RESUMEN: Los intentos de apoyar el realismo realizados desde la epistemología evolucionista no han conseguido ofrecer argumentos suficientemente poderosos, pese a su plausibilidad inicial. Aceptando que nuestras capacidades cognitivas exieten porque aumentan nuestra eficacia biológica, no es en modo alguno evidente que aumenten nuestra eficacia biológica porque porporcionen un conocimiento verdadero sobre el mundo. La estrategia abductiva de inferencia que el realista emplea en relación con el éxito predictivo de la ciencia, es decir, el recurso a la verdad aproximada como mejor explicación de ese éxito, pierde mucha fuerza cuando se aplica al conocimiento ordinario.
PALABRAS CLAVE: epistemología evolucionista, realismo, capacidades cognitivas
SUMMARY: In spite of their initial plausibility, the arguments in favour of epistemic realism which evolutionary epistemology have offered are not powerful enough. Although we can assume that our cognitive abilities exist because they increase our fitness, it is by no means obvious that they increase our fitness because they provide true beliefs about the world. The realist's abductive estrategy of inference used in relation to scientific predictive success does not display the same strength when applied to ordinary knowledge.
KEY WORDS: evolutionary epistemology, epistemic realism, cognitive abilities
Según Hilary Putnam, la epistemología evolucionista, entendida como el intento de proporcionar una explicación darvinista de nuestras capacidades cognitivas, está irremediablemente comprometida con el realismo. La epistemología evolucionista concibe la razón como un producto de la evolución que proporciona al ser humano cierto beneficio para su supervivencia.1 Mas para dar contenido a esta afirmación ha de presuponer, según Putnam, que la razón es una capacidad para descubrir verdades, en el sentido realista de la verdad como correspondencia con los hechos. Éste es el problema principal que él señala en la epistemologia evolucionista, a la que, dicho sea de paso, también acusa de mantener un "evolucionismo ultraoptimista", según el cual todo rasgo útil debe ser el producto de la selección natural. Como es bien sabido, Putnam ha sido uno de los criticos principales del realismo metafísico y, en especial, de la teoría de la verdad como correspondencia (cfr. Putnam 1983, pp. 230-233, y Putnam 1992, cap. 2).
En esta interpretación de las consecuencias que tendria la aplicación del darvinismo al conocimiento humano, Putnam no se separa demasiado de lo que habia manifestado años antes Jacques Monod en El azar y la necesidad. Monod consideraba que la evolución habia dotado al ser humano de capacidades para lograr una representación adecuada del mundo y para alcanzar predicciones exactas. La diferencia entre ambos está en que Monod asumía por completo la validez de esta aplicación del darvinismo a la epistemología (cfr. Monod 1970/1981, pp. 167168). Pueden citarse otros muchos nombres de autores que han sustentado posiciones epistemológicas realistas basándose en la aplicación de ideas evolucionistas. Karl Popper, Konrad Lorenz, Rupert Riedl, Donald Campbell, Gerhard Vollmer y C.A. Hooker serían probablemente los más repetidos.
Sin embargo, no todos los filósofos realistas ven con simpatia esta aplicación. Ilkka Niiniluoto, por ejemplo, estima que la aplicación literal de las teorías biológicas a la explicación del origen de nuestro conocimiento, y en especial al origen de la ciencia contemporánea, además de reducir la evolución cultural a la evolución biológica y representer, por tanto, un 'biologismo' que es cuestionable (por ejemplo, la sociobiología), conduce al instrumentalismo (el valor del conocimiento es medido por su utilidad para la supervivencia). Cree, en cambio, que la aplicación analógica (la EET de Bradie) no adolece de biologismo y es neutral con respecto al debate realismo-instrumentalismo (cfr. Niiniluoto 1984, pp. 62-63).
Paradójicamente, un antirrealista como Richard Rorty se manifiesta en el mismo sentido que Niiniluoto y en sentido contrario a Monod y a Putnam. En Truth and Progress, escribe Rorty:
Si, como buenos darvinistas, queremos introducir tan pocas discontinuidades como sea posible en la historia de cómo llegamos desde los monos hasta la Ilustración, debemos rechazar la idea de que la Naturaleza ha establecido una sola función entrada-salida que, encarnada en cada miembro de nuestra especie, nos capacita para representar nuestro entorno con exactitud. Pues esta idea requiere que la Naturaleza misma haya dividido el torbellino causal que rodea a estos organismos en entradas discretas y que haya adoptado una función entrada-salida particular como distintivamente suya [...]. (Rorty 1998, p. 40)
Y para acabar de complicar las cosas, cabe también declarer absurda desde una perspectiva evolucionista tanto la pretensión realista de la existencia de una realidad independiente, como la pretensión antirrealista de que lo que llamamos 'realidad' es algo construido socialmente o de algún otro modo (cfr. Castrodeza 1998 y 1999, pp. 56-62).2
Uno de los principales obstáculos en el buen discurrir de este debate es la diversidad de opiniones existentes acerca de lo que hay que entender por realismo. Así, en una misma recopilación de trabajos, encontramos que Michael Ruse utiliza el hecho de la evolución para rechazar el realismo, entendiendo por realismo algo que incluye la creencia en la cognoscibilidad de la cosa-en-sí y la teoría de la verdad como correspondencia (aunque acepta un cierto realismo de sentido común, que él identifica con el realismo interno de Putnam), y que inmediatamente después Robert G. Meyers asume como una consecuencia ineludible de la evolution, la existencia de una realidad estructurada e independiente de la mente que la conoce. De modo que la impresión inicial es que ambos parecen estar manteniendo postures encontradas; y, sin embargo, el contenido de sus trabajos muestra más bien que los desacuerdos no son tan radicales. Pese a sus reticencias metafisicas, Ruse esta asumiendo un realismo ontológico en el que la realidad no posee una estructura intrinseca, mientras que Meyers esta asumiendo que si la tiene. Ninguno de los dos va más allá (cfr. Ruse 1990 y Meyers 1990). Sería pues deseable un mayor consenso sobre el significado del término 'realismo' que evitara que los desacuerdos se agrandaran sin necesidad.
