muy confidencial sobre los orígenes y situación actual del p.s.o.e. nacido del Congreso faccioso de Tolouse [sic]?, en el que planteaban que no se podía entender el XII Congreso del psoe [R] sin tener en cuenta los antecedentes de que el régimen franquista quería destruir el antiguo aparato del psoe, ?único Partido democrático anterior a la guerra civil que subsistía organizado fuera de España?, para así construir ?un Partido socialista que dependiera del Régimen y que se pudiera presentar en Europa como un signo de "democratización" de la Dictadura del General Franco?. Para alcanzar ese objetivo, según dicho informe, los jóvenes socialistas se infiltraron en el psoe y esperaron hasta que ?se encontraron los puntos débiles de las organizaciones del psoe y ugt?, con la ayuda del Consulado Español en París. El informe se remite a los tiempos de la aso y realiza importantes acusaciones a miembros ?renovadores?, especialmente a Pablo Castellano, de quien se afirma que ?trabaja esencialmente para la policía de Carrero Blanco?49.
Para los hermanos Martínez Cobo este documento debilitó la posición de los ?históricos? ante la is50, pero también juega un papel importante la falta de análisis de Llopis hacia el cambio en el seno de la is. Mientras que Llopis alegaba que la ?escisión? la habían protagonizado militantes procedentes del comunismo (como Enrique Múgica) y de la democracia cristiana, no era consciente de que una parte de la is tenía buenas relaciones con los cristianos de izquierda (como el Partido Laborista o el Partido Socialista Belga) y también otra parte importante propugnaba una alianza en sus respectivos países con los partidos comunistas (el psf y el Partido Radical Chileno)51.
También, hay que tener en cuenta que el reparto de miembros de la Comisión que seguía el caso español había favorecido al psoe [R] porque en ella estaban los más cercanos a las posturas renovadoras52. Otras organizaciones importantes como el spd se habían mantenido neutrales y apostaron por buscar la unificación de los tres grupos en vez de dar la razón a uno de ellos. La neutralidad venía derivada de una visión muy pesimista de la situación del socialismo español, porque el spd era consciente de las limitaciones del grupo de Llopis, que habían caído en un antifranquismo simbólico y estéril. Para el spd el psoe necesitaba una renovación para poner en marcha una reactivación del movimiento socialista español. Sin embargo, tampoco confiaban en el psoe renovador, pues se vieron influenciados por la campaña de Llopis y vieron con preocupación que su relación con el pce podía usarse por parte de los sectores más intransigentes del franquismo para anclarse en sus postulados y no avanzar hacia la apertura y la reforma política. Por eso, criticaron la decisión de la is y consideraron que se había perdido una oportunidad única de reunificar el socialismo español, teniendo una organización sólida y a la vez plural. No fue hasta el desarrollo de la Revolución de los Claveles cuando el spd cambió de postura y apoyó al psoe [R] al entender que era el más capacitado para frenar una deriva izquierdista que no necesariamente iba a desembocar en una democracia burguesa. El respaldo público del spd al psoe de Felipe González no se produjo hasta su congreso celebrado en Mannheim en noviembre de 1975 y concretó su apoyo con ayuda económica y también con la imprescindible ayuda de la Fundación Ebert53.
Más allá de los aspectos políticos e ideológicos -que apenas fueron tenidos en cuenta- lo que fue más determinante para la resolución de la is es la percepción que tuvieron las visitas clandestinas a España y la implantación que tenían los partidos en la sociedad española y, sobre todo, sus potencialidades de expansión. Según Andrade Blanco, aunque las resoluciones del psoe [R] no encajaban del todo en la línea ideológica de la is, estos eran conscientes de que se trataban de resoluciones retóricas, tácticas y perecederas54. También, el fracaso del proceso de unificación entre el psoe [H] y el psi selló definitivamente el destino de los históricos, pues les privó de la estructura que necesitarían en España para poder tener una capacidad de influencia y activismo mínima. Aunque uno de los miembros del psoe [H] en la Comisión Mixta, Miguel Peydró, consideró que era probable que a Tierno Galván le hubiera llegado información sobre que la is se inclinaba a reconocer como único psoe al ?renovador? y por eso forzaron el fin de la unificación55.
La decisión de la is fue un mazazo para los ?históricos? que confiaban en que el prestigio internacional de Llopis en la is fuera suficiente para conseguir la aceptación de sus argumentos. En Le Nouveau Sociliste no hubo ninguna referencia a la decisión de la is hasta más de un mes después del acuerdo adoptado56. El psoe [H] presentó alegaciones a la decisión de la is, pero poco podía hacer ya. El pulso con los ?renovadores? había sido perdido y ahora los ?históricos? se encontraban en una posición de debilidad en relación con sus antiguos compañeros.
2.2.La imposible reunificación
Durante los dos años que duró el pleito de la is, ambos partidos estuvieron dedicados a estos conflictos internos, lo que provocó que de facto la oposición a Franco se seguía articulando sin una presencia activa y determinante del psoe57. Esta situación generó un estancamiento de ambas estructuras (el psoe [H] había perdido entre el 30 y el 35% de su militancia, mientras que el psoe [R] apenas había pasado de 3.403 miembros en agosto de 1972 a 3586 en 1974)58.
Aunque tras obtener el beneplácito de la is lo lógico habría sido que el psoe se centrara en la intervención externa al calor del clima de la movilización social que se estaba produciendo en España. Sin embargo, la resolución de la Internacional pedía esfuerzos a los ?renovadores? para seguir buscando la reunificación entre todos los socialistas59: el conflicto no había terminado, solo había cambiado la correlación de fuerzas. Para disputar al pce la hegemonía en la izquierda el psoe de Felipe González necesitaba alzarse como único partido socialista y esa fue la actividad que desarrolló, buscando unificar a todo el ?laberinto socialista? en torno a sus siglas.
El psoe [H] tras su fracaso celebró su XIII Congreso en Toulouse, durante los días 16, 17 y 18 de agosto de 1974. Entre los asuntos tratados destaca la aprobación de su posición con respecto a la reunificación, mostrándose favorable a la misma con una única condición:
[Que] la parte que ahora aparece separada de nuestro Partido dedare que anula y deja sin efecto ios compromisos políticos, expresos o tácitos, a que hubiere llegado con el Partido Comunista Español, y que acepta [...] [la] posición constante y firme del Partido, a saber: que solamente nos comprometeremos en pactos políticos con fuerzas de signo inequívocamente democrático60.
En ese congreso no se presentó a la reelección Rodolfo Llopis por problemas de salud. Se eligieron unos órganos paritarios entre miembros del interior y del exterior, lo que retrasó la elección orgánica del reparto de responsabilidades. Finalmente, se reunió la Comisión Ejecutiva los días 8 y 9 de febrero de 1975 en Dax (Francia), siendo elegido Víctor Salazar como secretario general, Juan Gómez Egido como presidente y Ovidio Salcedo como vicepresidente61. A pesar de que la postura congresual sobre los acuerdos con el pce apenas se había movido, el cambio de responsabilidades, sobre todo en la Secretaría General, hizo pensar a los ?renovadores? que se podrían haber difuminado las fronteras al proceso de reunificación62. Además, para aplicar los acuerdos de reunificación y entablar conversaciones con el psoe se elige una comisión compuesta por Salazar y Salcedo por el exterior, junto con otros dos miembros del interior (Juan Zarrias y Manuel Turrión)63.
La Comisión Ejecutiva del psoe [H] tenía que actuar con delicadeza para no levantar suspicacias en el proceso. Por ejemplo, una circular interna del psoe [H] de marzo de 1975 generó mucha polémica interna. En ella se informaba a la militancia de que no aceptarían en LeNoveau Socialiste artículos que fueran contra la política de reunificación aprobada en el Congreso. Sin embargo, fueron los términos en los que se expresaba lo que generó la tensión interna, ya que en ella se afirmaba que los renovadores son: ?socialistas íntegros y leales a los postulados de nuestro partido socialista obrero español?64. A esta circular se produjeron respuestas como la de José Muñoz Ariño, miembro del Comité Nacional del psoe [H] y residente en Alemania65, que calificó a la resolución de ?humillante? y de ?gravísimo error?, planteando que:
¿Cómo podemos aceptar como ?socialistas íntegros y leales? a jóvenes saltimbanquis que del comunismo pasaron al castrismo del castrismo al maoísmo y ahora son nada menos que inventores del socialismo español?66.
Aunque este hecho es algo anecdótico, pues la circular anteriormente mencionada fue ratificada con solo dos votos en contra cuando se volvió a debatir sobre ella en el Comité Nacional67, nos sirve para comprender que cualquier posible concesión a los ?renovadores? podía significar una situación de grave conflicto interno en el seno del psoe [H]. Todo movimiento en pos de la reunificación tenía que ser gestionado con sutileza.
Durante 1975, se desarrollaron conversaciones a distintos niveles para analizar de qué manera se podía producir la reunificación entre el psoe y el psoe [H]. Entre los interlocutores del psoe destacaron Enrique Múgica, Nicolás Redondo y Felipe González. En algunos de los contactos no pudieron acudir Salcedo y Salazar, quienes delegaron en Manuel Turrión y Miguel Peydró68. Según Santos Juliá, había más intención en la reunificación por la parte del interior del psoe [H] que por la del exterior, por lo que Turrión y otros compañeros del interior siguieron teniendo contactos al margen del resto de la dirección con Felipe González y Alfonso Guerra para avanzar en una propuesta de reunificación69.
