RESUMEN
El análisis iconográfico del Ara de la Salud de Carthago Nova (Cartagena, Murcia) nos ofrece una clara unión entre un lugar geográfico y las divinidades salutíferas del siglo II d. C. El enclave y su entorno quedan relacionados con las aguas curativas y, por tanto, con las divinidades y templos asociados a la Salud.
Mediante el estudio detallado y comparativo de las cuatro caras de esta pieza, podemos deducir la advocación a la que va dirigida el altar. Podría tener relación con Fortuna Salutaris o Fortuna Balnearis, vinculadas con Salus (Hygia) y con Esculapio (Askleplios).
PALABRAS CLAVE:
Cornucopia, pátera, timón, olivo, serpiente, Fortuna, Carthago Nova, Salus, Esculapio.
ABSTRACT
The iconographic analysis of Health Ara Carthago Novoa (Cartagena, Murcia) provides a clear link between a geographical location and the divinities of the second century AD. The site and its environment are related to the healing waters and with the gods and temples associated with Health. Through the detailed study and comparison of the four sides of this piece, we can deduce that the invocation to the group targeted by the altar. Could be associated with Fortuna Salutaris, Fortuna Balnearis, or linked to Salus (Hygia) and Aesculapius (Askleplios).
KEYWORDS:
Horn of the abundance, patera of libations, rudder, olive, snake, Fortuna, Carthago Nova, Salus, Aesculapius.
En nuestro estudio pretendemos actualizar y reavivar las interpretaciones que se han ofrecido sobre la llamada «Ara de la Salud» aparecida en Carthago Nova. A la luz de su estudio iconográfico, este altar resulta uno de los más interesantes e importantes dentro de los hallazgos encontrados en la Hispania romana.
El «Ara de la Salud» fue hallado en el Monte Kronos (Sacro) en la ciudad de Carthago Nova (Cartagena. Murcia), a lo largo del siglo XVI. A partir de este momento, esta pieza cambiará de manos hasta llegar a su ubicación actual. Hacia 1594, según los primeros datos conocidos, el obispo Sancho Dávila regala esta pieza al Marqués de Espinardo (Alonso de Fajardo), quién la instaló en el jardín de su palacio situado en Murcia. Tiempo después, hacia 1895 fue de nuevo donada, esta vez al Marqués de Aguilar quién pensó llevarla a su residencia de Hospitalet. Finalmente la pieza se trasladó a Monistrol y posteriormente al Museo Arqueológico de Barcelona, donde actualmente se encuentra entre sus fondos. Dentro de dicho museo el altar está registrado con el número de inventario 19056.
En cuanto a la descripción formal de esta pieza, se trata de un altar votivo cuya ubicación sería el interior de un templo, posiblemente dedicado a dioses protectores, vinculados con la salud. El ara tiene forma prismática rectangular, rematada por una moldura de dos talones rectos. Las imágenes, en la parte central del monumento, quedan limitadas por molduras que le enmarcan, quedando un zócalo como base y una parte superior decorada. El coronamiento del altar está elaborado mediante dos volutas invertidas en forma de frontón, situándose en sus laterales rosetones tetrafoliados. La moldura inferior tiene forma de gola invertida.
El material de la pieza es de mármol blanco, cuyas medidas son 126 cm. de altura, 66 cm. de ancho en su base y 60 cm. de grosor también en su base1.
Para la cronología del Ara de la Salud se ha tenido en cuenta el trabajo realizado por la utilización del trépano. Teniendo en cuenta la técnica de ejecución del trabajo, parece que el altar podemos datarlo a finales del siglo I, principios del siglo II d.C., en torno a época Flavia (79-81 d.C.) hasta el emperador Trajano (98-117 d.C.)2.
