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Hablar de la prensa independiente en Venezuela es hablar del papel fundamental que juegan las ideas de modernidad en una sociedad aletargada y apática producto de 300 años de dominio español, "acostumbrados a no pensar jamás", al decir de Francisco de Miranda, y que recién despierta a la realidad, impulsada por el entusiasmo que, entre otras cosas, generan los llamados "papeles".
Estas hojas impresas, constituyen el único medio de comunicación por excelencia durante el siglo xix y en sus páginas se escribe un pensamiento, que representa por sí solo, el sostén ideológico del movimiento independentista y conforman una parte del pensamiento político-ideológico venezolano de los primeros tiempos de transformación del país.
Al mismo tiempo estos "papeles" son el nacimiento de la prensa oficial y del periodismo independiente, dedicado en su mayoría a un tema central: la política; quien a pesar de sus altibajos, debe su existencia, al régimen de libertades presente durante la Primera República.
A pesar de su irregular circulación, del escaso tiraje, y del poco alcance de los mismos, su efecto es demoledor como formador de opinión, lo que les permite en poco tiempo, transformarse en voceros de una sociedad que aspira poner en práctica una serie de cambios que en la práctica, se operan en un corto plazo.
El caso específico que nos ocupa, está referido a uno de esos papeles que lleva por nombre: El Patriota de Venezuela, periódico que circula en Caracas, entre enero de 1811 y enero de 1812, que publica, 7 números, en la imprenta de Juan Bailío, de los que se conservan los fascículos 2,3, 6 y 7.
Dirigido por Antonio Muñoz Tébar y Vicente Salias, representa la vocería de la Sociedad Patriótica de Caracas e incluye, en sus páginas, los documentos del resto de las sociedades patrióticas del país. Estas sociedades que se propagaron rápidamente por el territorio, son organizaciones estrictamente políticas, semejantes a los llamados clubes políticos de la Francia de la Revolución, específicamente al Club de los Jacobinos. "Aunque no tan Jacobinas", como señala Francisco de Miranda, y constituidas en su mayoría por jóvenes apasionados y soñadores. En sus sesiones se confunden individuos de todos los estratos sociales e incluso algunas mujeres, quienes forman parte del numeroso grupo que las compone.
Los escritos...