La postura que planteaba la dirección del psoe [H] era que el Congreso de reunificación se convocara desde los órganos de ambos partidos. Por su lado, el psoe rechazaba la propuesta de los ?históricos? de hacer un congreso convocado por ambas estructuras y proponía una unión desde la base, eligiendo órganos de nivel local o provincial que posteriormente elegirían miembros de un Comité Nacional único que representaría a los dos partidos. Cuando Víctor Salazar se enteró de dicha propuesta de acuerdo solicitó a Manuel Turrión que ?suspendáis totalmente con González y Guerra toda conversación que con la reunificación se refiera? por considerarla ?una ofensa envuelta en un manto de burla?70. Según Santos Juliá, la diferencia entre ambos pronunciamientos se debe a que los ?renovados? al tener más presencia militante querían una reunificación por la base -con la que barrerían a los ?históricos?- mientras que el psoe [H] pretendía un congreso convocado por ambas cúpulas por ser menos numerosos y así que las dos ejecutivas fijaran una posición política previa71.
En octubre de 1975, estaba congelado por parte del psoe [H] cualquier tipo de contacto por la reunificación por considerar Víctor Salazar que ?la única fórmula de reunificación que estáis [los "renovadores"] dispuestos a considerar es la de que nuestras Secciones pidan el ingreso en las vuestras lisa y llanamente?72. A la vista de las respuestas remitidas por el secretario general del psoe [H] no se dieron más contactos en 1975 entre ?históricos? y ?renovadores?. La Comisión Ejecutiva del psoe [H], reunida el 6 y 7 de diciembre en Toulouse, acordó enviar una carta a Felipe González en términos similares, planteando que ?no es posible llegar a la reunificación en la forma que decís, reviviendo localmente todos los problemas personales que se han producido, y que solamente se puede superar haciendo las cosas desde arriba? y que la única forma de proceder es con un congreso conjunto entre ambas ejecutivas, ya que cualquier otra respuesta ?constituye una excusa para soslayar el asunto; salvo que la rectifiquéis [la negativa a convocar el congreso], quedaremos con esta opinión?73.
La parte de la Comisión Ejecutiva del psoe [H] residente en España al recibir esta carta para ser enviada a Felipe González y Alfonso Guerra consideró que el contenido no era el adecuado para seguir tratando la reunificación del psoe y decidió, en la reunión celebrada el día 17 de diciembre de 1975, no entregar la carta y plantear solamente basarse en las propuestas concretas pidiendo respuestas a las mismas74. A pesar de ello, los miembros del psoe [H] en el interior contestan con evasivas ante las preguntas del secretario general sobre si se ha entregado la carta a Felipe González75. Las tensiones dentro del psoe [H] por la forma de abordar las negociaciones pro-reunificación empezaban a pasar factura interna al partido y anticipaba una de las primeras fugas de militancia que se produjeron entre el psoe [H] y el psoe de Felipe González.
La situación parecía encontrarse en un punto muerto hasta el momento en que la condición del psoe [H] de convocar un congreso por los órganos de ambos partidos fue aceptada por el psoe felipista; así se lo comunica Gómez Llorente a Manuel Turrión en una reunión el 24 de marzo de 1976. Tras este avance, se vuelve a tener una reunión el 20 de abril entre ?históricos? del interior y ?renovadores?, detallando los términos para dicho congreso de reunificación, pero sin encontrar consenso en la forma de elección de los delegados. Asunto que se dirimiría oficialmente en una nueva reunión el 6 de mayo76.
En la negociación las dificultades de los miembros del psoe [H] del exterior condicionaban todo el proceso. No solamente por ser más reacios a aceptar la reunificación, sino porque al residir fuera de España no podían hacer un seguimiento pormenorizado del desarrollo de las negociaciones. Además, a esto se le tenía que sumar algún inconveniente como la suspensión de una reunión entre Felipe González y Víctor Salazar por el precario estado de salud de este último. La reunión fallida se celebró el 3 de mayo y tenía como objetivo llegar a un acuerdo sobre los preparativos del Congreso. Esto no impidió que las negociaciones continuaran entre los miembros del psoe [H] del Interior, que mantuvieron la reunión del 6 de mayo en la que llegaron a un principio de acuerdo para la celebración del congreso que se celebraría en septiembre de 1976 y en el que cada Comisión Ejecutiva presentaría su informe de gestión por separado a sus delegados. La cuestión polémica de la elección de los delegados quedó planteada de la siguiente manera: se celebrarán reuniones de las secciones y federaciones de cada partido que elegirán delegados; cada delegado elegido representará en el congreso al número de afiliados que participaron en su elección77.
El acuerdo propuesto consistía en articular la elección desde la base en el desarrollo de un proceso congresual. Se trataba de una especie de síntesis de las dos posturas anteriormente enfrentadas: se reconocía a las dos partes que convocaban conjuntamente el congreso, pero este no sería el de un reparto cupular. Aunque, según las cifras oficiales, no había tanta diferencia en cuanto a militancia, ya que mientras que los ?renovadores? decían tener unos 9.141 militantes, el psoe [H] por su lado alegaba tener 6.000 afiliados (la mayoría residentes en México o en Toulouse)78. De todas formas, por el miedo a plantear un congreso sin reparto paritario de delegados, da la impresión de que o bien la diferencia era mayor, o bien los afiliados ?históricos? no tenían tanto activismo militante como los ?renovadores? como para asistir disciplinadamente a un proceso congresual. Está claro que en un proceso como el que se proponía se evidenciaría el músculo militante de las dos organizaciones y saldría un psoe en función de la presencia real del número de militancia.
Tanto Ovidio Salcedo como Víctor Salazar se sintieron puenteados por los miembros del interior que habían llegado a esta propuesta de acuerdo -que aún tenía que ser refrendada por los órganos de decisión de cada partido-. El Comité Nacional del psoe aprobó el acuerdo por gran mayoría -más del 80%-, quedando solamente pendiente la decisión del psoe [H] para poner en marcha los preparativos de dicho congreso79. El siguiente movimiento del psoe [H] fue en su Comisión Ejecutiva convocar el Comité Nacional para el 3 de julio para tratar la propuesta. En esa misma reunión también se aportó a los miembros del interior cualquier capacidad para poder hablar en nombre del psoe [H] en los temas de la reunificación, quedando únicamente capacitados Ovidio Salcedo y Víctor Salazar80.
Finalmente, el Comité Nacional del psoe [H] rechazó el acuerdo y planteó nuevas condiciones: cumplimiento total de su histórico acuerdo sobre las relaciones con el pce y una elección de delegados ?paritaria? entre ?históricos? y ?renovadores?81. Por un lado, la exigencia de romper cualquier tipo de acuerdo con el pce82 implicaba de facto romper la Coordinadora Democrática en la que estaba participando el psoe con el resto de fuerzas de oposición al franquismo, entre ellas el pce, algo que no entraba en los planes del equipo de Felipe González. Hay que volver a señalar que la diferencia entre ?históricos? y ?renovadores? con respecto al pce no era ideológica, sino estratégica. Ambos compartían un rechazo hacia el pce, solamente que los ?históricos? usaron ese posicionamiento como bandera de identidad de su proyecto, mientras que los ?renovadores? fueron más pragmáticos: tenían en cuenta que era necesario caminar con el pce para conquistar un marco de libertades democráticas en el que cada fuerza política podría comprobar su apoyo popular (y así hacer desaparecer el predominio del pce en la izquierda durante el franquismo), pero nunca se plantearon realizar un proyecto programático de unidad entre socialistas y comunistas como vía de acceso al poder. Para Felipe González ?cualquier tipo de pacto público socialista-comunista sería muy mal recibido, entonces y durante bastantes años?83.
Por otro lado, la exigencia de la paridad en la elección de los delegados no se correspondía con la realidad de la militancia de ambos partidos. Tras estos acontecimientos, los miembros del psoe [H] que apoyaron el acuerdo de reunificación con el psoe de Felipe González -Alfonso Fernández, Juan Zarrías, León Amorós y Manuel Turrión- abandonaron la organización a los pocos días de dicho Comité Nacional84. Finalmente, se congeló ya de forma definitiva cualquier tipo de búsqueda de una reunificación entre los dos psoe separados en 1972 que continuarían sus caminos por separado en el nuevo proceso político que se estaba empezando a diseñar.
3. EL ?SOCIALISMO HISTÓRICO? EN TRANSICIÓN (1976-1982)
3.1. Choque con la realidad: los?históricos?ante las primeras elecciones y sus consecuencias
Tras el conflicto que acabó con la salida del grupo de Turrión -quienes tras negociaciones con el psoe de Felipe se integraron en él, junto con más afiliados de Alicante, Valencia, Vizcaya, Sevilla, Jaén y Madrid-85 se convocó el XVII Congreso del psoe [H] en Madrid entre el 9 y el 12 de octubre de 1976.
En él se elige una nueva dirección en la que ni Salazar ni Salcedo ocuparán las principales responsabilidades, aunque sus posturas seguirán gozando de mucha influencia. Se elige como presidente del psoe [H] a José Prat García, como vicepresidente a Miguel Peydró Caro y como secretario general a Manuel Murillo Carrasco86. Además de aprobar la reimpresión de El Socialista (en vez de Le Noveau Socialiste) también se aprueba una ponencia sobre reunificación: ya no busca la unidad del psoe, sino la ?unidad socialista?, que consiste en alcanzar la ?unidad de acción con todas las organizaciones o partidos que tengan como meta y objetivo básico el Socialismo?87. Hay que tener en cuenta que del ?laberinto socialista? había cinco partidos a nivel nacional: el psoe, el psoe [H], el psp, la Federación de Partidos Socialistas -vinculada a la Unión Sindical Obrera (uso) y que coordinaba a un número importante de partidos socialistas regionales- y, por último, el Partido Socialista Democrático Español (psde, en adelante)88. De estas organizaciones, los ?históricos? excluían al psoe por considerar que por sus inconvenientes no existía la unidad entre los socialistas.
