I. INTRODUCCIÓN
Este artículo tiene por objeto estudiar los últimos comicios presiden- ciales celebrados en Francia el 22 de abril y el 6 de mayo de 2007. Hay mucho que comentar sobre el resultado de esta cita de los franceses en las urnas; de momento adelantaremos que ha sido una de las consultas electorales que más interés ha suscitado en la historia de la V República. Ello ha quedado registrado en el enorme índice de participación1, cifra casi récord desde la promulgación de la Constitución de 19582.
Para entender mejor lo ocurrido en estas elecciones recordaremos las circunstancias que rodearon las últimas consultas realizadas en ese país:
1. El triunfo de la derecha en las elecciones municipales de 20013 creó alguna incertidumbre sobre si el dominio socialista tras la victoria del PS en las legislativas de 1997 debía o no ser interpretado como un mero paréntesis en el período de dominación de la derecha, cuyo inicio hay quien lo sitúa en el triunfo electoral de 19934. La teoría de la interi- nidad del gobierno socialista (1997-2002) quedaría confirmada en las consultas siguientes, si exceptuamos las elecciones regionales de 2004.
2. Los comicios presidenciales de 20025 supusieron una auténtica debacle electoral, consistente en la eliminación, ya en la primera vuel- ta, del Primer ministro saliente, el socialista Lionel Jospin, por el ul- traderechista Jean-Marie Le Pen6, y en la consiguiente confrontación, en la segunda vuelta, de éste contra Jacques Chirac, presidente sa- liente, todo lo cual desembocó en el voto útil de la gran mayoría del cuerpo electoral a favor de éste último, para evitar que Le Pen siguie- ra siendo en lo sucesivo el árbitro de las elecciones en Francia, con la comprensible humillación de gran parte del electorado distante del RPR, el partido de Chirac. Ese voto útil no fue un voto libre, sino el voto responsable de una población que, obligada por las graves cir- cunstancias expuestas, inéditas en la V República, tuvo que terminar por aceptar a quien quería echar del poder7. Sin embargo, este sufra- gio desesperado, pero disciplinado, demostró que los franceses, muy críticos con sus políticos y dispuestos en ocasiones a castigar a éstos votando a pequeños partidos -muchas veces extremistas o antisiste- ma- saben unirse cuando de lo que se trata es de salvar in extremis sus libertades y su democracia. No en vano se suele decir que los franceses, en la primera vuelta, votan con el corazón y, en la segunda, con la razón. Más adelante veremos que esta máxima ha vuelto a cumplirse en 2007.
3. Chirac pagaría con retraso, en las elecciones regionales de 2004, la frustración del electorado en 2002. La derecha tradicional sufrió en estos comicios un rechazo fortísimo y quedó muy por debajo de la iz- quierda que, en la primera vuelta, consiguió aunar el 40,2% de los su- fragios, (a estos hay que sumar un 4,5% de votos, que fueron a parar a la extrema izquierda)8.
4. Finalmente hay que tener en cuenta la última consulta realizada en Francia antes de la que ahora nos ocupa: el referéndum de mayo de 2005 para la ratificación del Tratado sobre la Constitución Europea9, con resultado negativo. Las circunstancias que rodearon este referendo hi- cieron que se asemejase más a unos comicios nacionales o a un deba- te sobre política interna que a uno sobre Europa, del mismo modo que antes había ocurrido con el referendo sobre el Tratado de Maas- tricht, aunque en aquella ocasión, el resultado de la consulta, muy ajustado, fue el contrario, es decir, la aprobación del Tratado10. En la ne- gativa al referéndum de 2005 pesó el citado desencanto de los ciuda- danos hacia sus dirigentes, así como hacia la política en general11. Avala este dato la elevada abstención12, superior incluso a la de 2002 (un 28% en la primera vuelta). En resumen, la consulta de 2005 vino a reproducir, salvando las diferencias de signo político, la situación de 2002: el Tratado fue rechazado por la suma de la izquierda (excluyendo el segmento de izquierdas favorable al Tratado) y la extrema derecha. De esta consulta Chirac salió enormemente debilitado y la izquierda fragmentada. Habría esperar a los recién celebrados comicios de 2007 para ver si los franceses conseguían recobrar su interés por la política como medio eficaz para solucionar sus problemas.
II. INCISO SOBRE EL ESTATUTO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
En el artículo sobre las elecciones presidenciales y legislativas de 200213 se trató esta cuestión de forma algo detallada, de manera que nos remitimos al mismo en todo lo relativo al estatuto del Jefe del Es- tado, salvo en el tema de la irresponsabilidad e inviolabilidad, que ha sido objeto de una reforma constitucional reciente, que pasamos a ex- poner.
La reciente regulación de la responsabilidad presidencial14 ha paliado insuficientemente la brecha existente entre la casi absoluta irresponsa- bilidad penal del Jefe de Estado y su considerable elenco de poderes15. La reforma, operada en febrero de este año, no ofrece ningún cambio en re- lación con la responsabilidad presidencial, si se exceptúan tres aspectos: el primero, la sustitución del concepto «alta traición» por lo que la doc- trina venía comúnmente entendiendo por ésta, a saber, el incumpli- miento de los deberes presidenciales manifiestamente incompatible con el ejercicio del mandato de dicha calidad16, deberes que, en realidad, re- miten al artículo 5 de la Constitución, que define la función presidencial al consagrar los fines que deben inspirar los actos del Jefe del Estado17; el segundo, la inserción de un estatuto del Alto Tribunal (antes el Alto Tri- bunal era el Congreso), con lo que sigue consagrándose un privilegio de jurisdicción, si bien ahora quedan definidos su funcionamiento y com- posición; el tercero consiste en la concreción de la mayoría requerida para la inculpación (cualificada de dos tercios).
Sin embargo, la regulación constitucional de la inviolabilidad18 sí ofrece un cambio sustancial respecto de la situación jurídica anterior, pues ahora queda circunscrita a la duración del mandato.
III. ANTECEDENTES Y SITUACIÓN PREVIA A LA CAMPAÑA ELECTORAL
Situación general de las fuerzas políticas más importantes:
III.1. La primera tarea de la derecha conservadora (UMP) antes en la precampaña electoral es hacer frente al descontento del electorado, arrastrado desde 2002, por haberse visto constreñido entonces a reva- lidar el mandato de Chirac. El candidato de la UMP a la elección presi- dencial, Nicolas Sarkozy, elegido en el seno de dicho partido el 14 de enero19 tras triunfar sobre sus rivales Alain Juppé, Jean-Pierre Raffarin, Dominique de Villepin y Michèle Alliot-Marie, se presenta como la per- sona idónea para unir y renovar la derecha francesa conservadora. In- tenta, desde el primer momento de la precampaña, dulcificar la imagen dura de sí mismo que proyectó cuando era Ministro del Interior20. En su discurso comienza a esbozar algunos de los principios que regirán su campaña, anunciando ciertas medidas de corte neoliberal y procla- mando valores de claro corte jacobino21. Se esfuerza en detallar desde principio su proyecto fiscal e intenta cortocircuitar el anuncio del pro- grama de Royal para el día 11 del mismo mes, intentando acaparar los medios de comunicación22. La mayoría parlamentaria espera que el Jefe del Estado se pronuncie y apoye la candidatura de Sarkozy, pero esto no se producirá hasta el 21 de marzo, cuando anuncie la retirada de Sarkozy como miembro del Gobierno23.
III.2. La izquierda plural24 tendrá que hacer un gran esfuerzo para re- montar los mínimos de 200225. Asimismo deberá superar el «no» al Tra- tado Europeo, que aún pesa en el ambiente político -recuérdese que la izquierda oficial defendió su aprobación- y concentrar sus esfuerzos en ofrecer proposiciones lo más concretas posible, capaces de llegar a un segmento lo más amplio posible de población y contrarrestar así el alza de Bayrou, que puede robarle parte de los votos26. A este candida- to podrían ir a parar los votos de los desertores del PS descontentos con la candidata socialista, Sególène Royal, que ven en el candidato centrista la mejor arma para combatir a Sarkozy. En resumen, no sólo el Partido Socialista27, sino la izquierda en general, se encuentra, según los sondeos, en un nivel históricamente bajo28.
III.3. En la Asamblea creada tras la doble cita electoral de 2002, la UDF o Union des Français (Unión de los Franceses) -el único partido de cen- tro que consiguió no ser barrido por la nueva mayoría29-, con sólo 29 diputados, frente a los 67 de la Asamblea saliente, estaba destinada a apoyar a la aplastante nueva mayoría presidencial30, o a ser engullida por ella31. Por ello, desde enero de 2003, su líder, François Bayrou, utilizaría sus votos para subsistir políticamente. De este modo desarrollaría una nueva estrategia en la que pasaría de la autonomía al distanciamiento32. El castigo del electorado a la UMP en las regionales de 2004 le conven- cerían de emprender una singladura política, no sólo totalmente inde- pendiente de la UMP, sino claramente contraria. La ruptura con la UMP quedaría plenamente confirmada en 2006, al sostener, junto con otros diputados de UDF, una moción de censura contra el gobierno de Villepin.
En esta campaña el verdadero objetivo del líder de la UDF es jugar el papel de tercer hombre, si bien intenta presentarse como una alter- nativa creíble a la oposición que forma el binomio derecha-izquierda, representado por Royal y Sarkozy.
III.4. La extrema derecha33, liderada por Jean-Marie Le Pen, tendrá que sacar el máximo partido de estas elecciones presidenciales34. Su re- sultado en la segunda vuelta de las de 200235 (tras eliminar a Jospin -PS- en la primera vuelta), fue superior en casi dos puntos al obte- nido en la primera de los comicios de 1995. El de 2002 es, por lo tanto, el mayor resultado histórico de Le Pen. Sarkozy combinará la táctica de alentar el miedo a Le Pen con un cortejo al mismo Le Pen, ayudándole a conseguir firmas, como estrategia para disponer de unos votos de re- serva frente a Royal en la segunda vuelta36.