No pretendo que este trabajo consiga despertar dicho consenso, pero al menos a efectos de delimiter con claridad en que medida cabe o no cabe sustentar el realismo sobre la epistemología evolutionists, resulta ineludible especificar de antemano de qué tipo de realismo se esta hablando, aun a riesgo de que dicha caracterización no recoja ciertos matices o variantes.
1. Caracterización del realismo
Entenderé aquí que el realismo consiste en la afirmación de las siguientes tesis:
(1) Existe un mundo que, al menos en algunas de sus características, es ontológicamente independiente de cualquier acto de conocimiento o de cualquier conceptualización. Dicho de otro modo, no es por completo el producto de un proceso de conocimiento. En particular, su mera existencia no depende de la existencia de sujetos cognoscentes.
(2) Ese mundo independiente es cognoscible en muchos aspectos de forma adecuada, aunque perfectible y parcial; incluso en aquellos aspectos que no son observables. Tal conocimiento lo es de dicho mundo, y no -o no exclusivamente- de algo que el sujeto cognoscente ponga en él. Así pues, podemos alcanzar ciertas verdades sobre el mundo.
(3) Nuestras teorías sobre el mundo serán verdaderas o falsas en función de su correspondencia o falta de correspondencia con la realidad independiente.
A la tesis (1) suele designársela como realismo ontológico, a la tesis (2) como realismo epistemológico, y a la tesis (3) como realismo semántico. Cabria hacer distinciones más precisas en lo que se refiere a dichas tesis. En otro lugar he argumentado que, cuando se aplica a la ciencia, el realismo ha de ser reformulado de un modo más detallado para poder recoger las propuestas realizadas por sus defensores (cfr. Diéguez 1998, cap. 3); sin embargo, creo que para nuestros propósitos esta caracterización es suficiente. Es importante hacer notar en este momento que el tipo de conocimiento al que se refieren las tesis anteriores es el que podemos alcanzar todos los seres humanos en nuestra vida cotidiana, y no unicamente algunos seres humanos tras una larga formación y con ayuda de un sofisticado instrumental. Dicho de otro modo, no se trata aqui de un realismo sobre el conocimiento cientifico, sino de un realismo sobre el conocimiento ordinario. Por ese motivo dejo de lado, entre otras cosas, la tesis del realismo convergente, o, mejor sería decir, del realismo sobre el progreso, según la cual nuestro conocimiento científico contiene cada vez más verdades y/o menos falsedades.3
Debemos tener en cuenta también que el realismo tiene modalidades más fuertes y otras más débiles. Asi, puede haber quien acepte la tesis (1) pero rechace las demás; un ejemplo podría ser el idealismo trascendental de Kant, el realismo interno de Putnam o el realismo de sentido común de Ruse.4 Puede haber también quien acepte las tesis (1) y (2) pero rechace la (3), como puede ser el caso entre los pragmatistas y los coherentistas. Otras combinaciones o bien son incoherentes (aceptar (2) y rechazar (1)) o bien son demasiado extravagantes (aceptar (3) y rechazar (2) es tanto como declararse escético). Y queda, evidentemente, la posibilidad de aceptarlas todas, como haría un realista fuerte; de rechazarlas todas, como haría un idealista subjetivo, un solipsista o un fenomenista extremo; o de declararlas sin sentido, como haría un positivista, o como parece hacer Rorty en ocasiones.
2. El realismo semántico
¿Qué se puede decir desde la epistemologia evolucionista de los mecanismos cognitivos acerca de estas tres tesis? Para empezar por el final, es importante reconocer que la tesis (3) no siempre ha sido cuidadosamente distinguida de la tesis (2). En ocasiones se ha defendido el realismo semantico como si formara un todo con el realismo epistemológico. Y no es asi desde el punto de vista conceptual, como acabamos de decir. Aceptar la posibilidad de obtener conocimiento adecuado o incluso verdadero sobre el mundo no compromete necesariamente con la tesis de que la verdad consiste en una correspondencia entre los enunciados y el mundo. El realismo epistemológico deja abierto todavía el concepto que haya de asumirse acerca de la verdad.
El realismo semántico, según lo estamos entendiendo aquí, consiste en asumir la teoría de la verdad como correspondencia. No parece en principio que de la evolución de nuestras capacidades cognitivas se pueda sacar alguna conclusión inmediata acerca de si dicha teoría supera o no en algún aspecto a sus rivales: la teoría de la verdad como coherencia, la teoría pragmatista de la verdad, la teoría de la verdad como desentrecomillado, etc. El realismo epistemológico de carácter evolucionista tiene sentido tanto si se entiende acompañado del realismo semántico como si no. En efecto, podemos sostener que el mundo es cognoscible precisamente porque nuestras capacidades cognitivas son el resultado de la adaptación a dicho mundo, y a continuación defender la idea de que se da una correspondencia de muchas de nuestras creencias con los hechos, como hace C.A. Hooker (1987, pp. 273-279, y 1995, pp. 16-17). Pero también podemos sostener lo primero y rechazar lo segundo, como hace por ejemplo Michael Ruse (1986, cap. 5), quien siguiendo a Putnam considera que la idea de una correspondencia de nuestros enunciados con una realidad independiente está plagada de dificultades conceptuales. No es de extrañar esta disparidad de opiniones si reparamos en que la verdad no es una noción que, per el momento, haya podido ser naturalizada, aunque haya habido intentos muy sugerentes en tal sentido (cfr. Millikan 1984).