Este mapa laberíntico de organizaciones, de ámbito estatal y local, fue un espacio más de disputa entre ?históricos? y ?renovadores?, con el objetivo de conseguir cada estructura más apoyo a su proyecto. Por parte del psoe [H] centró sus esfuerzos en buscar una alianza desde arriba con el psde y acordaron preparar un programa electoral conjunto con el objetivo de elaborar una alianza electoral89. El acuerdo fue muy criticado, pues se trataba de una organización constituida por los antiguos seguidores del exfalangista Dionisio Ridruejo, que también rechazaba el marxismo y cuyo líder, Antonio García López, había sufrido abucheos en Suresnes90. Este acuerdo también iba en la línea de otros pactos entre el psoe [H] con ?aperturistas? del régimen, como Manuel Cantarero del Castillo, jefe de filas del movimiento de ?izquierda? de Falange, englobados en la Reforma Social Democrática91 (aunque finalmente no se integraron en la coalición electoral)92. Todos estos acuerdos estaban dentro de la estrategia del psoe [H] de presentarse a las elecciones como la Alianza Social Democrática. Sin embargo, los pactos con socialdemócratas dudosos y el persistente anticomunismo generaron bastante apatía entre parte del socialismo histórico, al tiempo que les conllevaba todo tipo de críticas93. Además del psde, los ?históricos? también buscaron integrar a grupos regionales con una posición más cercana a la socialdemocrada que al marxismo revolucionario que propugnaba el psoe. Estos pueden ser el caso del Partido Gallego Socialdemócrata o el grupo de Reagrupament de Josep Pallarch, aunque con un resultado negativo. En el caso de Reagrupament acabó formando parte del Partido Socialista de Catalunya (psc) que terminó por aliarse con los ?renovadores?94.
El planteamiento estratégico del psoe [H] caminaba en dirección opuesta a la retórica que había iniciado el psoe felipista en el congreso de Suresnes (1974) y en su XXVII celebrado unos meses después del congreso ?histórico?. En esos congresos se aprueba una línea ideológica bastante escorada hacia la izquierda, planteando la definición del psoe como un partido marxista, de clase, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo y buscar la desaparición del Estado como objetivo final de una sociedad sin clases. Su modelo se pretendía aplicar sobre la base de un ?socialismo autogestionario?, mediante el cual defendían la socialización de los medios de producción. Además, se declaraban internacionalistas y antiimperialistas, planteando una política internacional de no alineación95.
Este discurso era tremendamente efectivo para distanciarse del grupo ?histórico?, marcado por su política de alianzas y su línea anticomunista, pero también para marcar distancia a las críticas de las múltiples organizaciones socialistas nacidas en el interior que acusaban a la socialdemocracia de su integración en las estructuras capitalistas. Además, servía para marcar un espacio propio con el que poner fin a la hegemonía del pce. Sin embargo, este posicionamiento fue más retórico que práctico, pues un rasgo definitorio del psoe renovador en la primera etapa de la Transición fue ?el divorcio entre sus ideas oficialmente proclamadas y sus actuaciones políticas concretas?, con una praxis más moderada96.
Esta retórica, sumada al uso de las siglas del psoe97 y a los errores de los ?históricos?, resultó tremendamente eficaz en las elecciones de junio de 1977, donde el psoe alcanzó el 29,3% de los votos98. El psoe (Sector Histórico) había sido barrido en las elecciones. Muy debilitado por las constantes fugas de militancia desde 1974, apenas pudo presentar candidaturas para la mitad de circunscripciones electorales (veintisiete) y 111.661 votos, lo que representó el 0,62%. Este proceso electoral fue especialmente doloroso para el histórico secretario general del psoe, Rodolfo Llopis, que aceptó presentarse al senado por Alicante, su provincia natal, y que apenas recibió 20.000 votos. Tras la dura campaña electoral declaró: ?El país ha cambiado mucho en mal sentido [...] nunca hubiera podido pensar que mi carrera política acabase así?99.
Hay un factor que conviene destacar en el fracaso de los ?históricos? en las elecciones. Su resultado y su influencia en la vida política estaban condicionados por el proceso político que se estaba construyendo. La Transición se basa en un acuerdo de reconciliación por olvido colectivo de los sucesos que motivaron la guerra civil, aplicando de facto la lectura de cierta historiografía cercana al régimen que planteaba que los acontecimientos de 1936 se debieron a un clima de ?locura colectiva?, practicando un reconocimiento global de culpas. Sin embargo, los cuadros políticos del psoe (Sector Histórico) están condicionados por sus experiencias personales en relación con la guerra civil. Mientras que los ?renovadores? no habían vivido el conflicto, y por lo tanto no se les podía asociar directamente con la guerra civil entre los ?históricos?, este estaba bastante más presente100. Esto implicó de facto la marginación social del psoe (Sector Histórico), pues no terminaba de encajar en el sistema que se estaba construyendo, a pesar de que su lenguaje y su práctica fueran más moderadas que la de los ?renovadores?.
Sin embargo, no se trata del único factor. A diferencia de otros partidos, el psoe [H] no tenía apenas músculo militante que le permitiera realizar una campaña en unas condiciones mínimas que pudiera tener una incidencia real en el día a día de la población. También hay que sumarle la carencia de medios técnicos y económicos. Por último, contaban con una desventaja con respecto a los ?renovadores? y es que mientras ellos se identificaban claramente con las siglas del psoe -y contaban con el respaldo de la is y con una imagen renovada- los ?históricos? habían diluido su identidad en la Alianza Socialista Democrática. Este aspecto resulta paradójico, porque precisamente la estrategia de la dirección de Llopis en el exilio se había caracterizado por mantener la pureza de las siglas y la estructura orgánica del psoe pues, con su mera identificación, la población española volvería a poner al psoe en el lugar hegemónico de la izquierda.
Por su parte, los ?históricos? en sus análisis internos achacaron el resultado electoral a la falta de recursos económicos, técnicos y materiales, y a la confusión ante los distintos matices de cada partido socialista:
Era difícil al elector impreparado [síc] distinguir entre los matices de unos y otros socialismo. Ha votado por el que veía más nuevo y omnipresente, más técnico y rico de propaganda, más juvenil, si se quiere101.
A pesar de que del análisis se deduce poca autocrítica, los resultados electorales generaron un grave conflicto interno dentro del psoe (Sector Histórico). En el Comité Nacional, que analizó los resultados electorales, reunido los días 16, 17 y 18 de julio, volvió a surgir el debate de la reunificación con los renovadores. Finalmente, se aprobó en ese Comité convocar un Congreso Extraordinario para tratar definitivamente la situación de la unidad socialista dada la nueva realidad histórica. Este congreso (el XXVIII) se celebraría entre el 9 y el 12 de octubre de 1977102.
Paralelamente, el psoe, totalmente fortalecido, inició un proceso para la consecución de la unidad con los restos de los partidos socialistas que aún quedaban (partidos locales catalanes, valencianos y aragoneses), así como con el Partido Socialista Popular (antiguo psi) de Tierno Galván103.
Sin embargo, la posibilidad de convocar un congreso suponía una complicación para el sector de los ?históricos?, que querían la unidad (entre ellos su presidente, José Prat), sobre todo en vista de la nula autocrítica que la mayoría de la dirección desarrollaba. Por eso, en la Comisión Ejecutiva presentó una propuesta para anular el congreso por haber alcanzado un principio de acuerdo para la unificación con el psoe. Esta propuesta fue desechada por seis votos en contra, cinco a favor y una abstención104. Por su lado, fue aprobada una propuesta de Julián Lara por la que pedía la necesidad de mantener el Congreso Extraordinario, así como pedir al psoe unas ?fórmulas dignas para la fusión de los dos Partidos? para tratarlo en dicho Congreso Extraordinario105. Esto generó la dimisión de José Prat como presidente del psoe (Sector Histórico) por su ?lealtad? con la idea de la unidad urgente de los socialistas106.
El Congreso supuso una reafirmación identitaria del psoe (Sector Histórico) frente a los que planteaban una reunificación con el psoe. En este proceso jugaron un papel fundamental las agrupaciones del exterior, entre ellos ?los mexicanos?, totalmente cerrados a cualquier tipo de acuerdo con los antiguos ?renovadores?. Se eligió una Comisión Ejecutiva en la que se nombró secretario general a Rafael Campillo, junto a Miguel Peydró como presidente y a Julián Lara como vicepresidente107. El secretario general saliente calificó el congreso de ?una vergüenza total?, presagiando para los restos del psoe Histórico un futuro muy negro: ?[N]o tienen ningún porvenir y muy escasos medios?108.
En cuanto a los resultados del congreso relativos al motivo de su convocatoria (la hipotética reunificación), el acuerdo fue que la Comisión Ejecutiva del psoe Histórico ?no volverá a iniciar gestiones sobre reunificación con el otro sector?, prohibiendo a sus agrupaciones escuchar cualquier tipo de proposición por parte de los ?renovadores??109. Precisamente, por eso resulta curioso que El País informara de que el psoe Histórico planteara un congreso de reunificación110, algo que fue totalmente desmentido por la mesa del XXVIII Congreso111.
3.2.La reconfiguración de los socialistas de izquierda ante la deriva ideológica del psoe
La evolución del psoe (Sector Histórico) estuvo marcada por el hecho de que fueran el único reducto organizado de socialistas que no estaba integrado en el psoe, tras la fusión y anexión que realizó el partido de Felipe González al resto de partidos socialistas. Esto es importante por la progresiva transformación ideológica del psoe, que pasaría del ?socialismo autogestionario? aprobado en el congreso de 1976 a una política económica neoliberal y atlantista que inauguró con su primera legislatura de gobierno (1982-1986). Gracias al mantenimiento de esta estructura orgánica, los socialistas que se sintieron defraudados con el giro derechista del psoe tuvieron un espacio ya estructurado donde poder participar y organizarse, defendiendo y articulando una política socialista. El proceso condicionó los posicionamientos políticos y estratégicos del psoe Histórico convirtiéndose en una organización que no se parecería a aquella que basaba toda su estrategia en la presencia o ausencia del pce.