III.5. La tendencia ya apuntada de derechización de la sociedad francesa ha redundado, paradójicamente, en un fortalecimiento de otros partidos de izquierda, a excepción del Partido Comunista Francés, que ha venido retrocediendo espectacularmente desde las elecciones de 1997, en beneficio de otros partidos de extrema izquierda, ecologis- tas o antisistema, hasta el punto de poder decirse que, en la actualidad, el PCF carece, por completo, de influencia en el seno de la izquierda plural37. Algunos expertos coinciden en afirmar que los comunistas pueden verse tentados en estas elecciones de votar al PS, para que no quede eliminado en la primera vuelta, lo que confirma la fase de debi- litamiento por la que atraviesa el PCF38.
En esta precampaña se espera, sin embargo, un retroceso de «Los Verdes», liderados en estos comicios por Dominique Voynet, que, si bien consigue afirmar su confianza dentro del partido, no logra re- montar los pésimos pronósticos. La irrupción de José Bové puede re- ducir aún más su espacio electoral. Algo similar puede pasarle a Arlet- te Laguiller de Lucha Obrera.
La Liga Comunista Revolucionaria (LCR) es, quizás, el partido mejor situado de los de extrema izquierda en este momento, pues ha captado muchos votos de Lucha Obrera y del PCF39.
VI. CAMPAÑA ELECTORAL
A continuación se exponen los aspectos más destacables de esta campaña electoral:
IV.1. Candidatos
El Consejo Constitucional valida doce candidaturas, cuatro menos que en 200240.
FRANÇOIS BAYROU (UDF o Union des Français)41
Es ya veterano en las contiendas electorales, pues sucedió a Ray- mond Barre en vísperas de las municipales de 2001. Pese a su intento de ser la alternativa al binomio Sarkozy-Royal, su carisma no está a la altura de los otros dos candidatos42.
Sus propuestas son realistas, si bien el tono empleado ha sido to- talmente nuevo en una campaña electoral43. Su programa, inspirado en las ideas de economistas liberales y atemperado por expertos proce- dentes de círculos rocardianos y de derechas, cuenta con un grupo sólido de colaboradores44. Pretende ser «social y liberal». Propugna una economía social (se distancia así de Sarkozy, que considera indis- pensables la competencia y el mercado), buscando así atraer a lo mejor de la derecha y la izquierda. Asimismo su modelo es el de un Estado «republicano francés» que acepta la modernidad, conoce los inconve- nientes de las nacionalizaciones y opta por reconducirlas en el ámbito nacional y europeo (con esto, toma distancia respecto del programa de Royal). Algunas de las propuestas más relevantes de su programa son su idea de someter a referéndum una Constitución que asegure el equilibrio de poderes entre el Presidente y el Parlamento, que permita que la Asamblea controle al Gobierno y la supresión de la medida gu- bernamental contenida en el artículo 49.3. En suma, propugna una parlamentarización del régimen, que pasa por la aprobación de un nuevo texto constitucional.
OLIVIER BESANCENOT (LCR o Ligue Communiste Révolutionnaire)45
Su formación reapareció en las presidenciales de 200246, con el único objetivo de darse a conocer. Su posición respecto del PS ha sido siempre más moderada que la de Arlette Laguiller, con quien lucha por acaparar los votos de la extrema izquierda. En la primera vuelta de las pasadas elecciones presidenciales obtuvo un 4,25% de votos (frente al 5,72% de Laguiller). Su resultado fue mucho inferior en la cita para elegir la nueva Asamblea (un 2,15% en la segunda vuelta). Antes de la precampaña de estas elecciones, la LCR ha saltado a los titulares de los periódicos por la huída del partido de Michel Husson, su economista oficial, que critica la actitud de la organización ante los colectivos antiliberales47.
JOSÉ BOVÉ (Confédération paysanne)48
Sindicalista francés del sector agrícola49 y altermundialista (se opu- so al Tratado constitucional europeo), José Bové es el más claro repre- sentante de la izquierda antiliberal. Pretende presentarse como una alternativa a aquellos que no creen en la izquierda tradicional. Se pre- senta por primera vez a unas elecciones presidenciales. Desea disputar a Besancenot (LCR) su arraigo en los barrios obreros50.
MARIE-GEORGE BUFFET (PCF o PARTI COMMUNISTE FRANÇAIS)51
Preside el Partido Comunista Francés desde 2002, tras la retirada, después de aquellas elecciones, de Robert Hue, con el que dirigió el par- tido durante el período 2001-2002. Fue Ministro de Deportes y Juventud durante el Gobierno Jospin. Coherente con la regla de «no acumular mandatos electorales», ha renunciado a su cargo de diputada en la cir- cunscripción de Seine-Saint-Denis para concurrir a estas elecciones52. Desde 1995, año en el que el PCF se sumó a la izquierda plural, a pro- puesta de Jospin, su partido ha ido perdiendo votos en beneficio de otros partidos de extrema izquierda, en especial la LCR, hasta llegar a un hundimiento casi total, muy lejos del 15,3% de 1981 y del 8,6% en 199553. La ausencia de renovación del ideario comunista clásico parece estar en el origen de esta fuga de votantes a esas otras formaciones. En 2002 obtuvo un porcentaje de votos del 3,37%, en claro contraste con la cita electoral de 1995, en la que consiguió un 8,64%.
ARLETTE LAGUILLER (LO o LUTTE OUVRIÈRE)54
Esta es su sexta y, según ha anunciado, última candidatura55. Re- presenta a la izquierda más extrema. Su trayectoria ha sido sindicalista de inspiración trotskista56. Ha sido diputada europea57. Su mejor resul- tado en unos comicios presidenciales lo obtuvo en 2002 (un 5,72% de los votos), situándose en quinta posición de entre los dieciséis candi- datos que entonces competían58. En su programa de 2007, se presenta como una candidata antiliberal y, en línea con las propuestas de otras citas electorales, que defienden todo lo relativo al trabajo, se centra en los tres problemas vitales para los trabajadores: la vivienda, el em- pleo (que propone fomentar con cargo a los beneficios de las empre- sas) y los salarios. Laguiller tiene a buena parte del aparato de su par- tido en su contra y los sondeos le adjudican mucho menos votos de los que obtuvo Robert Hue en 2002 (un 3,37%)59.
LE PEN
El auge de Le Pen puede situarse en las elecciones municipales de 1983, debido en buena parte a la utilización, durante esa campaña, del tema de la seguridad ciudadana y del desempleo, de los que se acusó a la inmigración60. Sin embargo, su verdadera escalada electoral tuvo lugar en las elecciones presidenciales de 1988, en las que, con el apoyo de Bruno Mégret, diputado de FN y tránsfuga del RPR, obtuvo un 14,4% de los votos. Desde entonces siguió ascendiendo en este tipo de comi- cios: un 15% en las elecciones de 1995, aunque se disputaba el apoyo de buena parte del segmento de su electorado con Philippe de Villiers, y un 16,2% en 2002, pese a que ésta vez competía con Bruno Mégret por el mismo tipo de sector electoral. Ya se ha comentado supra que fue en estos últimos comicios presidenciales cuando el «fenómeno Le Pen» empezó a percibirse como una verdadera amenaza para la de- mocracia francesa, al situarse frente a Chirac en la segunda ronda, gracias a la elevada abstención entonces registrada, que perjudicó so- bretodo al PS. El interés que la sociedad francesa muestra desde co- mienzos de la precampaña electoral de estos nuevos comicios vuelven poco previsible un fenómeno parecido al de 2002. Este interés obedece no sólo a la voluntad de evitar que reproduzca la citada situación, sino también al interés que despiertan los principales candidatos, circuns- tancia a la que nos referiremos más adelante.
FRÉDÉRIC NIHOUS (CPNT, o Chasse-Pêche-Nature-Traditions)
«Caza-Pesca-Naturaleza y Tradiciones» cuenta, desde 1989, con im- plantación en las zonas francesas del sudoeste, mediodía, norte, de Picardie y la Baja Normandía. Pese a que en los pasados comicios pre- sidenciales (en los que su formación obtuvo un 4,25 de los votos) el ob- jetivo de su antecesor (Jean Saint-Josse) era captar votos dentro del electorado de derechas, Nihous no se declara de derechas ni de iz- quierdas. Su programa, que carece de un sólido ideario político, se di- rige casi exclusivamente a las zonas agrícolas francesas61. Defiende la libertad de cazar y pescar, por lo que tiene en Los Verdes a sus princi- pales enemigos políticos. Es muy crítico con el sistema europeo actual (se declara en contra de una Europa federal de liberales y tecnócratas y se opone al ingreso de Turquía en la unión). Propugna una política de inmediación y de reducción de los desequilibrios urbanísticos. El perfil de su electorado es joven y de clase obrera.
SÉGOLÈNE ROYAL (PS o Parti Socialiste)62
Esta candidata constituye la amenaza más seria para el candidato de la UMP, Nicolas Sarkozy. De ganar estas elecciones se convertiría en la primera mujer francesa en alcanzar la máxima magistratura del Es- tado. Su afiliación al PS se remonta a la década de los setenta. Fue mi- nistra con Bérégovoy y dos veces ministra delegada con Jospin. En las elecciones regionales de 2004 arrebató a Raffarin el Consejo Regional de Poitou-Charentes, consiguiendo el mejor resultado de los candida- tos del PS en Francia. En las elecciones primarias previas a estos co- micios ascendió irresistiblemente, frustrando en el último momento las expectativas de François Hollande -Secretario General del Partido y compañero sentimental suyo- de ser candidato al Elíseo. Esto crea un bicefalismo completamente atípico en la cúpula del partido63, que in- fluye de forma decisiva en el desarrollo de la campaña, ya que, desde el principio, no se percibe con claridad el reparto de funciones entre ambos.
En el PS reina un cierto clima de inseguridad, pues la candidata no acaba de concretar su programa, para cuya elaboración ha recurrido a los «debates participativos»64. La carencia de propuestas formales al electorado es especialmente patente en el aspecto fiscal, uno de temas que más se tratarán en la campaña, en lo que contrasta con su principal rival político, Nicolas Sarkozy, que avanza desde el primer momento propuestas concretas. En cambio, paradójicamente, el PS adopta desde el principio el tema de la seguridad65, tema hasta ahora típico de la de- recha dentro de su pacto presidencial, que centra también en la soli- daridad, y se implica, dentro de la clásica línea de izquierdas, en el de la vivienda. Ante la demanda general de sus partidarios de que concrete su programa, la candidata declara que lo hará público el 11 de febrero, pero la realidad es que a mediados de febrero aún no habrá consegui- do centrar el eje de su campaña66 (por esta fecha deberá tendrá que ha- cer frente a multitud de sondeos pesimistas sobre la suerte de su can- didatura67). Su programa, sacado de los debates participativos, puede decirse que es de propia factura o sélègonista y que, pese a conseguir aglutinar a la izquierda, al conservar las reivindicaciones clásicas, no convence fuera de los círculos socialistas.