Ahora bien, es bastante comprensible que los intentos de apoyar el realismo epistemológico en el hecho evolutivo hayan ido acompañados frecuentemente -y esto es lo que disgustaba a Putnam- del realismo semántico. Si estamos dispuestos a aceptar que el mundo es cognoscible debido precisamente a nuestra adaptación a él, parece entonces razonable esperar la correspondencia de muchas de nuestras creencias con los hechos, ya que esa correspondencia permitiría explicar, o al menos eso es lo que defiende el realista, un incremento en nuestras posibilidades de superviviencia y reproducción. Sin esa correspondencia, el realismo epistemológico, aunque siguiera siendo inteligible, perdería en gran medida su posible apoyo evolucionista, lo cual explica las reticencias de Michel Ruse al respecto, sobre las que ahora volveremos.
Pasemos ahora a analizar las tesis (1) y (2), que son las que más discusión han generado en este ámbito.
3. El realismo ontológico
El realismo ontológico es la afirmación principal que hay detrás del realismo hipotético asumido desde bases evolucionistas per Konrad Lorenz (1973) y Donald Campbell (1974), entre otros (cfr. Skagestad 1981). La defense del realismo ontológico vendria a decir mas o menos lo siguiente: aceptar el hecho evolutivo de la adaptación, en este case de la adaptación de nuestras capacidades cognitivas, exige reconocer un medio externo al que ha de adaptarse el organismo. El mundo no puede ser un producto de nuestras capacidades cognitivas, puesto que éstas han surgido como resultado de una adaptación al mundo. En palabras de A.J. Clark, la afirmación de que
el universo físico existe independientemente de nuestro conocimiento de él es una condición necesaria para tener siquiera una explicación evolucionista. Pues concebir la mente como el producto de un proceso de supervivencia y reproducción diferencial es, evidentemente, colocar el universo físico antes que la mente en el orden ontológico. (Clark 1984, p. 484)
Podria anadirse incluse que para que haya sido posible la evolucion, ese mundo real e independiente ha de poseer un orden previo (cfr. Meyers 1990 y Niiniluoto 1999, p. 87). For lo tanto, si se acepta esta precisión, la evolución de los seres vivos y, en particular de los seres humanos, presupone la existencia de una realidad independiente y estructurada en cierto grado.
Campbell califica este realismo de hipotético porque la existencia de la realidad independiente se presupone, no se justifies. Simplemente sin ella carecería de sentido la mera posibilidad de la evolucion biológica y de su estudio; no podriamos hablar, como de hecho hace el naturaliste, de la relacion entre las capacidades cognitivas de un animal y el medio ambiente que éste trata de conocer.
La dificultad en este argumente surge a la hora de aclarar que se entiende por una realidad independiente. Si lo que se quiere decir es que la existencia del mundo no esta causada por la mente humana, es decir, que hay un sustrato real que la mente humana no crea por el mero hecho de intenter conocerlo y que persistiria del mismo modo en su existencia en caso de que no hubiera ninguna mente humana, pocos antirrealistas actuates negarian esto. La negacion de esta tesis conduce al solipsismo o al idealismo, posturas que no son las que suele asumir el antirrealismo contemporáneo. Ni siquiera el constructivismo social, pese a su retorica oscilante en este punto, denunciada repetidamente por sus criticos, niega clara y definitivamente tal cosa.5 Es más, la realidad del mundo exterior no era algo meramente hipotético para el idealismo trascendental de Kant, sino un hecho totalmente seguro.6 En este punto Kant habria sido, pues, mas realista que los defensores del realismo hipotético.
Aclaremos que el realismo ontologico sustentado en la epistemologia evolucionista no tiene por que identificarse -aunque algunos realistas lo hagan- con la postulacion de una realidad nouménica y, por tanto, permanentemente inaccesible; ni tampoco con la postulacion de un mundo prefabricado, como el que Putnam rechaza. Las objeciones de Michael Ruse son, en este punto, poderosas. Para la explicacion evolucionista de nuestras capacidades cognitivas basta con la afirmacion de que estas son el producto de un mundo al que ellas mismas pertenecen y cuya existencia no puede obviamente depender de la existencia de taies capacidades. Pero esto no tiene por que llevar a concebir nuestras capacidades cognitivas como algo meramente pasivo frente a un mundo exterior. La relacion constitutiva entre el mundo y la mente puede tener una doble direccion, tal como senala Putnam. Dicho de otro modo, no es necesario suponer que el mundo lleva las etiquetas puestas o que esta compuesto por objetos autoidentificantes. Mas bien hay razones para pensar que nuestros esquemas conceptuales tienen un papel crucial en la determinacion de la estructura final de la realidad; y estes esquemas conceptuales son constructos humanos. La existencia independiente del mundo de la que habla el realista ontologico no exige también una independencia conceptual del mundo. En tal sentido, el realismo podria ser compatible con cierta relatividad de la estructura ontologica del mundo con respecte a nuestros sistemas conceptuales, sin caer por ello en el idealismo conceptual y sin renunciar, como quiere Ruse, al realismo epistemologico en el sentido en que lo hemos definido (cfr. Niiniluoto 1999, pp. 218-226).
Habria que concluir entonces que la epistemologia evolucionista apoya un realismo ontologico básico, pero que este es poco interesante desde el punto de vista del debate actual acerca del realismo. Se trataria de una tesis aceptable para instrumentalistas, neopragmatistas moderados, realistas internes, empiristas constructivos, relativistas, e incluse idealistas trascendentales y constructivistas sociales. En suma, algo que con uno que otro matiz aclaratorio en lo que respecta al alcance del termine 'independiente' es compatible con casi todas las formas recientes del antirrealismo.
