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3 de julio de 1971
TOM JOBIM FUE MI PADRINO en el I Festival de Escritores, no recuerdo en qué año, pero fue en el lanzamiento de mi novela La manzana en la oscuridad. Y en nuestra tienda, él, como jugueteando con un libro en la mano, preguntaba:
- ¿Quién está comprando? ¿Quién quiere comprar?
No sé, pero lo cierto es que vendió todos los ejemplares.
Un día, hace algún tiempo, Tom vino a visitarme; hacía años que no nos veíamos. Era el mismo Tom: guapo, encantador y con el aire de pureza qué el tiene, con los cabellos medio caídos en la frente. Un whisky y una conversación que se fue haciendo más seria. Reproduciré literalmente nuestros diálogos (yo tomaba notas, él no se tomó la molestia):
- Tom, ¿cómo afrontar el problema de la madurez?
- Hay una frase de Drummond dice, la madurez, «este regalo horrible...». Yo no sé Clarice, la gente se vuelve más capaz, pero también más exigente.
- No está mal, la gente se exige.
- Con la madurez, la gente pasa a tener conciencia de una serie de cosas que antes no tenía, incluso los instintos, los más espontáneos pasan a través de un filtro. La policía del espacio está presente, esa policía que es como una fuerza para la gente. Me he dado cuenta de que la música ha ido cambiando con los medios de difusión, con la pereza de ir al Teatro Municipal. Quiero hacerte esta misma pregunta sobre la lectura de los libros, pues ahora sólo ven la televisión y la radio, medios inadecuados. Todo lo que escribí como erudito, académico, está en un cajón. Que no haya malentendidos: la música popular, es seria para mi. Me pregunto si la gente hoy en día lee como yo leía cuando era niño, teniendo el hábito de ir a la cama con un libro antes de dormir. Porque siento como una especie de falta de tiempo en la humanidad; en el futuro la lectura será a gran velocidad, de manera dinámica. ¿Qué te parece?
- Lo pasaré mal si eso sucede, que alguien lea mis libros con el método de visualizaciones de página dinámica y a prisa. Yo los escribí con amor, atención, dolor y búsqueda,...