Hacia el 20 de febrero en el seno del partido reina la confusión, desde donde se insta a Royal a anunciar una reorganización de su equipo de campaña. Además, ha tenido que afrontar la fuga de algunos leales del partido68.
NICOLAS SARKOZY
Este candidato ya se perfilaba como posible presidenciable tras los comicios presidenciales de 2002 y, especialmente tras el referéndum de 2005 sobre el Tratado de la Unión. Buena parte de su carrera política la ha vivido como alcalde de un municipio de Paris, la ciudad de Neuilly- sur-Seine. En 1988 obtuvo el acta de diputado del Parlamento francés y ha ocupado varias carteras ministeriales69. En noviembre de 2004 fue elegido presidente de la UMP, tras la dimisión de Alain Juppé. Es gau- llista y balladurista70. En estas elecciones aspira a presentarse como el único candidato capaz de unir a todos los segmentos de la derecha con- servadora una vez finalizada la era Chirac. Su estrategia para aglutinar a una mayoría lo más grande posible parece ser la misma que utilizó Chirac en 199571. Representa una derecha sin complejos que quiere relanzar la economía francesa dentro de neoliberalismo económico. Propone endurecer las medidas en materia penitenciaria y de inmi- gración. Su discurso político se ha ido enriqueciendo considerable- mente con múltiples referencias a políticos e intelectuales franceses, como Jean Jaurès72 y Léon Blum73, entre otros. Las encuestas le dan la victoria en estas elecciones, por delante de Sególène Royal. Frente al pacto presidencial de ésta, opone su pacto republicano, que privilegia la libertad y el mérito individuales74. Defiende el ideal republicano jacobi- no (está, por lo tanto, en contra de la descentralización). Sarkozy puede acaparar el voto de los descontentos, quizás votantes de Le Pen y vo- tantes de centro.
GÉRARD SCHIVARDI (PT o Parti des Travailleurs)75
Este candidato, sostenido por un partido de inspiración trotskista- lambertista76, es el menos conocido de todos los que concurren a estas elecciones. Inicialmente intenta presentarse como «el candidato de los alcaldes», eslogan que, antes de la campaña, resulta censurado77. Ex militante del PS, su proposición más conocida es acabar con la cons- trucción europea, para lo que considera argumento suficiente el re- chazo al Tratado en el referéndum de 2005. Defiende los municipios franceses, la laicidad y los servicios públicos. Asimismo declara que una de sus principales tareas al ganar las elecciones será convocar una Asamblea constituyente78.
PHILIPPE DE VILLIERS (MPF o MOUVEMENT POUR LA FRANCE
En las elecciones presidenciales de 1988 Philippe de Villiers apoyó a Raymond Barre (UDF), antecesor de Bayrou. Su primera campaña en unas elecciones presidenciales fue en 1995, en la que obtuvo un 4,77% de votos. En las elecciones europeas de 199979, tras aliarse con el gau- llista Jacques Pasqua, obtuvo en Francia el mejor resultado de la dere- cha, por delante del RPR y de DL, sostenida entonces por Nicolas Sar- kozy.
Se sitúa en el segmento más derechista republicano, a corta pero bien definida distancia de la derecha francesa extrema80. Destaca por sus ideas soberanistas y, en consecuencia defiende la identidad na- cional, que considera «amenazada por el euromundialismo y el comu- nitarismo, en especial el islámico»81 y la «inmigración cero», lo que exi- giría reestablecer las fronteras (eso afectaría a la libre circulación de personas) y acabar con la reagrupación familiar. Propone una política de cooperación con el resto de países francófonos tercermundistas, con la condición de que éstos países acepten de antemano el regreso de su población82.
DOMINIQUE VOYNET
En la segunda vuelta de las elecciones primarias celebradas en el seno de su partido en julio de 2006 esta candidata se impuso con un 69,9% sobre Yves Cochet. Fue candidata a las elecciones presidenciales de 1995, en las que obtuvo un 3,32% de los sufragios. Las encuestas es- timan que la intención de voto hacia su candidatura está en torno al 2%, muy lejos, por lo tanto del 5,25% obtenido por Noël Mamère en 2002. Voynet ha estado al frente de la cartera ministerial de la Ordenación del Territorio y del Medio Ambiente bajo el gobierno de Jospin, como miem- bro de la «izquierda plural». En 2004 fue elegida senadora de la Seine- Saint-Denis. Los Verdes sufren, al igual que el resto de pequeños parti- dos de izquierda, un debilitamiento persistente y a Voynet ni siquiera parece haberle beneficiado la retirada la candidatura de Nicolas Hulot83.
IV.2. Temas principales de la campaña
Una de las características de esta campaña es el gran número de te- mas que se barajan y la rapidez con la que aparecen y pierden impor- tancia en los medios.
Puede afirmarse que el tema más debatido es el del bajo creci- miento económico y el de los medios para conseguir subir su índice (Francia registró en 2006 el crecimiento económico más bajo de la zona euro, después de Portugal). En esta cuestión los dos principales candidatos no aventuran soluciones inmediatas, y se limitan a pro- pugnar el recorte de aquellos gastos con dudosa financiación84.
Se observa un cierto consenso en cuestiones que antes solían divi- dir a la derecha y a la izquierda, como los derechos de los homose- xuales, el desarrollo de las PYMES, el papel del impuesto o la natura- leza de la sanción penal85 si bien, es, posiblemente, en materia de defensa donde se aprecia una menor distancia entre las propuestas de Royal y Sarkozy, pese a que existen diferencias en cuanto a las priori- dades presupuestarias, el posicionamiento de Francia en esta cues- tión y el derecho de expresión de los militares86.
Respecto de las instituciones no existe un gran desacuerdo en el fondo, a pesar de las disputas verbales entre los principales partidos durante la campaña. En el tema institucional, el discurso de Sarkozy se inscribe en la más pura línea jacobina, mientras que Bayrou se li- mita a propugnar la prohibición efectiva de acumular mandatos y a proponer que la mitad de los diputados se elijan por la regla de la proporcionalidad. Royal, en cierto modo para diferenciarse de Bay- rou87, llega incluso a propugnar en Versalles una VI República, que concilie «lo local y lo global», basada en la democracia parlamentaria, social, participativa y territorial88. Sin embargo, ningún candidato pretende en el fondo corregir el desequilibrio de poderes que de- nuncian; por ejemplo, ninguno, excepto José Bové, propone abierta- mente revisar la provisión al cargo del Presidente de la República por medio de sufragio universal directo89. Sí se observa cierta divergencia entre los candidatos en cuanto al uso del referéndum. Así, Royal y Bayrou son partidarios de su utilización y prevén convocarlos sobre varios temas, incluido, como se dirá, sobre Europa, mientras que Sarkozy cree que el quinquenato vuelve el referéndum menos nece- sario90.
Otro tema tratado en la campaña es la conveniencia de introducir cierta dosis de proporcionalidad en las elecciones legislativas, medida a favor de la cual están todos los partidos, menos la UMP 91.
La descentralización sigue siendo objeto de debate electoral. Mien- tras que Raffarin puso este tema como prioritario en su cartera minis- terial, a Sarkozy se le tacha de jacobino. Royal, por su parte pretende emprender una nueva etapa de descentralización92.
Tampoco son tan grandes las divergencias que los principales can- didatos afirman tener en materia de jubilación y seguridad social, pues al menos están de acuerdo en dos puntos: en no abrogar la ley Fillon de 2003 y en aumentar las pequeñas pensiones93.
También se observa un cierto acuerdo entre los candidatos sobre las principales medidas que conviene adoptar en Francia respecto del ca- lentamiento climático global y, en concreto, sobre la necesidad de em- prender una reforma de la fiscalidad medioambiental94.
En contrapartida hay también falsos consensos, como el valor del trabajo, la mezcla social o el sistema educativo organizado por el Esta- do, que son tratados por los dos principales partidos, si bien el modo de abordarlos oculta grandes disensiones95. De estos, quizás el tema del trabajo sea el que encierra mayores divergencias. Sobre esta cuestión, la derecha propone, frente a la asistencia del Estado, el voluntarismo in- dividual y el esfuerzo recompensado96. Royal en cambio quiere exten- der la jornada de treinta y cinco horas a las PYMES, pero evitando los efectos perversos, como la precariedad creciente y el poder adquisitivo débil97. Sarkozy no se atreve a revisar la jornada de treinta y cinco ho- ras, motivo por el que quiere desfiscalizar las horas extraordinarias y Le Pen está totalmente en contra de esta jornada reducida y de la jubila- ción a los sesenta años de edad98.
Otra característica de esta campaña es la apropiación que los dos principales partidos hacen de los valores nacionales99. Sarkozy apunta la posibilidad de crear un Ministerio de Inmigración y de Integración re- publicana100. Royal hace una utilización de los símbolos nacionales cla- ramente estratégica o de conveniencia101.
Otra cuestión que preocupa al electorado es la creciente presión fis- cal, que con el final del quinquenato ha alcanzado su nivel récord102, y la bajada del poder adquisitivo de los hogares. La necesaria inversión pública se encuentra limitada por elevada presión fiscal, ya que cual- quier reforma profunda implicará un importante coste público.
Respecto de la política de emigración las discrepancias no son tan profundas como en el pasado: Sarkozy quiere reforzar la política de «emigración elegida» que ya promueve la ley de 24 de julio de 2006, Bayrou desea luchar contra la emigración clandestina y promover una política responsable que necesariamente pasa por el desarrollo de los países pobres y, en especial, de África. Villiers defiende la «emigra- ción cero» y Le Pen es el más drástico al proponer la inversión de los flujos migratorios. En cambio, Royal desea revisar las disposiciones más estrictas de la ley citada y proponer la regularización basada en ciertos criterios, por lo que su posición sobre este tema es cercana a la de Bayrou. Dominique Voynet defiende un criterio tolerante con la emi- gración, que tienda a la libertad de circulación y establecimiento103.
