Resumen
El determinismo de la infancia acaparó la atención del pensamiento psicoanalítico y opacó el papel crucial de la adolescencia, que el mismo Freud reconocía. Los nuevos planteamientos acerca de la especificidad y la importancia de la adolescencia empiezan a surgir a mediados del siglo XX, apoyados en la práctica clínica con adolescentes desarrollada después de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente la integración del concepto de ?a posteriori? {Nachträglichkeit} en estas teorizaciones valida mejor la tesis según la cual las transformaciones psíquicas adolescentes no se reducen a la reactualización de una problemática anterior.
Palabras clave: determinismo, adolescencia, resignificación, reestructuración, a posteriori, Nacträglichkeit.
NOTES ON PSYCHICAL CHANGES OF ADOLESCENCE IN THE HISTORY OF PSYCHOANALYSIS
Abstract
The determinism of childhood captured the attention of psychoanalytic thought and overshadowed the crucial role of adolescence, which Freud himself recognized. New approaches to the specificity and importance of adolescence begin to crop up in the mid-twentieth century, supported in clinical practice with adolescents developed after WWII. Finally the integration of the concept of "afterwards" {Nachträglichkeit} in these theories best validates the thesis that adolescent psychic transformations are not confined to the recapitulation of previous problems.
Key words: determinism, adolescence, resignification, restructuring, afterwards, nacträglichkeit
NOTES SUR LES TRANSFORMATIONS PSYCHIQUES DE L'ADOLESCENCE DANS L'HISTOIRE DE LA PSYCHANALYSE
Resumé
Le déterminisme de l'enfance a attiré l'attention de la pensée psychanalytique et éclipsé le rôle crucial de l'adolescence, même si Freud lui-même reconnaissait celui-ci. De nouvelles approches de la spécificité et de l'importance de l'adolescence commencent à surgir vers la moitié du XXe siècle, étayées sur la pratique clinique avec des adolescents développée après la Seconde Guerre mondiale. Enfin l'intégration de la notion de «après- coup» {Nachträglichkeit} dans ces théories permet de mieux valider la thèse d'après laquelle les transformations psychiques des adolescents ne se limitent pas à la réactualisation d'une problématique précédente.
Mots clés: déterminisme, adolescence, resignification, restructuration, aprés-coup, nacträglichkeit
Recibido: 25/02/14
Aprobado: 23/03/14
La prevalencia de la infancia y el recapitulacionismo
En los círculos psicoanalíticos, durante mucho tiempo, se pensó que el futuro psíquico de una persona se determinaba por lo sucedido en la primera infancia, muy probablemente como consecuencia del gran peso que se le otorgó al descubrimiento de la sexualidad infantil. A la par se insistía en ver el proceso adolescente como una especie de integración recapituladora de dicha sexualidad de la infancia.
Al mantenimiento de esta visión contribuyó la manera como Freud presentó la pubertad en sus Tres ensayos de teoría sexual. De manera esquemática puede considerarse que el tercer ensayo de esta obra (?La metamorfosis de la pubertad?) analiza la manera como se establece una tendencia u organización sexual, que en cierta forma ?imita? o ?recupera? el instinto; luego de haber mostrado, en el primer ensayo (?Las aberraciones sexuales?), que la sexualidad no está predeterminada naturalmente, sino que es el resultado contingente de una evolución histórica que podría haber tomado otros caminos y puntos de llegada; y de haber mostrado, en el segundo ensayo (?La sexualidad infantil?), cómo es la génesis pulsional de la sexualidad humana.2
Esa representación del proceso adolescente como moldeamiento final del polimorfismo sexual infantil se reforzaba con la caracterización de la sexualidad del niño como solamente autoerótica, hecho que Freud sostenía todavía en 1905, año de publicación de los Tres ensayos. Por esa razón, probablemente el paso al aloerotismo, que se ponía en marcha con la pubertad, le parecía toda una ?metamorfosis?.