El Ara de la Salud está formada por cuatro caras, todas ellas figuradas, sin texto epigráfico. Según importancia, las que hemos llamado Caras A y C a las caras frontales, en las figuras mostradas al final de nuestro estudio, destacando por su mayor anchura. Las Caras B y D se muestran como secundarias, de menor anchura, forman las partes laterales del monumento. El sentido iconográfico de las caras de este monumento se muestran en su conjunto, ya que las caras se complementan entre sí, teniendo el altar como finalidad la protección salutífera de los oferentes.
La Cara A (Fig. 1) está representada por una figura femenina vestida con larga túnica (jiton) y chal o manto amplio (himaton) que le cubre la cabeza. Esta figura togada levanta su brazo izquierdo llevando en su mano una rama de olivo. Su brazo derecho descansa doblado sobre el pecho, en aptitud de ofrenda. Esta figura está toscamente tallada, habiendo perdido parte de su talla inicial. Puede interpretarse en esta figura la representación de una sacerdotisa o de una divinidad femenina vinculada con la Salud, debido a los atributos que porta, la rama de olivo, o a las representaciones con las que es acompañada en las otras caras del monumento.
En la cara frontal contraria, también destacada por su tamaño, se encuentra la que hemos denominado Cara C (Fig. 3). En ella se observa la representación de dos cornucopias cruzadas, unidas en su parte central por un yugo. De la boca de estas cornucopias salen numerosos frutos que representan abundancia y prosperidad, destacando las uvas, piñas, granadas, manzanas, higos, bellotas, trigos... El cuerno de Amaltea o de la abundancia es tradicionalmente un signo de prosperidad. De su boca siempre se extraen buenos dones que llegan a manos de los hombres. La característica principal de los frutos señalados es que, en sí mismos o dentro de ellos, guardan multitud de semillas que generarán nuevos frutos, es decir, nueva vida. Por tanto, no se reproducen de uno en uno, sino que uno que de ellos podrá concebir multitud de frutos de su especie, además de ser también un alimento múltiple. Del cuerno de la abundancia no sólo aparecen multitud de frutos sino que de él se extraen aquellos que se reproducen con mayor facilidad. Por eso, tanto la cornucopia como estos frutos, se relacionan con la fertilidad y la reproducción. Así mismo, esta abundancia y prosperidad se puede relacionar con los buenos dones curativos.
La presencia de este símbolo se remonta a la mitología más antigua. Según la leyenda Zeus, Júpiter, fue amamantado por una cabra llamada Axis o Amaltea durante su estancia en Creta. Júpiter, un día, entre juegos, le rompió uno de sus cuernos. Apesadumbrado Júpiter recompuso el cuerno y se lo volvió a ofrecer a su nodriza, pero esta vez cargado con nuevos dones; de él se podía beber y comer eternamente, pues éste nunca dejaría de proporcionar alimentos en cantidad. Los cuernos de Amaltea eran asombrosos, pues de ellos se podía extraer néctar y ambrosía (comida y bebida de los dioses), además de toda clase de frutas3.
Todos los frutos citados, relacionados con el Cuerno de la Abundancia, conectan con los ciclos de fecundidad y fertilidad, de la tierra, del agua y de la mujer, tan importantes para la supervivencia de los grupos humanos. Las divinidades que suelen acompañarse de estas cornucopias se convierten en dioses protectores. Mediante el seguimiento de estos dioses por parte de los hombres y la implantación de sus cultos, se propiciara la obtención de bienes en abundancia.
El uso de la cornucopia no prolifera entre las divinidades masculinas, aunque sí es característica de los Dioses Lares, de los ríos o de Océano, siendo un atributo más destacado entre las divinidades femeninas. Sobre todo si se trata de las llamadas Abstracciones Divinizadas como Abundantia, Annona, Pax, Aeternitas o Concordia. La divinidad que destaca en el uso de este elemento es Fortuna Dea, siendo una de sus cualidades principales.
Tenemos numerosos ejemplos de representaciones que nos harían pensar en la existencia de un culto arraigado dentro de la población de Carthago Nova, y su zona de influencia, a la diosa Fortuna, o a divinidades similares a ella.
