Silvina Inés JENSEN. La provincia flotante. El exilio argentino en Cataluña (1976-2006). Barcelona: Casa América Catalunya, 2007. 336 pp. ISBN 978-84-85736-27-0.
El libro que tenemos entre manos, La provincia flotante, es fruto de la investigación doctoral de la historiadora argentina Silvina Jensen, que desarrolla su labor como profesora en Historia por la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca, Argentina). Cuando en 1995 -mientras se encontraba cursando su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona- inició su andadura en el tema del exilio argentino de la última dictadura, éste no sólo era prácticamente inexistente en la historiografía argentina, sino que había caído en el olvido en la sociedad. Pero mientras realizaba sus primeras indagaciones, la llegada del vigésimo aniversario del golpe de 1976 propició el despertar de la memoria de la represión y, con ella, el exilio político a hacer acto de presencia. A medida que fue avanzando en sus averiguaciones, pudo ser testigo directo de cómo la lucha contra la impunidad de las violaciones de Derechos Humanos cometidas durante la dictadura fue retomada en Argentina y, sobre todo, en la comunidad de antiguos exiliados argentinos residentes en Cataluña.
Al escribir esta historia del exilio argentino que se instaló en Cataluña, la autora cumple con un doble propósito. Por un lado, reconstruye la historia en su dimensión colectiva, sin perder de vista la pluralidad de historias personales de esta migración forzada: rescata aquellas marcas que hacen de las trayectorias, militancia y lucha antidictatorial en tierras catalanas una experiencia única, frente a los exilios vividos en otros destinos. Por otro lado, busca un lugar para el exilio en la historia argentina, en la memoria de la represión de la década de 1970. Si la hipótesis de fondo apunta a la subrepresentación del exilio en esa memoria colectiva de la dictadura argentina, a lo largo del trabajo indaga las razones y el sentido de este silenciamiento. Tres son los elementos que determinarían lo político del exilio, diferenciándolo de otros tipos de migración: la militancia (en el marco de partidos tradicionales u organizaciones armadas, así como militancia social, estudiantil, barrial, religiosa o sindical), la expulsión como parte de la lógica represora del Estado terrorista y el compromiso militante en la tierra de acogida. Las fuentes seleccionadas responden a la polifonía de voces que, unas desde Argentina y otras desde España/Cataluña, interactúan y se entrecruzan: institucionales (oficiales y de organizaciones políticas y de Derechos Humanos), medios de comunicación de masas y prensa de la comunidad exílica y fuentes orales, donde a los testimonios publicados se suma un centenar de entrevistas recolectadas por la propia historiadora.
El libro se articula en ocho capítulos, precedidos por una introducción, cuyos planteamientos y objetivos se retoman en las conclusiones. En el Capítulo 1 traza los múltiples «Caminos de exilio» de quienes, directamente o después de otras estaciones intermedias, terminaron recalando en Cataluña. Las experiencias de partida fueron diversas: huida, deportación, asilo en embajadas de terceros países, refugio bajo la protección de Naciones Unidas, «opción» a salir del país concedida a detenidos sin causa ni proceso bajo estado de sitio; salidas terrestres, en avión o en barco.
En el Capítulo 2 da cuenta de la pluralidad de «Los exilios de los años setenta», siendo individuales las decisiones de emprenderlo. Si bien el bienio 1976/78 fue el de mayor número de salidas, coincidiendo con la etapa de represión más dura y sistemática, ya desde 1973/74 el clima de intolerancia ideológica y violencia política desatada por las bandas paramilitares empezó a acelerarlas. Las modalidades represivas que precedieron al exilio no fueron menos diversas que las situaciones de partida: desde violencia física (secuestro, detención clandestina, cárcel, tortura, desaparición) hasta exclusión laboral y censura, pasando por el exilio del miedo, las amenazas y la represión sufrida en el entorno relacional.
El Capítulo 3, «Cataluña y el exilio argentino: el encuentro», indaga las razones para la elección catalana, donde además de los lazos históricos y personales aparece la imagen de una Barcelona moderna, el referente político de la tradición anarquista o el referente profesional del psicoanálisis. Este capítulo narra también los problemas cotidianos a los que se tuvieron que enfrentar los argentinos a su llegada a Cataluña: el trauma de la ruptura violenta, la búsqueda de una vivienda, la inserción en el mundo del trabajo, la escolarización de los hijos, las distintas actitudes ante el bilingüismo, el descubrimiento de la sociedad catalana y su fuerte identidad histórica como nación, el choque con códigos culturales diferentes y la acogida.
El Capítulo 4 narra el encuentro político: «De perseguidos y extranjeros. El Estado español, la solidaridad catalana y las primeras organizaciones del exilio argentino». Da cuenta del compromiso de actores sociales y políticos catalanes por el desarrollo de una legislación protectora de perseguidos políticos (inexistente en España hasta 1984). Describe los primeros pasos en la organización de la lucha antidictatorial del exilio argentino en su interacción con los cambios políticos que se estaban operando en la Cataluña de la transición democrática y cómo consiguieron -privilegiando la lucha por la defensa de los Derechos Humanos- construir solidaridades internacionales.