Aun cuando la metáfora del túnel que se construye perforándose por sus dos extremos, usada en los Tres ensayos para explicar la integración de la corriente tierna y la corriente sensual, compagina menos con esa concepción lineal de una sexualidad previa que se reorganiza en la pubertad, de todos modos el pensamiento psicoanalítico de la primera mitad del siglo XX no le prestó atención a esa, y a muchas otras reflexiones presentes en los escritos de Freud, que no consideran la adolescencia como una simple repetición o integración de fases anteriores del desarrollo del niño. Con todo, la primera edición de Tres ensayos de teoría sexual privilegia la primacía genital y el hallazgo del objeto, entre las transformaciones o tareas psíquicas que se emprenden al comenzar la adolescencia.
Tampoco las novedades teóricas que Freud introduce en el siguiente decenio permitirán saber a ciencia cierta si las tareas adolescentes son meras reediciones o reactualizaciones, o si significan algo verdaderamente inédito. Estas novedades, como se sabe, conciernen al reconocimiento explícito -tal como lo consigna en una adición de 1915 a los Tres ensayos- de que ?[...] a menudo, o regularmente, ya en la niñez se consuma una elección de objeto como la que hemos supuesto característica de la fase de desarrollo de la pubertad? (Freud, 1976/1905c: 181). Este descubrimiento deriva -luego de intercalar un estadio narcisista entre el autoerotismo y la genitalidad3- de la revaloración que por ese período se hace del Edipo, como complejo nuclear y como complejo paterno prehistórico.
El término Complejo de Edipo es introducido por primera vez en Sobre un tipo especial de elección de objeto en el hombre (Freud, 1976/1910d), para explicar un tipo de relación amorosa, la cual se define por las condiciones que algunos hombres exigen a la mujer de su elección, así como por las actitudes que asumen con ellas. El Edipo empieza a servir entonces para explicar la diversidad de las conductas sexuales manifiestas de los hombres, sus ?destinos amorosos? particulares: perjuicio del tercero, actitud de rescate o salvación de la persona amada, separación de la ternura amorosa de la corriente sensual, repetición de los vínculos a pesar de la autoexigencia de fidelidad, entre otros.
Pero más directamente relacionada con la adolescencia es la mención que en este ensayo hace Freud a la reedición del complejo en el joven:
[...] aquellas comunicaciones de esclarecimiento le han despertado las huellas mnémicas de sus impresiones y deseos de la primera infancia y, a partir de ellas, han vuelto a poner en actividad ciertas mociones anímicas. Empieza a anhelar a su propia madre en el sentido recién adquirido y a odiar de nuevo al padre como un competidor {Nebenbuhler} que estorba ese deseo; en nuestra terminología: cae bajo el imperio del complejo de Edipo? (Freud, 1976/1910d: 164).
Aun así, este establecimiento del complejo de Edipo (positivo), como complejo nuclear de las neurosis, acaparó el pensamiento freudiano en torno a la etiología, hasta los años 20, cuando el panorama se modifica un poco con los problemas planteados por su faceta negativa (o invertida).
Para entender cómo esta reedición del Edipo, operada en el adolescente y puesta a la luz por Freud, llevó a muchos autores a considerar sus tareas como simples recapitulaciones, basta citar el trabajo de Ernest Jones, ?Some problems of adolescence? (1922). En esta conferencia, Jones examinó la correlación entre la adolescencia y la infancia, y confirmó la idea freudiana de que la infancia es la precursora de la organización sexual adulta, mientras que la adolescencia la recapitula y amplía. Además hizo énfasis en la tesis según la cual la forma en que se atraviesan las etapas del desarrollo en la infancia determina en gran parte la forma como se atravesará la adolescencia.
En vista de este énfasis puesto en el papel determinante del complejo de Edipo, también se olvidó, por otro lado, el rol de la pubertad en la etiología de las neurosis, tal como Freud lo había puesto en evidencia en 1895, en las teorizaciones del Proyecto de psicología, en función precisamente de la Nachträglichkeit,4 esa nueva concepción de la causalidad y la temporalidad que allí desarrolla. La importancia de esta concepción se vio, pues, disminuida frente al papel del Edipo y de la sexualidad infantil.
