RESUMEN
Una de las principales características de las ofrendas votivas a «Bandua» en Hispania es que se alude al dios con apelativos que le vinculan a núcleos de población, preferentemente «uici», «pagi» o «castella», mientras que los sobrenombres referentes a municipios o capitales de «ciuitates» suelen llevarlos los Genios. En las provincias galas, los epítetos alusivos a comunidades locales acompañan, sobre todas las demás divinidades, a Marte. «Bandua» fue, por tanto, un dios de carácter guerrero, protector y defensor de las comunidades indígenas que, después de la conquista romana, quedaría como divinidad tutelar del grupo social residente en el núcleo poblacional.
ABSTRACT
One of the main features of the votive offerings to «Bandua» in Hispania is that they allude to the god using certain epittiets wtiich link him to population centres, especially «uici», «pagi» or «castella». On the other hand, the appellations refering to towns or «ciuitates» capitals are usually born by the «Genii». In Galia, the epithets alluding to local communities refer to Mars, above all other gods. Thus, «Bandua» was a warrior-like god who acted as protector and defender of the indigenous cities and who, after the Román conquest, would be the guardián deity for the social group living in the population centre.
La relación que las comunidades de la Híspanla indoeuropea tuvieron con determinadas divinidades puede ser analizada teniendo en cuenta datos de diversos tipos. A primera vista, el hallazgo de altares votivos dedicados a dioses indígenas en el interior de ciudades podría apuntar una especial vinculación de la divinidad con el conjunto de sus habitantes; sin embargo, la existencia en el interior de las mismas de unidades sociales más reducidas de carácter gentilicio nos impide, en buena medida, descubrir si la esfera funcional del dios en cuestión se relaciona con la comunidad ciudadana como tal, si afecta a un entorno más privado, familiar o ciánico o si no se vincula a un grupo social concreto.
En algunos casos parece evidente la escasa utilidad de este dato, si no se considera junto a otras variables. A modo de ejemplo, en el enclave de Lucus Augusti conocemos varios teónimos masculinos indígenas como Laho, Reo, Verore o Regoni'. Por tanto, la constatación del culto a varias divinidades en el mismo enclave y, por otra parte, la alusión a ellas en ocasiones con sus categorías religiosas romanas nos impide identificar a una divinidad indígena que ejerciera su influencia concretamente sobre el conjunto social residente en el espacio urbano.
En otros enclaves donde la irrupción cultural de Roma no fue tan intensa, como los castros y, en general, en comunidades como uici, pagi o castella, podemos hallar nuevos datos, puesto que en estos enclaves se observa una yuxtaposición de elementos religiosos romanos e indígenas sin que, en muchos casos, se fusionen.
No siempre los investigadores relacionan los lugares donde se hallaron las inscripciones votivas con los núcleos habitados más o menos cercanos, pero tenemos alguna información al respecto. Lo primero que llama la atención es que son varios los posibles teónimos que aparecen en este tipo de contextos. Algunos ejemplos serían Caro, cerca de Castro de Roboreda (Santa Vaia do Río do Moinhos, Arcos de Valdevez, Vila Real)2; Reue, en Santa María de Castromao (Celanova, Orense) 3, el poco probable Saur, conocido por una inscripción en una pátera en la que se representaba una figura de Marte, junto al castro de Alvarelhos (Carriga, Santo Tirso, Porto)"; Torolo, cerca de Castro Escuadro (Pías, Escuadro, Orense)5 o Coso, aunque la interpretación del texto es dudosa, a 500 metros del castro de Sanfins (Eiriz, Pagos de Ferreira, Porto)6.
Sin duda el número de altares votivos hallados en el interior o las cercanías de estos núcleos urbanos se incrementará a medida que las excavaciones permitan una mayor contextualización de las piezas pero, según los datos de que disponemos en la actualidad, observamos que esta relación se repite con una cierta frecuencia en las dedicaciones a Bandua. En este sentido, podemos citar el ara de Castro do Mau Vizinho (Sul, S. Pedro do Sul, Viseu) dedicada a Bandua Oce..7, los tres altares dedicados a Bandua Roudaeco, hallados cerca del importante castro de Villavieja (Trujillo, Cáceres)8; el procedente de Eiras (San Amaro, Orense) cerca de los castres de Eiras y de «a Cibdá» , muy cerca de San Ciprián de Las 9 o los dos procedentes del castillo de Viia da Feira (Arlindo de Sousa, Aveiro)10.
Los datos de ese carácter no son muy numerosos y, por tanto, tampoco ofrecen conclusiones determinantes. Por otra parte, aunque se conociera una gran cantidad de inscripciones alusivas a un mismo dios en contextos urbanos, este hecho por sí mismo sería poco más que un indicio de difícil interpretación. Por tanto, hemos de calibrar otras variables que supongan un punto de partida más sólido para investigar la relación entre determinadas divinidades y los núcleos habitados indígenas.
EPÍTETOS DE DIOSES VINCULABLES A NÚCLEOS DE POBLACIÓN EN EL TERRITORIO LUSITANO-GALAICO
La epigrafía votiva del ámbito lusitano-galaico nos ofrece otros datos que son más importantes para ios objetivos de nuestro estudio: se trata de los epítetos de divinidades indígenas que aluden, probablemente, a comunidades urbanas de distinto rango. Sobre ellos realizaremos un análisis más pormenorizado.
En primer lugar, hemos de tener en cuenta todos aquellos epítetos que contienen sufijos en -brigo, -breo o sus versiones en dativo pre-céltico que aludirían a topónimos en -briga, es decir, a enclaves urbanos predominantemente indígenas y fortificados11 Por otra parte, consideraremos aquellos sobrenombres que derivan de ciudades antiguas cuyo nombre es conocido por otras informaciones y también constataremos los apelativos cuyo origen se puede rastrear en el nombre de ciudades actuales, cuando la relación entre ambos tenga un suficiente grado de probabilidad.
Es sabido que la divinidad indígena masculina que cumple estos requisitos con mayor asiduidad es Bandua. En primer lugar, muchos de sus epítetos nos remiten a topónimos con sufijación en -briga:
1.°) Etobrico. Conocido por una inscripción hallada en Alenquer (Lisboa), pero cuya procedencia original se desconoce12.
2.°) Brialeacui. En dos inscripciones de Orjais (Covilhá, Gástelo Branco) 13.
3.°) Isibraiegui. Conocido por varias inscripciones de Bemposta (Penamacor, Castelo Branco) y derivaría, según Almeida, del nombre primitivo de la localidad 14.
4.0) Longobricu. En una inscripción de Longroiva (Meda, Guarda) 15. Langobriga se situaba según el Itinerario de Antonino entre Aeminium (Coimbra) y Cale (Porto) pero, como afirmaba Vasconcelos, ello no implica que debiera estar en la línea recta Olisipo -Aeminium- Cale, sino que podría ubicarse más al interior, como el ara dedicada a Bandua parece confirmar. En documentos medievales la aldea aparece como Longrobia y Longrovia16. Según Curado, lo más probable es que el topónimo al que alude el epíteto hubiera sufrido la evolución Longobriga -Longobria- Longroiva17.
5.°) Virubrico o Verubrico. En un ara de Retorta (Laza, Orense)18. Existen algunas dudas sobre las últimas letras del teónimo y las primeras del epíteto, pero parece clara la vinculación del dios a un enclave fortificado.
6.°) Veigebreaego. Procedente de Rairiz de Veiga (Orense)19. Según Rodríguez Colmenero, es muy probable una relación entre el epíteto y el nombre del lugar de procedencia de la pieza, por lo que habría que admitir que el dios era el «protector do Castro da Veiga»20.