El altar, aquí analizado, hace que nos refiramos tan sólo a dos advocaciones de Fortuna con propiedades curativas, salutíferas y profilácticas. Estas son las llamadas Fortuna Salutaris y Fortuna Balnearis. Estos cultos los encontramos en emplazamientos donde el agua es el elemento común, ya que se veneran en lugares donde existe este componente. En la región de Murcia existen varios lugares donde existen aguas subterráneas o balnearios de aguas termales que hacen pensar en cultos a divinidades ligados a la curación o la higiene por medio de las aguas. Más concretamente, el que debió tener cierta entidad fue el culto a Fortuna, debido a la aparición de diferentes hallazgos materiales -tanto lucernas, como apliques metálicos- con diferentes representaciones ligados a la diosa. Estos restos hacen pensar que el culto a divinidades protectoras como Fortuna fue muy extendido y popular en la región.
Al mismo tiempo, la relación existente entre la ciudad de Cartagena y el elemento acuático es indiscutible, puesto que se trató de uno de los mayores puertos marítimos y comerciales de la antigüedad.
La época de la que data nuestra pieza, finales del siglo I d.C. principios del siglo II d.C., una de las urbes de mayor influencia dentro de la Tarraconense oriental es Carthago Nova, la actual Cartagena en Murcia. Como ya hemos señalado, su importancia se debió a que era un importante puerto marítimo y centro comercial que conectaba con otros enclaves de la costa mediterránea hispana y con otras partes del imperio.
Dentro de su zona de influencia se encontraría una localidad cercana, hacia el interior murciano, que lleva actualmente el nombre de Fortuna. En la onomástica de dicha población, Fortuna, se ha querido ver la relación que tiene con dicha divinidad. En este caso se trataría de la advocación de Fortuna Balnearis, debido a la existencia de balnearios termales en esta localidad.
Las primeras excavaciones arqueológicas a la llamada Cueva Negra de Fortuna se realizaron en la década de 1990, saliendo periódicamente publicaciones y análisis de los hallazgos obtenidos. Mediante el análisis de los textos epigráficos aparecidos en la cueva se han obtenido diferentes conclusiones. Se ha comprobado que la fiesta dedicada a la diosa con funciones salutíferas se celebraba en las Kalendas April coincidiendo con las celebraciones del calendario romano de las advocaciones de la Fortuna Viril y la Fortuna Verticordia. El ritual para las celebra ciones del día 1 de abril se llevaba a cabo en alguna estación termal, mediante baños rituales a la divinidad y a los devotos.
El emplazamiento y el ritual para la celebración de dicha festividad enlaza con la advocación de la Fortuna Balnearis, que tenía un sentido profiláctico, referido a la higiene, al aseo personal y al recreo. Sólo mantiene una relación con las funciones curativas o de la salud en cuanto a que esta higiene personal cure alguna enfermedad. Este culto se populariza sobre todo entre el orden militar, y tiene en Fortuna Balnearis a una de sus mayores advocaciones.
En cambio, el culto a Fortuna Salutaris tiene una función sanadora, protectora de la salud y del bienestar físico, quedando íntimamente ligada con Asklepios - Esculapio- e Hygia -Salus-4.
Por otra parte, se han localizado diferentes restos de lucernas romanas procedentes de Carthago Nova que atestiguan un culto difundido y asimilado entre la población hispanoromana a divinidades vinculadas con Fortuna. Fechados en torno a los siglos I-II d.C, encontramos diferentes discos de lucernas con representaciones de Cuernos de la Abundancia enfrentados. Estas cornucopias están representadas de forma estilizada, y en alguna ocasión de forma geométrica. También se ha encontrado un disco en el cual estas dos cornucopias enfrentadas tienen cada una en su base la representación de la cabra Amaltea, en clara alusión del origen de estas representaciones. En otro disco hallado, se puede observar la representación de la diosa Isis relacionada con la diosa Fortuna5.