El psoe tras las primeras elecciones legislativas experimentó un cambio abismal de posición, convirtiéndose en una clara alternativa política al gobierno de la Unión de Centro Democrático (ucd, en adelante). Por su propia posición ya no podía mantener la misma postura radicalizada que verbalizaba durante 1976 o 1977. Por ejemplo, los préstamos bancarios que recibió dada la buena proyección de futuro del partido se podrían ver comprometidos por algunos de sus posicionamientos congresuales, como podría ser su propuesta de nacionalización de la banca112. Sin embargo, durante 1978 desarrolló una posición política que combinaba la firmeza y la flexibilidad, dosificándola en función de sus necesidades. De esta forma, aprobaron los Pactos de la Moncloa y la Constitución española sin que pareciera que realizaba un seguidismo a la política de la ucd, pero sin romper con una dinámica consensual que podría situarle como alternativa única de gobierno113.
Es en 1979 cuando se produce la principal transformación ideológica en el seno del psoe. En las elecciones de 1979, el psoe obtuvo unos resultados que podrían ser considerados como decepcionantes: apenas sumó todos los votos cosechados por el Partido Socialista Popular (psp, en adelante) y la ucd revalidó su mayoría. Este resultado sirvió para constatar un análisis que estaba planteando una parte de la dirección: para buena parte de la dirección del psoe las señas de identidad con un perfil claramente izquierdista que tan buen resultado habían dado para resituarse en la oposición a la dictadura, lo hacían ahora vulnerable. Consideraban que la retórica marxista de ?la lucha de clases?, ?la autogestión? y el ?antimperialismo? [sic] era un blanco fácil para la crítica demagógica de la derecha. La intención del equipo de Felipe González fue desideologizar el debate político en el psoe rebajándolo a un nivel pragmático. Este planteamiento ya se venía gestando previamente, solo se necesitaba marcar un aspecto simbólico que supusiera un golpe de efecto. Esto se concretó en la propuesta de Felipe González de proponer al futuro congreso la renuncia al marxismo114.
Ante este debate, el psoe (Sector Histórico) supo resituarse para recuperar parte de la credibilidad perdida en el ámbito socialista. Así, ante la confusión entre una parte de los militantes socialistas, lanzaron un llamamiento a los antiguos afiliados al psoe Histórico:
[S]e ha reunido en Madrid el Comité Nacional de psoe (H), que ha estudiado detenidamente las informaciones llegadas a su conocimiento sobre el considerable número de compañeros que, procedentes de nuestras filas, ingresaron en el sector renovado, y que hoy desean regresar al auténtico psoe, fundado por Pablo Iglesias [...]. No dudamos que cuando se adoptan de buena fe determinadas decisiones es necesario, al llegar el momento de rectificarlas, que se ayude para conseguirlas. Por ello, el Comité Nacional invita cordial y afectuosamente a esos compañeros que se separaron de nuestra organización para que se reintegren al partido sin merma alguna de su dignidad de que no se encontrarán en él, por parte de nadie, el menor obstáculo, reticencia o reproche115.
Plantear un posicionamiento ante el debate del marxismo era una estrategia inteligente por parte de los ?históricos? porque su reubicación solo podía darse en el ámbito de la militancia socialista, ya que en el plano electoral preconfigurado resultaba muy difícil cambiar la correlación de fuerzas116. El debate del marxismo entró en un plano más identitario que teórico. Como plantea Juan Antonio Andrade, buena parte de los militantes del psoe que defendieron el posicionamiento marxista probablemente no tuvieran una base teórica muy definida sobre el marxismo, pero para ellos el marxismo representaba sobre todo una garantía de autenticidad socialista, de apuesta por la condición del partido como partido de clase117.
En el XXVIII Congreso del psoe, celebrado en mayo de 1979, se debatió la propuesta de la dirección de sustituir el marxismo por la acuñación del término de ?bloque de clases?. Finalmente, las bases del propio psoe rechazaban la propuesta con un 61,07% de los votos, mientras que la postura oficialista recibió el 31,11%. En un clima de confusión y agresividad tomó la palabra Felipe González, declarando que no se presentaría a la reelección por disconformidad con las tesis aprobadas. Por último, se tomó la decisión de convocar un congreso extraordinario en el mes de septiembre de 1979 para tratar estas circunstancias118.
La izquierda del psoe se centró en la definición ideológica, pero perdió la batalla por la democratización del partido, lo que fue clave119. En los meses que pasaron entre mayo y septiembre, se puso a funcionar la estructura orgánica de la dirección generando unas normas que impidieran la celebración de un congreso parecido al XVIII: prohibición de elección de delegados de base (solo a nivel regional o provincial para obtener un mayor control de las direcciones en detrimento de las bases; voto en conjunto de delegaciones en detrimento del individual; etc.)120.
Además, los medios de comunicación también se posicionaron de forma directa en este debate interno del psoe, decantándose claramente contra quienes defendían la propuesta marxista. La prensa consideró este debate como un desafío a la viabilidad de la Transición, de manera que exaltaron a Felipe González como el prototipo de hombre honesto dispuesto a renunciar a su cargo por principios, mientras que los que defendían la propuesta marxista eran tildados de irresponsables o antidemócratas121. La izquierda del psoe fue incapaz de competir por la dirección, pues no se encontraba organizada. Así, Felipe González fue elegido secretario general con más del 86% de los votos frente a Luis Gómez Llorente. Con esta victoria tan abultada prácticamente tenía carta blanca para llevar a cabo la transformación del partido122.
Este congreso marcó el futuro del psoe Histórico. La integración de miembros del psoe al partido ?histórico? fue proporcional a la transformación ideológica del psoe. Una de las primeras integraciones de miembros del psoe al ?histórico? fue la de socialistas disidentes gallegos, encabezados por su ex secretario regional, Modesto Seara Vázquez, que había liderado una rebelión en el psoe en contra de la intervención del Federal para modificar las listas en 1979123. El XXIX Congreso del psoe, celebrado en Madrid del 21 al 24 de octubre de 1981, asentó más aún la línea política que se había impuesto en el psoe: culto a la personalidad de Felipe; el fortalecimiento del aparato del partido; una disciplina rígida; la marginación de disidente; así como una transformación ideológica y política que llevó a la aceptación y aprobación de su línea por parte de sus antiguos enemigos, patronal, monarquía, etc., quienes veían al psoe como el único partido con la fuerza y firmeza para gestionar el país frente a la descompuesta ucd124.
En el interior del psoe, muchos de los que apoyaron la definición marxista del psoe en 1979 se organizaron en la corriente ?Izquierda Socialista?. Compartían intereses por la democratización del partido y luchaban por el mantenimiento de las posturas de izquierda en la línea política del psoe. Entre los firmantes más destacados del manifiesto que se elaboró en la constitución de Izquierda Socialista están Pablo Castellano, Luis Gómez Llorente, Alonso Puerta y Manuel Turrión125.
El psoe intentó aislar a todo espacio político que se encontrara a su izquierda, especialmente si se autodenominaba socialista. Por esa razón, a finales de 1981, el psoe (Sector Histórico) se vio obligado a cambiar su denominación a la de ?Partido Socialista? tras aceptar el Tribunal Supremo una alegación del psoe sobre el uso del nombre. A pesar del cambio, el psoe nuevamente volvió a recurrir el nombre de ?Partido Socialista?. A juicio de los miembros del antiguo psoe Histórico esto se debía a eliminar a la reorganización del socialismo al margen del psoe como opción política126. A pesar de verse forzados a abandonar las siglas del psoe no se considera del todo negativo pues:
[E]i mantenimiento de las siglas PSOE-Histórico nos hacía, si no herederos legales, sí herederos políticos de los errores del otro sector, que un día u otro acabarán siendo plenamente conocidos por el pueblo español.
Al perder las siglas podemos empezar con otras que estén libres de hipotecas, y a través de las cuales se podrá: 1) crear una organización firme y bien diferenciada. 2) ofrecer un programa socialista libre de compromisos de cualquier tipo. 3) sostener una alternativa socialista en torno a la cual puedan agruparse los socialistas de España127 [sic].
Para el Partido Socialista (ps, en adelante), el motivo por el cual el psoe se ha entregado ideológicamente a la derecha es por la enorme ayuda otorgada por los préstamos de la banca. Esto generó un aparato burocrático de funcionarios que buscaban ?únicamente un vehículo de promoción personal?, gracias al cual no planteaban problemas ideológicos ni de disciplina, presentando un apoyo acrítico. Para asentar ese espacio, se eliminó a los socialistas conscientes, siendo un ejemplo de esto la eliminación sucesiva de secretarios regionales del psoe durante la transición: Modesto Seara (Galicia), Alfonso González (Extremadura), Rafael Zorraquino (Aragón), Alonso Puerta (Madrid) y José Luis Albiñana (Valencia). Se lamentan en el ps de que no se tomaran muy en serio las acusaciones que lanzó el sector histórico, para los cuales la ruptura en el psoe era una operación montada por el régimen para conseguir la domesticación del socialismo español128.
La llegada de nuevos cuadros a la estructura orgánica del antiguo psoe Histórico y su plena y total integración en el mismo (Modesto Seara llegó a ser secretario general al poco de su entrada) demostraban que el antiguo y sectario psoe Histórico se podía transformar. Esto motivó la llegada de más cuadros disidentes del psoe como el grupo de Luis Novo, Coordinadora Socialista Federal, o una parte de Izquierda Socialista encabezada por Alonso Puerta129. Además, también estaban en contacto con otros cuadros del psoe disconformes con su evolución, pero que por desempeñar cuadros en el partido o de elección popular esperaban el momento oportuno para dar el paso130.