La cuestión de la seguridad ciudadana no está tan presente en esta campaña como en la de anteriores comicios. Sin duda los candidatos no quieren reavivar demasiado esta cuestión para evitar los conocidos efectos perversos que tuvo su utilización durante los comicios de 2002. Pese a todo, Sarkozy utilizará este tema para captar votantes de Le Pen y diferenciarse del PS y del centro y Royal denunciará el fracaso de la política de Sarkozy en este terreno104.
En relación con Europa, uno de los temas principales que se tratan en la campaña es cómo salir del impasse institucional impuesto por el resultado negativo del referéndum sobre el Tratado de la Unión cele- brado en 2005105. Royal y Bayrou sostienen que debe repetirse el refe- réndum106, mientras que Sarkozy propone la aprobación de un tratado simplificado por la vía parlamentaria, solución que comparten otros paí- ses que ya han aprobado el tratado, como Alemania107.
Sobre el tema de la entrada de Turquía en la Unión Europea, Sar- kozy se muestra en contra, pero sin llegar a la extrema rigidez sobre el particular de los representantes de la extrema derecha y de la derecha soberanista, Le Pen y Villiers, que se muestran totalmente en contra, mientras que Royal es favorable, en principio, a que este país ingrese a largo plazo, si bien cree necesario someter la cuestión a referéndum108.
IV.4. Desarrollo de la campaña
Desde la precampaña, Sarkozy aparece como el vencedor indiscu- tible de estos comicios, si bien se espera una contienda polarizada en los candidatos de los dos principales partidos contendientes, UMP y PS. Ambos intentan acaparar votantes de centro, mientras que Bayrou cri- tica la bipolarización de la contienda, consciente de que la amenaza le- penista puede impulsar el voto a Sarkozy109.
Desde el anuncio de su candidatura, Royal intenta dar muestras de su independencia respecto del aparato del partido. Invoca un «socia- lismo del siglo XXI» y da a entender que, si gana, presidirá Francia de un modo muy distinto a como hizo Mitterrand110.
También al inicio de la campaña se producen algunas fugas de vo- tantes de la UMP a la UDF, partido de Bayrou111. Antes de la campaña éste asciende en los sondeos, llegando a aparecer como «el tercer hombre» cuyos votos pueden decidir la suerte de las elecciones112. In- tenta aparecer como un hombre de centro-izquierda, lo que es cohe- rente con su alejamiento y ruptura con la UMP durante la pasada le- gislatura113. Royal, sin embargo, pretende cortocircuitar el giro hacia la izquierda de Bayrou y, en un intento de dejar claro las diferencias que separan al PS de la UDF, declara que la UDF ha estado siempre ligada a la derecha114.
A finales de marzo el PS intenta ganar votantes de otros partidos de izquierda, asegurando que existe un entre el PS y otras formaciones de izquierda, afirmación que Voynet se apresura a desmentir115.
En resumen, los esfuerzos de Sarkozy y Royal durante la campaña se centrarán en acentuar la distancia entre derecha e izquierda y apro- ximarse a los votantes de centro, en un intento de dejar a Bayrou fuera de la contienda electoral116.
A comienzos de abril Bayrou baja en las intenciones de voto117, bien por la estrategia, ya apuntada, de los dos principales candidatos, bien por su intención declarada de suprimir el ENA118.
La gran incógnita de la campaña es, quizás, Le Pen, que ha dejado que los dos principales candidatos se apropien de sus temas de con- tienda electoral preferidos: la identidad nacional, la inmigración y la in- seguridad119.
La campaña oficial empieza las 0,00 horas del 9 de abril y concluirá el 20 de abril a media noche.
Durante la campaña propiamente dicha los dos candidatos favoritos ofrecen una imagen casi diametralmente opuesta. El discurso de Sar- kozy, a quien se le reprocha su personalidad, algo virulenta, es clara- mente ideológico y pretende rehabilitar los valores de la derecha más tradicional, intentando, al mismo tiempo, atraer a los votantes de FN y de centro para poder batir a Royal en una segunda vuelta120, mientras que de Royal es mucho menos convencional e intenta dirigirse direc- tamente al ciudadano, huyendo de arquetipos ideológicos121. También es un discurso más sosegado: aboga por un voto responsable y soli- dario, consciente de que la compatibilidad entre los votos de UDF y PS puede restarle puestos122.
A mediados de abril los sectores más centristas del PS intentan convencer a Royal de llegar a un acuerdo con Bayrou, pero ésta no de- sea dar ningún paso antes de 22 de abril123.
A unos días vista de la primera vuelta se agudiza la propaganda de diabolización que durante la campaña se ha ido desarrollando en torno al candidato de la UMP, Sarkozy124.
El desenlace de las elecciones depende, en buena medida, del des- tino del voto de los indecisos, cuyo porcentaje unos días antes de la pri- mera vuelta se estima en un 30% o 35%125. A tres días vista de la pri- mera vuelta los candidatos también desean reducir al máximo el nivel de abstención y llaman al voto útil o «voto responsable» para que no vuelva a producirse un fiasco parecido al de 2002126.
Sin embargo, estos comicios son, según apunta acertadamente «The Times», de los pocos en la historia de la V República en los que el resultado parece claramente predecible127.
IX. LA PRIMERA VUELTA, DE 22 DE ABRIL DE 2007
V.1. Resultados
V. 2. Comentarios a los resultados de la primera vuelta
V.2.1. La primera vuelta de esta cita electoral ha sido todo un éxito democrático, dado que la abstención ha sido la más baja de toda la V República, lo que relega a Le Pen, al contrario de lo que sucedió en 2002, a una posición minoritaria129.
V.2.2. Si la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Fran- cia puede considerarse, como se dijo supra130, reflejo del verdadero sentir de los electores, la primera consecuencia que hay que extraer de estos resultados es, no sólo la voluntad del pueblo francés de mitigar la bipolarización política, expresada en el fuerte apoyo dado al candidato de centro, François Bayrou131, sino también el rechazo a que la UMP monopolice el panorama político francés en los próximos cinco años132.
V.2.3. Ségolene Royal ha vencido a Sarkozy en los Territorios de Ul- tramar (398.110 votos, un 41,48% ha obtenido la primera, frente a 377.711 sufragios, un 35,18% ha conseguido el segundo). Sin embargo la izquierda en su conjunto ha obtenido sus peores resultados desde 1969133, debido posiblemente a que una parte del electorado de iz- quierdas ha votado a Bayrou134.
V.2.4. Sarkozy ha tenido éxito en su estrategia de unir a la derecha, pues parte de los votos del FN han ido a parar a su candidatura, al tiempo que ha conseguido eliminar toda la competencia dentro de la derecha, has- ta hacer de la UMP un partido aún más hegemónico de lo que fue la RPR.
V.2.5. Bayrou ha obtenido en esta primera vuelta el mejor resultado de su carrera política135, un 18,55%, de forma que ha visto cumplidas sus expectativas más optimistas. Si mantuviera este porcentaje en las legislativas, podría materializarse, por primera vez en la V República, la idea de un centro realmente independiente de la derecha y Bayrou es- taría en situación de hacer realidad que su nuevo partido, el Movi- miento Demócrata, estuviera presente en todas las circunscripciones136.
V.2.6. Se observa un claro retroceso de la extrema derecha, -re- presentada en estas elecciones por Le Pen y De Villiers- que en las dos últimas elecciones presidenciales había rozado el umbral del 20%137.
V.2.7. La extrema izquierda retrocede sensiblemente138 por causa del voto útil practicado a favor de Royal, lo que da una idea, si se tiene en cuenta la baja abstención registrada, de lo limitado de la reserva de votos de izquierda, dado que el PS ha crecido en detrimento del resto de partido de izquierda más radicales, lo que obliga a Royal a pactar con el centro si quiere ampliar su base electoral.
V.2.8. Dominique Voynet (Verdes) ha obtenido un 1,57% de los su- fragios, tras lo que ha llamado a sus electores a votar por Ségolène Ro- yal, al contrario de lo que hizo en 1995; entonces se negó a dar cual- quier consigna de voto.
V.2.9. Una diferencia de esta campaña respecto de las últimas ha sido el relativo acierto de los sondeos ya desde la precampaña. Así un sondeo del 28 de febrero arrojaba unos resultados muy parecidos a los que luego se han revelado como definitivos139, si bien un sondeo reali- zado a una semana de la primera vuelta señalaba un empate entre la socialista Royal y el conservador Sarkozy140.
VI. LA SEGUNDA VUELTA, DE 6 DE MAYO DE 2007
VI.1. Situación política entre ambas vueltas.
La prensa apunta que el período comprendido entre las dos vueltas de estos comicios aún puede deparar alguna sorpresa en el duelo entre Royal y Sarkozy y, si bien éste, con más de un treinta y uno por ciento de los votos, es el claro favorito, aún debe cortejar a los electores de centro141, dado que el destino de ese dieciocho y medio por ciento de votos es el que decidirá la campaña142.
Royal también ha esperado a este momento, entre ambas vueltas, para tender su mano a Bayrou143. Asistimos, por lo tanto, a una centra- lización de los dos principales candidatos, dado que Sarkozy, refirién- dose a los candidatos de UDF, ha prometido «proteger a los franceses que tienen miedo del futuro»144.
Bayrou, en cambio, se ha abstenido de dar cualquier consigna de voto a sus electores145. Sin embargo, su intento de acercamiento a Ro- yal aísla claramente a Sarkozy146.
El debate televisado, de 2 de mayo, entre los dos candidatos de la segunda vuelta se presenta como decisivo para el desenlace de las elecciones147, cuando los indecisos aún se cifran en un 19%148.
VI.2. Resultados149
VII. COMENTARIOS Y VALORACIÓN JURÍDICO-POLÍTICA
VII.1. También en esta vuelta los sondeos se han acercado mucho a los resultados definitivos. Así, un sondeo realizado el 29 de abril adju- dicaba a Sarkozy un 52% de los votos, con una posible variación al alza de un punto150.
