Resumen: La percepción social de la salud y la definición construida en torno a esta ha venido cambiando a lo largo del tiempo como reflejo de los valores imperantes en las diferentes etapas de la evolución humana y del desarrollo de la ciencia, demandando respuestas igualmente dinámicas por parte del derecho para su garantía y protección. A partir del siglo XX -dada su importancia para la calidad de vida y la dignidad de las personas- la salud es protegida a través del sistema internacional de los derechos humanos, estando ambos afectados por el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación alcanzado por la sociedad contemporánea. La investigación consiste en una reflexión académica sobre el tema desde una perspectiva multidisciplinar, a la luz de la definición de salud elaborada en la postmodernidad y de los riesgos que la amenazan en la era digital.
Palabras-clave: salud mental; derechos humanos; redes sociales; TIC.
Abstract: The social perception of health and the definition built around it has been changing over time as a reflection of the prevailing values in the different stages of human evolution and the development of science, demanding equally dynamic responses from the right for its guarantee and protection. Since the twentieth century -on account of its importance for the quality of life and dignity of people- health is protected through the international human rights system, both being affected by the development of information and communication technologies reached by contemporary society. The research consists in an academic reflection on the subject from a multidisciplinary perspective, in the light of the definition of health developed in postmodernity and of the risks that threaten it in the digital age.
Keywords: mental health; human rights; social networks; TIC.
1.Introducción
El derecho es una creación cultural que pretende ordenar la conducta de los individuos en sociedad; protege un conjunto de bienes e intereses considerados como "buenos" o "valiosos" y los convierte en objeto de tutela. Dentro de la dogmática jurídica, esto se relaciona con la tesis del bien jurídico protegido (cuyo origen se ubica en el derecho penal), que ha servido para legitimar el ejercicio del ius puniendi por parte del Estado en aras de la salvaguarda de tales bienes (Varela Ventura, 2011). Esta teoría ha brindado, además, el soporte teórico necesario para explicar la selección de intereses socialmente relevantes realizada por el legislador con la consecuente creación de los tipos penales adecuados para protegerlos.
Si bien es cierto que esta tesis no es unánimemente aceptada en la doctrina internacional, es un aporte de gran relevancia para la ciencia jurídica que, a simple vista, pareciera no tener pertinencia en un estudio de esta naturaleza. Sin embargo, más allá de esa primera valoración, es conveniente recordarla porque sirve para evidenciar la indisoluble relación existente entre derecho y sociedad, entre la norma jurídica (como fuente de derechos) y los bienes socialmente relevantes, aspecto abordado de manera fundamental en la investigación realizada.
Esa función modeladora encuentra en la tesis de la tridimensionalidad del derecho, propuesta por Luis Recasens Siches, Miguel Reale y otros juristas, la vía positivista para exponer la convergencia que se da en el fenómeno jurídico de tres dimensiones diferentes: una fáctica, una axiológica y otra normativa, dando lugar a la conformación de un sistema dinámico (figura 1).
La tríada ontológica propuesta permite concebir a la norma jurídica como un producto histórico-cultural, tanto del impulso axiológico de la sociedad canalizado a través del legislador, como del imaginario social vigente para el momento de su creación. En este sentido, se ha querido disertar en este trabajo sobre los cambios producidos en la percepción social de la salud y en la forma de ser valorada por parte del conglomerado social, a fin de justificar y respaldar las transformaciones que se están produciendo en su regulación como derecho social, categoría de derechos fuertemente impactada por el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas comunicacionales y de la información experimentado en las últimas décadas.
El logro del objetivo señalado, demandó conocer la manera en que ha venido evolucionando el concepto de salud a lo largo de la historia como eco de la movilidad axiológica de la sociedad; identificar sus rasgos más destacados en el postmodernismo, para poder trabajar con una definición vigente, oportuna y pertinente; identificar y sintetizar las características más destacadas de la sociedad contemporánea, por cuanto constituye el marco de realidad en que está gestándose el nuevo concepto de salud; y reflexionar sobre los efectos del desarrollo de las comunicaciones y las nuevas tecnologías de la información en la protección de los derechos sociales, en el contexto más amplio de los derechos humanos.
2.Materiales y métodos
La investigación fue abordada desde un enfoque cualitativo, que permitió la aproximación al tema sin tener que agotar etapas exactamente definidas ni secuenciadas dentro de un proceso rígido y, así, observar el devenir natural de los hechos y situaciones tal y como son. En la medida en que fueron obteniéndose los datos, se procesaron y articularon hasta llegar a elaborar una propuesta teórica original que conjuga con libertad, pero con rigor científico y coherencia, la multiplicidad de elementos que se hicieron presentes en la investigación.
Su desarrollo se llevó a cabo desde una óptica multidisciplinaria, gracias a la diversidad de campos del saber científico representados por los investigadores: derecho público, derechos humanos, comunicación social, relaciones internacionales, filosofía e ingeniería de sistemas. Por coincidir todos por vez primera en el abordaje del tema desde esta perspectiva integradora y holística, el estudio corresponde a la tipología de los modelos investigativos exploratorios, dirigidos a la obtención de una mayor comprensión del fenómeno, sin pretensiones de alcanzar de manera imperativa resultados concluyentes.