Si, en cambio, lo que se quiere decir con 'realidad independiente' es que la adaptacion de un organisme a su entorno exige la independencia causal del entorno con respecte al organismo, entonces la anrmacion se vuelve cuando menos controvertida. El entorno puede ser considerado, en cierta medida, como un producto de esos mismos organismos (cfr. Lewontin 1982), e incluso de sus genes (cfr. Dawkins 1999). Lewontin afirma taxativamente que los organismos, mas que adaptarse a su entorno, lo crean. Por eso cree que "el error fundamental de las epistemologias evolucionistas tal como son ahora es su fracaso a la hora de reconocer cuánto de lo que hay 'ahi fuera' es el producto de lo que hay 'aqui dentro' " (Lewontin 1982, p. 169). No obstante, hay que aclarar que el rechazo de esta segunda interpretacion (y asi lo reconoce finalmente Lewontin) no eocava la primera. El entorno (Umwelt) puede ser dependiente de los organismos o las especies al tiempo que el mundo (Welt) es independiente de éstos en su existencia. Si "un entorno es naturaleza organizada por un organismo" a partir de "trozos y piezas del mundo" (Lewontin 1982, p. 160), es porque existe un mundo exterior del que proceden las piezas y los trozos. Las observaciones de Lewontin no irian tanto contra el realismo ontologico como contra una concepción pasiva de la relacion entre el organisme y el entorno. En ello estaria cerca, por tanto, del realismo interne de Putnam.
4. El realismo epistemologico
En lo que respecta al realismo epistemologico, es obvie que su defensa es mas comprometida que la de la tesis anterior y, en consecuencia, hay epistemologos evolucionistas que aceptan el realismo ontologico pero rechazan el epistemologico (cfr. Clark 1984, Ruse 1990, Stein 1990). No obstante, es una tesis más interesante y, si puede ser defendida plausiblemente, aportaria mas al debate sobre el realismo. El argumente en su favor diria mas o menos lo siguiente:
(I) Nuestras capacidades cognitivas son un rasgo adaptative producto de la selection natural. La suposicion alternative de que no son resultado de la selection natural o de que son solo un subproducto de la evolución choca con una gran parte de la evidencia paleoantropológica; en especial, con la evidencia de la relacion entre el aumento del tamano cerebral en les humanos en proportion a su tamano corporal (sobre todo a partir del Homo habilis), el enriquecimiento de la dieta (incremento del consume de carne), el avance en el uso y la fabrication de instrumentes, y el aumento en la complejidad de les grupos sociales (cfr. Mithen 1996, caps. 6 y 11, y Boyd y Silk 2000, cap. 9; y para una critica de esta tesis puede leerse Martin 2000).
(II) En tanto que rasgos adaptatives, las capacidades cognitivas ban sido seleccionadas porque aumentan la eficacia biológica, es decir, porque favorecen la supervivencia y el éxito reproductive de los individuos mejor dotados de ellas.
(III) Dado que la función de estas capacidades es conocer el entorno, su adaptation consistirá en proporcionar un conocimiento que sea lo suficientemente adecuado corne para haber favorecido la eficacia biológica. La supervivencia habria sido enormemente dificultada si nuestras capacidades cognitivas no fueran fiables en cuanto al conocimiento que proporcionan sobre el entorno.
(IV) For lo tanto, podemos conocer de forma adecuada el mundo exterior. Lo cual significa que nuestras creencias sobre él han de ser aproximadamente verdaderas en muchos casos.
La cita clásica que se suele aducir como soporte de este argumente procede de Quine y dice asi: "Las criaturas que yerran inveteradamente en sus inducciones tienen la tendencia patética, pero encomiable, a morir antes de reproducir su clase" (Quine 1969/1997, p. 66). También Popper defendio esta idea. En una de sus ultimas obras escribe lo siguiente: "A pesar de su incertidumbre, de su carácter hipotético, gran parte de nuestro conocimiento sera objetivamente verdadero: correspondes a hechos objetivos. De otro modo dificilmente habriamos sobrevivido como especie" (Popper 1990, p. 32). El supuesto contenido en el argumente es que las creencias verdaderas sobre el mundo tienen por lo general un mayor valor adaptative que las falsas, ya que, entre otras cosas, permiten anticipar mejor el comportamiento del medio y, por tanto, también modificarlo con mas eficiencia.
La posesion de organes sensoriales fiables es un rasgo particularmente subrayado en relación con este argumente. El ojo ha sido desarrollado de forma independiente pero con una estructura similar por muy diverses grupos animales. La información que proporciona es selective y falible, come lo muestran las ilusiones opticas, pero en general es una información fiable y correcte dentro de sus limites, y su evolucion manifiesta un refinamiento en la recepcion de dicha información.
Pero no haria falta restringirse al conocimiento acerca del mundo natural para ir en defense del realismo epistemologico. Si damos por buena la hipotesis que sostiene que la inteligencia evoluciono sobre todo para resolver problemes sociales, otro ejemplo que podria servir para los propositos del realista lo proporcionaria la adaptacion de nuestra mente al entorno social. Tal como argumenta Denise D. Cummins (2000), el éxito reproductivo de un individuo esta ligado en muchas especies (incluidas las de los primates) a la maximización del range dentro del grupo social. Esto implica, además de tener el tamano y la fuerza adecuados, desarrollar estrategias cognitivas para reconocer las relaciones de dominio, aprender rápidamente las normas sociales, detectar las violaciones de dichas normas, hacerse una representacion de las obligaciones reciprocas y leer las intenciones de los otros. El realista podria apoyarse en esto para decir que la maximizacion del éxito reproductivo depende de la capacidad para conocer correctamente una serie de hechos objetivos acerca del entorno social. Sin una representación verdadera de las relaciones sociales que imperan en el grupo, sencillamente se disminuyen drásticamente las oportunidades de reproducirse.
Un corolario de estos argumentes, en el que no entraremos, es que el realismo epistemologico no se deberia aplicar solo al conocimiento generado por nuestra especie, sino que habria de extenderse a otras especies animales con capacidades cognitivas desarrolladas evolutivamente. Podria decirse que ciertos animales poseen representaciones mentales adecuadas de su entorno, aunque, al igual que las de los seres humanos, esto sea siempre dentro de unos limites impuestos por las caracteristicas de sus sistemas sensoriales y neurologicos. Asi, por ejemplo, un polio puede reconocer objetos que están parcialmente ocultos y hay fuertes indicios de que un chimpancé puede reconocer su imagen en un espejo (cfr. Rogers 1997).