7°) Lansbricae. De Santa Eugenia de Eiras (S. Amaro, Orense)21 Como vimos arriba, el ara se halló cerca de dos castros, uno de los cuales estaba en San Ciprián de Las. Según Rivas, la relación entre este topónimo y el epíteto Lansbricae quedaría reforzada a partir de un documento de 1458 conservado en el Archivo de la Catedral de Orense, donde se alude a ese enclave como Laans22.
8.°) Saisabro. De Maranháo (Avís, Evora)23.
9.°) Malunrico? De procedencia desconocida, actualmente en el Museo de Badajoz. Según Ramírez Sádaba, la lectura más apropiada sería Malun<b>rico habiéndose omitido la letra b por error del lapicida, lo que resolvería la complejidad fonética del epíteto 24.
Por otra parte, también conocemos el nombre de otros núcleos urbanos antiguos que, aunque no posean los mencionados sufijos, dan lugar a sobrenombres de Bandua:
- Roudaeco. Este apelativo se refiere a un uicus Rouda conocido por una inscripción hallada en Casar de Cáceres25 que se ubicaría probablemente hacia la confluencia de los ríos Tozo y Almonte donde, como vimos arriba, se hallaron tres inscripciones dedicadas a Bandua Roudaeco. Además, cerca de Casar de Cáceres existe un lugar denominado Bando del Monte, posiblemente alusivo al teónimo Bandua, donde están las ermitas de S. Benito y S. Blas, lugares a los que llegan las principales romerías que parten del pueblo y que, por tanto, es el lugar de mayor tradición sacra de la zona.
- Oce... Procedente de Sul (S. Pedro do Sul, Viseu)26. j d'Encarnagáo interpretó el epíteto como Ocel(ensi) o Ocel(aeco)27.
- Araugel(...). La inscripción se realizó en una pátera de plata cuya procedencia es desconocida. Hoy se encuentra en la colección Calzadilla de Badajoz27. No obstante, según Albertos y Alarcáo, el epíteto podría referirse a un castellum Araocelum ubicado en el área del actual Viseu, a partir de la inscripción hallada en S. Cosmado (Mangualde) donde se menciona unos castellani Araocelenses 28.
A los nueve epítetos alusivos a ciudades con sufijo -briga arriba mencionados hemos de sumar, por tanto, ios tres últimos que aluden a comunidades urbanas lusitanas. Junto a estos doce epítetos, conocemos otros diez bastante probables cuyo significado desconocemos: Apolosego con sus variantes, Arbariaico, Bolecco, Cadiego, Oilienaico, Picio, Tatibeaicui, Tueraeo, Velugo Toiraeco y Vortiaecio con todas sus variantes. Por tanto, de un total de 22 epítetos del dios Bandua, el 54,5% derivan de nombres de localidades antiguas, proporción que se reduce al 40% si no incluimos los tres apelativos de más dudosa vinculación a núcleos de población: Oce..., Saisabroy Malunrico. Es una cifra, a nuestro juicio, altamente significativa y susceptible de ser sometida a comparaciones con otros ámbitos. Del resto nada fiable podemos afirmar en cuanto a su tipificación.
Finalmente, hemos de considerar como importante la evidencia de que, exceptuando el epíteto Vortiaecio y sus variantes, que aparece documentado por un amplio territorio, y uno de los testimonios de Roudaeco, que se halló desplazado del resto, cada uno de los apelativos de Bandua se testimonia en una localidad concreta.
La consideración del resto de inscripciones donde aparecen epítetos como los citados nos aporta informaciones de gran interés. Los sobrenombres que derivan de topónimos en -briga son los siguientes:
- loueai Caielobrigoi. que aparece en una misma inscripción que Crougeai Magareaicoi, grabada sobre una gran roca en Lamas de Moledo (Castro Daire, Viseu)30. Ambos epítetos aparecen en topónimos locales: Magareaicoi se vincularía al Castro de Maga, situado en un cerro frente a Lamas de Moledo; Caielobrigoi habría dado lugar a Cela, población vecina de Lamas31.
- Soe Meobrigoe. De procedencia desconocida, pero probablemente hallada en la provincia de La Coruña32.
- Genio Conimbricae. Procedente del recinto de Conimbriga33.
- Genio Tongobrigensium. Aparecido en Freixo (Marco de Canavezes, Porto) 34. El epíteto se refiere, probablemente, al gran castro en el que se halló la inscripción. Su nombre sería Tongobhga, llamada en el Ravenate Tonobriga, o Tuntobriga por Ptolomeo35
- Tameobrigo (Varzea do Douro, Marco de Canavezes)36. La inscripción apareció en la confluencia entre los ríos Douro y Támega; la raíz Tam- podría indicar una relación entre esta divinidad y el río Támega. La naturaleza de esta relación ha sido debatida por los distintos investigadores que han estudiado este testimonio. Para Blázquez se trataba de una divinidad acuática vinculada ai río 37 mientras que Encarnagáo pensaba que se trataba del propio río divinizado38. Sin embargo, Tameobrigo posee el sufijo característico de ios epítetos tópicos de divinidades indígenas relacionados con enclaves fortificados.
- (...)a Brigo? (Delaes, Vila Nova de Famalicáo). A la inscripción le faltaría una primera línea donde se ubicaría quizá parte del teónimo, cuya última letra sería la a de la primera línea conservada. Brigo sería, así, el epíteto de una divinidad cuyo nombre desconocemos.
Finalmente, también serían derivados de topónimos de poblaciones los siguientes:
- Marti Tarbuceli. Aparecido en un ara procedente de Montariol (S. Víctor, Braga) 39. Lo incluimos aquí a partir de una inscripción iiaílada en Pastoria (Chaves), en la que se cita un castellum Tarbu...40 sobre el que, probablemente, este Marte indígena ejercería su influencia. Según Albertos, la variante -ucelum en composición de topónimos consta en Albucela, Araugelensis, Balatucelum o Arcucelum, por lo que el epíteto de Marte derivaría de Tarbucelum41.
- Durbedico. Altar procedente de Ronfe (Guimaráes, Braga)42. Sobre el significado de este epíteto se han planteado diversas opiniones, en el sentido de que es una divinidad de las aguas43. Sin embargo, la existencia de una inscripción que cita un castellum Durbede que estaría ubicado en el área de Braga es determinante44. No sabemos el nombre de la divinidad a la que se refería la inscripción.
- Igaedo. Lo conocemos por una inscripción hallada en una dependencia agrícola existente detrás de la capilla de N.a Sra. de Almortáo (Idanha-a-Nova, Gástelo Branco)45, cerca de Idanha-a-Velha, lugar donde en época romana estaba la capital de la ciuitas Igaeditanorum. Este apelativo haría referencia, por tanto, a esa gens o a la propia capital que, según Vasconcelos, pudo llamarse Igaedi o Igaedium, que posteriormente derivó a Igaeditania como aparece en monedas de época visigoda46. Por tanto, es difícil discernir entre una adscripción étnica o ciudadana de este apelativo.
- Carneo Calanticensi. Este epíteto es conocido por una inscripción desaparecida y aludiría, según Encarnagáo, a una población que se denominaría Calantum, Calanta, Calantica o Calantia 47.
- Genio Laquinie(n)si (S. Miguel de Caldas de Vizela, Guimaráes)48. La mayoría de los autores que han estudiado la pieza inciden en el caracas ter tópico o étnico del epíteto, que podría aludir a una ciudad o territorio de nombre Laquinia o Laquinium49«. En Caldas de Vizela hubo posiblemente un uicus llamado Oculis, que en el año 1014 aparece como Occulis Calidarum50 que, aparentemente, no tendría relación con el apelativo de la divinidad. Si este dato se confirma, aumentarían las dudas sobre el significado del epíteto.
- Conso S[...]ensi (S. Pedro de Tronos, Puente de Domingo FIórez, León)51 Es una dedicación a Coso y un ejemplo de la vinculación de este dios a un enclave, puesto que el adjetivo deriva de un topónimo.
