CAYO CÓRDOVA, Percy, 2010, Perú y Bolivia: una historia común (Pedro Guibovich Pérez, compilador), Lima, Universidad del Pacífico. 266 pp.
El conjunto de trabajos que este libro recoge nos recuerda que en la obra académica de Percy Cayo la historia de Bolivia, y la de las relaciones de ese país con el Perú, ocupan un lugar primordial. En diversos pasajes se nos explica cómo la formación de los Estados independientes en las primeras décadas del siglo XIX, e incluso las reformas administrativas propiciadas por los monarcas Borbones en el siglo XVIII, se llevaron a cabo en contra de una realidad social, económica e histórica de muchos siglos, durante los cuales el denominado «sur andino» había demostrado una notable articulación y homogeneidad. Y estamos hablando no solo de buena parte del sur del Perú actual y del occidente boliviano, sino también de una porción del norte de Chile y de la Argentina. La articulación de ese espacio geográfico tuvo un lejano origen, y durante la etapa histórica de los Austrias, en los siglos XVI y XVII, se manifestó de modo evidente. El yacimiento argentífero de Potosí era el centro neurálgico de dicho espacio económico, dentro del cual el comercio de las mulas provenientes de la zona de Salta, el de la coca de los valles bajos del Cuzco o el del vino de Arequipa y de Moquegua reafirmaron la unidad y coherencia de ese «sur andino». Esa unidad y coherencia se manifestaban en el papel clave del puerto de Arica, por el que entraba hacia Potosí el azogue proveniente de Huancavelica -luego de ser embarcado en Tambo de Mora- y por el que salía la plata de Potosí. En el prólogo de este libro, Jorge Gumucio recuerda cómo en él se hace referencia a la estrecha relación de Arica con Bolivia; tal como afirma Gumucio, «Arica estuvo en la encrucijada de las relaciones peruano-bolivianas varias veces desde 1826». Y no pudo ser de otra manera, debido a que las demarcaciones territoriales de las nacientes repúblicas no respetaron la secular integración del sur andino. Este es uno de los motivos centrales por los que resulta necesario -como lo advierte Pedro Guibovich en su estudio preliminar- «estudiar la historia de nuestros países tomando en cuenta la de los otros países de la región andina». En efecto, no es posible entender la historia del Perú republicano sin tener en cuenta sus intensísimas vinculaciones con Bolivia desde los puntos de vista político, social, económico y cultural. Los ensayos reunidos en este libro -referidos sobre todo al periodo comprendido entre las décadas de 1820 y de 1870- así lo demuestran.
Los orígenes de la República de Bolivia constituyen uno de los temas centrales del libro, y en cuanto a ello Percy Cayo acepta la tesis de muchos historiadores bolivianos en el sentido de que hubo una identidad que surgió de las cuatro provincias altoperuanas, las cuales deseaban labrarse un destino político independiente. Sin embargo, al mismo tiempo el libro insiste en las ancestrales vinculaciones entre el Alto y el Bajo Perú y pone de relieve cómo la separación de la jurisdicción de Charcas -dispuesta en el marco de las reformas borbónicas- resultó una medida insólita. Al reflexionar sobre el surgimiento de Bolivia y de su identidad, Percy Cayo considera tanto las posiciones que afirman la existencia de una nacionalidad, como las que plantean una mera «realidad» boliviana. En cualquier caso, debemos anotar que el territorio del naciente Estado boliviano correspondía con el de la Audiencia de Charcas y recordar que las jurisdicciones audienciales hispanoamericanas dieron lugar a la aparición de Estados independientes, con las únicas excepciones de la Audiencia de Guadalajara en México y de la tardía Audiencia del Cuzco en el Perú. En cuanto a ello, Percy Cayo recoge las expresiones de Víctor Andrés Belaunde en el sentido de que «España sembró audiencias y cosechó naciones
En el desarrollo de las guerras de Independencia y en la formación de la República de Bolivia, la figura de Casimiro Olañeta es especialmente importante, al igual que la de su tío, el general realista Pedro Antonio de Olañeta. Ambos personajes han generado no pocas polémicas historiográficas desde el siglo XIX hasta hoy. El caso del general es especialmente tentador, además, para el planteamiento de hipótesis contrafácticas, como la de qué hubiera ocurrido si en los meses finales de 1824 el Virrey La Serna no hubiera tenido que distraer a una parte no pequeña de sus tropas en el combate contra Olañeta en el Alto Perú y hubiera podido contar con el íntegro de sus fuerzas en la batalla de Ayacucho. Se trata de una personalidad compleja, la del general Olañeta, y hay muchos indicios de que sus divergencias con La Serna y los otros generales realistas no se debieron tanto a cuestiones ideológicas -como la defensa del absolutismo-, sino a un conjunto de factores de diverso carácter, entre los cuales estuvo el de las rivalidades personales y profesionales. Sin embargo, sea de ello lo que fuera, lo cierto es que ambos Olañeta -tío y sobrino- desempeñaron un papel central en los orígenes de lo que sería la Bolivia independiente. La personalidad de Casimiro era también compleja. Percy Cayo la considera «extraña» y le atribuye «escasa credibilidad».