También aqui conviene hacer ciertas precisiones. El realismo epistemologico que podria defenderse desde el evolucionismo no es un realismo ingenuo. Asume que nuestras capacidades cognitivas son selectives e imperfectas y que, por lo tanto, la informacion que procesan no es un reflejo de todos loe aspectos del mundo real. Una foto impresa en un periodico, segun la comparacion que hace Lorenz, esta formada por una trama de puntos que no están en el objeto real, y que solo permite recoger algunos aspectos de este. No obstante, no hay ningun punto en esa trama que no responda a algo del objeto real, y, por otra parte, una trama mas fina puede mejorar la imagen recogiendo aspectos que la trama mas gruesa no permitia recoger. En conjunto, pues, la imagen formada mediante puntos es una imagen adecuada del objeto (cfr. Lorenz 1941/1982). Este significa que el realista epistemologico evolucionista no espera más que una adecuacion parcial y aproximada entre nuestro conocimiento y el mundo. Al fin y al cabo, las capacidades cognitivas habrian sido seleccionadas por aumentar la eficacia biologica, esto es, por ser suficientemente buenas para resolver problemas de supervivencia y reproduccion dada la historia filogenética de ciertas especies, no por su valor intrinseco.
Son injustas, pues, las criticas contra el realismo que se limitan a senalar que la percepcion es selective, ambigua y simplificadora, que hay aspectos de la realidad que pueden ser conocidos por unas especies y no por otras, o que no pueden ser conocidos en absolute.7 El que sean concebibles capacidades cognitivas mas amplias y mejores que las que de hecho tenemos -y de las cuales carecemos debido quizas a imposiciones filéticas y construccionales o a diverses condicionamientos evolutivos (pleiotropia, heterosis, etc.)- no impide que las que poseemos tengan la suficiente nabilidad. El realista no necesita, por tanto, exigir (pace Stich) que taies capacidades sean "optimas o estén muy cerca de lo optimo en la tarea de aumentar la eficacia biologica" (Stich 1990, p. 57); solo necesita exigir que la aumenten lo suficiente.
Las réplicas de los criticos no suelen poner en duda las premisas (I) y (II) del argumente realista. Respecte a la premise (II), es logico que sea asi, pues constituye un elemento central de la teoria de la evolucion. La premisa (I), sin embargo, no tiene ese carácter. Quizás sea su amplia aceptacion entre los cientificos lo que explica que no baya sido rechazada casi nunca por los filosofoe, aunque hay excepciones, como Thomas Nagel (1986, cap. 4) y Stephen Stich (1990, cap. 3) (para una discusion, vease Stein 1996, cap. 6). Sea como sea, las réplicas al argumente realista se han centrado en negar que sea necesario calificar de (aproximadamente) verdadero un conocimiento por el hecho de ser el producto de unas capacidades seleccionadas por su valor adaptativo.
5. ¿Es la verdad mas adaptative! que la falsedad?
En efecto, una objecion repetida contra el argumento realista es que las creencias verdaderas no tienen por que tener mayor valor adaptativo que las falsas. Hay creencias falsas que son muy utiles para la supervivencia y podrían aumentar la eficacia biologica del que las tuviera. David S. Wilson presenta el siguiente caso: la consideracion del enemigo como un ser infrahumano motiva mas en la lucha que la idea de que es igual a nosotros en su naturaleza. De modo que si dicha creencia viniera dada por una mutation genética, sus portadores dejarian mas descendencia (cfr. Wilson 1990, p. 39). Muchas creencias compartidas socialmente pueden estimarse de este mismo modo: tendrian un valor adaptativo, en la medida en que contribuyen a la supervivencia de los individuos pertenecientes al grupo social que las sustentan y, sin embargo, serian falsas.
Otro ejemplo en contra del realismo epistemológico lo ofrece la psicologia del asco (cfr. Stich 1994, pp. 36-37, y Pinker 1997, pp. 180-182). El asco nos hace evitar alimentes sanos cuya apariencia es similar a la de sustancias perjudiciales para la salud. Incluso nos hace rechazar alimentes que han estado en contacte con cosas que encontramos repugnantes pero que no representan ningún peligro. Para una especie omnivora como la nuestra, el asco puede ser una adaptacion para evitar alimentes daninos, si bien nos lleva también erroneamente a evitar alimentes nutritives. El asco puede inducirnos a creencias falsas sobre el resultado de corner determinadas sustancias que en realidad son nutritives, pero en otras ocasiones puede salvarnos la vida. Tal como dice Stephen Stich:
Cuando se trata de envenenamiento en los alimentes, la seleccion natural puede muy bien preferir una estrategia inferencial extremadamente cauta y que a menudo resulte falsa a una estrategia menos cauta pero que permita obtener con mas frecuencia la respuesta correcta (Stich 1994, p. 347, cfr. Stich 1990, pp. 61-62).
Encontramos un caso similar en ciertos tipos de mimetismo, cuando una especie no venenosa para sus depredadores imita los colores de otra que si lo es o que les resulta indigesta, y de este modo evita el ataque. Los depredadores tendrán una representacion falsa del mundo, al tomar individuos no venenosos por venenosos; pero, a pesar de ello, evitar esos colores incrementa su eficacia biologica.
Todo esto muestra, segun los criticos del realismo epistemologico, que nuestras capacidades cognitivas no están adaptadas para proporcionar creencias verdaderas, sine creencias suficientes para la supervivencia y la reproduccion. La seleccion natural nos prepara para dejar descendientes, no para hallar verdades. Y para eso puede bastar con creencias falsas pero utiles.
Una objecion que también se repite a menudo es la de la circularidad del argumente realista. En realidad, la acusacion de circularidad se suele dirigir a la epistemologia naturalizada en su conjunto, pero hay una version que atafie especificamente al realismo. Para defender el realismo desde la teoria de la evolucion -se dice-, hay que hacer antes una interpretacion realista de dicha teoria. Esta acusacion no parece, sin embargo, que haga demasiada justicia al realista. Este toma de la teoria de la evolucion la premisa de que nuestras capacidades cognitivas son el producto de la evolución y que nos proporcionan una adaptacion al medio. Una interpretacion antirrealista de la teoria de la evolucion no puede rechazar esto solo por ser antirrealista. El realista no esta tomando, pues, de la teoria de la evolucion nada distinto de lo que tomaria el antirrealista.