- Coso Vacoaico (lugar indeterminado del distrito de Visea)52. Posiblemente el epíteto alude al oppidum Vacca que se cita en Plinio. Este enclave estaría cerca del lugar donde se halló la inscripción de Coso y también del río Vouga, pues llevaba su mismo nombre53. No obstante, la relación del topónimo y el apelativo de Coso no es del todo segura.
- Coso Neneoeco. Conocido por dos inscripciones halladas en el concelho de Santo Tirso (Porto)54. Alarcáo sugería la posible relación de este epíteto con el nombre de una localidad de la zona: Nine55, aunque esta vinculación no se puede asegurar por el momento.
- Arantio Ocelaeco. Esta ofrenda procedente de Ferro (Covilhá, Gástelo Branco)56, se hace al dios junto a Arantia Ocelaeca. Para Albertos, Ocelum sería el lugar que protegerían ambos dioses, pero sería distinto a la ciuitas de los Ocelenses que mencionan Ptolomeo y Plinio y al Ocelum de los Vettones, aunque podría ser también este último enclave57.
- Lar! Ocaelaego. En esta inscripción, hallada en Santa Magdalena de Paradina (Sarreaus, Orense), consta otro epíteto del mismo tipo que el anterior, alusivo a un topónimo Ocelum58.
Además de las inscripciones que citamos, Albertos incluyó otras en las que los epítetos se relacionaban con núcleos de población. Se trata de las referentes a Arentio Cronisensi, Bandua ltuicie(n)si, Laribus Cusicelensibus, dis deabus Nobranininsibus59 y, en un trabajo posterior, añadió a estos otros apelativos que tenían relación con topónimos actuales: Segidiaeco, Cariociego, Paraliomego, Paramaeco, Barciaeco, Tabudico, Circeiebaeco y Tarmucenbaecis 60. No obstante, las lecturas de algunos epítetos del primer grupo no son lo suficientemente fiables para permitirnos su utilización con fines ulteriores; en cuanto al segundo grupo, como ya Albertos anunciaba, no es seguro que esos epítetos se identifiquen con los nombres de topónimos actuales que cita.
En resumen, además de los doce testimonios referidos a Bandua, disponemos de tres dedicaciones a Genios indígenas con epítetos derivados de topónimos, tres a Coso61 y una a Marte, los Lares, loueai (que quizá corresponda a Júpiter), Crougeai, Soe, Carneo y Arentio. Finalmente tenemos altares ofrecidos a dioses cuyo nombre no conocemos, pero sí sus epítetos: Tameobrigo, Brigo, Durbedico e Igaedo.
Hemos expuesto los datos que muestran algo ya conocido por los investigadores, que en el territorio lusitano-galaico Bandua es la divinidad indígena a la que con mayor frecuencia se cita junto a epítetos referentes a uici, pagi o castella, por lo que se puede concluir que tenía una muy especial vinculación con comunidades indígenas de segundo rango. A la gran proporción de invocaciones a Bandua con epítetos que lo caracterizan como divinidad vinculada de diversas poblaciones62 se une, por el contrario, la ausencia total de apelativos de este dios referentes a grupos familiares, ciánicos o tribales.
Es cierto que no conocemos el significado de un buen número de sobrenombres de Bandua y podrían haber entre ellos apelativos gentilicios, pero este punto no se puede confirmar con los datos actuales63. Además, hemos de considerar que otras divinidades de las que conocemos menos testimonios se acompañan de sobrenombres alusivos a grupos familiares. Podemos citar algunos ejemplos: Araco Arantoniceo relacionado con el antropónimo Arantonius, Arentio Tanginiciaeco vinculado a Tanginus, los Lares Gapeticorum gentilitatis y los Lubanci Douilonicorum64, los Lares Cerenaecis, con posible vinculación a Cereaecius; Lugubo Arquienobo y Lucoubo Arquieno, relacionados con el antropónimo Arquius65 Mentouiaco, epíteto cuyo teónimo desconocemos que guarda relación con el gentilicio Mentouiequm66.
J. De Hoz ya había advertido que Bandua era una divinidad protectora y tutelar, ligada a «comunidades humanas», pero consideraba que no era una divinidad personal, con perfiles bien definidos, sino con un carácter genérico67. Además, este investigador planteaba que los Genios o Lares que aparecen en singular en las inscripciones pudieran tener características similares a las de Bandua68.
Hemos visto arriba que tres de los ejemplos hispanos donde aparecen epítetos relativos a comunidades urbanas son dedicaciones a Genios lo que está, en principio, de acuerdo con las hipótesis de J. De Hoz respecto a una cierta identificación entre ambas divinidades. Pero, si esta idea es correcta, ¿qué información nos aporta para establecer el carácter de Bandua?¿Qué características tenían los Genios romanos que parecían similares a una divinidad que ejercía su tutela sobre comunidades indígenas?
Sabemos que el culto al Genio, durante el alto imperio, estaba lejos del casi exclusivo perfil familiar que tenía durante los primeros tiempos de la República. En todo el mundo romano hay testimonios de Genios que ejercían protección sobre poblaciones, demarcaciones administrativas, collegia, etc.70 No obstante, uno de los ámbitos donde más rastros han quedado del culto a Genios ha sido en el militar, donde aparece como protector de diversas unidades, instalaciones o dioses de carácter guerrero71. Por otra parte, determinados Genios eran entidades que protegían un gran número de localidades en todo el mundo romano.
Es, por tanto, lógico que el dios al que se encomendaba la protección de las comunidades indígenas durante el imperio romano y que antes de la conquista tutelaría a la unidad política también en las lides militares, fuera asimilado en determinadas ocasiones al Genio romano que tenía un contenido religioso similar.
La repetición de este tipo de sobrenombres calificando a una misma divinidad indígena en la Hispania indoeuropea nos lleva a plantear si algunas divinidades adoradas en otras regiones del Occidente del imperio romano eran, con mayor frecuencia respecto al resto, aludidas con epítetos vinculables a localidades. Nos parece necesario realizar esta pesquisa para averiguar si los datos nos ofrecen algunos términos útiles de comparación con los datos obtenidos en la Península Ibérica.
DIVINIDADES CON EPÍTETOS VINCULABLES A POBLACIONES EN LAS GALIAS Y BRITANIA
Como ya había observado Reinach, Marte es una de las divinidades que posee más apelativos tópicos de raíz indígena en todo el Occidente romano. La etimología de algunos de ellos nos remonta a nombres de poblaciones.
- Albarino71. Es plausible que aludiera al nombre antiguo de la población de Aubaroux, lugar donde se halló la inscripción 72.
- Albiorígi. Según Olmsted significaría «Rey de los Albionenses» o «Rey del Mundo», aunque la inscripción dedicada a la diosa Albiorica induce a pensar que el epíteto denota el carácter local del dios. De este modo, estos nombres podrían relacionarse con el pagus Albionensis en la región de Basses-Alpes73.
- Boluinno 74. La inscripción procede de Bouhy (Niévre), cuyo nombre antiguo daría lugar a este epíteto 75. Sin embargo, Thévenot plantea que las formas más antiguas del topónimo entre los siglos vii y x, Baugiacus y Balgiacus postulan un tema primitivo Balbiacus que no tendría una clara relación con Bouhy 76.
- Budenico77. Marte sería una divinidad protectora para los Budenicenses, que son nombrados en otra inscripción procedente del mismo lugar, Collias (Gard) 78.
- Buxeno. Este epíteto relaciona a Marte con el Campus Buxonus (Buisson, cerca de Vellerón, Vauciuse)79.
- Cemenelo. Alusivo a la comunidad de Cemeneium (Cimiez, Alpes- Maritimes)80.