El rol determinante de la pubertad
No obstante, al examinar las cosas más de cerca, se descubre en el pensamiento de Freud la presencia continua de la Nachträglichkeit como operación determinante de las remodelaciones psíquicas en la adolescencia. Ciertamente, en su opinión, la pubertad adquiere un papel concretizador de elementos tales como la organización del aparato psíquico y la sexuación.
Así, por ejemplo, al hablar de la discriminación del contenido de los sistemas del aparato psíquico (Inconsciente y Preconsciente-Conciencia) afirma que: ?Una división tajante y definitiva del contenido de los dos sistemas no se establece, por regla general, hasta la pubertad? (Freud, 1976/1915d: 192).
En cuanto al problema de la sexuación encontramos una afirmación igualmente contundente, en la que considera que ?[...] sólo con la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino, una oposición que después influye de manera más decisiva que cualquier otra sobre la trama vital de los seres humanos? (Freud, 1976/1905c: 189). Idea insistente que, dieciocho años después, toma una forma más acabada y que sintetiza en la frase siguiente: ?Sólo con la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo femenino, el objeto y la pasividad? (Freud, 1976/1923b: 149).
En estas citas, la pubertad, en claro contraste con la postura de Jones, se muestra como un momento de reorganización del psiquismo, y para nada como factor secundario en la etiología de los trastornos psíquicos o en la estructuración del aparato psíquico.
El reclamo de la hijastra
Ahora bien, las implicaciones de estas formulaciones de Freud acerca del carácter reorganizador de la adolescencia, escasamente o para nada fueron tenidas en cuenta en los abordajes psicoanalíticos realizados por los postfreudianos de la primera generación. Posiblemente muy influidos por los planteamientos de La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna (Freud, 1976/1908c), los primeros integrantes de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, al igual que Siegfried Bernfeld o Wilhem Reich, pensaban más bien que la adolescencia podía sobrellevarse sin conflictos si se carecía de prohibiciones internas para la relación heterosexual, y concurrían circunstancias sociales favorables que garantizaran la satisfacción pulsional.
Habrá que esperar hasta mediados del siglo XX para ver surgir los primeros reclamos frente a estos olvidos. En 1957, Anna Freud, en un trabajo titulado ?Adolescence?,5 señala que a pesar de que han transcurrido veinte años desde la publicación de su libro El yo y los mecanismos de defensa (1936), la adolescencia sigue siendo la cenicienta o hijastra {stepchild} del psicoanálisis. En este sentido, aun cuando reconoce la utilidad del resumen, inventario y clasificación de una extensa lista de contribuciones que hace Leo Spiegel (1951) en su ?Reseña de las contribuciones a la teoría psicoanalítica de la adolescencia" (cuarenta y un trabajos de treinta y cuatro autores), dice ella que sobre esa base no se puede esperar todavía la construcción de una teoría integrada de la adolescencia, por cuanto, en su opinión, el nivel de conocimiento alcanzado sigue siendo poco satisfactorio, en contraste con lo realizado en el campo de la infancia. La teoría disponible, según su criterio, no permitía en esa época una aplicación práctica que satisficiera las demandas que formulaban los padres de familia y los educadores, ni servía para ayudar a los pacientes adolescentes.
Por estas razones puede entenderse que su propósito con esta ponencia -fuera de subsanar algunas omisiones importantes del estudio de Spiegel, quien no se refiere a Jones, Bernfeld ni a Aichhorn- no es el de pasar revista y resumir algunos estudios fundamentales acerca de la adolescencia, sino más bien el de exponer sus propios puntos de vista sobre el tema, y aportar a la construcción de esta ?teoría integrada? que, según ella, está haciendo falta en ese momento.