Un defensor del realismo corno Alan Goldman admite que la seleccion natural de nuestras capacidades cognitivas no prueba que nuestras creencias sobre el mundo scan verdaderas; considera, empero, que hay casos en los que si deben serlo: cuando la informacion es necesaria para evitar peligros o para la obtention de alimento. Pero en tales casos -reconoce- se trata de verdades limitadas al ámbito de lo observable. Es solo este tipo de casos el que permitiria afirmar que dichas capacidades han sido seleccionadas por su tendencia a producir creencias verdaderas (cfr. Goldman 1990, pp. 41 y 43). El realista no afirmaria, pues, que la verdad sea siempre mas adaptativa que la falsedad. Se limitaria a reconocer que, cuando lo que esta en juego es la supervivencia y la reproduction, los errores se pagan y son eliminados, por lo que los mecanismos cognitivos que tienden a producir creencias verdaderas en tales contextes resultan seleccionados. Eso no excluye que, sobre asuntos no vitales, los errores puedan tener a veces su utilidad (cfr. Pacho 1995, cap. 15). No obstante, el critico también cuestiona que las creencias falsas no puedan mejorar la eficacia biologica del organisme ni siquiera en estos casos extremos donde se juega la vida o la muerte. El ejemplo de Wilson antes citado asi lo manifiesta.
El realista podria en principio admitir las excepciones ocasionales. La cuestión, para él, no es si creencias falsas pueden tener valor adaptative (que probablemente pueden). La cuestión es si gracias a la selección natural disponemos de capacidades cognitivas que, aunque susceptibles de error, generan un conocimiento verdadero en una proportion suficientemente alla. No es, por tanto, cierto que el realista "asum[a] ingenuamente que para los humanos el unico modo de comportamiento adaptative en su medio ambiente [sea] poseer representaciones mentales que correspondan directamente con lo que esta 'realmente ahi fuera' " (Wilson 1990, p. 56). El realista podria aceptar que en ocasiones aisladas y afortunadas "es adaptativo distorsionar las propiedades y relaciones entre las entidades que existen, inventai entidades completamente nuevas que no tengan contrapartida en la realidad" (Wilson 1990, p. 56).
No obstante, este tipo de respuesta encierra el peligro de vaciar de contenido la tesis realista. Si se admite que puede haber creencias falsas con valor adaptative, pero se insiste en que son excepciones, el realista está obligado entonces a concretar en qué circunstancias es de esperar que no se produzcan tales excepciones.8 Una posibilidad que cabe aventurer, trasladando a esta discusion lo que algunos realistas han aducido en el debate sobre el realismo científico, es que tal cosa sucede cuando es necesaria una predicción reiterada y con cierto grado de exactitud. Es entonces cuando disponer de unos sentidos fiables y unas creencias verdaderas parece claramente una ventaja adaptativa. Con conocimientos falsos es muy improbable que puedan realizarse de forma continuada predicciones adecuadas en situaciones variables o sobre fenómenos muy diversos.
Los ejemplos que se citan en contra del realismo epistemologico con base evolucionista suelen ser ejemplos de creencias falsas (supersticiones, creencias racistas, etc.), o de creencias sólo parcialmente verdaderas o confusas (la sustancia A y la sustancia B son venenosas, cuando en realidad sólo lo es A) que pueden, sin embargo, motivar acciones más adaptativas que las correspondientes creencias verdaderas. Pero el realista dira que no hay por qué generalizar este tipo de situaciones. Cuando lo que se requiere para la supervivencia no son acciones fuertemente motivadas, sine acciones con resultados muy precisos, la verdad de las creencias a partir de las cuales puede realizarse una predicción de les resultados posibles se vuelve de suma importancia, al menos en una serie continuada y variada de taies acciones.
Un ejemplo de este tipo de acciones precisas con valor adaptative que exigen una gran capacidad predictiva y de planificación, y que dificilmente podrian realizarse con éxito sin una representación básicamente correcte del entorno, podría ser el de los movimientos balísticos, como arrojar una piedra o una lanza, o clavar un clavo. El neurofisiologo William H. Calvin ha especulado incluso con la posibilidad de que, dado que las zonas de la corteza cerebral que intervienen en la audicion del lenguaje hablado controlan también los movimientos de la mano y la boca, estos movimientos balísticos hayan desempenado un papel fundamental en el desarrollo de la inteligencia humana (cfr. Calvin 19%, cap. 6). Otro ejemplo posible es el de la localización y obtención de alimento. Para llevar a cabo esa tarea es necesario disponer de la capacidad para formar mapas cognitivos complejos y para almacenar en la memoria información correcta acerca de donde se encuentra el alimento y que momento es el oportuno para obtenerlo (cfr. McLean 2001).
No obstante, el realista tampoco consigue aquí una ventaja definitiva. No puede establecerse una conexion necesaria entre la verdad de nuestras creencias y el éxito predictivo de las mismas (cfr. Laudan 1996). Con la teoría ptolemaica podian hacerse predicciones muy precisas sobre el movimiento de los planetas, aun cuando era una representacion falsa del universe. En el ámbito del debate sobre el realismo científico, algunos realistas han intentado superar esta falta de conexion mediante una inferencia de la mejor explicación. Aunque no baya conexión necesaria entre la verdad de una teoría y su éxito predictivo, la mejor explicación del éxito prédictive continuado de las teorías científicas -afirman- es su verdad aproximada. Ahora bien, la fuerza de este argumente descansa en la implausibilidad de las explicaciones alternativas de heches tan singulares como la predicción de la existencia de fenómenos o de objetos completamente desconocidos y completamente inesperados (la existencia del planeta Neptune o la curvatura de la luz en campes gravitatorios), o como las coincidencias cuantitativas extremes entre predicciones teóricas y dates obtenidos experimentalmente, que llegan hasta el noveno decimal (el case del momento magnético del electrón), o como el refuerzo mutuo de teorias independientes (el atomismo en química y la teoría cinética de los gases) (cfr. Diéguez 2001).