- Cuntino. La inscripción, hallada cerca de Contes (Alpes-Maritimes), está dedicada a Marte [S]egomoni Cuntino 81 en la que, además, el dedicante es el propio uicus Cuntinus, por lo que se refuerza desde todos los puntos de vista la adscripción de Marte a la protección de los habitantes del citado uicus.
- Dunati. Según Olmsted, significaría «(Protector) de la ciudad fortificada ». Para este autor, dicho campo semántico lo acercaría a otro epíteto como Toutatis («protector de la tribu»). El céltico dunon («ciudad fortificada ») se podría interpretar como el lugar central de la tribu, por lo que el dios funcionaría como el «protector del centro tribal» 82.
- Giarino. Según Olmsted, deriva del nombre de una localidad de etimología no celta 83.
- Intarabo. En opinión de Jullian, podría tener relación con el nombre antiguo de Entrains (Niévre), Intaranum, pero la distancia entre este lugar y el territorio donde aparecen las dedicaciones a Marti Intarabo, en torno a Trier (Rheinland-Pfálz) cuestionan en buena medida esta tesis 84.
- Lacauo. Deriva, a juicio de Olmsted, del nombre de una localidad de etimología no celta 85.
- Mulloni. Es posible su relación con un nombre de localidad que tendría el significado de «colina»86.
- Randosati. Aludiría al enclave de Randanum, hoy Randan, cerca de Rionn (Puy-de-Dóme)87.
- Rudiano. Se ha establecido una relación entre este apelativo y el nombre del pagus Royannensis, atestiguado en el siglo x y, en la actualidad. Royans88. El nombre del pagus podría haber sido citado en la antigüedad como Rudianensis. Thévenot, en cambio, plantea muchas reservas a esta tesis, puesto que las dedicaciones donde consta el epíteto se extienden por un gran territorio y, en algunos casos, se alejan bastante de la ubicación de Royans89
- Vesontio 90. Relativo a Vesontio, nombre antiguo del actual Besangon, donde se halló la inscripción91
- Vicinno92. Según Olmsted es probable que su significado fuera «el luchador» o «el guerrero»93. Sin embargo, podría derivar del nombre antiguo de la Vilaine que es Vicinonia en Gregorio de Tours94. En cualquier caso, Thévenot cree que Marte Vicinno protegería un pagus, puesto de el altar se hace en honor del pagus Carnutenus95.
- Vintio96 Aunque aparece vinculado a Polux en dos inscripciones , sería el mismo que el Mars Vintius de Vence (Alpes-Maritimes) 97, donde la relación entre epíteto y topónimo es evidente. El hecho de que el culto a Marte indígena tenía una objetivación local se plasma en la citada inscripción de Vence, puesto que es realizada por un individuo que se declara incala de Cemenelum, lugar donde se adoraba a Mars Cemenelus 98. Sin embargo, cuando este hombre hace la dedicación en Vence, cita a Marte con su epíteto local, Vintius y no con el de su ciudad de origen.
- Vorocio. Derivado de Vorocium, hoy Vouroux (Allier)99.
Otras inscripciones podrían vincular también a Marte a determinadas poblaciones. Un ejemplo, como mostraba Thévenot, sería la dedicación a Mars y a Vasio procedente de Vaison (Vaucluse), es decir a Marte junto a una divinidad que sería la protectora de la comunidad, lo que otorgaría el mismo papel al dios100.
Los epítetos referentes a localidades acompañaban también a otras divinidades masculinas pero, a la luz de los datos, en mucha menor medida que a Marte. Como es bien conocido, hay ejemplos de enclaves tutelados por Genios y, paradójicamente, hay pocos datos más referentes, únicamente a otros dos dioses: Mercurio y Hércules. En cuanto a Mercurio, conocemos tres sobrenombres de este tipo: Canetonnesi, citado en un altar de Bernay (Eure), que aludiría a la localidad de Canetonnum (Le Villeret, Eure)101; Magniaco 102, posiblemente local por haber sido hallada la inscripción en Magnieu103 y Alauno, procedente de Aulun 104de cuyo nombre antiguo derivaría el apelativo 105. Respecto a Hércules, sólo conocemos un testimonio de este carácter: Deusoniensi, que aludiría a la población de Deusonia 106.
La primaria definición del carácter religioso de Bandua que establecimos arriba adquiere unos perfiles más concretos, por tanto, si tenemos en cuenta los datos referentes a las provincias galas: aquí, donde una gran parte de los teónimos indígenas desaparecieron bajo sus paralelos romanos, la divinidad más relacionada mediante sus epítetos con núcleos de población es Marte. Además, los apelativos indígenas de este tipo suman el 24% del número total de los referidos a este dios 107, lo que supone una proporción bastante considerable que está lejos de los datos conocidos respecto al resto de divinidades.
Ahora bien, si Bandua o divinidades indígenas equivalentes con otro nombre habían tenido en algún período la significación política que afirmamos, los casos de interpretatio no se darían únicamente en un ámbito privado. Por tanto, nos queda explicar cómo se produce la interacción de cultos, indígenas y romanos, en el seno de las comunidades locales lusitano-galaicas.
INTERACCIÓN ENTRE LOS DIOSES TUTELARES INDÍGENAS Y ROMANOS
Etienne, en un estudio referido a las Gallas, afirmaba que los pagan! rendían culto en el período prerromano a una divinidad protectora del pagus que después de la conquista romana sería designada como Genius. Así, la personalidad de estos pagi, que pierden con la conquista gran parte de su significado político, sería respetada mediante la exaltación religiosa de su Genius 108. Según Etienne, en los templos del culto imperial tendrían su lugar los numina pagorum, erigiéndose de este modo la capital de la ciuitas galo-romana en el centro federal donde los distintos grupos sociales tendrían su lugar en el seno del culto imperial 109. Así, el culto al emperador desarrollado en la capital de la ciuitas tendría un efecto centralizador y unificador que colaboraría a la reducción y eliminación de las fuerzas centrífugas que podían suponer los pagi, con sus sólidas tradiciones religiosas.
La gran importancia de los Genios de uici o pagi como divinidades tutelares del conjunto de una comunidad frente al resto de enclaves es bastante patente en la inscripción de Hasparren hecha en honor del aquitano Vero, que había logrado mediante una legación al emperador la segregación de los Nouem populi del resto de los Galos: « Vero, fiamen, duunuiro, cuestor y magistrado de su pagus, tuvo el iionor de participar en la delegación enviada ante el Augusto y que obtuvo la separación de los Nueve Pueblos del resto de los galos. De regreso a Roma dedicó esta ara al Genio del pagus» 110. El hecho de que el ara conmemorativa de semejante misión fuera dedicada al Genio del pagus deja pocas dudas sobre el carácter político que los magistrados de estas comunidades y, por consiguiente, el conjunto de sus habitantes otorgaban a esta divinidad.
Por otra parte, Hatt observaba que en las dedicaciones galas a Marte con epítetos indígenas participaron en gran medida altos magistrados de rango consular, oficiales ecuestres y un buen número de flamines además de numerosas colectividades. Desde este punto de partida, Hatt consideraba que la fuerte propaganda a favor de los «Martes indígenas» establecida por las clases dirigentes a partir de finales del siglo i d.C. era, de modo similar ai planteado por Etienne para los Genios locales, una contraposición tendente a neutralizar las tendencias a la resistencia nacional de la religión druídica111
Los testimonios de epítetos locales que citamos arriba nos permitían observar cómo la romanización de los teónimos indígenas correspondientes a divinidades tutelares, principalmente Marte, llegó en las Gallas hasta los enclaves menores, uici y pagi, de manera muy intensa. Hay que insistir en que este dios es, según los datos actuales, el que más apelativos de este tipo tiene registrados en las provincias galas.