Este propósito, además, lo asume advirtiendo sobre el efecto paradójico producido por el primer abordaje de la adolescencia que hizo su padre. Ella piensa que este abordaje opacó la importancia de la adolescencia en los estudios analíticos, puesto que cuando se descubre que la vida sexual no inicia en dicha época sino en la infancia, aquella entonces dejó de ser considerada como un período importante o significativo, y en cambio fue concebida, durante mucho tiempo, como una etapa más de transformación final, de recapitulación de fases anteriores del desarrollo, o como un mero puente entre la sexualidad infantil difusa y la sexualidad adulta centrada en la genitalidad (A. Freud, 1976/1957: 165).
Redescubrimiento del potencial de la adolescencia
Este claro viraje de actitud operado en Anna Freud representa un hito en el desarrollo del interés y el cambio de concepción respecto de la adolescencia. Como no se pretende hacer una reconstrucción histórica detallada de la cuestión, baste señalar que aunque este cambio no es la causa ni el principal incitador de los desarrollos teóricos posteriores, se sumará al cúmulo de observaciones y enseñanzas que el trabajo clínico continuado con los adolescentes venía produciendo en aquellos analistas que se ocupaban de ellos, después de la Segunda Guerra Mundial.
Mediaron entonces varios años de práctica con adolescentes, para que los hallazgos clínicos (nuevos o reconfirmados) y los cambios teóricos permitieran que, al comienzo de la segunda mitad del siglo XX, otra vez cobrara fuerza la idea de que las transformaciones de la pubertad son fundamentalmente mutativas para el funcionamiento y la estructura psíquicos.
Dentro de esta serie de contribuciones se atribuyen6 a Evelyne Kestemberg, a Peter Blos o a Louise Kaplan las iniciativas teóricas que enfrentan el pensamiento tradicional acerca de la adolescencia. Ahora bien, en la medida en que no se trata, como ya se dijo, de determinar históricamente el origen exacto de estos cambios de concepción, no se ahondará en la determinación de la influencia respectiva de estos psicoanalistas. Lo cierto es que ya para el año 80, Kestemberg enuncia explícitamente que aunque la organización psíquica se prepara desde la infancia, su consolidación se juega de manera decisiva en la adolescencia.7
A continuación entonces, se hará un breve análisis de algunos planteamientos de Kestemberg -en lugar de una amplia discusión sobre la historia de las ideas, interesante, pero que no viene al caso desarrollar aquí- con el ánimo de brindar, al menos, un punto de referencia sobre la manera como en la teoría psicoanalítica se redirigió la atención hacia las potencialidades reestructurantes de los procesos adolescentes.
Kestenberg, luego de considerar el papel central de la identificación en la adolescencia (1962), enfoca en ella aquellos elementos que representan más bien pérdidas, y de los cuales, secundariamente, se derivan tareas por realizar. En este sentido, retoma algunas de las observaciones que Freud hace del adolescente sobre todo en el contexto del Edipo (desasimiento de los padres, prohibición del incesto), más que en el de las ?metamorfosis sexuales?. En otras palabras, ella va a hacer hincapié (1980) en una decepción específica del adolescente, que se refuerza por la intervención de las otras pérdidas, ante todo la de la doble identidad sexuada, además de la pérdida de las identificaciones anteriores. Si la pubertad puede representar esta desilusión es porque no solamente pone al individuo en conflicto con las identificaciones anteriores, sino también con la imagen ideal que tiene de sí mismo, con lo esperado durante la latencia. Dice Kestenberg que el adolescente se va a conducir, no en función de lo que ha sido, ni de lo que es en la actualidad, o de lo que son o no son sus padres, o de lo que le aporta o no la sociedad, sino en función de lo que imaginaria e inconscientemente esperaba de su ?nueva vida?. Por eso el problema fundamental de la adolescencia, en su opinión, es el de vivir los proyectos como tales, recuperar el tiempo para esperar y fantasear; en otros términos, pasar de la decepción a la actitud de conquista.
