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Una de las razones usualmente utilizadas para explicar el escaso desarrollo de la pequeña agricultura comercial en el Perú es el limitado acceso de los productores a servicios financieros formales, crédito en particular. La fuerza de este argumento crece cuando se recuerda que desde el cierre del Banco Agrario el volumen de recursos intermediados por los sectores privado y público hacia los pequeños productores no logra recuperar los niveles de la década de 1980, ni muestra una tendencia alentadora. Argumentos que, unidos a lo que solemos escuchar en las campañas electorales, en las que se ofrecen siempre más recursos para el campo, nos hacen pensar que uno de los frenos principales al desarrollo agrícola nacional es un problema de falta de oferta de recursos financieros.
En este artículo, basado en evidencia empírica de Piura y el Valle del Mantaro, discutimos esta afirmación. Así, partimos por mostrar que el entorno financiero rural tiene características (condiciones, regulación, tejido institucional, etcétera) que, si bien están lejos de ser favorables, representan una mejoría respecto de la década pasada. Y aunque esta situación debería traducirse en un mayor uso de crédito para actividades agropecuarias, al menos en zonas dinámicas como las que analizamos en este artículo, encontramos que el uso de créditos formales sigue siendo muy limitado, incluso menor que el registrado a mediados de la década pasada, a pesar de que los productores reconocen tener un acceso más fácil a este tipo de crédito. De ahí que nos preguntemos por las posibles explicaciones a esta situación.
Sugerimos tres razones para esta suerte de paradoja: mayor acceso pero menos uso de crédito formal. La primera podría ser que los agricultores no cumplen con los requisitos mínimos exigidos por los intermediarios. La segunda, que los productores no requieren fondos externos para desarrollar sus actividades, sea porque tienen otras fuentes, sea porque no poseen proyectos con rentabilidad suficiente para cubrir los costos de los créditos formales. Una tercera razón podría referirse a que los productores, a partir de consideraciones de manejo de riesgos y de costos de transacción, se estén inhibiendo de participar en este mercado. Concluimos que si bien estas tres razones explican la situación actual -mejores condiciones y menor uso-, una de ellas, la tercera, parece ser especialmente relevante....