La información referente a la Hispania occidental varía, sin embargo, en algunos aspectos respecto a los datos alusivos a las Gallas. En primer lugar, el mayor número de sobrenombres derivados de núcleos de población acompaña a un teónimo indígena: Bandua. Se detecta, por tanto, una mayor capacidad de resistencia por parte de las divinidades tutelares lusitano- galaicas a los cambios derivados del impacto cultural de Roma. No obstante, esta resistencia no se dio en todos los lugares por igual.
En este sentido, es destacable que en tres de los altares dedicados a Genios con apelativos de localidades en el territorio que estudiamos, esta divinidad tutelara Conimbriga, Tongobriga y Turgalium que, aunque tenían un gran componente indígena en su población, eran comunidades de primer orden desde el punto de vista de su extensión y carácter administrativo estando, además, altamente romanizadas112
Esta afirmación vale respecto a otros Genios relacionados con poblaciones. En este sentido, conocemos un testimonio de un Genius municipii procedente, posiblemente, del municipio que se ubicaría en Bobadela113y otro hallado en Sellium (Tomar), importante municipio situado en la vía que unía Olisipo con Bracara Augusta114. Finalmente, tenemos otra dedicación a un Genius oppidi de S. Salvador de Aramenha (Marváo, Portalegre), donde se situaba la capital de la ciuitas Ammaiensis115. Nos consta, sin embargo, una dedicación a un Genius castelli, aparecida en la iglesia parroquial de Cores (Ponteceso, La Coruña)116 que probablemente correspondería al castellum Aviliobris citado en otra inscripción procedente del mismo lugar117. En resumen, casi todas las menciones de Genios locales hispanos aparecen vinculados a comunidades de elevado rango. En cambio, en las provincias galas y en Germania conocemos numerosas menciones a Genios de un determinado pagus o uicus118.
En cuanto a Marte indígena, ya planteamos en un trabajo anterior la hipótesis según la cual el territorio de culto de este dios era excluyente con respecto al ocupado por Bandua, lo que podía significar que ambas divinidades cumplían un mismo rol religioso 119. El territorio donde se adoraba a Marte con apelativo indígena es, si lo comparamos con el de Bandua, testimonial. Posiblemente, la razón venga dada por las mismas causas que habíamos observado respecto a los Genios: al contrario que en las Gallas, Marte no pudo cubrir en Hispania el papel encomendado a los dioses tutelares indígenas, al menos, en las comunidades menores sin relevancia administrativa o aisladas de los principales ramales viarios120. El único territorio donde se produce una excepción es, aproximadamente, el enmarcado por los ríos Miño y Lima, de donde proceden tres inscripciones dedicadas a Marte Carieco o Cairiogiego de cuyo epíteto no sabemos nada y, algo más al sur, el altar dedicado a Marte Tarbuceli121. El altar dedicado a Marte Boro, de Monsanto (Idanha-a-Nova), sería el único testimonio de Marte con epíteto indígena hallado al sur del río Duero.
Los escasos testimonios de Marte no están en núcleos muy romanizados y centrales desde el punto de vista administrativo. Ello podría significar que la interpretado de esta divinidad no estuvo muy impulsada por el Estado romano como sí ocurrió con los Genios ciudadanos en el territorio lusitano-galaico o con Marte indígena en las Gallas.
No obstante, tenemos algún ejemplo puntual del carácter que tomó la irrupción de estos cultos romanos en las principales comunidades lusitanas. Nos lo brinda el evergeta Caius Cantius Modestinus, que construyó un templo a Marte en la capital de la ciuitas Igaeditanorum. Este individuo también había sufragado, entre otros, el templo dedicado al Genio de la ciudad que se ubicaría en Bobadela (Oliveira do Hospital, Coimbra) por lo que, en opinión de Mantas, las actuaciones de Modestinus reflejarían «o ambiente próprio das élites municipais das ciuitates lusitanas e o esforgo que o referido grupo social desenvolveu no sentido de promover gradualmente a unidade política do territorio através de um ideal de solidariedade em torno dos cultos oficiáis, quase sempre relacionados com o seu expoente máximo, o culto imperial»122.
En resumen, es en las comunidades como castella, uici o pagi donde los habitantes indígenas continuaron encomendando su tutela a las divinidades de sus antepasados, mientras que en los nuevos municipia o en las capitales de las ciuitates fueron instaurándose progresivamente, con la necesaria participación de individuos indígenas de las clases privilegiadas, las divinidades tutelares romanas.
La polarización religiosa que se observa entre unas localidades y otras guarda una relación directa con el rango, administrativo en la mayoría de los casos, de cada una de ellas. Si ya vimos anteriormente que ningún apelativo de Bandua aludía a municipia o capitales de ciuitates, fijando nuestra mirada en las zonas concretas donde aparecen testimonios de esta divinidad, se observa que prácticamente todos proceden de lugares, a menudo uici o castella, algo alejados de los principales y más romanizados centros de población.
En cuanto a las inscripciones procedentes de la provincia española de Cáceres, conocemos cuatro altares dedicados a Bandua Roudaeco, vinculado al uicus Rouda123. Tres de ellos se hallaron cerca del castro de Villavieja, al Noroeste de Trujillo, mientras el cuarto testimonio se halló varios kilómetros al Sureste de esa localidad, en el pueblo de Madroñera (Cáceres). Todos ellos proceden, por tanto, de lugares algo alejados de la ciudad más importante de la zona, Turgalium, donde no hay testimonios de Bandua, pero sí un altar ofrecido al Genius Turgalensis 124.
Cuatro aras dedicadas a Bandua Apuluseaeco se hallaron en Brozas, que podría corresponder a un antiguo uicus denominado Tongobriga125. Los últimos altares cacereños dedicados a Bandua se hallaron en Montehermoso y Malpartida de Plasencia, lugares que distan nnás de 20 Km. de los municipios de Capera (cerca de Oliva de Plasencia) y Caurium (Coria).
De modo parecido, en todo el territorio de la ciuitas Igaeditanorum se hallaron numerosos testimonios de Bandua, pero todos lejos de la capital, en la que tenemos el ya citado templo de Marte y varios altares dedicados a este dios126. Los testimonios más cercanos a esa población son los procedentes de Bemposta y Penamacor, poblaciones situadas a más de 15 Km. de la capital de la ciuitas 127.
Existen muchas dudas acerca de las posibles capitales de ciuitates en el resto del territorio lusitano-galaico y los distintos debates siguen abiertos, por lo que las conclusiones que obtengamos están sometidas a la confirmación de las hipótesis actuales sobre cada uno de los distintos enclaves.
Si la capital de los Tapori es Gástelo Branco 128 debemos resaltar que el único testimonio de Bandua de la zona procede, no de allí, sino del castro de S. Martinho, posible uicus a unos 10 Km. de Gástelo Branco 129. La capital de los Lancienses Transcudani permanece ilocalizada, aunque Alarcáo propuso que podría haber sido Ocelum, situada en Teixoso 130. Uno de los testimonios de Bandua en este área procede del posible uicus ubicado en Orjais 131los dos restantes se hallaron en Salgueiro y Gapinha enclavados, en consecuencia, a una cierta distancia de la posible capital.
El centro administrativo de los Araui se ubicó probablemente en Marialva, como parece demostrar una dedicación a Adriano por la ciuitas Arauorum 131. Los altares dedicados a Bandua en esta zona cumplen el mismo criterio que en las regiones ya vistas, puesto que en este ámbito proceden de Longroiva, que sería un castellum distante 8 Km. de la capital 133y, probablemente, de otro uicus situado en Freixo de Numáo 134.