VII.2. La izquierda tradicional está claramente en retroceso y con- firma la debilidad que demostró en 2002. Royal parece haberse dado cuenta de que el PS se encontraba anclada en el pasado. Por eso se ha impuesto, antes de las elecciones, a los elefantes socialistas151 y ha in- tentado cultivar su imagen de candidata independiente de su parti- do152, si bien no lo ha conseguido totalmente, pues finamente, en la campaña, se ha comprometido a no alinear a la antigua izquierda153. Los partidos de izquierda alternativos han practicado el voto útil al PS, para evitar la ascensión al poder de la derecha más conservadora, re- presentada por Sarkozy.
VII.3. Se asiste a una derechización de la sociedad francesa, moti- vada sin duda por la inseguridad creada por el bajo crecimiento eco- nómico y la elevada tasa de desempleo. Los franceses parecen creer que su prioridad principal es relanzar la economía, y el programa de- fendido por Sarkozy es el que mejor responde a esta necesidad. La prensa ha calificado de «ruptura» este apoyo decisivo a Sarkozy, que re- presenta una derecha orgullosa de serlo y defiende sin complejos la au- toridad del Estado, la firmeza policial, el cierre migratorio, la apertura mercantil y el repliegue identitario154. La campaña de descrédito des- plegada por la izquierda contra el líder de la UMP no ha tenido el éxito electoral pretendido155. Tras conocerse los resultados, Sarkozy se ha di- rigido a los franceses en estos términos: «Quiero decirles que, por en- cima de las divergencias de opinión, no hay para mí mas que una sola Francia»156.
VII.4. La extrema derecha parece haber dejado de ser un problema para el régimen político francés. Le Pen, pese a que aún dispone de un porcentaje en torno al 10%, obtiene su peor resultado como candidato en unas elecciones presidenciales desde 1974.
VII.5. Parece difícil que pueda volver a producirse una nueva coha- bitación dentro del régimen de la V República, tal y como está ahora concebido. Los franceses, de todos modos, no parecen desearla y así lo han manifestado en las urnas, tanto en 2002 como en 2007. El Presi- dente Sarkozy deberá responder a las expectativas puestas en él, por- que va a concentrar en sus manos una enorme cantidad de poder.
VII.6. En el momento de acabar este artículo ya se han celebrado las elecciones legislativas, que han ratificado la victoria de la UMP en los comicios presidenciales. La apertura157 a líderes socialistas, radicales y de centro que Sarkozy ha practicado justo después del 6 de mayo ha fa- cilitado que la victoria de la UMP en la primera vuelta de dichas legis- lativas, de 10 de junio, haya sido arrolladora158. Pese a que ésta ha quedado algo amortiguada en la segunda vuelta, de 17 de junio159, todo hace suponer que el régimen asistirá en esta legislatura al fun- cionamiento presidencialista más acusado de la V República160.
1 Esta ha sido de un 84,69% en la primera vuelta y de un 83,97% en la segunda (Fuente: Ministerio del Interior Francés. Datos publicados en Le Monde el 24 de abril y el 8 de mayo de 2007, respectivamente).
2 En efecto, la abstención no había sido tan baja desde la primera vuelta de las elecciones de 1965 y 1969, en ambos casos de un 15%.
3 La derecha obtuvo un 50,08%, frente al 47,50% de la izquierda.
4 En efecto, Balladur sostenía que el verdadero cambio político (hacia la dere- cha) había tenido lugar en las elecciones de 1993 (cfr. AVRIL, PIERRE, La Ve République. Histoire politique et constitutionnelle, Paris, Presses Universitaires de France, 1987, p. 377). Sobre este particular resulta interesante la opinión del ex político, historia- dor e intelectual Max Gallo, para quien la derrota de Jospin se debió a una victoria de Jacques Chirac en las legislativas de 1997, llegada con retraso, y Jospin no su- puso sino una transición que puso fin a la era Mitterrand (cfr. Corriere della Sera, 10.06.02, p. 2). Hay que recordar, en efecto, que una de las causas de la derrota de Chirac en aquellas elecciones fue la elevada abstención, debido a la ya apuntada mala interpretación de esa consulta por parte del electorado, que calificó la medida de poco fundamentada, desde el punto de vista político y social.
5 Cfr. el artículo de la autora, «Las elecciones presidenciales y legislativas de 2002 en Francia, Revista de Derecho Político, n.o 55-56, Madrid, UNED 2002, pp. 475- 544.
6 El bajo resultado obtenido por el PS se debió a que parte del electorado de la izquierda tradicional castigó la gestión del gobierno huyendo hacia partidos de ex- trema izquierda, la mayoría nuevos (el PCF también resultó castigado). La extrema izquierda (antiguos y nuevos partidos) obtuvo un 15,19%, respecto del 12,24% ob- tenido en 1995, mientras que Jospin (PS), sólo consiguió un 16,18%, frente al 23,30% de 1995. La izquierda moderada, en su conjunto, consiguió un 21,51%, fren- te al 23,30% de los comicios anteriores. Es fácil constatar que la diferencia entre el resultado de esta izquierda moderada en ambos comicios viene a coincidir con los votos fugados a los partidos de extrema izquierda. Además, estas elecciones des- tacaron por la concurrencia de pequeñas formaciones, unas con un ideario político definido, otras menos ideológicas, pero con una importante base social y cultural, en su mayoría nuevas, cuyo objetivo no era ganar las elecciones, sino darse a co- nocer. En conjunto, estas formaciones noveles (si bien algunas ya se habían pre- sentado en 2005), obtuvieron un resultado en torno al 15% (así, Besancenot, de la Liga comunista revolucionaria, consiguió un 4,25%, Saint-Josse, de Caza, Pesca, Na- turaleza y Tradiciones, un 4,23%, Mégret, del MNR, de extrema derecha, un 2,34%, Taubira, del Partido Radical de Izquierda, un 2,32%, Boutin, del Forum de los Repu- blicanos socialistas, un 1,19% y Lepage, de CAP-21, ecologista, un 1,88% -se ha partido de los datos suministrados por la Embajada de Francia-). La proliferación de estas pequeñas formaciones es otro indicio claro del descontento del electorado. Le Pen (FN), por su parte, obtuvo un 16,9%, casi dos puntos porcentuales más que en 1995 (la diferencia entre ambos comicios no fue tan grande como en el caso de la extrema izquierda, por el carácter disciplinado y poco abstencionista del electorado lepenista); Chirac, por su parte, en línea con otras citas electorales -que han ron- dado el 20%- obtuvo un 19,88%. (Datos suministrados por la Embajada de Francia en España). Otra causa de la eliminación del candidato socialista fue la elevada abs- tención, un 28,4%, cifra récord en unos comicios en la V República.
7 El descontento del electorado se dirigía tanto hacia Chirac, Presidente (RPR), como contra Jospín, Primer Ministro (PS), dentro de una situación institucional de cohabitación. Ello explica que el interés del electorado se proyectase, como reac- ción, hacia los partidos políticos más extremos.
8 Cfr. Le Monde, 14 de marzo de 2007, p. 2.
9 Cfr. El artículo de la autora sobre esta consulta en la Revista de Derecho Polí- tico, n.o 65, Madrid, UNED, 2006, p. 257-299.
10 Una prueba clara de que el referéndum de 2005 fue más una «medida de fuerzas» entre los principales partidos políticos que una cuestión sobre Europa nos la da la comparación de ambas consultas. En la campaña sobre el referéndum de Maastricht en 1992, la derecha votó mayoritariamente contra el Tratado (léase con- tra el Partido socialista, entonces en el poder) pese a que dicho tratado dictaba una ortodoxia monetaria y presupuestaria a los países miembros (factores éstos que suelen beneficiar más los intereses de derechas). En el de la Constitución Europea fue la izquierda la que mayoritariamente votó -invocando el bajo crecimiento eco- nómico y las fugas de empresas- contra el Tratado (léase contra Chirac), pese a que el mismo ofrece el primer esbozo de una democracia parlamentaria en la Unión Europea.
11 Los temas que más pesaron en el ánimo de los consultados fueron la de- nuncia de que Europa legitima «liberalismo» en lugar de «productivismo» y la cuestión de la fuga de empresas -en busca de mano mano de obra barata y trata- mientos fiscales favorables- todo ello como telón de fondo de la situación econó- mica interna francesa: fundamentalmente, el bajo crecimiento económico (uno de los más bajos de Europa), y la precariedad laboral.
12 Esta fue de un 30,26%. (Fuente: Le Monde, 31 de mayo de 2005)
13 Cfr. supra, nota 5.
14 Los artículos reformados son el 67 y el 68. El primero contenía el estatuto del Alto Tribunal; el segundo versaba sobre la irresponsabilidad e inviolabilidad presi- dencial. Con la reforma, la responsabilidad, que prevé la destitución del Presidente (junto con el estatuto del Alto Tribunal que debe encausarlo) pasa a estar regulada por el artículo 68, cuyo tenor es el siguiente:
El Presidente de la República no puede ser destituido mas que en caso de falta a sus deberes, manifiestamente incompatible con el ejercicio de su mandato. La des- titución la pronuncia el Parlamento constituido en Alto Tribunal.
La propuesta de reunión del Alto Tribunal adoptada por una de las asambleas del Parlamento se transmite inmediatamente a la otra, que se pronuncia en el plazo de quince días.
El Alto Tribunal está presidido por el Presidente de la Asamblea nacional. El mis- mo decide en un plazo de un mes, mediante papeletas secretas, sobre la destitución. Su decisión tiene efecto inmediato.
Las decisiones adoptadas en aplicación del presente artículo se adoptan por una mayoría de dos tercios de los miembros que componen la asamblea implicada o el Alto Tribunal. Esta prohibido cualquier tipo de delegación de voto. Sólo se recuentan los votos favorables a la proposición de reunión del Alto Tribunal o a la destitución.
15 La antigua redacción (artículo 68) establecía que el Presidente no era res- ponsable de los actos realizados en el ejercicio de sus funciones mas que en el caso de alta traición (irresponsabilidad). La acusación requería el voto idéntico en escru- tinio público en las dos Asambleas, con el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de ambas (inviolabilidad).