Esta llegada cambió totalmente la anquilosada estructura del antiguo psoe ?Histórico? dotándola de mayor dinamismo para alcanzar un objetivo: preservar vivas las ideas y la práctica política del socialismo en España ante su abandono por el psoe. Esta llegada de cuadros transformó incluso el relato que de la ruptura de 1972 se había desarrollado y de los intentos de unidad. De esta forma, la relectura del proceso la reunificación pasaba por dos condiciones: ?[E]l reforzamiento del psoE-Histórico y el debilitamiento del otro sector y en particular la eliminación del equipo González Márquez-Guerra de los centros de poder?131. Ya no hay ninguna referencia a la que fue sin duda la principal condición: ?Nada con los comunistas?.
Este reagrupamiento de los sectores disidentes del psoe no gustaba al ámbito de Felipe González, que hizo todo lo que se encontraba en su mano para que en las elecciones de 1982 no se presentara una fuerza política con estructura nacional que pudiera reivindicarse como socialista. De esa forma, se desarrolló un brutal despliegue para impedir que las siglas del ps estuvieran presentes en las elecciones, en un proceso que se desarrolla de la siguiente forma:
Tras la retirada de las siglas del psoe Histórico y el registro de las siglas de ps, el psoe presentó un recurso de alzada contra la nueva denominación. El Ministerio del Interior aceptó el recurso y canceló la inscripción del ps. Mientras el proceso se decidía en la Audiencia Nacional, los miembros del ps, previendo que darían la razón al psoe, registraron en agosto de 1982 tres nombres de partidos políticos para que, en caso de cancelar el nombre de ps, pudieran utilizar una nueva denominación. Los nombres fueron el de Partido de Acción Socialista (pasoc, en adelante), Partido Socialista Popular y Partido Socialista del Pueblo132.
Finalmente, el Gobierno adelantó las elecciones al 28 de octubre de 1982, lo que podía significar que la sentencia de la Audiencia Nacional viniera en medio del proceso electoral. En el seno del ps, se debatió presentarse a las generales con el nombre que venían utilizando porque había posibilidad de que la Audiencia les diera la razón o de que el pronunciamiento fuera posterior. El proceso judicial fue bastante rocambolesco: la Audiencia Nacional, por auto del 1 de septiembre, ordenó la reinscripción del ps. Sin embargo, entre la Audiencia y el Ministerio del Interior ?perdieron? la notificación, aunque al final consiguieron que constara la inscripción del ps. A pesar de ello, en pleno proceso de presentación de candidaturas, las Juntas Electorales Provinciales se negaron a aceptar las candidaturas del ps porque ?no figuraban en la lista de partidos registrados?. El ps solicitó al Ministerio del Interior que notificara a la Junta Electoral Central (jec, en adelante) que sí estaban registrados, pero la jec mandó la notificación a las Juntas Provinciales por correo el último día de plazo para la presentación de candidaturas, sin tiempo prácticamente para que esa información llegara a las cincuenta y dos circunscripciones electorales. Ante la petición de los miembros del ps de que la notificación fuera por telegrama la jec se negó, alegando que ?no tenían obligación de enviar telegramas? y que ?ya habían cumplido con su obligación?. A pesar de estos impedimentos, el ps pudo registrar listas en veintiséis circunscripciones133.
Finalmente, a tres días de las elecciones generales (el 25 de octubre), el ps tiene notificación oficial, a través del Ministerio del Interior, de una sentencia de la Audiencia Nacional por la cual se cancela la inscripción del ps. Al día siguiente, la jec comunica por telegrama -esta vez sí- a las Juntas Provinciales la decisión de la Audiencia y del Ministerio del Interior, pidiendo la retirada de las candidaturas del ps. Además, el psoe ordenó a sus apoderados en la jornada electoral del 28 de diciembre recorrer las mesas electorales con fotocopias de la sentencia, pidiendo a las mesas electorales que se retiraran las papeletas del ps. Todo esto se combinó con un silencio absoluto de los medios de comunicación sobre dichas actuaciones134.
4. EL CAMBIO DE ESTRATEGIA TRAS LA VICTORIA DE FELIPE GONZÁLEZ: EL FINAL DE UNA LARGA EVOLUCIÓN
Tras la victoria de Felipe González, el antiguo psoe Histórico asumirá su nombre definitivo: el pasoc , celebrando su I Congreso en Madrid los días 22 y 23 de enero de 1983. El pasoc se constituye como un partido ante un tiempo histórico nuevo en el que se conjugan la estructura y la tradición histórica del psoe y de sus años del exilio, con la llegada de jóvenes cuadros políticos activos que aportan su experiencia militante en el psoe:
Ni somos un conjunto de nostálgicos ?prehistóricos? [...], ni somos un partido nuevo, que algunos aventuraros acaban de inventar. [...]. Somos el Partido Socialista Obrero Español (Histórico), que agrupó a los socialistas incorruptibles, que después pasó a llamarse Partido Socialista (ps) incorporando a nuevos socialistas jóvenes, que supieron encontrar en él la forma de realizar sus ideales. Hoy, con el nombre de partido de acción socialista (pasoc) tampoco somos un partido de nueva creación. [.] nos ha[n] arrebatado los [nombres] que nos correspondían legal y legítimamente; pero si han podido arrebatarnos esos nombres, no podrán nunca, nunca, arrebatarnos los ideales del socialismo. Eso lo saben ellos y por eso les preocupamos tanto135 [sic].
De esta forma se produce en pasoc una fusión de culturas políticas bien diferenciadas: por un lado, el reducto mermado de los ?históricos? que mantuvieron la estructura orgánica del antiguo psoe Histórico; por otro lado, las constantes fugas de militantes procedentes del psoe ?renovado? decepcionadas con la línea de Felipe González. Se produce una promoción de cuadros natural en la que sin necesidad de plantear cupos se reparten las responsabilidades sin mirar la procedencia. De esta forma, ?históricos? como Julián Lara comparten responsabilidades con ?renovadores? como Modesto Seara, Alonso Puerta o Luis Alonso Novo136.
Aunque la entrada de cuadros nuevos al viejo psoe [H] había generado una apertura de miras, lo que nuevamente condicionará la evolución del pasoc es la política que toma el Gobierno de Felipe González. Si, en un principio, la transformación política e ideológica del psoe solo era palpable en lo relativo a pronunciamientos y a expresiones, con las elecciones de octubre de 1982 y el primer gobierno de Felipe González ya no hay dudas. Esas elecciones supusieron la organización, más depurada, de un bipartidismo, marginando a las organizaciones políticas que eran ?menos de fiar? para el sistema, y volcado hacia el mantenimiento del statu quo131.
El psoe llegó al poder con un contexto internacional desfavorable para el desarrollo de políticas socialistas o socialdemócratas. Con el auge del neoliberalismo y de la ?revolución conservadora? propiciada por la victoria de Margaret Thatcher (1979) y Ronald Reagan (1980) y con la socialdemocracia a nivel internacional en franco retroceso, representada claramente en un spd ?cansado y deslucido? que dejaba el gobierno de la rfa138.
El psoe asumió la lógica neoliberal que respiraba en su entorno para desarrollar sus políticas económicas. Para justificar su viraje político se apoyaba en dos criterios: uno tecnocrático y otro europeísta que convergían en el concepto de ?la modernización?, la base discursiva de su proyecto. Según el criterio tecnocrático del psoe, no se veían los problemas del país (paro, desigualdad, conflictividad social, etc.) en términos de intereses de clase contrapuestos. La visión del Gobierno de Felipe González era que estos conflictos se producían por un criterio técnico generado por el autoritarismo y la mala gestión precedente. Estos lastres y la proliferación de ?ideologías extremistas? -cuya máxima expresión es la Guerra Civil- habían impedido que España se pudiera acercar a Europa, destino de ?bienestar y progreso?139.
El desarrollo de la política del Gobierno socialista generó una amplia frustración en buena parte de su base social por las políticas que empezaron a desarrollar. El partido gobernante se tomó con extrema cautela en todas las acciones que podían rozar a la Banca, la Iglesia o al Ejército. La enseñanza privada continuaría recibiendo subvenciones, la Iglesia seguiría estando financiada por el Estado y el Gobierno apoyaría a los poderes financieros y protegería a la ?economía de mercado?140.
Mientras se produce un tímido desarrollo del denominado ?Estado del Bienestar?, sobre todo en lo relativo a la sanidad y la educación, se plantea una práctica gubernativa en materia económica con tintes claramente neoliberales. La política económica desarrollada por los ministros Miguel Boyer y Carlos Solchaga planteó una línea continuista de la de los gobiernos de la ucd basada en devaluar la peseta, combatir la inflación y limitar el gasto público. Se trata de una política que buscaba la estabilidad macroeconómica y desechaba la búsqueda de políticas directas para impulsar la demanda interior. Sin embargo, esta práctica no era capaz de atajar el principal problema para la clase trabajadora: el paro seguía creciendo y los salarios seguían perdiendo poder adquisitivo141.
Además, el Gobierno asumió las ?recomendaciones? de organismos como el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en lo relativo a la aplicación de las políticas de reconversión industrial y de desregulación del mercado laboral142. La reconversión industrial generó, por un lado, un serio golpe a todas las familias de trabajadores que sufrieron las consecuencias de dicha política, con casi un millón de puestos de trabajo destruidos y múltiples consecuencias sociales para las familias que lo sufrieron. Sin embargo, por otro lado, los claros beneficiados de esta política fueron el sector bancario y empresarial: todas las empresas en crisis sometidas por la reconversión presentaban déficits económicos que fueron saneados con importantes ayudas públicas143. Además, el Gobierno realizó una táctica de culpabilizar a los trabajadores de su situación, pues, al final, todo quedaba en la escasa voluntad de adaptarse al ?cambio? y a la ?modernización?144.