En los territorios pertenecientes a los municipios de Conimbriga, Aeminium y Bobadela no conocemos testimonios seguros de Bandua, aunque sí en la región de Viseu, posible capital de ios Interannienses 135. Los altares dedicados a Bandua en esta zona proceden de Queiriz (Fornos de Algodres), Insua (Esmolfe, Penalva do Gástelo) y en el posible uicus situado en «Gástelo do Mau Vizinho» (Sul, S. Pedro do Sui). Además, es posible la existencia de un castellum Araocelum en el área de S. Gosmado (Mangualde), de donde procedería la pátera dedicada a Band(..) Araugel(...) 136. Finalmente, los dos testimonios de Bandua hallados en Vila da Feira (Aveiro) procederían, probablemente, de un castellum indígena 137y el hallado en Gova da Lúa (Espinhosela, Braganíja), estaría algo distante de Gastro de Avellás, donde se ubicaría la capital de la ciuitas Zoelarum 138.
En el resto del territorio portugués escasean los datos alusivos a Bandua, por lo que no se pueden obtener conclusiones relevantes a partir de los mismos. Al sur de Galicia, principalmente en la provincia de Orense, volvemos a encontrar una mayor concentración de testimonios. Uno de ellos procede de Retorta (Laza), localidad que dista más de 15 Km. de la posible capital de la ciuitas Limicorum, en el lugar llamado A Gibdá, sobre el Monte do Viso (Nocelo da Pena, Sarreaus)139. Un segundo exvoto, dedicado a Bandua Veigebreaego procede de Rairiz de Veiga; el epíteto podría aludir al nombre de la antigua localidad140 situada en el centro de un triángulo formado por tres capitales de ciuitas: la ya citada de los Limici, la de los Coelerni, posiblemente ubicada en Gastromao (Gelanova) y llamada Coeliobriga 141y la de los Querquerni, en la zona de Bande142 EI altar ofrecido a Bandua Lansbricae, como ya vimos, se halló cerca del castro de San Giprián de Las, cuyo nombre medieval era Laans y aludiría también a un castellum indígena143.
Finalmente, algunas de las menciones de epítetos derivados de poblaciones en altares donde no aparece el teónimo se hallaron en contextos análogos a la mayoría de los testimonios de Bandua. En este sentido, la inscripción referente al supuesto Brigo apareció en el castro situado en el monte de S. Miguel-o-Anjo (Deláes, Vila Nova de Famalicáo)144 y el exvoto dedicado a Tameobrigo, según Sarmentó, procedería de un castellum indígena ubicado en el lugar llamado Gástelo de Baixo145 En cuanto a Durbedico, es clara su vinculación al castellum Durbede146.
CONCLUSIONES.
La vinculación de Bandua a los Genios romanos o a Marte vendría dada por su carácter tutelar de las poblaciones indígenas, función que aún conservaría reminiscencias del papel que, probablemente, en los momentos previos a la conquista romana habría desempeñado como dios defensor de la comunidad en tiempos de guerra147.
Bajo esta óptica podríamos comprender algunos datos dispersos de la epigrafía votiva hispana. Conocemos una inscripción relativa a un Genio Defensor!, procedente de Gástelo do Mau Vizinho, en la feligresía de Sul (S. Pedro do Sul, Viseu) en que varios autores leían Depenori148 García planteó posteriormente dudas a esa lectura a partir de la fotografía publicada, sugiriendo que en la segunda línea la pretendida p fuera una fy, finalmente, que en la tercera línea hubiera una letra antes de la o149. A la vista de dicha fotografía, nos parece que la interpretación defensori es correcta.
Ello nos lleva a plantear la siguiente teoría: dado que en un mismo recinto castreño se halló una dedicación a Bandua Ocel... y otra a un Genio defensor y, habida cuenta de que ambas divinidades eran frecuentemente vinculadas a este tipo de enclaves, podrían ser invocaciones a un mismo dios citado, por una parte, con su nombre indígena y, por la otra, mediante una de sus interpretaciones romanas. Si esta tesis es correcta, tendríamos aquí uno de los perfiles más concretos del tipo de protección que se atribuía a Bandua en el mundo indígena lusitano: defensor del recinto urbano y, por tanto, de la comunidad residente en él150.
La información de que disponemos nos lleva, por tanto, en la dirección de considerar a Bandua como un dios al que se adjudicaron en época pre-romana unas funciones más relacionadas con el ámbito público que con el privado, más relacionadas con la comunidad ciudadana que con grupos gentilicios; en definitiva, unas funciones de un determinado carácter político.
Estas divinidades que protegían los enclaves indígenas, aludidas como Bandua o con otro teónimo se mantuvieron, después de la conquista romana sólidamente en comunidades como castella, uici o pagi, es decir, en comunidades que habían perdido su rol político, pero en los grandes oppida, municipia o sedes de las ciuitates la influencia cultural romana, promovida por el Estado romano y asumida e impulsada por determinados elementos de las clases dirigentes indígenas, determinaba la sustitución paulatina de las divinidades comunitarias locales por determinados dioses romanos que pudieran cumplir un papel semejante como los Genios ciudadanos o, principalmente en las Gallas, Marte.
Ahora bien, si son correctas estas hipótesis, cabe cuestionarse el carácter indígena de algunos de los Genios con epítetos de ciudades. En este sentido, Alarcáo, Etienne y Fabre advertían que las dedicaciones al Genius Laquiniesis y al Genius Tongobrigensium las hicieron dos individuos de nombre Flavius, que se habrían beneficiado de la promoción jurídica otorgada por Vespasiano151 Si estos personajes romanizados hacían ofrendas en municipia o capitales de una ciuitas a divinidades públicas utilizando un teónimo romano nos parece razonable afirmar que estaríamos ante pruebas de un culto romano, sin perjuicio de que su consolidación se hubiera visto favorecida previamente por la existencia de una tradición religiosa indígena de análoga tipología.
Paralelamente a la anulación del poder político de los castella y la centralización del mismo en determinados oppida, el carácter público y guerrero de divinidades como Bandua fue perdiendo gran parte de su sentido conservando un carácter de dios tutelar de los individuos residentes en los uici, pagiy castella entendidos ya, únicamente, como grupo social. Sin embargo, el hecho de que en época alto-imperial se continuaran haciendo ofrendas a estos dioses con sus apelativos de poblaciones indígenas indica, a nuestro juicio, que todavía quedaba en la mentalidad colectiva de los habitantes de estas localidades una cierta conciencia del papel que sus antepasados habían atribuido a divinidades como Bandua.
1 Los teónimos serán citados en dativo, según aparecen en las inscripciones, exceptuando determinados teónimos muy extendidos que aparecen citados con ciertas variantes entre las distintas inscripciones. En estos casos, el teónimo lo mencionaremos en una sola de sus formas como, por ejemplo, Bandua o Coso. En cuanto a Regoni, es posible que se trate de un epíteto cuyo teónimo se omitió en la inscripción.
2 VASCONCELOS, 1905, 336; ENCARNACÁO, 1975, 156-157.
3 FARIÑA, 1991, 57 ss.
4 GARCÍA, 1991, 527-528 n.° 602. Alvarelhos sería un castro fuertemente romanizado (Alarcáo, 1988, 19n.° 348).
5 RODRÍGUEZ COLMENERO, 1987, 154 n.° 89.
6 CIL II 5607; CARDUZO, 1935, n.° 70.
7 ILER 756; GARCÍA, 1991, n.° 27.
8 BELTRÁN, 1975-76, 87-91, n.° 59, 60 y 61.
9 Ibid. infra.
10 SousA, 1947, 52 88.
11 LoNGNON, 1968, 40-42; RIVET et al.. 1979, 277-278.
12 FERREIRA y ALMEIDA, 1976, 139-142; ENCARNACÁO, 1976, 142-146.
13 ALMEIDA, 1965, págs. 24-25; ENCARNAgÁo, 1975, 125-126. De la segunda ara da noticia ENCARNAQÁO (1987, 19).
14 ALMEIDA, 1965, 19-22, n.° 1 y pág. 31; ALBERTOS y BENTO, 1975, 1208. La segunda ara la publicó ALMEIDA (1965, 22-23 n.° 2). Posiblemente, también se habrían dedicado a este dios dos aras más, una hallada en el mismo lugar, Bemposta, y otra procedente de Freixo de Numáo (Vila Nova de Foz Coa, Guarda), publicadas por LEITÁO y O (1980, 632-633) y por COIXÁO y ENCARNAQÁO (1997, 4, n.° 3).