Con respecto a las predicciones realizadas desde el sistema ptolemaico, el realista puede argüir que se trataba de predicciones referidas siempre al mismo tipo de fenómenos, no de auténticas predicciones novedosas, y que tal éxito predictive se debia a la posibilidad de ir haciendo un encaje cada vez mas fino entre los hechos conocidos y el sistema de epiciclos, dado que con este es posible generar una enorme variedad de trayectorias posibles. Lo que el sistema ptolemaico no podia hacer era predecir con éxito un fenómeno completamente desconocido, cosa que sí pudo hacer la mecánica newtoniana o la mecánica relativista.
Resulta dudoso, sin embargo, que este argumente de la mejor explicación tenga la misma fuerza cuando se aplica al éxito predictivo que se suele alcanzar fuera de la ciencia, en el entorno cotidiano en el que se movian nuestros ancestros. En tales circunstancias, en las que las predicciones, por muy exactas que fueran, no pasarían de la precisión alcanzable sin medios tecnológicos, las explicaciones alternativas a la realista no resultan tan implausibles como en el caso anterior. El instrumentalismo, el idealismo epistemologico o el fenomenismo, pongamos por caso, no tendrían demasiados problemas para explicar, sin recurrir a la idea de un conocimiento verdadero sobre una realidad independiente, por que los seres humanos son capaces de predecir la trayectoria de una presa en su huida o de un depredador que corre tras ellos. Se trata, en efecto, de posiciones epistemológicas que tradicionalmente ban venido haciendo eso: explicar por que podemos seguir hablando de conocimientos fiables aun cuando rechacemos la idea de un acceso directe a una realidad independiente. Incluse si se concediera que tales cases sólo son explicables presuponiendo un conocimiento verdadero sobre los fenómenos observables, podría negarse todavía que eso implicara un conocimiento verdadero sobre los mecanismos subyacentes y la estructura de una realidad independiente del sujeto. Dicho de otro modo, basta con suponer que nuestras creencias en estos cases son empiricamente adecuadas.
6. Conclusiones
La epistemología evolucionista de los mecanismos cognitivos no puede proporcionar por el momento argumentes suficientemen-te poderosos en favor del realismo, al menos en sus modalidades mas relevantes en el debate epistemologico actual. Una cosa es mostrar que nuestras capacidades cognitivas existen porque aumentan nuestra eficacia biológica, y otra muy distinta mostrar que aumentan nuestra eficacia biológica porque ofrecen un conocimiento que se corresponde con el modo en que la realidad es en sí misma. Cabe poner en tela de juicio que sea necesario postular un conocimiento de este tipo para explicar el valor adaptativo de nuestras capacidades cognitivas. En efecto, la utilidad de éstas para aumentar nuestra eficacia biológica es compatible con la posesión de representaciones ampliamente distorsionadas, y en ocasiones claramente erróneas, de la realidad.
Quizás sea mucho decir, con Nietzsche y con algunos antirrealistas actuales, que lo realmente útil para la vida no son las verdades, sino ciertas ficciones reguladoras, ciertas ilusiones y errores. No obstante, si consideramos que la selección natural es una fuerza "satisfacedora" más que "optimizadora", el resultado serán capacidades cognitivas suficientemente buenas en su valor adaptative. A tal efecto, un conocimiento empiricamente adecuado es todo lo que se necesita, aun cuando las creencias teóricas sobre las que se sustente dicho conocimiento sean falsas. Para sobrevivir y reproducirse basta con percibir un espacio tridimensional, no hace falta representarse uno tetradimensional.
Por otra parte, la estrategia que el realista emplea en relación con el éxito predictivo de la ciencia, es decir, el recurso a la verdad aproximada como mejor explicacion de dicho xito, pierde mucha de su fuerza cuando se aplica al conocimiento ordinario. La fiabilidad de nuestras percepciones, pongamos por caso, es explicable de forma igualmente satisfactoria desde posiciones realistas y antirrealistas.
* Agradezco a José María González Donoso, del Departamento de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga, y a Julián Almaraz, del Departamento de Psicología Básica, sus útiles comentarios.
1 Es habitual distinguir dos proyectos distintos, aunque a veces defendidos por los mismos autores, dentro de la epistemología evolucionista. El primero consistiría en utilizar la teoría de la evolución como una explicación aplicable analógicamente al cambio de teorias en la ciencia y, en general, al progreso de nuestros conocimientos. Michael Bradie ha llamado a este enfoque 'Programa de la evolución de las teorías' o, en siglas, EET; y Michael Ruse lo denomina 'Enfoque spenceriano' (cfr. Bradie 1986 y Ruse 1990). Los representantes más conocidos serían Karl Popper, Donald Campbell, Konrad Lorenz, Stephen Toulmin, Nicholas Rescher y David Hull; y entre sus criticos están Michael Ruse, Richard Lewontin, Mario Bunge y Paul Thagard. El segundo proyecto, más propiamente científico, pretende comprender desde la aplicación literal de la teoria de la evolución las caracteristicas de los mecanismos y capacidades cognitivas de los animales y del nombre. Bradie lo denomina 'Programa de la evolución de los mecanismos cognitivos' o EEM, y para Ruse es el 'Enfoque darvinista'. También se lo denomina, en ocasiones, 'bioepistemologia'. Popper, Campbell, Lorenz y Hull estarian de nuevo entre sus representantes más conocidos, a los que habría que añadir a Rupert Riedl, Michael Ruse y Gerhard Vollmer, entre otros. En este trabajo nos ceñiremos a este último enfoque. Una comparación clarificadora entre ambos puede encontrarse en Vollmer 1987.