Ni el establecimiento de la jornada laboral de cuarenta horas semanales ni la Ley de Libertad Sindical permitieron calmar una conflictividad social que estaba en aumento por las políticas del Gobierno y por su falta de diálogo145. El malestar continuó en aumento con la reforma del Estatuto de los Trabajadores (1984) que impulsó el Gobierno y que implicaba otro duro golpe a la clase trabajadora. Con esta reforma se reestructuraban las condiciones de acceso, permanencia y salida del mercado laboral, en un momento de dura situación de desempleo. Se introduce una flexibilización del mercado laboral, con la instauración de los contratos temporales, lo que suponía una precarización de las fórmulas contractuales, profundizando las desigualdades de las y los trabajadores ante el mercado laboral. De esta forma se cede ante las exigencias de la patronal, que ante una crisis económica, con un desempleo superior al 20% de la población activa, demandaba más flexibilidad para despedir, y contratos más precarios y temporales146.
Finalmente, el aspecto más polémico -y que más rechazo organizado generó- fue el cambio de postura que tuvo Felipe González con respecto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan, en adelante). Previamente a las elecciones de 1982, Felipe González y el psoe no querían generar una fractura en su electorado anti-oTAN, cuando todavía necesitaban de sus votos para alcanzar el gobierno147. Por eso, antes de las elecciones de 1982, el propio psoe inició una campaña exigiendo un referéndum sobre la entrada en la otan, y marcando su postura negativa con el lema: ?otan de entrada no?. Aunque una vez entrado en el Gobierno, ya en 1984, se empiezan a dar mensajes en la línea contraria desde algunos intelectuales orgánicos del psoe, dando los siguientes argumentos: serviría para ?democratizar? el ejército y consolidar la democracia en España; además de servir para contener al ?verdadero enemigo?, la Unión Soviética, fomentando, así, la ?paz mundial?; la permanencia de España en la otan beneficiaba a los ?intereses nacionales?148.
Hasta ese momento, la oposición al Gobierno de Felipe González la habían desempeñado los sindicatos, concretamente cc. oo. Sin embargo, la decisión de incorporar a España a la otan es lo que determina la estrategia del pasoc , que formará junto con distintas organizaciones la Mesa por el Referéndum sobre la otan el 26 de julio de 1984. Entre las organizaciones que firmaron el manifiesto se encontraban el pce, el Partido Socialista Unificado de Cataluña, la Unión de Juventudes Comunistas de España y las Comisiones Obreras149. Esto suponía ya un claro giro de la tradicional línea política de los ?históricos? de ?nada con los comunistas?.
A este clima de movilización social contra el referéndum de la otan y de lucha contra la política económica del Gobierno habría que sumar otra serie de movilizaciones como las huelgas estudiantiles en la universidad (1984) y bachillerato (1986), las movilizaciones contra la ley antiterrorista del Gobierno (1985) y la Huelga General de cc. oo. contra la reforma de la Ley de Pensiones (1985). Las circunstancias históricas generaban una demanda de buena parte de la izquierda organizada de unirse para que la base social del psoe que se quedaba huérfana tuviera un espacio en el que referenciarse.
Al final, la línea política de Felipe González, sumada con los nuevos aires en su partido, modificó la postura ?histórica? y se llegó a aceptar algo que apenas seis años antes había sido un tema tabú. La colaboración en espacios unitarios contra la entrada de España en la otan con distintas fuerzas -entre ellas el pce- a través de la Plataforma Cívica por la Salida de la otan hace que el pasoc asuma la necesidad de negociar un acuerdo ?con otros partidos y organizaciones sociales de la Izquierda? para alcanzar ?un Programa Común con las señas de identidad del Socialismo Democrático?. En el acuerdo que toma el Comité Federal del pasoc (sin ningún voto en contra y con solo una abstención) se especifica que las organizaciones con las que mantendrá el dialogo son el pce y la Federación Progresista (fp, en adelante) de Ramón Tamames150. Para tomar esta decisión, jugaba un papel importante la defenestración política de Santiago Carrillo como secretario general del pce y la crisis en la que se encontraba inmersa esta formación que buscaba la convergencia hacia la izquierda como una salida a su propia debilidad.
Inicialmente, la propuesta del pce para alcanzar un acuerdo de unidad de la izquierda era la de hacer una convergencia modesta a nivel nacional, basada en colocar a los miembros de la fp y del pasoc como ?independientes? en las listas del pce, algo que no era aceptado por los miembros de esos partidos151. Pero este posicionamiento cambió radicalmente tras la fuerza demostrada por el ?No? en la campaña por el referéndum de la otan. Las múltiples fracturas internas dentro del ámbito del psoe (por ejemplo, Nicolás Redondo exhortó a los militantes de la ugt a tener una postura contraria a la otan152; Pablo Castellano, dirigente del psoe y vocal del Consejo General del Poder Judicial, apareció en el video proyectado en tve para pedir el ?No? a la otan153), sumado a los siete millones de votos que consiguió el ?No? sirvió para acelerar y profundizar más en el proceso de articular un nuevo espacio político que sirviera para gestionar y dar contenido a ese espacio político que se había creado154.
Tras el referéndum se planteó crear un nuevo movimiento que fuera la representación de la Plataforma Cívica en el ámbito electoral, con preeminencia del pce, pero dispuestos a dejar su protagonismo a un ente que englobara a todas las organizaciones por igual155. Precisamente, en palabras de Gerardo Iglesias, se trata de plantear una evidencia: las organizaciones comunistas por sí mismas no podían canalizar el desprestigio de la socialdemocracia y, haciendo un ejercicio de autocrítica, se planteó esta nueva estrategia para incluir en el discurso del movimiento obrero nuevas reivindicaciones que hasta ese momento no se consideraban prioritarias, como son el feminismo, el ecologismo o el pacifismo156.
Finalmente, tras una negociación exprés marcada por los plazos de las elecciones, se constituyó la coalición electoral Izquierda Unida (iu, en adelante), entre las organizaciones pce, pasoc, fp, Partido Comunista de los Pueblos de España (pcpe), Izquierda Republicana (ir) y el Partido Carlista. iu se constituyó con la notable exclusión de la Mesa de Unidad de los Comunistas de Santiago Carrillo, que apostaba por la unidad de los comunistas en lugar de la unidad de la izquierda157. Por su lado, el pasoc y fp mostraron abiertamente su disgusto por tener que aceptar en la coalición al pcpe, por su carácter prosoviético, en lugar de integrar a más miembros de Izquierda Socialista158.
Aunque los resultados no estuvieron a la altura de lo esperado -935.504 votos, el 4,6% y 7 diputados-, lejos de algunas previsiones de los líderes que hablaban de recuperar los dos millones de votos o incluso sobrepasar los tres millones159, sí que sirvió para estabilizar una formación plural y amplia que empezara un proceso de acumulación de fuerzas para organizar a toda la izquierda desilusionada con la deriva neoliberal y atlantista del psoe de Felipe González.
5. CONCLUSIONES
A lo largo del artículo, hemos podido observar cómo el conflicto por el que se dividen socialistas ?históricos? y ?renovadores? tuvo escaso contenido político y se sustenta más en una visión o comprensión de la realidad histórica del momento y de su intervención en la misma. Hemos visto cómo los ?históricos? vivían al margen de la realidad social, cultural y política del interior de España. Seguían analizando la situación del país con unas gramáticas políticas que estaban obsoletas pues correspondía a la situación de la inmediata posguerra. Por eso, ignoraban el papel de los comunistas, e insistían en aislar al pce y rechazar cualquier tipo de trabajo conjunto con dicho partido, algo que era inviable desde el punto de vista de los ?renovadores?, más conscientes de la realidad histórica por la que vive el país y del papel hegemónico del pce en la lucha contra la dictadura franquista.
Esta falta de contacto con la realidad de los socialistas ?históricos?, sumada a la decisión de la is de reconocer al psoe ?renovador?, supuso el tránsito del psoe [H] a la máxima irrelevancia política con la vuelta del funcionamiento democrático, mientras el partido de Felipe González anexionaba al resto de núcleos socialistas.
Sin embargo, el principal mérito del socialismo ?histórico? fue el de mantener una estructura organizativa en un momento histórico en el que toda organización socialista era integrada en el psoe. De esta forma, cuando se produce la transformación del psoe en un partido sumiso a los poderes fácticos, los socialistas que se rebelan ante esa situación tienen un espacio político ya organizado en el que militar y plantear una alternativa, sin tener que empezar desde cero a construir dicha estructura.
El papel del psoe al final de la Transición y desde el momento en el que se asumen responsabilidades de gobierno forzó a los ?históricos? a aceptar una línea estratégica que fue caminando en establecer una oposición al psoe desde alianzas en la izquierda (incluyendo sus denostados comunistas). Tomaron la decisión de abrir el partido a viejos ?bisoños? y ?renovadores? con el fin de plantar cara a un psoe que había perdido toda su esencia ideológica.
En definitiva, el nuevo tiempo histórico surgido con la Transición se había marcado con una derrota de los planteamientos ideológicos y políticos de la izquierda. Se requería una nueva estrategia dentro del socialismo para poder reorganizar una nueva estructura que desarrollara una apuesta socialista. Sin duda, la renovación en el pce también favoreció a que los ?históricos? aceptaran entablar negociaciones estratégicas con los comunistas, pero tampoco podían caminar en dirección contraria a la nueva realidad histórica: con un psoe aplicando una política neoliberal y con una dispersión de la izquierda entre la que se encontraba un pce poscarrillista. Ante eso, solo quedaba pasar página de forma definitiva -acorde al nuevo periodo histórico- o convertirse en un lastre. Finalmente, se optó por lo primero.
