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Los últimos años en América Latina y el Caribe han estado pautados por una mayor cercanía entre los procesos políticos y sociales de cambio en la región y su renovado vínculo con el territorio. El desarrollo local nunca ha estado tan centralmente en las prácticas, los recursos, las competencias, los discursos y la voluntad política de los decisores de políticas como en los últimos años en la región.
Cuantiosos recursos materiales y humanos se han puesto en valor hacia los territorios con el objetivo de reducir uno de los más grandes problemas que ofrece nuestro modo de desarrollo latinoamericano: la inequidad y la consiguiente vulnerabilidad de amplios grupos de nuestros compatriotas. Asimismo, una cantidad importante de nuevas ingenierías de gestión en el territorio han pautado los últimos años, llámense mesas, ámbitos de coordinación, planes, etc.
Sin embargo, a la hora de un balance, no hay evidencia firme de haber conseguido superar sustantivamente las brechas de inequidad territorial.
Esto no se debe a falta de recursos ni de voluntad política. La hipótesis de estas ideas es que esto refiere a la lógica de acción y, para resolverlo, hay cierto consenso sobre ideas que ya se están aplicando o comienzan a aplicarse en algunos países de la región.
Lo anterior no disminuye en absoluto lo logrado en términos de mejorar los sistemas de transferencias (donde hubo avances sustantivos), de competencias y, sobre todo, de un rol de las autoridades y la ciudadanía local en los procesos. Pero, como señala Daniel Cravacuore (2015), esto se ha hecho en el contexto de una «descentralización centralizada» que pone en duda la esencia misma de la cuestión.
Subyacen en esta situación las dos visiones sobre el desarrollo local y la descentralización que se han dado en la región, sobre todo en la década neoliberal, relativas a si el objetivo es rebajar o fortalecer el rol del Estado para un desarrollo más equilibrado. Nuestra posición es que no solo no hay incompatibilidad alguna entre un rol relevante e imprescindible del Estado y las políticas orientadas al desarrollo local y la descentralización, sino que ese rol es fundamental.
Hace ya algún tiempo definimos el desarrollo local según una visión política, complementaria a otras en las que se asienta:1
Resulta claro que hay que...