16 Cfr. VILLIERS y RENOUX, Code constitutionnel commenté et annoté, París, Litec, 2000, pp. 622 y ss).
17 El Presidente de la República vela por el respeto de la Constitución. Asegura, mediante su arbitraje, el funcionamiento regular de los poderes públicos, así como la continuidad del Estado.
Él es el garante de la independencia nacional, de la integridad del territorio y del respeto de los tratados.
Con este artículo De Gaulle quiso elevar a rango constitucional su propia idea de la función presidencial. Pretendía así evitar la situación creada durante la IV Repú- blica con Albert Lebrun, quien justificó su inacción durante la Segunda Guerra Mundial amparándose en la ausencia de poderes constitucionales.
18 Artículo 67: El Presidente de la República no es responsable de los actos re- alizados en esta calidad, con reserva de lo dispuesto en los artículos 53-2 y 68.
No puede, durante su mandato y ante ningún tipo de jurisdicción o autoridad administrativa francesa, ser requerido para testificar ni ser objeto de ningún tipo de acción, acta de información, instrucción o prosecución. Se suspende cualquier pla- zo de prescripción o de preclusión.
Las instancias y procedimientos que se hayan así obstaculizado pueden reini- ciarse o entablarse contra él transcurrido un mes desde el cese en sus funciones.
19 El resultado se anuncia durante un Congreso UMP en el mismo sitio en que Jacques Chirac lanzó el RPR en 1976 y donde tuvo lugar su principal discurso de campaña en 1995: el Parque de exposiciones de la Puerta de Versalles (cfr. Le Mon- de, 14-15 de enero de 2007, p. 1).
20 Así, en el discurso de Versalles, proclama: «He cambiado...He comprendido que la humanidad es una fuerza, no una debilidad» (cfr. Le Monde, 16 de enero de 2007, p. 1).
21 Francia no quiere, no debe morir..., o mi Francia es la síntesis entre el antiguo Régimen y la Revolución... (cfr. Le Monde, 16 de enero de 2007, p. 1).
22 Cfr. Le Monde, 3 de febrero de 2007, p. 11.
23 Cfr. Le Monde, 22 de marzo de 2007, p. 1.
24 Expresión nacida en 1997 y que terminará por englobar al PCF, al PS ya otros partidos de izquierda, además de a los Verdes.
25 Desterrada en las elecciones presidenciales, obtuvo en las legislativas 163 es- caños (aunando a socialistas, comunistas y republicanos), frente a los 365 de la de- recha conservadora.
26 La mayor volatilidad del electorado de izquierdas puede beneficiar cierta in- fidelidad electoral que beneficie a Bayrou (Cfr. Le Monde, 14 de marzo de 2007, p. 1).
27 El Partido Socialista, cuya candidata es Sególene Royal, se ha visto agranda- do por representantes de otras formaciones políticas, como Jean Pierre Chevène- ment, del MRC o Movimiento Republicano de los Ciudadanos, y Christiane Taubira, del PRG o Partido Radical de Izquierda (cfr. Le Monde, 21 y 22 de enero de 2006, p. 6).
28 Todas las encuestas realizadas coinciden en atribuir resultados muy bajos a los pequeños partidos de izquierda (todos juntos oscilarían entre el 7% y el 10%). En total la izquierda y la extrema izquierda se movería en una banda entre el 32% y el 35%, muy lejos, por lo tanto, de los escrutinios presidenciales de 1969 (31%), 1974 (47,2%), 1981 (46,8%), 1988 (45,4%), 1995 (40,5%) e, incluso, del de 2002 (un 37,15%). Cfr. Le Monde, 14 de marzo de 2007, p. 2. Bajaría por lo tanto, muy por debajo del umbral del 40% obtenido en las regionales de 2003, afectada, muy posiblemente, por el fenómeno Bauroy, cuya candidatura puede verse nutrida con sus votos.
29 La DL (Democracia liberal) de Douste-Blazy, también centrista, que contaba en dicha Asamblea saliente con 43 diputados, se sumó, en la segunda vuelta de las le- gislativas, en las que sólo obtuvo un 0,41%,a la UMP.
30 La UMP aglutinó 365 escaños en 2002 (frente a su antecesora RPR, que en la Asamblea creada en 1995 sólo contaba con 135) de modo que no necesitaba el apo- yo del centro.
31 En efecto, aunque siempre ha intentado conservar su independencia res- pecto del partido de la derecha conservadora, no ha conseguido evitar que se pro- duzca una emigración de líderes de la UDF, temerosos de perder sus escaños, a la UEM y luego a su sucesora, la UMP.
32 Pese a ello, sostuvo algunas medidas de Raffarin, pero, en otoño de 2003, se abstendría en el proyecto de ley de presupuestos para el 2004 (a la proposición de bajada de los impuestos de la UMP, él oponía la necesaria reducción de la deuda pú- blica y en su discurso en la Asamblea Nacional se perfiló ya su toma de posición). En 2004 no apoyaría las medidas de descentralización de Raffarin y ni la reforma del seguro de enfermedad presentada por Douste-Blazy.
33 Como en los pasados comicios presidenciales, la extrema derecha está divi- dida. Esta vez Le Pen contiende contra Philippe de Villiers, del Movimiento por Francia, que no se presenta desde 1995, cuando obtuvo en la primera vuelta, un 4,7%, frente al 15% del primero.
34 Es en este tipo de comicios en los que obtiene mejores resultados (el electo- rado de extrema derecha es bastante disciplinado y, por lo tanto, poco abstencio- nista), pues carece de la implantación para estar suficientemente presente en el res- to de comicios.
35 La extrema derecha (con Le Pen, del FN, y Mégret, del MNR) un 17,79%
36 En efecto, en la primera semana de marzo, la UMP anima a sus «elegidos» a aportarle firmas, cuando aún le faltan ochenta. Sarkozy justifica la medida argu- mentando que «sus ideas son opuestas a las del FN» y que, por ello, quiere com- batirlas como es debido, en un debate electoral (cfr. Le Monde, 7 de marzo de 2007, p. 12).
37 El PCF bajó de 8,64% en 1995 a 3,37% en 2002 (pagó así las acusaciones que se le hicieron de plegarse a la política del gobierno de Jospin). En cambio, la Liga Co- munista Revolucionaria (LCR), pasó del 0,28% en 1995 (bajo el nombre de Nueva So- lidaridad), a 4,25% en 2002. Los Verdes, por su parte, pasaron, de un 3,32% en 1995, a 5,25% en 2002. Asimismo Lucha Obrera (LO), obtuvo 5,72 frente al 5,30 de 1995.
38 Cfr. Le Monde, 12 de abril de 2007, p. 8.
39 Besancenot declara haber alcanzado su objetivo, que es marginar a Laguiller y presentar su candidatura como el porvenir de la extrema izquierda (cfr. Le Monde, 15-16 de abril de 2007, p. 9).
40 Cfr. Le Monde, 21 de marzo de 2007, p. 1.
41 Unión de los Franceses.
42 Cfr. Le Monde, 28 y 29 de enero de 2007, p. 3.
43 Cfr. Entrevista a Alain Duhamel, en El Mundo, de abril de 2007, p. 32.
44 Así, Jean Arthius, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado. Cfr. Le Monde, 24 de febrero de 2007, p. 1.
45 Liga Comunista Revolucionaria.
46 Antes de dichos comicios no se había presentado desde 1974.
47 Según él, la LCR ha entrado en una vía sectaria que le ha hecho dar la espal- da al movimiento de masas (cfr. Le Monde, 11 de enero de 2007, p. 10.
48 Confederación Campesina.
49 El origen de su implicación política puede situarse en la oposición, durante los años setenta, de los campesinos de su localidad, Larzac, al gobierno francés, que preveía instalar un campo de entrenamiento miliar en esa zona. Como consecuencia de aquél movimiento campesino, la citada iniciativa gubernamental fue definitiva- mente desestimada en la década de los ochenta.
50 Cfr. Le Monde, 17 de abril de 2007, p. 12.
51 Partido Comunista Francés.
52 Su partido gobierna, con el apoyo de otros partidos de izquierda, dos cir- cunscripciones en la Isla de Francia, una de ellas ésta.
53 Cfr. Le Monde, 14 de marzo de 2007, p. 2.
54 Lucha Obrera.
55 Desde las elecciones presidenciales de 1974 ha sido la portavoz de Lucha Obrera. En la segunda vuelta de aquellos comicios llamó a sus electores a votar por Mitterrand, según decía, «sin reservas, pero sin ilusión».
56 En los años sesenta fue apartada de la CGT por sus ideas revolucionarias.
57 Desde 1999 a 2004. En sus discursos en el Parlamento europeo atacaba los mecanismos capitalistas y la ley del mercado.
58 En la segunda vuelta de esas elecciones se negó a llamar a sus electores a vo- tar a Chirac para contrarrestar la amenaza lepenista.
59 Cfr. Le Monde, 14 de marzo de 2007, p. 2.
60 El mayor calado de las ideas lepenistas se produjo en los barrios obreros, en- tre las clases trabajadoras que, tradicionalmente, habían votado a la izquierda.
61 Aún así, en las elecciones europeas de 1999, obtuvo un porcentaje de votos del 16,10%.
62 Partido Socialista.
63 Desde el primer momento se percibe una clara rivalidad entre la candidata y el secretario general, que se traducirá en celos mal disimulados por parte del se- gundo, y en la desautorización por parte ambos de sus labores respectivas (cfr. Le Monde, 23 de enero de 2007, p. 3).
64 En efecto, desde el lanzamiento de su candidatura, Royal ha mantenido, di- rectamente con los ciudadanos, estos debates, que constituyen una innovación, ade- más de una interesante muestra de sensibilidad democrática, con la que pretende acercarse y ganarse a los electores. Esta es la primera vez que un candidato se sirve de la democracia de opinión. Este procedimiento ha tenido una acogida muy favo- rable, sobre todo por la juventud, que se considera que vota mayormente a la iz- quierda (cfr. Entrevista a Alain Duhamel, El Mundo, 18 de abril de 2007, p. 32).