En la misma región, de los siglos I-II d.C., se ha encontrado una pequeña estatuilla broncínea de Fortuna, de procedencia desconocida, actualmente ubicada en el Museo Arqueológico de Murcia. Debido a las características de dicha figura, la función aún queda por determinar. Existen dos posibles usos para esta representación, uno sería como figurilla de Larario y el otro, como posible aplique para algún objeto suntuario6. También localizado actualmente dentro del Museo Arqueológico de Murcia, sala XVII vitrina 6, encontramos otro objeto de pequeñas dimensiones, un cuerno de la abundancia de bronce, de 12 cm. de longitud, de 2 a 0,6 cm. de ancho. Este objeto podría haberse empleado como aplique para algún objeto de mayor tamaño o como amuleto, según consta en la Ficha técnica del citado museo7.
Otro ejemplo que liga a la Carthago Nova romana con el culto a Fortuna lo tenemos en la actualmente llamada Casa de la Fortuna. Hallada en el año 2000, se encuentra situada en la Plaza del Risueño 14 de Cartagena. La domus data de finales del siglo I a.C. al II d.C, y ha recibido la denominación moderna de Casa de la Fortuna debido a la inscripción conservada en el pavimento del atrio; FORTVNA PROPITIA. Esta inscripción puede ser el resultado de un saludo propiciatorio de bienvenida a la casa. Saludo encomendado a la diosa Fortuna que favorece los buenos dones otorgados por el Azar y que desea al visitante que llegue hasta ella «Buena Suerte»8.
Todos estos ejemplos mencionados hacen pensar que existió un culto a Fortuna establecido y muy difundido entre la población. Así mismo, por la representación de las cornucopias aparecidas en el Ara de la Salud hemos de destacar la posibilidad de este altar estuviera relacionado de alguna manera con dichos cultos a Fortuna, puesto que el Cuerno de la Abundancia es uno de los atributos principales de la diosa. Pero en este caso ligado con las propiedades profilácticas y curativas que ofrecen las advocaciones de Fortuna Balnearis y Fortuna Salutaris, ya que el sentido de este altar queda completado con el análisis de las representaciones de sus otras tres caras.
Bajo las cornucopias anteriormente analizadas, en la parte inferior de la Cara C, aparece una patera. La pátera es un recipiente en forma plato circular poco profundo, sin pie ni asa y con un umbo o saliente hemisférico central muy pronunciado. Este instrumento se utilizaba para beber o efectuar libaciones rituales por parte del sacerdote. La pátera puede ser atributo de numerosas divinidades, entre ellas Salus, Concordia, Abundantia o Fortuna. La representación de la pátera junto con el cuerno de la abundancia en este altar hay que ponerla en relación con las fuerzas curativas y relativas a la salud, y los beneficios que puede aportar la divinidad.
La representación de este motivo decorativo suele ser ampliamente utilizado en diferentes altares funerarios. En Hispania, un modelo muy extendido es representar en una cara lateral un praefericulum o jarro destinado a contener el agua lustral que posteriormente era escanciado en la patera, ésta representada en la otra cara lateral del altar. Son elementos importantes de los diferentes ritos romanos y son ampliamente representados9. La utilidad de estos elementos servirá para extraer toda una simbología característica de los atributos divinos en las distintas representaciones. Símbolos relacionados con el poder higiénico y curativo del agua, con la donación por parte de la diosa de abundantes beneficios, al mismo tiempo que proporciona su protección ante peligros y adversidades, y la obtención por parte del devoto de estos bienes.
Analicemos ahora las secciones laterales del Ara de la Salud. Estas son de menor tamaño que las frontales. Aunque sean secundarias en su catalogación, las representaciones insertas en ellas poseen información relevante para la interpretación de este interesante monumento.
