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Al principio quise ser director y lo único que realmente he estudiado es cine.
Gabriel García Márquez
Ya es legendaria la pésima relación que existe entre los textos de Gabriel García Márquez con el cine, pero también el viejo e imperecedero amor que García Márquez profesó toda su vida por este arte. Hay que viajar muy lejos en el tiempo para encontrar los primeros escarceos que García Márquez mantuvo con el cine, en el que se conjugaron una serie de acontecimientos para que el joven de Aracataca, que había llegado a Bogotá para estudiar derecho en la Universidad Nacional de Colombia, finalmente fuera desviado de su ruta por el acontecimiento más importante del siglo XX para Colombia: el Bogotazo. El 9 de abril de 1948, un peón de albañil, Juan Roa Sierra, en tres segundos hizo cuatro disparos contra Jorge Eliecer Gaitán, el político más prestigioso y popular del espectro colombiano. Candidato a la presidencia en las inminentes elecciones, que lo teman por mucho como seguro ganador, Gaitán a las tres de la tarde salía rumbo a una reunión con un joven estudiante cubano llamado Fidel Castro, quien presidía la delegación de ese país al Congreso Universitario Latinoamericano que se estaba desarrollando en Bogotá.
El atentado que se produjo en la puerta del edificio de calle Séptima con la avenida Jiménez, en pleno centro bogotano, a la una y cinco de la tarde, generará inicialmente indignación entre los cientos de testigos accidentales. La voz correría veloz: "mataron a Gaitán", y la ciudad comienza a agitarse. Roa, el matador, pagado por el contubernio entre la embajada norteamericana y el partido Conservador, fue atrapado en la farmacia Granada, próxima al lugar del atentado, donde había procurado esconderse. Los indignados por el crimen tardarían pocos minutos en lincharlo. El cuerpo del asesino arrastrado por las calles pareció ser una antorcha que incendió la ciudad y enseguida el resto del país, generando un tiempo de violencia que hasta el día de hoy no termina.
Las horas siguientes al atentado, la ciudad colapso, ya no hubo orden, los pobladores de La Perseverancia, donde Gaitán era venerado como un Dios, se lanzaron al centro de la ciudad. "Todo el mundo bajaba con machetes, con palas, con azadones. En un abrir...