El Capítulo 5 entra de lleno en «El exilio y la denuncia de la dictadura». Además de describir las características y lógicas de las dos instituciones unitarias en las que se articuló la oposición antidictatorial del exilio catalán -la Casa Argentina y la Comisión de Solidaridad de Familiares de Desaparecidos, Muertos y Presos Políticos (COSOFAM)-, marca diferentes acontecimientos que articularon la lucha, siempre en la dualidad gobierno militar/respuestas desde el exilio. El Mundial de Fútbol de 1978, más allá del debate entre distintas posturas (unos a favor del boicot al Mundial, otros por una participación crítica), tuvo el efecto de instalar el tema argentino en la conciencia de la sociedad catalana. La segunda coyuntura de agitación de la opinión pública se configura en 1979 con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y la pretensión de los militares de clausurar por ley el tema de los «desaparecidos ». Tercero, la guerra de Malvinas entre abril y junio de 1982 provocó fuertes polémicas en el exilio: mientras unos privilegian la defensa de los Derechos Humanos y denuncian el trasfondo político de la actuación de la Junta, diversas agrupaciones peronistas la defienden por cumplir un rol histórico de preservación de la soberanía territorial.
Después de la derrota de Malvinas, cuando la ciudadanía argentina comienza a darse cuenta del horror, se conforma la Asociación Catalana de Amigos de las Madres de Plaza de Mayo y la iniciativa tomada por COSOFAM-Barcelona abre paso a la implicación del gobierno español en la cuestión de los «desaparecidos». El exilio catalán también se moviliza contra la Ley de Autoamnistía, aprobada por los militares en 1983, sumándose a las organizaciones ya existentes el Colectivo Contra la Autoexculpación de la Junta Militar Argentina. Mención aparte merecen las relaciones, no fáciles, que los exiliados mantienen con los grupos de resistencia cultural interior: en las revistas Humor y Punto de Vista tuvieron un espacio de comunicación.
El Capítulo 6 está dedicado a los debates político-ideológicos mantenidos por los exiliados en torno a «Pensar la derrota, construir la democracia», en dos cuestiones. Primero indaga la manera en que revisaron el pasado y ejercieron la autocrítica: la violencia política, las razones de la derrota, los significados de la defensa de los Derechos Humanos, el debate sobre el peronismo (especialmente a través de la revista Testimonio Latinoamericano) y la identidad latinoamericana. Segundo, se adentra en las posturas que tomaron frente a la apertura del régimen militar: la creación de la Multipartidaria, las políticas después de Malvinas, las elecciones de octubre de 1983 y los propios aprendizajes democráticos adquiridos en el exilio catalán.
«El retorno» es el objetivo del Capítulo 7, que en el caso de Cataluña se concentró en el trienio 1983/85. Rescata sus significados para los exiliados, las formas que adoptó, las razones esgrimidas para volver o para no volver, al tiempo que dibuja un panorama del encuentro con quienes vivieron la dictadura desde «dentro». Da cuenta de cómo el exilio fue noticia en los periódicos de tirada masiva y, con más profundidad, en las publicaciones políticas y culturales de izquierda. Su instalación en la escena pública fue responsabilidad de los propios desterrados, especialmente de los escritores y artistas. Por otro lado, se acerca a las políticas proyectadas y ejecutadas para favorecer el retorno: la Comisión Nacional para el Retorno de los Argentinos en el Exterior, orientada hacia profesionales, técnicos e intelectuales, y la Oficina de Solidaridad con los Exiliados Argentinos. Con el otorgamiento del premio Nobel de Medicina a César Milstein en 1984 se reinstala en la prensa la cuestión de la fuga crónica de cerebros, borrándose, dentro de ella, el exilio.
El Capítulo 8 aborda «El exilio argentino en Cataluña veinte años después», dando cuenta de las transformaciones del entramado asociativo de los argentinos residentes en Cataluña una vez finalizado el exilio. En la lucha contra la impunidad después del periodo 1986/95 de silencio sobre el exilio, a partir de mediados de la década de 1990 se inicia otra etapa en la que, a la par que se reactiva la memoria de la dictadura (por ejemplo, en Argentina hay un boom editorial sobre la década de 1970), el exilio vuelve a concitar interés y, lentamente, a rescatar su marca política. Describe dos escenarios públicos en los que, a dos décadas del golpe, se articulan tanto en Argentina como en Cataluña las representaciones del exilio: el Juicio de Madrid por los «desaparecidos » españoles, iniciado por la interacción entre el fiscal Castresana con los ex exiliados, y el debate social en torno a la reparación económica a exiliados y artistas perseguidos durante la dictadura. Finalmente, llega a la coyuntura en la que nos encontramos actualmente y se refiere a las nuevas diásporas argentinas que recurren al imaginario del exilio político de la década de 1970, resignificándolo. Sin duda, este trabajo es una aportación valiosa que abre el camino para una inscripción del exilio de 1976 en la historia reciente de Argentina, una contribución para que los exiliados políticos no permanezcan más desterrados de la memoria.
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
Copyright Ediciones Universidad de Salamanca Dec 2008