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Las concepciones liberal, revolucionaria y social de la democracia*
La idea de sociedad
Lo que ha definido la modernidad ha sido la separación entre el orden del mundo, su sentido o incluso -en el caso de las religiones monoteístas- la intención de aquél que lo ha creado y la conciencia humana; Descartes decía: «entre la extensión y el alma». En términos más actuales podemos decir que la modernidad se define por la separación entre la racionalización como modo de acción sobre la naturaleza y el individualismo moral. Desde el comienzo de la modernidad europea, esta dualidad ha sido especialmente palmaria: por un lado, el Renacimiento, sobre todo el italiano, basado en la alianza entre la ciencia y el arte, y que reproduce o construye el orden del mundo; por otro, la Reforma y su afirmación de la fe, y, por tanto, el individualismo moral, a través de la paradoja luterana del siervo-albedrío (servum arbitrium), opuesta a la defensa erasmiana del libre albedrío.
Esta ruptura de la cosmología religiosa, si bien puede llamarse secularización y ascetismo en el mundo utilizando la terminología weberiana, no permite por sí misma la construcción de sociedades modernas. Para que dicha construcción sea posible, debe aparecer un principio de unión, de combinación o incluso de integración de estos dos mundo, ahora separados: la racionalización y el individualismo moral. Las sociedades que podemos llamar clásicas, que dominaron durante gran parte de los siglos XVII, XVIII e incluso del XIX en Europa occidental y cuyo modelo se extendió por gran parte del mundo, se definían por la afirmación central de que era la idea misma de sociedad o, de modo más preciso, la política concebida en el sentido aristotélico, la que aportaba un principio de unidad de la acción y la experiencia humana al permitir combinar la acción racionalizadora y la libertad de la conciencia moral, respetando siempre su separación. Este largo período estuvo dominado por el pensamiento jurídico y políitico y, a su nivel más elevado, por la filosofía política que, de Maquiavelo a John Stuart Mill, pasando por Jean Bodin, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau y Tocqueville, constituyó el primer conjunto moderno de representaciones de la sociedad. Cuatro ideas principales definen este modelo clásico.
1. La primera es la de...