Ahora bien, Kestenberg (1997/1980), sin pretender ser exhaustiva, presenta diversas maneras de afrontar esas pérdidas, diversas maneras de confrontar la decepción sin lograr la conquista. En los diferentes casos que caracteriza, lo que cabe retener es que la pubertad y la adolescencia revelan ser no sólo críticas sino también traumáticas; para unos jóvenes, momentos integrables, para otros, momentos insuperables que inducirán al suicidio o a reorganizaciones psíquicas graves. A modo de ilustración de estas ideas, presenta varios ejemplos de lo que puede suceder:
Que la pubertad sea recibida fugazmente con un sentimiento de gloria, y que pase luego, casi instantáneamente, a ser negada y sucedida por la angustia, instalándose entonces una especie de ?hiperlatencia?, un rechazo del cuerpo y una brecha entre lo intelectual y su fuente pulsional.
Que la alteración puberal implique una negación casi instantánea del cambio, al precio de una escisión profunda del Yo y de un rechazo al cuerpo. El modelo extremo de una de estas ?soluciones? estaría representado por la anorexia.
Que se proclame la modificación puberal y se instale un activismo sexual que busca negar la novedad y cortocircuitar los conflictos; en realidad se trata de una depresión acompañada de la inhibición de la capacidad intelectual y creativa.
Por último, que aparezca la posibilidad de la ruptura y la instauración de la esquizofrenia en el momento de la adolescencia. En este caso, el individuo se vuelve extraño a sí mismo y al objeto.
En resumen, el amplio rango de oscilación de estas ?soluciones?, entre lo crítico y lo traumático, habla del nuevo carácter que se les atribuye a estas transformaciones o reorganizaciones ocurridas durante la adolescencia. Ya no se reducen a la reactualización de una problemática anterior, sino que ellas logran establecer nuevas estructuras y regulaciones, exitosas o fallidas, enfrentando la coyuntura presente.
El concepto freudiano "reprimido"
Esta reorientación de las teorías sobre la adolescencia, no parecen estar ligadas directamente al concepto de Nachträglichkeit {posterioridad, après-coup}. En verdad, como se acaba de ver, Kestemberg (1962) insistió más bien en la problemática de la identificación. Así mismo, podrían citarse y estudiarse más profundamente otros autores que se enfocaron en las reestructuraciones adolescentes sin usar el concepto de a posteriori: a Jeanne Lampl-de-Groot (1960) y Edith Jacobson (1961), quienes trataron de las reconfiguraciones del Superyó y el Ideal-del-Yo, o a Peter Blos (1967) con su propuesta sobre la segunda individuación.
No obstante, la articulación del après-coup con la adolescencia ya estaba establecida por Freud desde 1895, como ya se dijo; en particular en la segunda parte del Proyecto de psicología para neurólogos (1895e), donde es ilustrado con el caso Emma.
Emma es una adolescente inhibida de poder ir sola a la tienda. Aduce como motivo haber visitado una tienda cuando tenía doce años y salir aterrorizada de allí al notar que los tenderos se reían de ella. Se le ocurre que uno de ellos se burla de su vestido y que el otro le había gustado sexualmente. Pero este recuerdo encubre otro, acaecido antes, a los ocho años, cuando un pastelero ?le pellizca los genitales? a través del vestido, a la vez que acompaña su atentado con una risotada. A pesar de la experiencia ella regresa en una segunda ocasión.
Pero más allá de los enlaces simbólicos que existen entre el primer recuerdo y el segundo, Freud resalta el hecho de que en el lapso entre las dos escenas, es decir, entre los ocho y los doce años, Emma se ha vuelto púber. Esta nueva condición es fundamental, pues sólo en el nuevo contexto de la pubertad ?el recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia? (Freud, 1976/1895e: 401). En otras palabras, el recuerdo del pellizco suscitado por la escena a los doce años, es acompañado ahora de un afecto que su vivencia no provocó, dado que la pubertad ha permitido ?otra comprensión de lo recordado?.
En esta medida, la pubertad, la maduración sexual que ella acarrea, hace posible que los recuerdos de vivencias pasadas tengan un efecto y significación nuevos. Así es como la pubertad desempeña un papel determinante de la psiconeurosis y se articula al trauma après-coup.