La Cara B (Fig. 2) nos muestra una rama de olivo, en la que se enrosca una serpiente o culebra.
Las diferentes representaciones de la serpiente en las antiguas culturas mediterráneas, no influidas por el judeocristianismo, tenían un sentido positivo, mirando las propiedades de la misma. La habilidad que la serpiente posee es cambiar de piel, eliminando impurezas y recuperando su antiguo estado de bienestar. De esta forma la serpiente simboliza la renovación y la salud, quedando íntimamente vinculada con el mundo de la medicina o la curación, además de con los dioses asociados a tales propiedades, como son Asklepios (Esculapio romano) o Hygia (Salus romana).
Por otra parte, la serpiente, mediante su veneno, es portadora y acompañante de la muerte, por lo que se relaciona con el mundo subterráneo o ctónico, con la tierra, con los ciclos agrícolas y femeninos, siendo también fiel acompañante de divinidades femeninas tales como Juno, Proserpina, Isis-Fortuna o Ceres. Es de ese veneno, que se extrae de la propia serpiente, el que puede producir también la curación y del que se extraen diferentes productos curativos y medicinales. Todos estos motivos hicieron de la serpiente y sus diferentes representaciones un fuerte signo de protección ante las enfermedades. Distintas representaciones de serpientes se utilizaban como poderosos amuletos, que ahuyentaban los diferentes males físicos de sus portadores, o que propiciaban los ciclos femeninos de fecundidad10.
Asklepios adquirió entre los griegos la categoría de dios de la medicina. Según la mitología griega era hijo del dios Apolo y la mortal Coronis. Adquirió el arte de la medicina y se convierte en un poderoso sanador, el cual podía resucitar a los muertos. Según la leyenda Asklepios llega a transformarse en una serpiente para ser transportado a Roma para terminar con una plaga. De esta forma Roma asimilará dentro de su panteón el culto a Asklepios, transformándolo en Esculapio.
Respecto a la iconografía del dios, Asklepios tenía como atributos fundamentales la serpiente, el gallo, el bastón y la copa o pátera. De la misma forma, puede ir acompañado de su esposa Epione, su hija Hygia (Salus), sus hijos Podalirio, Macaon y Telesforo11.
La representación del olivo junto a la serpiente, que aparece en la cara B de este altar, incide en la misma idea, la clara alusión al mundo salutífero y curativo. Por otra parte, la representación de ramas de olivo simbolizaba paz, fertilidad y prosperidad. Desde antiguo se conocían numerosas plantas medicinales, las cuales eran utilizadas para curar diferentes dolencias y elaborar diversos bálsamos curativos. Ejemplos de estas plantas los tenemos en el laurel, el ciprés, la piña o el olivo, siendo representados abundantemente en distintos monumentos vinculados con este aspecto sanador.
La ingesta del olivo puede hacerse mediante infusión de su hoja, mediante el aceite elaborado con sus frutos o la toma del propio fruto. También podían hacerse diferentes bálsamos con aceite de oliva. Se conocían diferentes propiedades curativas y preventivas del olivo, como eliminar el estreñimiento, la dermatitis, las quemaduras, irritaciones o mejorar el estado de la piel.
Existe un culto a Asklepios o Esculapio ligado a la ciudad de Carthago Nova que puede remontarse al siglo II a.C., y que su templo se situaría precisamente en el monte Asklepios de dicha ciudad. Este dato queda reafirmado mediante las diferentes acuñaciones monetales aparecidas en esta localidad con diferentes alusiones a los cultos salutíferos12. La devoción al dios Esculapio en Carthago Nova, además de su evidente relación con los cultos que buscan protección salutífera, puede tener otro significado, la búsqueda de protección ante las precarias condiciones de salubridad que debía tener la población que se encontraba en esos terrenos continuamente sometidos a aguas semipantanosas o residuales13.
Teniendo en cuenta el análisis iconográfico de la pieza aquí analizada, hemos de tener presente que nuestro altar se relaciona con los cultos salutíferos desarrollados en esta ciudad.