1. Hay aquí una cuestión de estilo que es necesario clarificar para una mejor comprensión del presente artículo. Cuando el psoe se divide en dos partidos en 1972, ambas partes se identifican a sí mismas como el legítimo psoe y no renuncian a usar sus siglas. De hecho, en un primer momento, los ?Históricos? consideraban que era un término peyorativo -así lo manifiestan en su ?Mensaje al Pueblo Español?, en agosto de 1975-; y solo aceptaron ser llamados así previamente a las elecciones legislativas de 1977. Por eso, es oportuno hacer uso de corchetes para identificar a qué psoe nos referimos, sobre todo en los primeros años en los que puede existir una mayor confusión. Posteriormente, cuando queda claro que el psoe oficial es el de Felipe González, usaremos para los ?Históricos? las denominaciones aceptadas por ellos mismos, estas son: psoe (Sector Histórico) o psoe (Histórico).
2. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista Obrero Español. Madrid: Alianza, 1991, p. 97.
3. Mateos, Abdón: El psoe contra Franco. Continuidad y renovación del socialismo español (1953-1974). Madrid: Editorial Pablo Iglesias, 1993, p. 5.
4. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español, vol. IV (1939-1977). Barcelona: Conjunto Editorial, 1989, p. 173.
5. GÁlvez Biesca, Sergio y Muñoz Barrutia, Gustavo: ?Historia de una colaboración y una competición política durante el franquismo: las relaciones pce-psoe (1944-1974)?. En: Bueno, Manuel; Hinojosa, José y García, Carmen (coords.): Historia del pce. I Congreso 1920-1977, vol. II. Madrid: Fundación de Investigaciones Marxistas, 2007, p. 47.
6. JuliÁ, Santos: Los socialistas en la política española, 1879-1982. Madrid: Taurus, 1997, p. 353.
7. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, p. 151.
8. JuliÁ, Santos: Los socialistas en la política española., op. cit, p. 393.
9. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas (1971-1974)?. En: Alted, Alicia; Aroca, Manuela y Collado, Juan Carlos (dirs.): El sindicalismo socialista español. Aproximación oral a la historia de ugt (1931-1975). Madrid: Fundación F. Largo Caballero, 2010, p. 318.
10. Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista al "partido de la transición"?. En: Quirosa-Cheyrouze Muñoz, Rafael (ed.): Los partidos en la transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española. Madrid: Biblioteca Nueva, 2013, pp. 224-228
11. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, pp. 247-291.
12. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 268; Martínez Cobo, Carlos y Martínez Cobo, José: La Segunda renovación. Intrabistoria del psoe, vol. IV. Barcelona: Plaza & Janes, 1991, p. 91.
13. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, pp. 266-270.
14. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas...?, op. cit., pp. 321-327.
15. Martínez Cobo, Carlos y Martínez Cobo, José: La Segunda renovación., op. cit., p. 115.
16. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas.?, op. cit., pp. 321-327.
17. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, pp. 274-280.
18. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español..., op. cit., p. 208.
19. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe. Barcelona: Plaza & Janes, 1980, p. 52.
20. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., pp. 285-291.
21. Muñoz Sánchez, Antonio: El amigo alemán. El spd y el psoe de la dictadura a la democracia. Barcelona: rba, 2012, pp. 101-104.
22. En este clima de confrontación destaca un artículo sin firma (?Los enfoques de la praxis?) publicado en el número de mayo de El Socialista del psoe del Interior -dirigido por Alfonso Guerra- en el cual criticaba a la dirección por la falta de actuación en el día a día de la lucha antifranquista.
23. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, p. 294.
24. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas.?, op. cit., p. 338.
25. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 295.
26. psoe [Histórico]: ?Circular n.° 18. Secretaría General?, Toulouse, 19 de agosto de 1972. Visto en: Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., pp. 92-94.
27. Archivo de la Fundación Indalecio Prieto (afip): publicaciones periódicas, Le Nouveau Socialiste, n° 1, 26 de octubre de 1972, p. 1.
28. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español..., op. cit., p. 215.
29. psoe [Histórico]: ?Circular n.° 19. Secretaría General?, Toulouse, 25 de agosto de 1972. Visto en: Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., p. 103.
30. De esto se da cuenta en psoe [Histórico]: ?Circular n.° 20. Secretaría General?, Toulouse, 1 de septiembre de 1972. Visto en: Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., pp. 106-113; Ortuño Anaya, Pilar: Los socialistas europeos y la transición española (1959-1977). Madrid: Marcial Pons, 2005, p. 159.
31. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 297.
32. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit, p. 123.
33. Usamos el término empleado por Abdón Mateos en: Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista...?, op. cit., pp. 221-234.
34. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español..., op. cit, p. 222.
35. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 297.
36. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español., op. cit., p. 220.
37. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., p. 124.
38. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español., op. cit., pp. 219-220.
39. Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista...?, op. cit., p. 228.
40. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., pp. 150-151.
41. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit, pp. 151-157.
42. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas.?, op. cit., p. 341.
43. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista,, op. cit., p. 300.
44. afip: publicaciones periódicas, Le Nouveau Socialiste, n° 13, 18 de enero de 1973, p. 1.
45. afip: publicaciones periódicas, Le Nouveau Socialiste, n° 43, 31 de diciembre de 1973, p. 2.
46. Ibidem.
47. Martínez Cobo, Carlos y Martínez Cobo, José: La Segunda renovación..., op. cit., pp. 178-179.
48. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit, p. 158.
49. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido I?, psoe [H], Confederación del Centro: ?Informe muy confidencial sobre los orígenes y situación actual del psoe nacido del Congreso faccioso de Tolouse? [sic], 19 de enero de 1973.
50. Martínez Cobo, Carlos y Martínez Cobo, José: La Segunda renovación., op. cit., pp. 178-179.
51. Vargas, Bruno: Rodolfo Llopis (1895-1983): una biografía política. Madrid: Planeta, 1999, p. 284.
52. Aroca, Manuela: ?Renovación en las organizaciones socialistas...?, op. cit., p. 342.
53. Muñoz Sánchez, Antonio: El amigo alemán..., op. cit, pp. 36-125 y 163-225; Ortuño Anaya, Pilar: Los socialistas europeos., op. cit., pp. 202-204.
54. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición. La evolución ideológica de la izquierda durante el proceso de cambio político. Madrid: Siglo xxi, 2012, pp. 121-122.
55. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., p. 357.
56. afip: publicaciones periódicas, Le Nouveau Socialiste, n° 46, 31 de diciembre de 1973, pp. 1-2.
57. JuliÁ, Santos: Los socialistas en la política española..., op. cit, p. 420.
58. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 303.
59. Martín Ramos, José Luis: Historia del socialismo español., op. cit., p. 222.
60. Cita tomada de: Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., pp. 163-164.
61. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso del Partido Socialista Obrero Español?, Madrid, 9, 10, 11 y 12 de octubre de 1976, p. 12.
62. Martínez Cobo, Carlos y Martínez Cobo, José: La Segunda renovación., op. cit, p. 183.
63. afip, ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso...?, op. cit., pp. 55-56.
64. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido III?, Ovidio Salcedo y Víctor Salazar (Comisión Ejecutiva psoe): ?Circular n.° 4?, 5 de marzo de 1975.
65. Martín Nájera, Aurelio (dir.): ?Muñoz Ariño, José María?. En: Diccionario Biográfico del Socialismo Español. Recuperado de: <http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionariobiografico/biografias/13469_munoz-arino-jose-maria>. [Consultado el: 8/10/2015].
66. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta?Documentos Partido I?, José MuñozAriño: ?A los miembros del Comité Nacional del Partido Socialista Obrero Español?, 18 de marzo de 1975.
67. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido III?, Ovidio Salcedo y Miguel Armentia (Comisión Ejecutiva psoe): ?Circular n.° 5?, 11 de agosto de 1975.
68. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit., pp. 165-201.
69. JuliÁ, Santos: Los socialistas en la política española..., op. cit., p. 434.
70. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso...?, op. cit, pp. 58-59.
71. JuliÁ, Santos: Los socialistas en la política española., op. cit., p. 433.
72. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso.?, op. cit., p. 61.
73. Ibidem.
74. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit., p. 211.
75. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso...?, op. cit, p. 62.
76. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., pp. 217-218.
77. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso.?, op. cit., p. 65.
78. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit, pp. 333-334.
79. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso...?, op. cit, p. 66.
80. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe., op. cit., p. 222.
81. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso.?, op. cit., p. 71.
82. Con respecto a la presencia del pce en las estrategias conjuntas del psoe, es muy destacable la reunión que tuvieron Víctor Salazar y Ovidio Salcedo con Nicolás Redondo (Peydró: op. cit., p. 169), en la que trataron dicho tema. Este planteó que eran las organizaciones de derechas quienes pedían la presencia del pce en las reuniones unitarias, argumento que fue rebatido por los ?históricos? de la siguiente manera: ?Los partidos de derechas no arriesgan nada yendo juntos con los comunistas, porque estos no les quitarán ni un afiliado. Cosa muy distinta es la situación nuestra, pues si fuéramos en alianza con ellos, estaríamos diciendo a la clase trabajadora que no hay diferencia entre los comunistas y nosotros. Lo cual no es ni remotamente cierto?. [sic]. Es decir, no se trataba de una incompatibilidad por tener que entablar relaciones indirectas con agentes políticos antagónicos al psoe, sino que se trataba de una opción táctica para distanciarse o de marginar al pce y restarle capacidad de influencia en la clase trabajadora.
83. Avilés, Juan: ?El proyecto socialista: del marxismo a la modernización?. En: Soto, Álvaro y Mateos, Abdón (dirs.): Historia de la época socialista. España (1982-1996). Madrid: Sílex, 2013, p. 28.
84. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXVII Congreso...?, op. cit., p. 49.
85. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit., p. 237. Gillespie (op. cit., p. 341) calcula en doscientos el número de ?históricos? que se pasaron con Turrión al psoe de Felipe González.
86. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe (Sector Histórico): ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al Congreso Extraordinario (XXVIII)?, Madrid: 9, 10, 11 y 12 de octubre de 1977, p. 15.
87. afip: Fondo Julián Lara, carpeta 10, José Prat y Manuel Murillo (Comisión Ejecutiva del psoe)-. ?A todas las secciones?, 1 de noviembre de 1976, pp. 5-9.
88. Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista...?, op. cit., p. 221.
89. afip- Fondo Julián Lara, carpeta 10, José Antonio García López y Manuel Murillo: ?Comunicado conjunto del histórico Partido Socialista Obrero Español (psoe) y del Partido Socialista Democrático Español (psde)?, 30 de octubre de 1976.
90. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit., p. 333.
91. Vargas, Bruno: Rodolfo Llopis (1895-1983)., op. cit., p. 301. Aunque, finalmente, la rsd no se presentó con el psoe [H] por el escándalo que supondría.
92. afip- ?Congresos psoe Histórico?, psoe (Sector Histórico): ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al Congreso Extraordinario.?, op. cit., p. 22.
93. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 334; También hay que comentar que Antonio García López tuvo mucha presencia en los medios de comunicación conservadores, siguiendo la línea marcada por el gobierno de Suarez y calificando al psoe de ?frentepopulista?. De hecho, se llegó a especular sobre la posible incorporación de García López en el gobierno de Suárez, hasta el punto de llegar a entrevistarse con él y con el cardenal Tarancón. Visto en: Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista.?, op. cit., p. 233.
94. Mateos, Abdón: ?El "laberinto" socialista...?, op. cit., p. 232.
95. Cita tomada de: Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición., op. cit, pp. 125-131.
96. Molinero, Carme y Ysas, Pere: ?La izquierda en los años setenta?, Historia y Política, 20, 2008, n.° 20, p. 29.
97. Sobre la cuestión de las siglas siempre hubo cierta polémica con el psoe [H], que, a pesar de inscribirse como partido antes que los renovadores, finalmente con presiones de Felipe González mediante, fueron inscritos como ?psoe (Sector Histórico)?.
98. Hay otros muchos factores que explican el triunfo electoral del psoe en junio de 1977, pero no corresponde a este trabajo analizarlos de forma detallada.
99. Vargas, Bruno: RodolfoLlopis (1895-1983)..., op. cit, pp. 292-305.
100. Aguilar Fernández, Paloma: Memoria y olvido de la Guerra Civil española. Madrid: Alianza, 1996, pp. 112, 284-285, 326-328.
101. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe (Sector Histórico): ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al Congreso Extraordinario.?, op. cit., pp. 71-75.
102. Ibidem, p. 25.
103. Company, Enric y Arroyo, Francesc: Historia del socialismo español, vol. V (1977-1988). Barcelona: Conjunto Editorial, 1989, p. 33.
104. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones delpsoe..., op. cit., pp. 244-245.
105. afip: Fondo Julián Lara, carpeta 10, ?Proposición concreta del compañero lara?.
106. abc: ?José Prat dimite como presidente del psoe Histórico?, 3 de septiembre de 1977, p. 9.
107. afip: ?Congresos psoe Histórico?, psoe (Sector Histórico): ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXIX Congreso Ordinario?, Madrid, 13, 14 y 15 de abril de 1979, p. 18.
108. ya: ?Manuel Murillo: "Los socialistas históricos no tienen futuro"?, 14 de octubre de 1977, p. 18.
109. Peydró Caro, Miguel: Las escisiones del psoe..., op. cit, p. 259.
110. El País: ?El psoe histórico propone un congreso de reunificación?, 12 de octubre de 1977, p. 15.
111. afip: Fondo Julián Lara, carpeta 10, psoe (Sector Histórico): ?La Mesa del Congreso a D. Juan Luis Cebrián?, 12 de diciembre de 1977.
112. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición., op. cit., pp. 139-142.
113. Company, Enric y Arroyo, Francesc: Historia del socialismo español., op. cit., p. 23.
114. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición..., op. cit., pp. 146-148.
115. afip: publicaciones periódicas, El Socialista [H], n.° 42, 1 de noviembre de 1978, p. 1.
116. En las elecciones de 1979 se pudieron presentar en veintisiete circunscripciones y apenas obtuvieron 150.378 votos. Fuente: afip, ?Congresos psoe Histórico?, psoe (Sector Histórico): ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva al XXIX.?, op. cit., p. 88.
117. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición., op. cit., p. 277.
118. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pcey el psoe en [la] transición., op. cit., pp. 149-151.
119. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 360.
120. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pce y el psoe en [la] transición., op. cit., p. 151.
121. Ibidem, pp. 151, 328-330.
122. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 369.
123. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 421.
124. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pcey el psoe en [la] transición., op. cit, p. 385.
125. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista., op. cit., p. 416.
126. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta?Documentos Partido IV?, Partido Socialista (ps): ?Informe mensual?, 15 de julio de 1982, pp. 2-3.
127. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido IV?, Modesto Seara: ?Informe sobre la situación del socialismo en España?, noviembre de 1981, p. 24.
128. Ibidem, pp. 6-12.
129. Gillespie, Richard: Historia del Partido Socialista..., op. cit., p. 421.
130. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido IV?, Modesto Seara: ?Informe sobre la situación del socialismo...?, op. cit., p. 25.
131. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido IV?, Modesto Seara: ?Informe sobre la situación del socialismo.?, op. cit., pp. 25-26.
132. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta?Documentos Partido IV?, pasoc: ?Informe Mensual?, 15 de noviembre de 1982, pp. 3-4.
133. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido IV?, pasoc: ?Informe Mensual?, 15 de noviembre de 1982, pp. 4-5.
134. Ibidem, p. 5.
135. afip: Fondo Isaac Pérez, Carpeta ?Documentos Partido IV?, pasoc: ?Informe Mensual?, 15 de noviembre de 1982, p. 5.
136. afip: ?Congresos pasoc?, pasoc: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva Federal al II Congreso Ordinario?, Madrid, 28-30 de marzo de 1986, p. 15.
137. Garcés, Joan E.: Soberanos e intervenidos: estrategias globales, americanos y españoles. Madrid: Siglo xxi, 2008, p. 217.
138. Ysas, Pere: ?Cambio y continuidades: tres lustros de gobiernos socialistas?, Ayer, n.° 84, 2011, p. 24.
139. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pcey el psoe en [la] transición., op. cit., pp. 392-395.
140. Marín Arce, José María: ?Los socialistas en el poder (1982-1996)?, Historia y Política, n° 20, 2008, p. 45.
141. Soto, Alvaro: ?El conflicto como respuesta social pero también política?. En: Soto, Alvaro y Mateos, Abdón (dirs.): Historia de la época socialista. España: 1982-1996. Madrid: Sílex, 2013, pp. 206-208; Ysas, Pere: ?Cambioy continuidades.?, op. cit., pp. 29-30.
142. GÁlvez Biesca, Sergio y Muñoz Barrutia, Gustavo: ?Las contradicciones del socialismo: una aproximación a la historia política del psoe en la transición (1972-1986)?. En: Actas de las VI Jornadas de Castilla-La Mancha sobre Investigación en Archivos: Guadalajara, 4-7 de noviembre, 2003, vol. 2, 2004, p. 13.
143. Marín Arce, José María: ?Los socialistas en el poder...?, op. cit., p. 56.
144. GÁlvez Biesca, Sergio y Muñoz Barrutia, Gustavo: ?Las contradicciones del socialismo.?, op. cit., p. 22.
145. Ysas, Pere: ?Cambio y continuidades.?, op. cit., p. 40.
146. GÁlvez Biesca, Sergio y Muñoz Barrutia, Gustavo: ?Las contradicciones del socialismo.?, op. cit., pp. 23-24.
147. Garcés, Joan E.: Soberanos e intervenidos..., op. cit., p. 212.
148. Andrade Blanco, Juan Antonio: El pcey el psoe en [la] transición., op. cit., pp. 401-404.
149. afip: ?Congresos pasoc?, pasoc: ?Memoria que presenta la Comisión Ejecutiva Federal al II Congreso Ordinario?, Madrid, 28-30 de marzo de 1986, pp. 114-118.
150. Ibidem, p. 76.
151. ya, 14 de febrero de 1986.
152. El País, 2 de marzo de 1986.
153. Diario 16, 24 de febrero de 1986.
154. El País, 13 de marzo de 1986.
155. abc, 15 de marzo de 1986.
156. El País, 22 de marzo de 1986.
157. abc, 30 de abril de 1986.
158. Diario 16, 16 de marzo de 1986.
159. ya, 16 de marzo de 1986; ABC, 30 de abril de 1986.
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© 2016. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
The process of political transition from francoist dictatorship to democracy in Spain was formed by years of evolution and transformation which affected in a particular way to Spanish left. The group of «historical socialists» -which had been differenced of Felipe González' PSOE because of his position near the communists- had a conservative starting position, but due to the power position of renovated PSOE, they were getting a position more and more rupturist. In this article, our aim is to analyze what were the historical, social and economic facts that affected to the evolution of the «PSOE Histórico», which at the beginning had the key principle of the exile («Nothing with the communists») and at the end they came up to sign an electoral agreement with the PCE in a coalition called Izquierda Unida. Estas distintas visiones estratégicas de lucha contra el franquismo eran rechazadas por Toulouse, desde donde pensaban que sus impulsores eran ?perturbadores? (aso), ?bisoños? (asu) o ?usurpadores? (el grupo de Tierno Galván).
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1 Universidad de Alcalá