En el centro de todos estos razonamientos parece quedar implícita la tesis de que esta capacidad que tiene la pubertad de sexualizar antiguas vivencias, es condición universal y necesaria, aunque no suficiente, para la producción de neurosis:
Toda persona adolescente tiene huellas mnémicas que sólo pueden ser comprendidas con la emergencia de sensaciones sexuales propias; se diría entonces que todo adolescente porta dentro de sí el germen de la histeria. Y es evidente que hará falta la cooperación de otros factores para que este universal constreñimiento se limite al escaso número de personas que efectivamente se vuelven histéricas (Freud, 1976/1895e: 404).
Todo este proceso supone, pues, dos acontecimientos claramente separados en el tiempo. El primer episodio, en el momento de suceder, no revestía por sí mismo un carácter traumático. El segundo tiempo suele consistir en un suceso anodino, pero despierta, por lazos asociativos, a la primera escena, dotándola de significación sexual.
Al mismo tiempo, esta teorización brinda un modelo muy completo de la represión, con sus consecuencias: reorganización del material psíquico y retorno de lo reprimido. Con él se explica por qué la represión afecta selectivamente a la sexualidad. La represión (la llamada ?defensa patológica?) y, concomitante, la formación del síntoma, involucran procesos yoicos de emergencia desencadenados por la invasión sorpresiva de la nueva excitación. En este sentido, la producción de un efecto traumático es relacionada con el desbordamiento de los recursos yoicos normales, debido al inesperado valor sexual que, après-coup, adquiere el antiguo recuerdo sexual-presexual (Freud, 1976/1895e: 403).
En consecuencia, la reactivación inconsciente del recuerdo se entiende tanto en términos de descarga, de desprendimiento sexual, como de atribución de significación, es decir, de investidura de antiguas huellas de representaciones, que por acción retroactiva adquieren una nueva cualidad sexual y eficacia psíquica.
Ahora bien, el expreso reconocimiento en 1896 de la existencia de la sexualidad infantil debería haber llevado a reformular el après-coup, por cuanto ello implicaría que el primer tiempo del trauma dejaría de ser presexual para pasar a ser considerado plenamente sexual. Así mismo, a partir de 1897, del abandono de la ?neurótica?, ya no cabrá esperar que el primer tiempo de este proceso consista necesaria y exclusivamente en un atentado sexual real.
Pero a pesar de estos replanteamientos, otras hipótesis de Freud, en particular las referidas a la naturaleza estratificada de la memoria y a su actividad traductivo-simbolizante, se mantendrán:
Tú sabes que trabajo con el supuesto de que nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estratificación sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de huellas mnémicas experimenta un reordenamiento según nuevos nexos, una retrascripción {Umschrift}. Lo esencialmente nuevo en mi teoría es, entonces, la tesis de que la memoria no preexiste de manera simple, sino múltiple, está registrada en diversas variedades de signos [Freud, 1976/1887a: 274].8
Gracias a estas hipótesis, aunque Freud descubra que el sujeto se extraña de la realidad objetiva exterior, y aunque el sentido de la primera escena ya sea sexual, ello no será óbice para aceptar que tanto los acontecimientos de su vida como sus fantasías de deseo se inscriben y soportan en huellas mnémicas -a pesar de que lo hagan de manera confusa o imprecisa o de que sea difícil saber qué es lo que con esas huellas se quería decir- y por lo mismo, que son huellas sujetas a una posible resignificación o retranscripción.
La recuperación del après-coup
Estos interesantes planteamientos de Freud, sin embargo, cayeron en el olvido, como ya se había señalado. Probablemente se los vio como indisociables de la teoría del trauma de seducción, o de una concepción de la sexualidad todavía poco desarrollada, demasiado biológica. Strachey, por ejemplo, opinaba que con el descubrimiento de la sexualidad infantil, la afirmación de Freud de que el recuerdo del trauma sexual infantil tiene más efecto que el que tuvo la vivencia en el instante mismo en que aconteció, había perdido sentido.9
En realidad, el camino en la historia del pensamiento psicoanalítico por el que se recuperó el concepto de après-coup, fue bastante largo, y dado el particular desarrollo de las teorías acerca de la adolescencia, es de suponer que corrió durante mucho tiempo paralelamente a estas últimas elaboraciones.