En el último perfil a analizar del Ara de la Salud, el que hemos llamado Cara D (Fig. 4), aparece un timón de embarcación. Este atributo es junto con el Cuerno de la Abundancia anteriormente analizado, el más característico de la diosa Fortuna. Quien posee este instrumento, el timón, rige y gobierna los destinos humanos -individuales o colectivos en la dirección del Estado o en el curso de la historia-, además de los destinos divinos y naturales. Así mismo, la divinidad portadora del timón ejerce su protección sobre los navegantes y sobre el orbe marino. Fortuna con este atributo no sólo se convierte en gobernanta y protectora de los Destinos, sino que también gobierna, a veces caprichosamente, el mundo y el Universo14.
Tres elementos, como son el timón de embarcación, la proa de barco o la rueda, son símbolos de los mismos conceptos. La representación iconográfica de estos elementos es de origen puramente romano. La rueda en ocasiones queda equiparada al globo como influencia cósmica de la diosa en todo el Universo, que se erige en señora y dominadora del mundo. Pero así mismo, estos elementos simbolizan el movimiento perpetuo e inestable, también asimilable a los movimientos de los viajes o de las rutas comerciales. Además de Fortuna, la rueda la utilizarán otros dioses como Némesis, Júpiter, Mercurio, Felicitas, Hercules, Cibeles, Isis, Diana, Ceres o Esculapio15.
Mediante el análisis de la representación del timón de nave, vemos como este símbolo común se convierte en símbolo religioso y se une a la ciudad y al comercio marítimo. El timón además de gobierno del Universo, significa protección sobre los navegantes, sobre el comercio marítimo y sobre las ciudades que ejercen esta acción principal. El caso de Carthago Nova cumple todos estos presupuestos, además de tener un templo dedicado a Esculapio como ya hemos visto. Así pues, la diosa ejerce su protección y su dominio sobre los ciudadanos de Carthago Nova y sobre su salud.
Con todo lo anteriormente dicho, del análisis efectuado hasta el momento podemos extraer diferentes conclusiones del Ara de la Salud.
Este altar es de carácter votivo y público. Se encontraría posiblemente en el interior de un templo, quedando relacionado con divinidades protectoras de la salud. No posee ninguna inscripción o dedicatoria epigráfica que nos permita saber si este altar es una ofrenda hecha por un particular, por lo que deducimos que se trata de un altar público, probablemente erigido por la ciudad o por sus gobernantes para obtener el beneficio de la divinidad para con la comunidad de Carthago Nova y sus habitantes.
Debido a la situación geográfica y restos arqueológicos hallados en Cartagho Nova, ciudad en la que se encontró también este altar, podemos deducir que el templo en el que estaba situado el Ara de la Salud en el monte Kronos (Sacro) sería alguno dedicado a dioses vinculados o protectores de la salud, o quizás, podría estar relacionado con el templo principal del foro dedicado a Asklepios-Esculapio situado en el monte llamado Asklepios.
Según la cronología apuntada, finales del siglo I principios del siglo II d.C., tenemos que poner en relación nuestra ara con el desarrollo urbanístico de la Carthago Nova romana. La gran transformación de la ciudad romana culmina en época de Augusto con la construcción del Teatro y la remodelación del Foro.
Se trata de un altar complejo a la hora de su elaboración, ya que sus representaciones hacen la función de diferentes ideogramas. En cambio la ejecución del trabajo parece que carece de técnica depurada. Sobre todo se nota en la ejecución de la Cara A, la cual guarda mucho «aire» respecto al espacio de representación de la figura. Esto nos llevaría a pensar que se trataría de un trabajo hecho en un taller local, con materiales también locales. En la provincia de Almería, cerca de Cartagena, se encuentran las canteras de mármol blanco de Macael, de muy buena calidad, conocidas y explotadas desde época púnica. Su material ha sido utilizado en distintos momentos a lo largo de la época imperial, dentro de Hispania, para la elaboración de obras en el Teatro de Mérida o en la ciudad de Itálica. Es probable que el material para la construcción del Ara de la Salud pudiera proceder de estas canteras o de alguna próxima.
