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Rafael Helidoro Valle fue el intelectual hondureno más destacado del siglo XX. Durante buena parte de su vida radicó en México, obligado en gran medida por las condiciones de vulnerabilidad política que la nación centroamericana padecía en ese entonces y padece en la actualidad. Por ello, el maestro y polígrafo hondureno llegó a afirmar, con lenguaje poético, que la "historia de Honduras se escribe en una lágrima". Pensamiento que desafortunadamente sigue vigente puesto que el pasado 28 de junio de este año de 2009, Manuel Zelaya Rosales, presidente constitucional de Honduras, fue derrocado por un cruento golpe de Estado.
Ese lamentable suceso afecta no sólo a la nación hondurena, sino que de nueva cuenta pone en riesgo los avances de la democracia en América Latina, particularmente en un momento en el que gran parte de los gobiernos que detentan el poder en la primera década del siglo XXI, representan a los segmentos sociales e ideológicos tradicionalmente excluidos del poder durante el siglo XX. De tal manera, al expulsar furtivamente a territorio costanicense al mandatario centroamericano, los golpistas en Honduras lo que hicieron fue exportar el conflicto, internacionalizándolo, para mantener así las tradicionales formas de exclusión política. Cabe apuntar que cuando los militares secuestraron al presidente Zelaya, en un primer momento lo llevaron a la Base Militar de Soto Cano, en Palmerola, Honduras. Instalaciones militares que el ejército estadounidense ocupa en tenitorio hondureno y que en esencia constituyen un centro de operaciones contrainsurgentes para nuestra región. Llama la atención que Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado, haya señalado que al momento del golpe: "El personal militar (de EU) no estuvo involucrado en el vuelo que llevó al presidente Zelaya...