Como lo aclara Jean Laplanche (2001/1992), es Lacan, apenas en 1953, quien llama la atención sobre la importancia de este término y sobre su presencia en el caso de ?El hombre de los lobos? (Freud, 1976/1914k). Anota también Laplanche, que les correspondió a él y a Pontalis, desde 1964 y 1967, advertir sobre la importancia general de este concepto, así como su temprana utilización por parte de Freud en el período 1895-1900, pasando por La interpretación de los sueños (1976/1898b), el caso Juanito (1976/1909b) e incluso más allá de ?El hombre de los lobos?. Se sabe también que Laplanche continuó con la ?exhumación? del concepto en su obra de 1970, Vida y muerte en psicoanálisis,10 y también en sus cursos de 1989-1990, Problemáticas 6.
Empero, como es la regla en las ?recuperaciones? de conceptos, la recuperación del a posteriori ha implicado llevarlo un poco más adelante del punto en el que su primer proponente lo dejó. En este sentido, Laplanche retoma el empleo del adjetivo ?nachträglich?, a partir del cual Freud acuña el sustantivo ?Nachträglichkeit?.11 Dice que, a grandes rasgos, fue empleado de tres maneras en las que pueden identificarse los componentes sobre cuya base se construye una nueva concepción de la temporalidad y la causalidad psíquicas. En primer lugar, como algo que viene ?más tarde? o ?ulteriormente?. Un segundo uso (determinista) que atiende a la dirección temporal del pasado al futuro (lo que implica el depósito de algo que será reactivado más tarde), y un tercer uso (retrospectivo o hermenéutico) que implica una retroactividad (por ejemplo, percepciones de un primer tiempo que se entienden después). Precisamente respecto a esta última acepción se trabó en disputas con Jung y, en última instancia, a pesar de algunas concesiones, nunca abandonó su convicción determinista, según la cual lo que viene antes determina lo que viene después.
Concluye entonces que no se puede entender la Nachträglichkeit como una simple combinación de dos vectores opuestos: del pasado hacia el presente, y del presente o futuro hacia el pasado. Además, recalca Laplanche, el après-coup tampoco puede ser pensado sin un modelo de traducción o simbolización, por cuanto cuando alguien reinterpreta su pasado, no lo hace sobre la base de un dato puramente fáctico, ni sobre la única base de su presente, sino de un avant-coup, de un algo ya dado, ya inscrito, que a su vez pide ser descifrado.
A pesar de estas pistas no es posible todavía determinar con precisión las vías por las cuales el après-coup llegó a incorporarse en las teorizaciones sobre la adolescencia. Para determinar más precisamente cuándo y cómo se operó la integración explícita de la Nachträglichkeit en dichas concepciones será necesario continuar explorando, para añadir al respecto más documentos, fuera de los de Luis Kancyper (1985) y de Piera Aulagnier (1989), mejor conocidos pero pocos, y así poder completar este rastreo histórico.
Por ahora queda claro que la recuperación de este concepto fue hecha de modo independiente, pues no obró como agente de las reorientaciones de las teorías de la adolescencia, pero es un hecho que posteriormente logra brindarles una mayor y mejor justificación. En efecto, la aplicación a la adolescencia del modelo de simbolización regresiva-progresiva que conlleva el après-coup, ha permitido entender mejor -así como empezaron a hacerlo aquellos que dejaron atrás la perspectiva recapitulacionista- que sus transformaciones psíquicas no se reducen a la reactualización de una problemática anterior; que la infancia prepara aquello que se juega en la adolescencia, esto es, que ella es un momento privilegiado de la resignificación y reestructuración a posteriori, un momento fundamentalmente mutativo para el funcionamiento y la estructura psíquicos.
