SCHMIDT, Brian C. y GUILHOT, Nicolas (eds.), Historiographical Investigations in International Relations, Palgrave Macmillan, Cham, 2019, 224 pp.
En uno de sus trabajos más recordados, el historiador francés Jean-Baptiste Duroselle sostiene que la historia de las relaciones internacionales "(...) implica una vigilancia constante con respecto a las diversas ciencias sociales y humanas (...) [por cuanto] uno no puede ser especialista en todo, pero sí debe ser 'usuario' de todo lo que sea utilizable"1. Esta máxima no solo propicia ser autocríticos con respecto a nuestros prejuicios,sino también facilita - por una parte- reconocer la naturaleza de los paradigmas que abrazamos; y por otra, fundar el conocimiento en el mundo real y no en abstracciones.
Asumiendo este compromiso, Brian Schmidt y Nicolas Guilhot invitan a partir de su obra a reflexionar en torno a dos cuestiones específicas que marcan la discusión reflectivista: primero, consideraciones metodológicas, teóricas e ideológicas en la historiografía del pensamiento internacional; y segundo, una evaluación crítica del desarrollo de las Relaciones Internacionales como disciplina académica. Como sostiene David Long en el prefacio del libro, "(...) ya sea como un giro histórico o bien como un retorno de (o para) la historia, el imperativo -e incluso la inevitabilidad- de la historia en la teoría internacional se hace manifiesto (...) es un requisito previo para la autoconciencia académica y fundamental para la teoría básica" (p. vi).
Al respecto, Duncan S. A. Bell, profesor de la Universidad de Cambridge, sostiene que las universidades y otras instituciones de investigación han generado y difundido distintas formas de conocimiento y programas para la acción social y política, que han desempeñado un papel fundamental en la configuración del mundo (pp. 23-30). Así, los procesos políticos de los siglos XX y XXI no pueden entenderse adecuadamente, sin considerar esta dimensión de la actividad humana; debiendo insertarse la historia de las relaciones en el conjunto más amplio de las "historias globales" (pp. 3839).
Adhiriendo a este desafío, Michael C.Williams, investigador de la Universidad de Ottawa, insta a la academia a ubicar la historia disciplinaria de las Relaciones Internacionales en un dominio más amplio de la historia intelectual: la estética. Williams afirma que el desinterés disciplinar por cuestiones estéticas deriva de un realismo contemporáneo (no clásico) obstinado y acerado que, en su nombre, declara el apego a un positivismo metodológico (pp. 67-69). Actualmente, cobran importancia las imágenes y sus efectos en la política global, por tal motivo, un "giro estético" impulsaría el desarrollo de las herramientas analíticas y las sensibilidades teóricas necesarias para interactuar eficazmente, con estas dimensiones cada vez más vitales en las relaciones internacionales (PP. 72-74).
Lucian M. Ashworth, por su parte, propone ampliar la noción de historia disciplinar, a fin de analizar en su contexto las aportaciones de distintos autores y comunidades epistémicas en Relaciones Internacionales. Cuestiona con dureza el presentismo de la disciplina, así como la recordada valoración de Morton A. Kaplan con respecto a la historia ("la historia fue el laboratorio en el cual las Relaciones Internacionales probaron sus teorías")2. Propicia en su lugar la defensa de los métodos históricos, ya que ayudan a juzgar las narrativas por sus propios méritos, es decir, a discriminar críticamente entre ellos (pp. 89-93).
Los objetivos del revisionismo de la historia disciplinar también son abordados en esta obra colectiva. Or Rosemboim, académica de la Universidad de Londres, comenta al respecto que la erudición revisionista ayudó a desacreditar las interpretaciones convencionales (p. 98), allanando el camino para una pluralidad de relatos innovadores y originales del pasado de la disciplina. Sin embargo, el reto mayor -a su juicio- no está simplemente en desacreditar los mitos de los grandes debates, sino en desarrollar narrativas más complejas que los ajusten dentro de importantes hechos históricos que definieron la identidad disciplinar (pp. 109120).