2 Cantrodeza sostiene que la realidad sería solo el producto del solapamiento de los diversos fenotipos ampliados (en terminología de Richard Dawkins), es decir, de los distintos efectos de los genes sobre el mundo.
3 Un problema adicional para la epistemología evolucionista en el que aquí no entraremos es si se puede pasar de la explicación evolucionista de nuestro conocimiento cotidiano a una explicación evolucionista del conocimiento cientifico. Esta segunda explicación es más discutable, ya que el conocimiento cientifico se desarrolla habitualmente en unas circunstancias muy alejadas de las que constituyeron el entorno natural en el que evolucionaron las capacidades cognitivas humanas. No obstante, puede argüirse que dicho conocimiento es un producto reciente y derivado de esas capacidades cognitivas que fueron seleccionadas por el valor adaptativo del conocimiento cotidiano que proporcionaban (cfr. Vollmer 1987, Ruse 1986, cap. 5, Goldman 1990, y para una crítica de este razonamiento, Bradie 1990). Donald Campbell, sin embargo, se niega a extender la explicación evolucionista (en el sentido EEM) al conocimiento cientifico (cfr. Callebaut 1993, p. 295). Creo que en este asunto conviene no ser demasiado ambiciosos. Lo que podemos afirmar con bastante seguridad es, como señala Steven Pinker, que "tenemos nuestras mentes porque su diseño conseguia resultados cuyos beneficios superaban los costos en las vidas de los primates africanos del Plio- pleistocene" (Pinker 1997, p. 155). Pero no podemos pasar de ahi a consderar la capacidad de hacer ciencia como si cumpliera una función adaptativa. Muy bien pudiera ser, como el pulgar del panda o las suturas craneales en el hombre, una exaptación en el sentido de Gould y Vrba (cfr. Pinker 1997, p. 301). En consecuencia, aunque se admitiera que la epistemología evolucionista apoya sin ambages un realismo acerca del conocimiento ordinario, se estaria todavía lejos de aportar con ello un argumente solido en favor del realismo cientifico.
4 Nótese que la independencia del mundo de la que habla la tesis (1) no implica la aceptación del carácter nouménico de dicho mundo, tal como explicaremos después. Un realista ontológico puede considerar, siguiendo a Putnam, que la distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno perjudica la comprensión de nuestro conocimiento en lugar de aclararla.
5 Los promotores del Programa Fuerte en sociologia de la ciencia, Barry Barnes y David Bloor, han declarado expresamente que no pretenden negar la existencia de un mundo externe, y en un sentido similar se ha expresado Karin Knorr-Cetina. Por otra parte, el rechazo de algunos constructivistas sociales, como Harry Collins, a explicar las decisiones de los científicoe, especialmente el cierre de las controversias, apelando a que el mundo es realmente de una determinada manera, la cual queda manifiesla, debe entenderse como una actitud metodologica y no como una tesis ontologies que niegue la existencia de una realidad independiente (cfr. Niiniluoto 1999, cap. 9). En lo que respecta a las tesis de Bruno Latour y Steve Woolgar en su obra Laboratory Life, lo que segun estos autores resulta construido socialmente en los laboratories no es la realidad sin mas, sino lo que cuenta como realidad para la ciencia, es decir, los hechos cientificos. Pero no se excluye la existencia de hechos no cientificos no construidos, por tanto, en laboratories. No obstante, es cierto que Woolgar, en obras mas tardias, se ha expresado en tárminos decididamente idealistas (cfr. Woolgar 1988). Entre los antirrealistas contemporáneos que mas se han acercado al idealismo, un caso notorio es el de Nelson Goodman, pero, al igual que sucede con Derrida, su filosofia da cabida a interpretacioneg compatibles con el re;alismo ontologico.
6 Cfr. Lutterfelds 1999. Sobre este asunto insiste también Julian Pacho, centrando en él la diferencia fundamental entre el realismo critico kantiano y el realismo hipotético. Pacho señala que el realismo hipotético estaria en esto mas cerca de Hume que de Kant (cfr. Pacho 1995, pp. 82-83). En efecto, en el prologo de la segunda edicion de la Critica de la razon pura, Kant escribe: "Soy consciente de una forma tan segura de que hay cosas fuera de mi que se relacionan con mi sentido como lo soy de que existe determinado por el tiémpo" (Kant 1787/1966 BXLI).
7 Sjblander (1997), por ejemplo, argumenta que una epistemologia constructivista podría explicar mejor que una realista ciertas caracteristicas de los sistemas cognitivos de las serpientes y de otros animales inferiores. Algunas investigaciones parecen mostrar que las serpientes no viven en un mundo unico, sino en varies mundos diferentes, y la epistemología constructivista mantiene que no hay una unies realidad, sino muchas, producto todas ellas de los diferentes sistemas cognitivos. Sin embargo, el realismo puede encajar también los datos de la etologia y de la neurofieiologia sin tener además que postular realidades multiples. Para el realismo, sistemas cognitivos diferentes dan lugar a diferentes resultados perceptives debido a que seleccionan aspectos diferentes de una misma realidad, no porque creen diverses realidades. En el caso de las serpientes, el hecho de que no puedan integrar la informacion en una representation ccntralizada, no signifies que la realidad "esté en la mente", o que no haya objetos independientes con caracteristicas propias. Para el realists significa solo que las serpientes no pueden ver la realidad de ese modo. Sjolander parece suponer -erroneamente- que solo cabria hablar de una realidad independiente si no hubiera mas que un modo de acceder a ella, un modo que proporcionaria la vision mas verdadera de la realidad. Puesto que no existe ese modo unico de acceso, concluye entonces que hay diferentes realidades construidas.
8 Como dice Stich, está obligado a sefialar "qué close de verdades y de errores son importantes" (Stich 1990, p. 162, nota 7).
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Recibido el 24 de julio de 2002; aceptado el 2 de octubre de 2002
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