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El modelo de la bioarqueología de la personalidad se enfoca en como las experiencias corpóreas son materializadas a través de los restos humanos del pasado. Boutin (2016:18; traducido por el autor) enfatiza que el modelo puede transformar, en conjunción con los datos arqueológicos, osteológicos y sociohistóricos, el entierro de “una sola persona en un prisma a través del cual se puede imaginar una comunidad y todo un paisaje”.
De acuerdo con Boutin (2016:18), el modelo opera bajo cinco principios fundamentales: primero, la no fijación de concepciones del “yo” a lo largo de la historia y la prehistoria, aplicando concepciones actuales y occidentales. Segundo, la identidad corporizada debe ser reconocida interseccionalmente mediante el género, la edad y el grupo social, así como con otras identidades. El tercer principio es que debe tener un enfoque longitudinal donde se examina la trayectoria y transiciones de las etapas de vida de las personas. El estudio de la personalidad se extiende desde la concepción hasta la conmemoración y la memoralización póstumas, siendo el cuarto principio. Por último, el quinto principio versa sobre las formas alternativas de interpretación, tales como el proveer una visión más humanizada de la pasada personalidad, así como medios más efectivos y accesibles de dar a conocer la información, como los hipertextos, las narrativas ficticias y/o los diálogos hablados, permitiendo captar un mayor rango de público dentro y fuera de la academia.
El marco de análisis de la osteobiografía, en el cual se ha implementado el recurso de la narrativa ficticia, ha sido una interesante forma de abordar el modelo de la bioarqueología de la personalidad (Boutin 2016; Boutin y Callahan 2019; Stojanowski y Duncan 2015; véase Van Dyke [2013] que implementa las narrativas imaginadas, como otro recurso para reconstruir la vida de las personas a través del dato arqueológico). La osteobiografía podemos entenderla como el aparato crítico que envuelve toda la información osteológica disponible, proveniente de los esqueletos, para construir una narrativa de las formas de vida (salud, dinámica demográfica, costumbres y conductas) ya sea colectiva o individual (Saul 1972:8). Hoy en día se le considera como una herramienta o método de investigación que posee y responde a diferentes temáticas bioarqueológicas, así como de producción científica, socialmente contextualizadas. Esta herramienta permite analizar las vidas...