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El conocimiento de la marginalidad y su recuperación
No se cansa de repetir que es el mejor director de cine de la Argentina. Mientras reemplaza el sombrero de paja por un turbante, pasea por su departamento con el torso desnudo, trabaja en el laboratorio o toca la guitarra distraídamente, como si fumara un cigarrillo. Hace unos días, agregó: «Y, también, del mundo de habla hispana». Aunque a casi nadie le gusta tanta vanagloria, pocos se atreven a desmentir que haber filmado, en la Argentina, entre los 25 y los 29 años, películas como Crónica de un niño solo, El romance del Aniceto y la Francisca y El Dependiente, constituye una hazaña. Sin embargo, muchos colegas, críticos y meros espectadores esperan que tan solo su cuarto film, Juan Moreira, diga quién es Leonardo Favio. Él respondió ante Panorama, a lo largo de cinco horas de charla, a casi todas las críticas pasadas y a muchas de las que, supone, sobrevendrán. Acerca de los que abominan de su ciclo melódico, dijo: No tienen swing.
Un círculo de conjeturas procederá a cerrarse el próximo marzo, cuando se estrene en Buenos Aires Juan Moreira, el primer film en colores de Leonardo Favio. Se desplegará, simultáneamente, el abanico de opiniones. Al margen de que Juan Moreira sea calificada como una buena película -de lo que casi nadie duda-, existe en los diversos sectores de mundo del cine la sospecha de que en este film Favio ha optado, entre varios, por un camino definitivo. Esa elección no se vincula, en realidad, a detalles estilísticos sino al lugar -objetivos, función real, reacciones- que ocupa una obra de arte en la sociedad. Favio deberá saltar varios aros de fuego. En principio, si Juan Moreira resultara una gran película, con público masivo y visto bueno de los críticos de diarios, su director entrará, por primera vez, al mercado comercial. Para muchos intelectuales, adictos a su Crónica, ese ingreso significará, seguramente, que lo ha hecho para siempre y por la puerta maldita. Esa que, para abrirse, exige un único salvoconducto: el engaño al público, la trampa. Esgrimen, para asentar la hipótesis, algunos datos proporcionados por el mismo Favio: su pasaje por la canción y una película atroz, Fuiste mía un verano.
Si Juan Moreira...