2 Esta es la manera como Laplanche (1970: 25) presenta el plan de esta obra freudiana.
3 Estadio narcisista que descubre al analizar la paranoia y al estudiar la homosexualidad, influenciado por las ideas de Isidoro Sadger.
4 Así substantivó Freud el adjetivo nachträglich, con el cual designaba el proceso retroactivo involucrado en ese funcionamiento psíquico. Las traducciones de esta denominación son variadas: posterioridad, retroactividad, a posteriori, après-coup. ?Posterioridad? fue la elección del traductor del Diccionario de Laplanche & Pontalis (1967), en tanto que après-coup es la traducción al castellano propuesta en el Diccionario dirigido por Roland Chemama; extranjerismo este último cuyo uso se ha extendido recientemente .
5 Trabajo leído en el 35° aniversario del Centro de Orientación Juvenil de Worcester.
6 En el ámbito europeo se señala como pionera a Evelyne Kestemberg, por los planteamientos hechos desde 1962, aunque su afirmación explícita sobre el papel determinante de la adolescencia aparece en su artículo de 1980. El señalamiento de que Peter Blos, al proponer el concepto de segunda individuación, advirtió que la adolescencia no debe tomarse como una réplica de la p rimera separación-individuación, es hecho por Kaplan (2004/1984: 82); sin embargo, el artículo de Blos sobre la segunda individuación es de 1967. Una atribución más tardía del abandono de la idea recapitulacionista la hace Varela (2004) a Louise Kaplan, cuya obra m ás conocida sobre la adolescencia es publicada en 1984.
7 ?A fin de cuentas, si es cierto que todo se prepara desde la primera infancia, creo que es durante la aparente ?declinación' del Edipo, es decir durante la latencia, que todo se anuda, y que es en la pubertad y la adolescencia cuando todo se juega, dentro de la ineluctable ruptura (pasajera, en los casos afortunados) que estas últimas representan? // « En fin de compte, s'il est vrai que tout se prépare dès la petite enfance, je crois que c'est lors de l'apparent "déclin" du complexe d' OEdipe, en la latence donc, que tout se noue et à la puberté et l'adolescence que tout se joue, au sein de l'inéluctable -passagère dans les cas heureux- rupture que ces dernières représentent » (Kestemberg, 1997/1980: 162).
8 Carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896. Las cursivas son del texto original.
9 En la nota introductoria a ?Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa? (Freud, 1976/1896b).
10 Obra en la que recoge ideas que ya había avanzado en los cursos de años anteriores, publicados con el título ?La sexualité - introduction à l'histoire et à la problématique de la pensée psychanalytique ? en el Bulletin de Psychologie (1969-1970, Tomes XXIII y XXIV, Numéros 282, 283, 284, 286 y 288).
11 El substantivo Nachträglichkeit, bastante raro en alemán, sólo aparece relativamente tarde, en una carta a Fliess del 14 de noviembre de 1897 (Freud, 1976/1887a: 311).
Referencias bibliográficas
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Para citar este artículo / To cite this article / Pour citer cet article / Para citar este artigo (APA):
Fernández, M. (2014). Notas sobre las transformaciones psíquicas de la adolescencia en la historia del psicoanálisis. Revista Affectio Societatis, Vol. 11, N.° 21 (julio-diciembre 2014), pp. 88-101. Medellín, Colombia: Departamento de Psicoanálisis, Universidad de Antioquia. Recuperado de: http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis
Mauricio Fernández Arcila1
Universidad de Antioquia, Colombia
1 Doctor en Psicopatología Fundamental y Psicoanálisis, Universidad Paris 7. Profesor titular del Departamento de Psicoanálisis, Universidad de Antioquia (Colombia). Coordinador del grupo de Investigación Estudios sobre juventud de la misma universidad. Miembro de la Asociación Universitaria de Investigación en Psicopatología Fundamental (Brasil) y de la Tavistock Latin American Network for the Development of New Approaches to Adolescent Mental Health (Londres).
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