En las páginas sucesivas Brian Schmidt apoya esta premisa, destacando el creciente interés en el desarrollo disciplinar, es decir, en corregir "verdades a medias" en la historia de las Relaciones Internacionales como campo de estudio (p. 128); así como en los principios metodológicos involucrados en esas investigaciones en TODOS los rincones del mundo. Aboga, eso sí, por dejar atrás en el revisionismo histórico aquellas variables contextuales que afectan la consolidación de la disciplina ("enfoque externo") (pp. 135138), e impulsar -en contrapartida- el diálogo con politólogos y otros profesionales abocados también al estudio de las relaciones internacionales ("enfoque interno") (pp. 138144).
Al respecto, el destacado académico británico John M. Hobson (Universidad de Sheffield) plantea que la historia disciplinar ha sido fundamental para descubrir los sesgos eurocéntricos de las Relaciones Internacionales, en especial, en el ámbito de la economía política internacional (pp. 155158). Hobson concluye que la clave está en impulsar y poner a disposición de los y las estudiantes de Relaciones Internacionales, un enfoque genuinamente "democrático-global" que permita explicar, teorizar y mejorar el mundo (p. 160).
Por su parte, Ian Hall, profesor adscrito a la Universidad de Griffith (Australia), posiciona a la Escuela Inglesa como el referente del trabajo historiográfico en Relaciones Internacionales. Sostiene que ésta emergió como una resistencia a la "crisis intelectual" británica (p. 172), que amenazó con reemplazar a la Historia y a los historiadores como los principales intérpretes de la vida social y política, los años previos y posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Finalmente, en un capítulo de síntesis de la discusión previa, John G. Gunnell - profesor emérito de la Universidad Estatal de Nueva York- plantea la necesidad de continuar reflexionando sobre el estado, significado y metodología de esta nueva historia disciplinar. No entra en la dicotomía "internalismo/externalismo", es más, advierte sobre su rigidez (pp. 216-221). Sugiere, además, que la historia de las ciencias sociales es una meta-práctica de "tercer orden" (pp. 204-207), por lo cual, éstas deben reflexionar constantemente sobre la naturaleza de sus temáticas y su relación con ellas;en un ejercicio que, de acuerdo a Gunnell, necesariamente conlleva una dimensión histórica (p. 219).
En sus nueve capítulos, la obra reseñada reivindica el peso de la Historia en el análisis reflectivista. Insta al lector a no mostrarse satisfecho con los límites cientificistas de las Relaciones Internacionales, en especial, con las fronteras geográficas e intelectuales de la disciplina. Lo mismo en relación a los prejuicios eurocéntricos y racistas presentes en un sinfín de debates y enfoques. Debe lucharse, en definitiva, por posicionar perspectivas críticas a fin de atender miradas invisibilizadas en la historia disciplinaria.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la teoría de las Relaciones Internacionales buscó afianzar su legitimidad como ciencia social, para lo cual optó por desvincularse casi por completo de la Historia, una de las disciplinas tradicionales abocadas al estudio de la realidad internacional. Casi setenta años después, el escenario es diferente y - paradojalmente- se reivindica la naturaleza historicista de la disciplina. En palabras de Duncan S. A. Bell, "(...) el estudio de la historia del pensamiento político, así como la historia intelectual de la disciplina, ahora se toma mucho más en serio que en el pasado; se estudia de forma más cuidadosa y explícita, analizándose su importante papel en la conformación del debate teórico"3.
En efecto, en el centenario de la disciplina, la complejidad del mundo actual exige a las Relaciones Internacionales revisar la validez sus fundamentos ontológicos, epistemológicos, metodológicos y axiológicos. Se trata de un desafío ineludible, por cuanto -como sostiene James N. Rosenau- "(???) las fuerzas [globalizadoras] están tan invadidas por mecanismos de retroalimentación no lineales (. ), que confrontándolos corren el riesgo de encontrar que las perspectivas intelectuales ganadas con tanto esfuerzo, son inadecuadas para las tareas explicativas (...)"4.
El desarrollo de la historia disciplinar ha permitido situar en una perspectiva más internacional, un campo de estudio definido predominantemente por comunidades epistémicas estadounidenses y europeas. En efecto, no solo las aportaciones de los autores clásicos han sido analizadas en su contexto, sino también ha sido posible visibilizar la contribución de intelectuales considerados menores, o simplemente fuera de los límites de la disciplina. Se interpela así el mito de la incolumidad de Aberystwyth, considerando el impacto del imperialismo en el desarrollo del pensamiento internacional, contextos nacionales específicos, y el polémico papel de referentes como Alfred Zimmern, John Hobson, Gilbert Murray y Leonard Woolf5.