15 CURADO, 1985, n.° 44.
16 VASCONCELOS, 1905, 34 con nota 3. Alarcáo (1990, 27) identifica Langobriga con Cabego de Vouga (Águeda, Aveiro) por lo que, según él, no correspondería con el lugar del hallazgo de esta pieza.
17 CURADO, 1985, n.° 44.
18 TABOADA, 1949, 55 ss.; Lorenzo y Bouza, 1965, 153-154 n.° 84; Tranoy, 1981, 280.
19 LORENZO y BOUZA, 1965, 154-155, n.° 85.
20 RODRÍGUEZ COLMENERO, 1987, 185-186, n.° 107.
21 RIVAS, 1973, 85-91.
22 tó/cf., 1973, 91 con notas 51 y 52.
23 ENCARNAQÁO, 1994, n.° 206.
24 RAMÍREZ SÁDABA, 1993, 428-429.
25 ENCARNAQÁO, 1976, 144 nota 12. Este autor comunica una información de Albertos que relaciona el uicus con el epíteto de Bandua; Albertos lo publica en 1977, pág. 26; Según CURCHIN, el nombre del vicus sería Rouda (1985, 330, n.° 5) = HEp 2, 211.
26 VASCONCELOS, 1905, 316.
27ENCARNAgÁo, 1987, 20.
28 BLANCO, 1959, 458 ss.
29 ALBERTOS, 1985, 472; ALARCÁO, 1989, 307 y 309. La inscripción de los castellani se publicó en HAE9ee = ILER 5242. Según P. LE ROUX, se trataría del actual Viseu (1992-1993, 154).
30 CIL II 416 y pág. 695. loueai podría ser una variante dialectal de Júpiter {AE 1989, 382). Sin embargo, la mayoría de los autores no opinan en este sentido.
31 VAZ, 1993, 238.
32 LE ROUX y TRANOY, 1973, 225-226.
33 ALARCÁO etal., 1969, 217-218; ETIENNE et al.. 1976, 24-25 n.° 6.
34 CIL II 5564; CARDOZO, 1935, n.° 35; ENCARNACÁO, 1975, 195-197; GARCÍA, 1991, n.° 205.
35 VASCONCELOS, 1905, 196 con nota 3. Por otra parte, en Brozas (Cáceres) se halló un altar votivo dedicado a Júpiter por unos uicani Tongobrigeses, sin que sepamos con seguridad si se trata de otro enclave con el mismo nombre o si alude al mismo que el epíteto del Genio (CURCHIN, 1985, 330 n.° 6). En cuanto a la ubicación del uicus en Brozas, lo que parece más probable, uid. infra.
36 CIL II 2377; VASCONCELOS, 1905, 319-321; CARDOZO, 1935, n.° 14; ;L£ñ931; GARCÍA, 1991, n.° 193.
37 BLÁZQUEZ, 1962, 190. Una opinión parecida mantiene Tranoy, para quien Tameobrígus sería «le mattre» del río (1981, 277).
38 ENCARNAQÁO, 1975, 276-280.
39 TRANOY, 1981, 304; Santos et al., 1983, 192; Tranoy, 1984, 446-447.
40 ALBERTOS, 1975, 33, n.° 18. Sobre el carácter de la «C>' invertida como símbolo de un castellum, uid. pág. 65-66.
41 ALBERTOS, 1985, 472.
42 Hallada en 1881 en la torre de la iglesia de Ronfe (SARMENTÓ, 19331, 177 n.° 8).
43 VASCONCELOS, 1905, 329-331; BLÁZQUEZ, 1962, 174; ENCARNAQÁO, 1970, 228-230 n.° 8; ENCARNAQÁO, 1975, 179; TRANOY, 1981, 274-275.
44 ENCARNAQÁO, 1984, 187-188. Para P. LE ROUX, el nombre del enclave sería Durbeda o Durbedum (1992-93, 154 n.° 3).
45 ALMEIDA, 1964, 65-73; ILER 5995; ENCARNAQÁO, 1975, 199-200.
46 VASCONCELOS, 1905, 32 con nota 3.
47 ENCARNAQÁO, 1984, 489, n.° 410. Pudieron haberse dedicado dos altares más a este dios, pero el primero de ellos está también desaparecido y el segundo es bastante dudoso {ibid., 490- 491, n . M I I y 412).
48 CIL II 2405; CARDOZO, 1935, n.° 36; I LER 658; GARCÍA, 1991, n.° 206.
49 VASCONCELOS, 1905, 195; en el mismo sentido, BLÁZQUEZ (1962, 135) y ENCARNAgÁo (1975, 191-192).
50 ALARCÁO, 1988, 17 n.° 315.
51 GARCÍA MARTÍNEZ, 1998, 325-331.
52 VAZ, 1989, n." 140.
53 ALARCÁO, 1974, 91; Vaz, 1989, n.° 140.
54 BLÁZQUEZ, 1962, 120-122; ENCARNAQÁO, 1975, 164-169.
55 ALARCÁO, 1974, 171; GARCÍA, 1991, n.° 50.
56 LEITÁO, 1981, 56-58.
57 ALBERTOS, 1985, 472-473.
58 RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 1990-1991, 204-209.
59 ALBERTOS, 1975, 60.
60 ALBERTOS, 1977, 25.
61 De ellas una se vincula claramente, por el epíteto, a un topónimo y en las otras dos la relación no es segura. Por otra parte, la ofrenda a Soe Meobrigoe podría pertenecer también a esta divinidad.
62 ALBERTOS, 1977, 21.
63 DE Hoz, 1986, 41.
64 ALBERTOS, 1975, 51.
65 TRANOY, 1981, 378.
66 ALBERTOS, 1975, 17, n.° 166.
67 DE HOZ, 1986, 41.
68 Ibid. loc.cit.
69 IGLESIAS, 1986, 129-132.
70 SPEIDEL y DiMiTROVA-MiLCEVA, 1978, 1543-1551.
71 C;/. XII 1157.
72 HEICHELHEIM, 1930, 1941; LAMBRECHTS, 1942, 131.
73 HEICHELHEIM, 1930, 1941; OLMSTED, 1994, 345-346; BARRUOL opinaba que su significado podía ser el de «rey de los Alpes», aunque dada la situación de los testimonios, es una tesis cuestionable (1963, 356 ss.).
74 CIL II 2899 y 2532.
75 OLMSTED, 1994, 346.
76 THÉVENOT, 1955, 33.
77 CIL XII 2973.
78 HEICHELHEIM, 1930, 1942-43; THÉVENOT, 1955, 88 n. 1. Según FLEURIOT, el galo 'budenikos significaría «qui a rapport avec l'armée» (1982, 121). Sin embargo, como en los otros casos, el apelativo de Marte indica, en primer lugar, una vinculación con el citado uicus.
79 HEICHELHEIM, 1930, 1966, 1943; OLMSTED, 1994, 346.
80 HEICHELHEIM, ibid., 1944; LAGUERRE, 1975.
81 CIL XII 7868.
82 OLMSTED, 1994, 338. THÉVENOT, por el contrario, resalta que en los lugares donde se han hallado las piezas, no aparecen recintos fortificados, como en Bouhy o Culoz, por lo que lo traduce como el "Marte de la altura», ya que en esos lugares habían pequeñas elevaciones de 80 y 150 m. sobre su entorno.