65 Cfr. Le Monde, 17 de enero de 2007, pp. 1 y 9.
66 Cfr. Le Monde, 16 de febrero de 2007, pp. 1 y 8. En sus primeras apariciones se aprecian algunas contradicciones y se le critica, sobre todo, el dar la impresión de «aficionada».
67 Cfr. Le Monde, 20 de febrero de 2007, p. 1. Pese a todo, sus propuestas prin- cipales son la descentralización del Estado, la creación de jurados competentes para evaluar las leyes y la actuación de los diputados (cfr. Le Monde, 13 de febrero de 2007, p. 10).
68 Cfr. Ibid, 16 de febrero de 2007, pp. 1 y 8.
69 Fue Ministro del Presupuesto del gobierno de Edouard Balladur. Con Raffarin fue Ministro del Interior, Desde marzo de 2004 estuvo al cargo de la cartera de Economía, Finanzas e Industria, hasta que dimitió, tras llegar a un acuerdo con Chirac, una vez elegido Presidente de la UMP. Tras el revés del referéndum de 2005 volvió a ocupar la cartera de Interior. Durante sus etapas en las que ha ejercido este ministerio ha cultivado una imagen de hombre duro y poco tolerante.
70 Su apoyo a Balladur frente a Chirac en las elecciones presidenciales de 1995 le costó que éste último le vetara durante años el acceso a las carteras ministeriales.
71 Se basaba en la calidad de los hombres de la organización, con la presencia en ella de varios pesos pesados y pocos consejeros pero con una gran capacidad de reacción, que abarquen todo el campo de la derecha, desde los liberales a los gau- llistas. También, como hizo Chirac, ha trasladado a un barrio popular su cuartel ge- neral (cfr. Le Monde, 13 de enero de 2007, p. 20).
72 Político francés del siglo XIX, republicano y socialista moderado (crf. Gallo, Max, Le grand Jaurès, Robert Laffont, Paris, 1984).
73 Político francés de afiliación socialista que dirigió el último gobierno provi- sional antes de la instauración de la IV República en 1946.
74 Cfr. Le Monde, 13 de febrero de 2007, p. 1.
75 Partido de los Trabajadores.
76 Cfr. Le Monde, 31 de marzo de 2007, p. 13. Este partido, el PT, obtuvo en 2002 un 0,47%.
77 La Comisión Nacional de Control de la Campaña Presidencial lo invalida por estimar que puede inducir a error al electorado (cfr. Le Monde, 31 de marzo de 2007, p. 13).
78 Cfr. Le Monde, 15 y 16 de abril de 2007, p. 9.
79 En las elecciones europeas de 1994 ya había presentado su propia lista.
80 Cfr. Le Monde, 19 de abril de 2007.
81 Cfr. Le Monde, 21 de marzo de 2007.
82 Cfr. Ibid, ibid.
83 El «pacto ecológico» de este reportero, ecologista y escritor francés fue fir- mado el 7 de noviembre de 2007 por cinco de los candidatos que se presentan a las presidenciales, entre ellos Nicolas Sarkozy. El 22 de enero de 2007 declaró, durante una conferencia de prensa, que no sería candidato a las elecciones presidenciales (cfr. Le Monde, 24 de enero de 2007, p. 10).
84 Antaño Francia tenía un crecimiento superior al de sus socios europeos. Su crecimiento actual es de un 2%, mientras que la media Europea es del 2,7%. El úni- co motor del crecimiento está en el consumo en los hogares. En revancha la inver- sión y posicionamiento internacional son débiles. Cfr. Le Monde, 15 de febrero de 2007, p. 2.
85 Cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p. 10.
86 Cfr. Ibid, idem.
87 Cfr. Le Monde, 20 de marzo de 2007, p. 1.
88 Royal también preconiza la reforma del Senado y el mandato único, la prohi- bición de que el Jefe del Estado pueda presidir el Consejo Superior de la Magistra- tura y la obligación de que el mismo rinda cuentas al finalizar su mandato, la ins- tauración de jurados ciudadanos y emprender una nueva etapa de descentralización (cfr. Ibid, idem).
89 Cfr. Le Monde, 18 y 19 de marzo de 2007, p. 9. Como es sabido, es principal- mente sobre esta reforma sobre la que se apoya la presidencialización del régimen francés. Un importante número de expertos, políticos e intelectuales ha deseado en algún momento la abrogación de este modo de escrutinio, si bien la gran mayoría de ellos coincide en la sociedad francesa no está preparada para ello. Así Arnaud Montebourg, fundador de la Convención de la VI República (C6R) en 2001 y que abandonó la idea en 2005 sostiene que los franceses no desean renunciar a su poder de elegir y controlar al Presidencia. También la han defendido, Pierre Mendès, para quien la elección presidencial por sufragio universal directo tiene unos efectos per- versos, pues, en un país con cultura cesariana como es Francia, agrava la persona- lización ostracista y la mediatización televisiva, y, recientemente, en 2006, Michel Ro- card. Olivier Duhamel (Instituto de Estudios Políticos de París) coincide con Mendès, si bien opina este objetivo no es alcanzable ni a corto ni a medio plazo, añadiendo: «toda persona políticamente activa que comparta esta idea está obligada a guar- darla en su fuero interno» (cfr. Le Monde, 17 de marzo de 2007, p. 9).
90 Cfr. Le Monde, 11 de abril de 2007, p. 12.
91 Esta ha excluido la proporcionalidad de su programa, si bien, conforme avance la campaña dará a entender que podría reflexionar sobre esta cuestión. Royal (PS), Bayrou (UDF) y Voynet (Verdes) desean un sistema mixto que combine la regla proporcional con la mayoritaria, mientras que los candidatos de las pequeñas formaciones (LCR, PC y la Confédération Paysanne de Bové) desean que la regla de la proporcional se aplique íntegramente (cfr. Le Monde, 14 de abril de 2007, p. 1).
92 Cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p. 10.
93 Ibid. Idem.
94 Royal, sin embargo, durante esta campaña evita implicarse formalmente en la causa nuclear.
95 Cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p. 10.
96 Sarkozy cuestiona la duración de la jornada de treinta y cinco horas, si bien no se atreve a decir que la suprimirá, pero la contrarresta con propuestas como la exoneración fiscal de las horas extraordinarias y la exoneración de cargas sociales, como medio de revalorizar el empleo, creando derechos crecientes por antigüedad para los empleados y facilitando a las empresas el despido.
97 Cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p. 10.
98 Cfr. Le Monde, 23 de marzo de 2007, p. 11.
99 Cfr. Le Monde, 25 y 26 de marzo de 2007, p. 15.
100 Asegurando que éste es un proyecto «que une y no estigmatiza» (cfr. Le Monde, 17 de marzo de 2007, p. 9.
101 Así ocurre, en efecto, cuando expresa su deseo de que cada familia tenga en su casa la bandera tricolor y oiga «La Marsellesa» con ocasión de la fiesta nacional del 14 de julio (cfr. Le Monde, 25 y 26 de marzo de 2007), lo que provoca reacciones de otros sectores de la izquierda, como de José Bové, que ve difícil que Royal pue- da unir a la izquierda sobre con este tipo de declaraciones (cfr. Le Monde, 27 de mar- zo de 2007, p. 12).
102 En efecto, las cotizaciones obligatorias, que Sarkozy quería reducir, alcanza- ron en 2006 el 44,4% del PIB (cfr. Le Monde, 8 de marzo de 2007, p. 1).
103 Cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p.7.
104 Cfr. Le Monde, 30 de marzo de 2007, p. 1.
105 Los más federalistas de UDF y una parte del Partido Socialista, va poco a poco renunciando a sus ambiciones y quieren aproximarse a Europa (cfr. Le Monde, 24 de marzo de 2007, p. 10).
106 Royal, además, desea convencer a los alemanes de que reabran el debate so- bre las medidas que la Unión Europea quiere adoptar en materia de protección so- cial, gobierno económico y medio ambiente (cfr. Le Monde, 7 de marzo de 2007, p. 1).
107 Cfr. Ibid, idem.
108 Cfr. Le Monde, 25 y 26 de marzo de 2007, p. 15.
109 Cfr. Le Monde, 29 de marzo de 2007, p. 12.
110 Cfr. Le Monde, 17 de marzo de 2007, p. 1.
111 François Goulard, Ministro delegado en la Enseñanza Superior, y Azoug Be- gag, Ministro delgado para la promoción de igualdad de oportunidades, llamado al gobierno por Villepin, manifiestan su intención de adherirse a Bayrou (cfr. Le Mon- de, 27 de marzo de 2007. p. 12 y Le Monde, 28 de marzo de 2007, p. 12).
112 La intención de voto hacia su candidatura llega a estimarse entre un 21 y un 24% (cfr. Le Monde, 9 de marzo de 2007, p. 1).
113 Sin embargo, si bien los diputados UDF apoyan en principio a Bayrou en este cambio de orientación, no se sienten obligados a romper con la UMP, pues es- timan que esta alianza puede seguir siendo necesaria para resultar reelegidos en las legislativas de junio (cfr. Le Monde, 11 de abril de 2007).
114 Cfr. Le Monde, 27 de febrero de 2007, p. 1.
115 Cfr. Le Monde, 29 de marzo de 2007., p. 10. Las formaciones con las que el PS asegura haber pactado son, aparte de con el PRG (Partido Radical de Izquierda) y el MRC (Movimiento Radical de los Ciudadanos), con Los Verdes.
116 Esta estrategia se hará más clara conforme avanza la campaña. Así, Sarkozy intentará aparecer como el portavoz de una «Francia exasperada» (cfr. Le Monde, 4 de abril de 2007 p. 1) tras declarar, por ejemplo, que la gente tendrá que elegir entre los que piensan que la República comienza con el respeto a la ley y los que defien- de cualquier cosa, refiriéndose Royal y a Bayrou (cfr. Le Monde, 1 y 2 de abril de 2007). Royal, por su parte, volviendo a la clásica línea de izquierdas, tendrá que la cuestión social (cfr Le Monde, 4 de abril de 2007, p. 1), tema Sarkozy también ha si- tuado en el centro de su campaña.
117 Sin embargo, éste asegura haber recibido un mensaje del PS, de que éste par- tido le apoyara si llega a la segunda vuelta (cfr. Le Monde, 1 y 2 de abril de 2007, p. 1.