Del análisis de las diferentes caras podemos observar que tan sólo la Cara A del altar posee una representación humana. Por su aptitud de recogimiento y su disposición, al tener la cabeza cubierta, podemos pensar que se trataría de una sacerdotisa oferente o de una fiel que acude en busca de protección. Más que la representación de una diosa, la interpretación de la sacerdotisa o la creyente serviría de idea para completar las otras imágenes expuestas en las restantes caras. De esta forma, todos los lados del altar estarían formados por símbolos que, como un rompecabezas, habría que unir para entender el significado completo del monumento y la petición de protección efectuada.
La representación del Cuerno de Amaltea y del timón de embarcación son los atributos principales de las representaciones de la diosa Fortuna. Otros dos atributos que aparecen, como son la pátera y la serpiente pueden ligarse también a Fortuna, aunque son elementos secundarios y no suelen aparecer en todas sus representaciones. Sobre todo la representación del olivo y la serpiente es la que nos hace pensar que este altar está dedicado a divinidades protectoras de la salud. Esto queda reafirmado por su emplazamiento geográfico en Carthago Nova, donde se localizan cultos a Esculapio y la zona confirma cultos salutíferos arraigados.
Además hemos de destacar que se encuentran suficientes elementos iconográficos en el Ara de la Salud para relacionar este altar con los cultos de Fortuna Salutaris y Fortuna Balnearis, quizás siendo más acertado hablar del primer caso que del segundo. Esta interpretación queda corroborada por medio de los restos aparecidos en la zona que confirman un culto extendido a Fortuna Dea.
1 BELTRÁN, A.: «El ara romana del Museo de Barcelona y su relación con el culto de la salud y Esculapio en Carthago Nova», en Ampurias IX-X. 1947-1948. pp. 213-221. BELTRÁN, A.: Augusto y su tiempo en la Arqueología Española. Zaragoza, 1976. VÁZQUEZ HOYS, A. M.: La religión romana en Hispania. Fuentes epigráficas, arqueológicas y numismáticas. Madrid (Tesis Doctoral de la Universidad Complutense de Madrid 114182), 1982.
2 GARCÍA Y BELLIDO, A.: Esculturas romanas de España y Portugal. Madrid, 1949. pp. 406-407, no 407, lám. 288-9.
3 Apollodori Bibliotheca II, 7.5. Diodori Siculi Bibliothecae historicae V, 70.5. Ov. Fastos V, 115; Ov. Met. IX, 87.
4 Cuantiosos trabajos se vienen realizado analizando las inscripciones aparecidas en la Cueva Negra de Fortuna. El emplazamiento visto como posible lugar de culto y peregrinación a diferentes divinidades locales y romanas, posibles asentamientos del lugar, etc. En ellos se destaca el posible culto a Fortuna, que aunque no se la nombre explícitamente, su nombre queda registrado en la localidad y en el día de la celebración de los cultos locales, el 1 de abril, fiesta de Fortuna en el calendario romano (OV. Fastos IV 133-162). Destacamos:
González Blanco, A., Mayer Olivé, M., Stylow, A. U. (Eds): La Cueva Negra de Fortuna (Murcia) y sus «tituli picti»: un santuario de época romana: homenaje al profesor D. Sebastián Mariner Bigorra. Monografías sobre la Antigüedad tardía 4. Murcia, 1988. González Blanco, A., Amante Sánchez, M., Rahtz, Ph., Watts, L.: «El balneario de Fortuna y la Cueva Negra (Fortuna, Murcia)», en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Ha Antigua V. 1992. pp. 421-454. González Blanco, A., Mayer Olivé, M., Stylow, A. U., González Fernández, R. (Eds): El Balneario Romano y la Cueva Negra de Fortuna (Murcia). Homenaje al Prof. Ph. Rahtz. Monografías sobre la Antigüedad tardía 13. Murcia, 1996. González Fernández, R.: «La diosa Fortuna. Relaciones con las aguas y los militares. El caso particular del Balneario de Fortuna (Murcia)», en La cultura latina en la Cueva Negra. En agradecimiento a los Profs. A. Stylow, M. Mayer e I. Velázquez. Antig. Crist. XX. Murcia, 2003. pp. 373-386.