José de la Riva-Agüero y Osma es quizá uno de los intelectuales que más lamentaron la separación del Perú y de Bolivia tras la Independencia, al igual que la división jurisdiccio nal planteada por las reformas borbónicas. El libro de Cayo recoge sus afirmaciones más rotundas en cuanto a ambos asuntos. Con respecto a la desmembración del Virreinato peruano, Riva-Agüero destacó que como consecuencia de ello apareció «el Perú, amenguado, desmembrado, trunco, empequeñecido y empobrecido por la política de los últimos soberanos borbónicos». Percy Cayo destaca cómo este sentir de Riva-Agüero caló profundamente en la sociedad peruana y tuvo gran impacto en los textos escolares y en las percepciones de la generalidad de la población, con la consecuente difusión de un sentimiento de condena y de censura por la supuesta pérdida de Bolivia y también, junto con ello, de condena y de censura con respecto a la posición y la actuación de Bolívar en el Perú, llegándose incluso a «culparlo» de haber despojado al Perú de lo que hoy es Bolivia. Lo cierto, sin embargo, es que las íntimas vinculaciones entre el Perú y Bolivia siguieron estando presentes luego de la Independencia. Percy Cayo afirma que la realidad social se impuso al diseño de los espacios políticos y que «la nueva geografía política no pudo cancelar la realidad vital fruto de siglos de convivencia humana».
Otro de los temas centrales que el libro aborda es el del tratado defensivo de 1873 firmado entre el Perú y Bolivia, que estudia con detalle en cuanto a su origen y a sus objetivos. Se concluye que la historia posterior demostró que esa alianza no tuvo los objetivos que la historiografía chilena reiteradamente le atribuyó, pero a la vez se pondera la serie de circunstancias que hicieron inútil y perjudicial ese tratado y que llevaron a la derrota en la Guerra del Pacífico: las luchas entre peruanos, los errores y dispendios en el gasto público y la carencia de previsión ante posibles peligros externos.
Por otro lado, no podemos dejar de mencionar a Andrés de Santa Cruz como uno de los personajes fundamentales de este libro, en el cual se pone de relieve la Confederación Perú- Boliviana como una valiosísima ocasión histórica perdida, en consonancia con lo sostenido por Riva Agüero, en el sentido de que el fracaso de ese proyecto político fue «una de las mayores desgracias nacionales y el preludio de lo que ocurrió en 1879». Percy Cayo se propone, y lo logra de modo elocuente, «rescatar de la postergación y la incomprensión» al mariscal Santa Cruz por medio de una serie de reflexiones en torno a la Confederación Perú-Boliviana.
Debemos felicitar tanto a la Universidad del Pacífico por promover esta publicación, como a Pedro Guibovich por la labor de compilación realizada. Este libro supone un merecidísimo homenaje a la memoria de Percy Cayo, a su obra y a sus virtudes intelectuales y humanas.
José de la Puente Brunke
Instituto Riva-Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú
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