118 École Nacional d'Administration (Escuela Nacional de Administración), crea- da en 1945, asegura el reclutamiento y formación de los agentes superiores de los cuerpos más importantes del Estado (Consejo de Estado, Tribunal de Cuentas, tri- bunales administrativos, etc). Cfr. Gullien, Raymond y Vincent, Jean, Lexique des ter- mes juridiques, 12 édit, Dalloz, Paris, 1999. Bayrou y Sarkozy no estudiaron en la ENA; sí en cambio Royal.
119 Insiste, en cambio, en alentar sentimientos de miedo y humillación nacional, re- chazando frontalmente a Europa y cualquier tipo de inmigración. A la pregunta de qué hará si gana las elecciones, responde «No os lo diré», queriendo dar entender que su silencio forma parte de su estrategia electoral (cfr. Le Monde, 5 de abril de 2007, p. 1).
120 Declara dirigirse tanto a los que siempre han votado a la derecha y se sien- ten traicionados, como a los que han votado a la extrema derecha porque sufrían, como a los que han votado a la izquierda y descubren, consternados, el programa de la izquierda (cfr. 3 de abril de 2007, p. 1).
121 Cfr. Le Monde, 10 de abril de 2007, pp. 1 y 2.
122 Cfr. Le Monde, 12 de abril de 2007, pp. 1 y 8.
123 Cfr. Le Monde, 17 de abril de 2007, pp. 12.
124 Así, el semanario Marianne, pidiendo el voto para Bayrou e insultando a Sar- kozy, acentúa la virulencia de la campaña (cfr. Le Monde, 19 de abril de 2007, p. 1 y El País, 20 de abril d2 2007, p. 3). Para el historiador y ex portavoz oficial del primer gobierno Mitterrand, Max Gall, Sarkozy es tan odiado en la actualidad en la iz- quierda como en su día Léon Blum lo fue en la extrema derecha de su tiempo, lo que tiene algo de irracional e inquietante. Asimismo, sostiene que Royal dice ser la «candidata de la paz civil, contra el candidato del odio y la inseguridad», porque sabe que su punto débil es su propia falta de credibilidad en materia de inseguridad (cfr. El País, 18.04.2007,p. 41).
125 Cfr. ABC, 18 de abril de 2007, p. 41.
126 Cfr. El País, 18 de abril de 2007, p. 10.
127 Cfr. The Times, 18 de abril de 2007.
128 Fuente: Consejo Constitucional (en Le Monde, 27 de abril de 2007, p. 10).
129 Cfr. El Mundo, 23 de abril de 2007, p. 1 y Le Monde, 24 de abril de 2007, p. 23.
130 Cfr. p. 3.
131 Coincidimos en esto con Dominique Reynié, profesor en el Instituto de Estu- dios Políticos de París (cfr. Le Monde 27.04.2007, p. 10). Para este experto, el dato más relevante de los resultados de estas elecciones consiste en la emergencia de un electorado crítico que se ha traducido, en el éxito, imperfecto, de François Bauroy.
132 Para Marcel Gauchet, filósofo y director de estudios del EHESS, el fenómeno Bayrou muestra que en Francia los protestatarios han valorado la esterilidad de los extremos -que dejan insatisfechos a una buena parte de la población- y se han re- fugiado en el centro, lo que constituye algo inédito y original en la V República (cfr. Le Nouvel Observateur, del 3 al 9 de mayo de 2007, p. 42).
133 En aquellas elecciones, en las que se presentaban personalidades políticas como Duclos, Dafferre, Krivine y Rocard, la izquierda obtuvo solamente un 30,9% frente al 36,4% de 1965. En 2002, cuando Jospin fue eliminado en la primera vuelta, todas las candidaturas de izquierda sumadas obtuvieron un 36,70 de los votos (el bajo resultado personal de Jospin, fue compensada por un relativo aumento de los pequeños partidos de izquierda, forma ésta con la que el electorado castigaba la gestión del saliente gobierno socialista). En esta primera vuelta de 2007, el voto de la izquierda totaliza un 36,21% (cfr. Le Monde, 27 de abril de de 2007, p. 10).
134 (cfr. Ibid, idem).
135 También ha mejorado los resultados obtenidos en el pasado por otras figu- ras políticas, como Barre, Balladur o Lecanet (cfr. entrevista a Alain Duhamel en El Mundo, 18 de abril de 2007, p. 32).
136 MoDem (Mouvement Démocratique), fundado por François Boyrou a raíz de los resultados de la primera vuelta de estas elecciones presidenciales.
137 La evolución del conjunto de la extrema derecha en la primera vuelta de los comicios presidenciales ha sido la siguiente: 0,8% (Le Pen) en 1974, 14,4% (Le Pen) en 1981, 19,7% (Le Pen y De Villiers) en 1995 y 19,2 (Le Pen y Mégret) en 2002.
138 Marie-Geroge Buffet ha registrado el resultado más bajo del PCF en una elec- ción presidencial, lo que arroja muchas sobras sobre el futuro de esta formación po- lítica (cfr. Le Figaro, 24 de abril de 2007).
139 Compárense con los resultados definitivos con el resultado de este sondeo TNS-Sofres para Le Figaro, RTL-CL: en este Sarkozy llega en cabeza en la primera vuelta con un 31%, seguido de Royal, con un 25,5%, Bayrou con 18,5% y Le Pen, con un 12% (cfr. Le Monde, 6 de marzo de 2007, p. 10).
140 Cfr. El País, 18.04.07, p. 10.
141 Cfr. El Mundo, 23 de abril de 2007, p. 3.
142 En efecto, en su mitin del 30 de abril, de marcado carácter triunfalista, reali- za un discurso de derechas e intenta atraer a los electores de Bayrou, acusando a las ideas del 68 de ser culpables del capitalismo sin escrúpulos y de la destrucción de la ética y acusa a la izquierda de haber dejado de oír a Blum y a Jaurès. Le acompaña, además personalidades de la UMP, André Glucksmann, uno de los artífices del 68, que militó en las corrientes maoístas y que en esta campaña se ha unido a Sarkozy (cfr. El Mundo, 30 de abril de 2007).
143 En efecto, es ahora cuando se ha decidido a manifestar su disposición a con- ceder puestos de relevancia a miembros de la UDF, dando incluso a entender que el propio Bayrou podría ser Primer Ministro (cfr. Le Mundo, 30 de abril de 2007). Días antes manifestaba tener tendida la mano a todos aquellos que piensan que es ur- gente abandonar un sistema que no marcha (cfr. Le Monde, 23 de abril de 2007, p. 1.
144 Cfr. Le Monde, 23 de abril de 2007, p. 1.
145 Cfr. Le Monde, 23 de abril de 2007,p. 1. Ibid, idem.
146 Los sondeos indican que un 35% de los votos UDF irían a parar a Royal, mientras que un 29% iría a Sarkozy (cfr. El Mundo, 30 de abril de 2007).
147 La historia reciente de la V República muestra que la audacia ante las cá- maras es la que ha resuelto estos duelos electorales. Sirviéndose de ella d'Estaing derrotó a Mitterrand en 1974 y éste se tomó la revancha en 1981 y, sobre Chirac, en 1988 (cfr. El Mundo, 30 de abril de 2007, p. 24).
148 Sondeo TNS-Sofres para Le Monde (cfr. Le Monde, 2 de mayo de 2007).
149 Fuente Ministerio del Interior francés (cfr. Le Monde, 8 de mayo de 2007, p. 4).
150 Sondeo TNS-Sofres para Le Figaro, RTL y LCI. El mismo sondeo adjudicaba a 48% de los votos, con una posible variación a la baja de 1 punto (cfr. Le Figaro, 29 de abril de 2007).
151 Estos se han sumado al equipo de campaña de Royal, si bien los franceses tienen serias dudas sobre la cohesión de la familia socialista (cfr. Le Figaro, 16 de marzo de 2007).
152 En este sentido, compárense las declaraciones realizadas por François Ho- llande en una entrevista de The Times, 18 de abril de 2007, pp. 1 y 4.
153 Ibid, idem.
154 Cfr. Le Monde, 24 de abril de 2007, p. 26.
155 Tras conocerse el resultado de la segunda vuelta, los jóvenes han protago- nizado en varias localidades francesas una noche violenta con manifestaciones «anti-Sarko» (cfr. Le Monde, 10 de mayo de 2007, p. 1).
156 Cfr. Le Monde, 8 de mayo de 2007, p. 1.
157 Cfr. Le Figaro, 20 de mayo de 2007, que recoge la opinión en este sentido de personalidades del Partido Socialista.
158 La UMP obtiene 45,5% de los votos (obtuvo 43,5% en 2002) y la izquierda, en su conjunto, un 39% (frente al 40% de 2002), mientras que el MODEM de Bayrou sólo ha conseguido un 7,76% (Fuente: Ministerio del Interior de Francia, en Le Mon- de, 12 de junio de 2007)
159 En esta segunda vuelta los electores parecen haber enviado a Sarkozy una seria advertencia. Con 323 escaños de los 577 que componen la Asamblea, el Pre- sidente podrá gobernar con una cómoda mayoría, si bien el PS ha obtenido 184 es- caños, de modo que su situación mejora sensiblemente respecto de la Asamblea an- terior (cfr. Le Monde, 19 de junio de 2007, p. 1)
160 Cfr. Le Nouvel Observateur, 7-13 de junio de 2007, p. 52.
VIII. BIBLIOGRAFÍA
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GALLO, Max, Le grand Jaurès, Robert Laffont, Paris, 1984.
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LE GALL, Jacques, Les Institutions de la Ve République à l'épreuve de l'alternance, Paris, Librairíe Générale de Droit et Jurisprudente, 1997.
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VILLIERS ET RENOUX, Code constitutionnel commenté et annoté, Paris, Li- tec, 2000.
Prensa examinada (desde el 15 de enero al 15 de junio de 2007)
ABC
Le Figaro
Financial Times
Le Nouvel Observateur
Le Monde
El Mundo
El País
The Times
POR
ISABEL MARÍA CANTOS PADILLA
Doctoranda del Departamento de Derecho Constitucional
UNED
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