83 OLMSTED, 1994, 346.
84 JULLIAN, V, 45; HEICHELHEIM, 1930, 1947; THÉVENOT, 1955, 36 n. 4.
85 OLMSTED, 1994, 347.
86 Ibid., loe. cit.
87 Ibid., loe. cit.
88 HEICHELHEIM, 1930, 1954.
89 THÉVENOT, 1955, 104 ss. Para OLMSTED, este epíteto sería un adjetivo que significaría «fuerte » o «robusto» (1994, 344-345).
90 CIL XIII 5368.
91 THÉVENOT, 1955, 56 n. 2.
92 C/L XIII 3150.
93 OLMSTED, 1994, 345.
94 Hist. Fr. 5, 26.
95 THÉVENOT, 1955, 118.
96 CIL XII 2561 y 2562.
97 CIL XII 3. HEICHELHEIM, 1930, 1957; THÉVENOT, 1955, 90.
98 Vid. supra. BENOIT, 1977, 53.
99 HEICHELHEIM, 1930, 1957.
100 CIL XII 1301 y, probablemente, 1336; THÉVENOT, 1955, 103 n. 5.
101 HEICHELHEIM, 1931, 991; OLMSTED, 1994, 346.
102 CIL XII 2373.
103 LAMBRECHTS, 1942, 124 n. 8.
104 C//.XII 1517.
105 HEICHELHEIM, 1931, 989; LAMBRECHTS, 1942, 124 n. 3.
106 OLMSTED, 1994, 403-404.
107 Esta proporción es bastante aproximada, si bien hemos de tener en cuenta que la etimología de algunos de los epítetos está sometida a discusión. No obstante, Reinach ya había observado a principios de siglo que el número de epítetos tópicos de Marte era muy superior al de otros dioses como Mercurio, cuyos sobrenombres eran de un carácter más general (1913, 179).
108 ETIENNE, 1993, 172-173. Este autor cita el Genio del pagus Tigurinus, perteneciente a la ciuitas Heluetiorum y, en la capital de esta comunidad, Auenticum, la dedicación a la Dea Auentia y al Genio de los incolae.
109 ETIENNE, 1993, 174.
110 SAYAS, 1990, 176. CIL XIII 412: Flamen Ítem dumuir quaestorpagiq. magister / Verus ad Augustum legato muñere functus/ pro nouem optinuit populis seiungere Gallos / Urbe redux Genio pagi hanc dedicat aram.
111 HATT, 1989, 156-157.
112 Aunque en el caso de Tongobriga, la afirmación no es del todo segura, uid. ALARCÁO, 1988, 28 n.° 1/482 y DÍAS, 1993-1994, 111.
113 ALARCÁO (1974, 167) cree que fue fiallada en Bobadela, desde donde se trasladó a la capilla de S. Sebastiáo de Midoes (Tábua); GARCÍA, 1991, n.° 258; MANTAS, 1993, 229-230.
114 ALARCÁO, 1974, 167; id. 1990, 26; TRANOY, 1990, 14.
115 ALARCÁO, 1974, 167; id.. 1988, II, 148; id.. 1990, 23. Para ALARCÁO, habría sido Claudio quien habría otorgado a este enclave la capitalidad de la ciuitas siendo él o su sucesor los que la habrían otorgado la municipalidad.
116 PEREIRA, 1994, 177, n.°67.
117 PEREIRA, 1982, 251; id. 1994, 175, n.° 66.
118 En cuanto a pagi: CIL XIII 5076: Genio pagi Tigorini; 4679: Genio pagi Deru(ensis); BiNSFELD etal., 1988, 102, n.° 195: Genio pagi Vilciatis; AE 963, 728: Genio pagi Ac...; sin mencionar el nombre del pagus. CIL XIII 412 y 4680. Respecto a uici, CIL XIII 3652, 5967, 6433, 7655 y 8838.
119 OLIVARES, 1997, 211 ss.
120 Tranoy ya propuso que los escasos testimonios de Marte indígena podrían tener relación con la gran cantidad de exvotos ofrecidos a Bandua o Cosus (1981, 315).
121 En el sitio de Pastoría, donde apareció el testimonio del castellum Tarbu, se hallaron también un miliario de Augusto y otro de Trajano en el que se contaba la milla V a partir de Aquae Flauiae (Chaves). Por tanto, si el castellum se ubicaba en Pastoría, hemos de considerar que estaba muy cerca del citado municipio y en la vía de comunicación que unía a éste con Bracara Augusta (ALARCÁO, 1988, II, pág. 7 n.° 117), lo que justificaría la romanización del teónimo.
122 MANTAS, 1993, 235.
123 Vid. supra.
124 IGLESIAS, 1986, 129-132. En cuanto a Turgalium, uid. SALINAS, 1990, 262-263.
125 CIL II 743. Sería, por tanto, distinto al oppidum del mismo nombre ubicado en Freixo (Marco de Canavezes).
126 MANTAS, en este sentido, llamaba la atención sobre la inexistencia de cultos indígenas en Bobadela o en la capital de los Igaeditani (1993, 235).
127 ALARCÁO, 1990,28.
128 En un primer momento, Alarcáo opinaba que podría corresponder a un uicus (1988, II, 76 n.° 488), pero posteriormente se inclinó a considerar que en Gástelo Branco estaba la capital de la ciuitas.
129 Según ALARCÁO, aquí habría un uicus o un santuario.
130 ALARCÁO, 1990, 29.
131 ALARCÁO sugiere la existencia de un uicus en esta localidad por la existencia de algunos restos materiales romanos. Además, está muy cercana de un castro. Es posible, además, que esté visible el podium del templo dedicado a Bandua (ALARCÁO, 1988, II, 68, n." 331).
132 ALARCÁO, 1988, II, 54 n.° 66.
133 ALARCÁO, 1988, II, 55, n.° 71.
134 Para ALARCÁO, sería un uicus de considerable importancia (1988, II, 53, n.° 34).
135 ALARCÁO, 1990, 27.
136 Vid. supra.
137 SousA, 1947, 52 ss.
138 ALARCÁO, 1988, II, pág. 40, 2/22.
139 TRANOY, 1981, 70-71.
140 Vid. supra.
141 TRANOY, 1981, 66.
142 TRANOY, 1981, 72-73.
143 Vid. supra.
144 SARMENTÓ, 1933, 301.
145 Ibid, 1933, 308.
146 Vid. supra.
147 Cabe recordar que algunos de los santuarios prerromanos de las Gallas sobre los que se puede presumir un culto relacionado con la guerra se situaban en el interior de los oppida, como Gournay-sur-Aronde o Ribemont-sur-Ancre (BRUNAUX, 1986, 18-21), donde se hallaron grandes depósitos de osamentas y armas. También algunos santuarios celto-ligures, como Entremont o Roquepertruse, donde no se documentan depósitos de armas pero donde sí se hallaron cráneos humanos expuestos y estatuas de guerreros, se ubicaban en el interior de los oppida {ibid. 41 ss.), al igual que otros menos documentados como Zavist, Trisov o Liptovska Mará, en territorio checo (ibid., 43-44).
148 OREiRA DE FiGUEiREDo leía Genio /Depenori (1953, 160). Esta lectura la aceptaba ENCARNAQÁO (1975, 190).
149 GARCÍA, 1991, 356-357 n.° 204.
150 Cabe resaltar los sacrificios que se ofrecieron al Genius populi Romani en el 218 a.C, con ocasión de los prodigios que anunciaban la gravedad de la Segunda Guerra Púnica (Liv. XXI, 62, 9).
151 ALARCÁO et al. 1969, 232.
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JUAN CARLOS OLIVARES *
* Universidad de Alicante.
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