5 Amante Sánchez, M.: Lucernas romanas de la región de Murcia. Hispania Citerior. Anejos de Antigüedad y Cristianismo 1. Murcia, 1993.
6 Noguera Celdrán, J. M., Navarro Suárez, F. J.: «La Fortuna del Museo Arqueológico de Murcia. Notas para el estudio de este tipo de estatuilla, en Bronces y religión romana», en Actas del XI Congreso Internacional de Bronces Antiguos. Madrid, 1993. pp. 323-330. Rodá, I.: Bronces romanos de la Hispania Citerior. Madrid, 1990.
7 De procedencia desconocida, se registra dentro de los fondos museísticos con el número de inventario 3873.
8 Fernández Díaz, A.: «El programa pictórico de la Casa de la Fortuna», en La casa romana en Carthago Nova. Arquitectura privada y programas decorativos. Murcia, 2001. pp. 83-130. Vallalta Martínez, P., Berrocal Caparrós, M. C.: «La Casa de la Fortuna. Restauración de sus pinturas murales», en Actas XV Congreso de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Murcia, 2004. pp. 401-412.
9 Rodríguez Oliva, P.: «Un Ara romana en Málaga», en Revista Jábega 15. 1976. pp. 77-79.
10 Vázquez Hoys, A. M.: «La serpiente en las fuentes epigráficas hispanas», en L'Afrique, la Gaule, la Religion à l'époque romaine. Mélanges à la mémoire de Marcel Le Glay. Bruselas, 1994. pp. 568-582. Id.: «La serpiente en las religiones mediterráneas», en Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología 14. 1981. pp. 33-39.
11 Aleshire, S. B.: Asklepios at Athens: epigraphic and prosographic essays on the Athenian Ealing cults. Amsterdam, Gieben, 1991. Espinosa, M.: Asklepios: El último griego. Sant Cugat del Vallés (Barcelona), 1987. Kerényi, K.: «Asklepios: archetypal image of the physician's existence», en Pantheon Books (Bollingen series 65, 3). New York, 1959. Penso, G.: La medicina romana: l'arte di Esculapio nell'antica Roma. Noceto (Parma): Essebiemme, 2002. Walton, A.: Asklepios: the cult of the Greek god of medicine. Ares Publ. Chicago, 1979.
12 Beltrán, A.: «Los monumentos romanos de Cartagena, según sus series de monedas y lápidas latinas », en III Congreso Arqueológico del sureste de España. Albacete, 1946. pp. 306-325. Id.: «El culto a la Salud y sus representaciones en Elche y Cartagena», en IV Congreso Arqueológico del sureste de España. Albacete, 1948. pp. 205-210.
13 Noguera Celdrán, J. M.: La Ciudad Romana de Carthago Nova: La Escultura. Universidad de Murcia. Murcia, 1991.
14 Seco Serra, I.: «Señora del Destino. La diosa Isis en el mundo greco-romano», en Revista de Arqueología 21 (233). 2000. pp. 42-49.
15 LICHOCKA, B.: L'Iconographie de Fortuna dans l'Empire Romain (Ier siècle avant N.È.-IVe siècle de N.È.). Pologne, 1997. Pp. 36-38.
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MARTA BAILÓN GARCÍA*
* Doctora UNED. E-mail: martabailó[email protected]
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