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La vida es un sola. Dir. Marianne Eyde. Perú, 1993. Duración: 84 minutas.
En América Latina, Perú ha sido uno de los países más afectados por la violencia política. En el verano del año pasado, la "Comisión de la verdad y reconciliación" en este país presentó un largo informe sobre la guerra entre las fuerzas armadas y el grupo guerrillero Sendero Luminoso que flageló por décadas al Perú. Este conflicto que ocasionó 69 mil víctimas ha sido llevado a la pantalla. Dos filmes relacionados con esta cruenta guerra que funcionan como una suerte de díptico son: Boca del lobo (1983) de Francisco Lombardi y La vida es un sola (1993) de Marianne Eyde. En el primero, Lombardi examina los estragos psicológicos que la guerra en los Andes ocasiona en un grupo de soldados mestizos y de origen urbano; en el segundo, Eyde ofrece un testimonio de la disgregación de las comunidades indigenas que se vieron atrapadas entre Sendero y el ejército. Mientras que el filme de Lombardi ha recibido considerable atención de la crítica, La vida es una sola, sigue siendo una pelicula poco comentada.
Nacida en Tonsberg, Noruega en 1949, Marianne Eyde, qui en vive en el Perú desde el año 1971, empieza su carrera filmando documentales sobre la vida de las comunidades andinas (Casire, 1980). Su primer largometraje argumentai es Los ronderos (1987), un relato sobre el funcionamiento de las organizaciones de autodefensa campesina en contra del abigeato en la zona de Cajamarca. Después de La vida es un sola, Eyde dirige La carnada (1999), ambientada...