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Ana María Rodríguez-Rodríguez. Letras liberadas: Cautiverio, escritura y subjetividad en el Mediterráneo de la época imperial española. Madrid: Visor Libros, 2013. Biblioteca filológica hispana, 142. ISBN: 978-84-9895-142-4.
Pocas experiencias tan radicales como la del cautiverio, con la pérdida de la libertad que conlleva en manos hostiles, el cuestionamiento de la propia dignidad y aun de la misma individualidad, el resquebrajamiento de las convicciones ante la imperiosa necesidad de la supervivencia y luego, si cabe, el retorno complejo y no siempre amigable a una sociedad y una vida que fue, pero que ya no puede ser, al menos de la misma manera que era antes. A esa vivencia extrema se consagra el libro de Ana María Rodríguez-Rodríguez, que, aunque pone su punto de mira en los siglos XVI y XVII, mira también, como se sigue del epílogo, a nuestro propio tiempo, con tantos ejemplos cercanos y diversos de secuestros y cautiverios en guerras que todavía podemos llamar de religión. Y es que los libros, por muy lejano que sea el tiempo en que fueron concebidos, se siguen leyendo no solo como arqueología filológica o cultural, sino, sobre todo, para entendernos a nosotros mismos en el mundo que nos ha tocado vivir.
A través del conflicto militar que asoló el Mediterráneo en la Edad Moderna, Letras liberadas analiza el cautiverio entre turcos en tres textos contemporáneos y escritos por españoles que lo vivieron en primera persona: los Cautiverios y trabajos de Diego Galán, la Topografía e historia general de Argel, cuya autoría se asigna a Antonio de Sosa, y cuatro de las comedias compuestas por Miguel de Cervantes, El trato de Argel, Los baños de Argel, El gallardo español y La gran sultana doña Catalina de Oviedo. Todos ellos coinciden en verbalizar el cautiverio como un modo de conjurar los propios fantasmas y de justificarse ante los lectores de la sociedad que los recoge de nuevo, aunque no sin cierta desconfianza hacia el que, aun habiendo sufrido contra su voluntad, ha vivido un largo tiempo entre enemigos, con los peligros que ello implica para la fe religiosa, la identidad política y hasta para el ejercicio de la sexualidad. El modo de hacerlo, explica Rodríguez, es "instalarse en las ideas preconcebidas de sus receptores, aproximándose a ellos, tranquilizándoles...