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México tuvo su primera consulta popular de revocación de mandato en 2022, a poco más de la mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador. El líder de la llamada Cuarta Transformación fue quien propuso su introducción en la ley; su activación fue promovida por el partido del gobierno y, ante la ausencia de un adversario, gobernantes, dirigentes, militantes y simpatizantes de dicho partido hicieron la única campaña existente en pro de la permanencia de López Obrador en el Poder Ejecutivo. Así, un mecanismo democrático de rendición de cuentas se transfiguró en una herramienta para aumentar la autoridad del máximo gobernante de la nación.
Las líneas que siguen están dedicadas a evaluar el uso de la revocación de mandato por la Cuarta Transformación (4T). Primero, ofrecemos una breve nota teórica sobre este mecanismo y sus problemas. Segundo, delineamos brevemente su diseño institucional en nuestro país. Tercero, reconstruimos el proceso de revocación de mandato. Cuarto, evaluamos los alcances y limitaciones de este ejercicio. Y finalmente ofrecemos algunas notas para abrir el debate.
Nuestro objetivo es examinar los alcances del proceso participativo, que fue envuelto en una retórica de democracia directa con la intención de desacreditar la forma de gobierno vigente y ensalzar el "gobierno del pueblo". Como veremos a continuación, la consulta distó mucho de ser un ejemplo de participación popular y más bien fue utilizada para otros fines de la élite en el poder y de su máximo dirigente.
Conviene recordar a Peter Mair, quien en su libro póstumo Gobernando el vacío (2015) advirtió que la democracia representativa gradualmente se redujo a uno solo de sus dos componentes: la democracia constitucional; es decir, a la protección de un conjunto de libertades básicas, la separación de poderes y el imperio del Estado de derecho. La participación popular, el otro componente, fue relegada de la teoría democrática y de la ingeniería institucional y llegó a ser considerada un mal necesario que se tenía que limitar para evitar la sobrecarga del sistema (overload), término que popularizaron Crozier, Huntington y Watanuki con la publicación de The Crisis of Democracy Report on the Governability of democracies to the Trilateral Commission (1975).
La distancia cada vez mayor entre los ciudadanos y las élites políticas abrió una ventana de oportunidad...