Se evidencia así un giro histórico reflectivista en Relaciones Internacionales, reforzado por una convergencia de distintas corrientes historiográficas. Destaca el caso de los historiadores del pensamiento político, quienes han reconocido el desarrollo de marcos conceptuales centrados casi exclusivamente en las capacidades locales del estado. No será hasta la década de los noventa que se debata sobre la dimensión internacional de las doctrinas políticas clásicas, como también sobre la difusión de éstas6. Se busca, en definitiva, reafirmar que la progresiva institucionalización de la vida internacional ha sido decisiva para modelar la organización interna de los estados nación; lo cual supone -en paralelo- la tarea de reperiodizar la historia nacional a la luz de la historia internacional, incluso cuando ello implique en Occidente revisar el relato del "excepcionalismo" y el "destino manifiesto" (por ejemplo: EEUU y Francia)7.
El giro histórico reflectivista revaloriza también las aportaciones de la escuela francesa de la Historia Internacional, ya que reinscribe la teoría de las Relaciones Internacionales en la longue durée defendida por Fernand Braudel en la escuela de los Annales8. En otras palabras, las Relaciones Internacionales como disciplina académica representa un episodio específico dentro de una evolución más larga de los conceptos políticos, por lo cual, su comprensión solo puede darse dentro de esta historia más larga. Implica reconocer el desarrollo disciplinar dentro la "historia social", la cual no es una categoría distinta a la demás, ya que toda la historia, cualquiera que sea la actividad que estudia, aborda el comportamiento de los grupos humanos9.
En suma, el trabajo de Schmidt y Guilhot nos sitúa una vez más en un debate que acompaña la disciplina por décadas: Historia o Ciencia Social. Sin embargo, el valor de la obra reseñada no está en profundizar esta fractura, sino en propiciar un reconocimiento mutuo de aciertos y errores, que permita al final día -parafraseando al gran Francisco Javier Peñas- "(...) leer y releer el mundo con la modesta pretensión de alguna vez decir algo mínimamente sensato"10. ?
1 DUROSELLE, Jean-Baptiste, "Pierre Renouvin et la science politique" en Revue française de science politique, Vol. 25, N° 3, 1975, pp. 561-574.
2 Véase: KAPLAN, Morton A., System and Process in International Politics, John Wiley & Sons, Inc., Nueva York, 1957.
3 BELL, Duncan S. A., "International Relations: The Dawn of a Historiographical Turn?", British Journal of Politics and International Relations, Vol. 3, N° 1,2001, pp. 115-126
4 ROSENAU, James N., "The Globalization of Globalization" in HARVEY Frank P and BRECHER, Michael (eds.), Critical Perspectives in International Studies, The Michigan University Press, Ann Harbor, 2002.
5 Véase: Thakur, Vineet; Davis, Alexander E. and Vale, Peter, "Imperial Mission, 'Scientific' Method: An Alternative Account of the Origins of IR", Millennium: Journal of International Studies, Vol. 46, Issue 1,2017, pp. 1-20.
6 Véase: ARMITAGE, David, Foundations of Modern International Thought, Cambridge University Press, New York, 2013.
7 Véase: HUGUET, Montserrat, "La historia internacional en la historia reciente teoría, redes y fragmentos", Revista de Historia Actual, N° 10, 2012, pp. 145-156.
8 Véase: ROSEVICS, Larissa, "Contributes da École Des Annales e de Fernand Braudel para as Relaçoes Internacionais", Relaçoes Internacionais no Mundo Atual,Vol. 1, N° 17, 2013, pp. 6-16
9 DUROSELLE, Jean-Baptiste, "Histoire sociale et histoire des relations internationales", Revue économique,Vol. 7, N° 3, 1956, pp. 401-413.
10 PEÑAS, Francisco J. "¿Es posible una teoría de las Relaciones Internacionales?", Relaciones Internacionales, Número 1,2005.
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Abstract
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1 Doctor en Ciencia Política, Universidad Autónoma de Madrid. Profesor Asistente, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile