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Introduccíon
En el artículo 4 de la Constitucíon del Ecuador se lee que el país, en sus relaciones con la comunidad international, "rechaza toda forma de colonialismo, de neocolonialismo, de discriminacíon o segregacíon; reconoce el derecho de los pueblos a su autodeterminacíon y a liberarse de los sistemas opresivos".1 Al respecto resulta más que irónico que, entre otros, este principio animara la actuacíon del movimiento indígena en el "Golpe de Estado" que derrocó en enero último al Presidente Mahuad y colocó en el poder una "Junta de Salvacíon Nacional".2 Al canalizar el descontento general por el mal manejo gubernamental de la economía y la corrupción impartante, este acto fue el epílogo de una serie de acontecimientos que habían sumido al país en una profunda descomposición económica, política y moral.3 El "vacío de poder" era evidente e inminente su "asalto" por parte de cualquiera de las fuerzas en contienda; pero nadie imaginó la envergadura de la participación indígena en este suceso.
Luego de esta toma, que muchos juzgaron como un "atentado a la democracia", abundaron las reacciones, ya sea en rechazo, de aceptación partial o como adhesión solidaria. La inicial impugnación al "error histórico" de la CONAIE, sin embargo, pronto varió hacia su reconocimiento como un acto "fundacional", ya que sin duda se trataba de un verdadero puntapié al caduco sistema político y los envejecidos paradigmas de la visión mestiza del país.4 Con esta intervención, la imagen de los pueblos indios se había acrecentado no sólo como la "última reserva moral" del Ecuador o quienes mejor expresaban la penuria de su gente, sino también como un importante eje para la restauración política, moral e identitaria de la nación ecuatoriana. Los banqueros -se decía- si bien habían saqueado el país, no habían logrado expropiar sus valores, refugiados dramáticamente en los indios. Para reconstruir el país, en consecuencia, sencillamente había que escucharlos.5
Pero, además, el movimiento indígena había salido al encuentro de otro factor de indudable gravitación en esta coyuntura: el despertar del regionalismo, manipulado por grupos económicos en decadencia que, para cubrir sus errores, habían desempolvado en el momento preciso este sentimiento latente en la sociedad ecuatoriana desde el siglo pasado.6
En efecto, en el marco del "ajuste estructural" dictaminado por las financieras internacionales, el gobierno...