La naturaleza del tema a investigar, así como el enfoque y el nivel de la investigación respaldan la elección del método hermenéutico para su desarrollo, en el sentido expuesto por Hans Georg Gadamer, considerado por Aguilar (2002), el padre de la hermenéutica filosófica contemporánea.
Como puede observarse, la comprensión es el elemento clave dentro de la propuesta teórica de Gadamer, quien afirma que captar su verdadero sentido requiere el apoyo de la historia y la tradición, siendo el diálogo, el medio de expresión del dinamismo a través del cual se puede transitar de la una a la otra, en base al juego de la pregunta y la respuesta (Gobierno Vasco, 2020, s.p).
El diálogo, convertido así en técnica, fue utilizado por los investigadores a lo largo del desarrollo de la investigación, como medio para encontrar soluciones y generar conocimientos, sobre la consideración de que "lo que permite esta comunicación con el otro, es que participamos de la misma historia humana y que compartimos lo que representa, sus problemas y desafíos" (Hermanus Demon, 2013, p. 62).
Siguiendo la propuesta de Gadamer, el elemento histórico y la tradición se incorporaron en el estudio en los apartados correspondientes a la evolución de la percepción social de la salud y a la valoración de los efectos del desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la regulación del derecho a la salud como derecho social, con el fin de dar a la comprensión del fenómeno un acabado lo más cercano posible a la realidad.
Además del diálogo, se utilizaron otras técnicas, como la observación no estructurada de la dinámica de la sociedad contemporánea, de sus valores más destacados y del papel desempeñado por las TIC en las relaciones sociales y esquemas comunicacionales; y la revisión documental de la obra de diversos autores relevantes para el estudio, tanto en su versión física como digital, aprovechando las ventajas ofrecidas por las bases de datos de reconocida calidad científica y por la sistematización de los resultados de las investigaciones académicas contenida en repositorios digitales.
En la revisión del estado del arte de los posibles impactos de las nuevas tecnologías en la salud, se ha recurrido en primera instancia a información y datos oficiales suministrados por organismos encargados de gestionar políticas sanitarias a nivel internacional, así como a los resultados de investigaciones realizadas tanto por Microsoft, compañía tecnológica multinacional, como por Symantec, compañía estadounidense que proporciona servicios de ciberseguridad a nivel mundial.
3.Estado del arte
Para conocer el estado del conocimiento sobre el tema, se estimó conveniente dividirlo en dos áreas: la primera corresponde a la evolución de la percepción social de la salud y su concepción actual; la segunda sintetiza las notas fundamentales de la protección de la salud como derecho social en el contexto de los derechos humanos y la repercusión que, en éstos, ha tenido el desarrollo de las TIC.
3.1. Salud y sociedad: evolución del concepto
Mucho antes de ser reconocida y tutelada a través de derechos específicos, la idea de salud ya existía y era percibida individual y colectivamente, sin que fuesen necesarios mecanismos formales que la objetivaran; y es que estar saludable es una condición perceptible por la persona en sí misma, pues se opone al estado de enfermedad. Desde esta perspectiva, la salud es, antes que concepto, experiencia. Bien-estar y mal-estar son los polos dentro de los cuales oscila el estado físico, mental y emocional de los seres humanos, quienes, aún en ausencia de conceptos elaborados por la ciencia, pueden percibirlos.
Pero, aparte de experiencia vital, la salud es un constructo social y cultural, por tanto, no ha sido percibida por la sociedad de una manera única, ni ha permanecido inmune a los cambios del devenir social, por el contrario, el concepto evidencia una marcada evolución, directamente relacionada con las transformaciones epistemológicas de la ciencia. Para el desarrollo de este apartado, se aprovechó el aporte de María del Carmen Vergara Quintero, intitulado Tres concepciones históricas delproceso salud-enfermedad (2007), del cual se han obtenido los rasgos más significativos de este proceso, los cuales se exponen seguidamente de manera resumida.
Dentro de la concepción tradicional de la salud, el aspecto más destacado en sus inicios es la presencia del componente mágico-religioso y la consecuente intervención de personas dotadas de "capacidades especiales" para restablecerla que fungían de mediadores entre los dioses y los mortales (curanderos), paradigma confrontado por Galeno (nacido en el año 131 A.C), quien cuestionó la intervención divina como origen del estado de salud o enfermedad. Sin embargo, la percepción sobrenatural de la enfermedad se mantuvo hasta la Edad Media. Con el advenimiento de la Edad Moderna y el florecimiento de la ciencia, merma tal percepción y se amplía la esfera de causalidades, más allá del individuo.
La consideración del medio ambiente como fuente de enfermedades dio lugar al nacimiento del modelo epidemiológico clásico, formado por la tríada huésped, hospedero y ambiente. En esta primera etapa epistemológica, el año 1.946 tiene especial relevancia por haber visto la luz la definición de salud creada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual fue aceptada y reconocida de manera general y enunciada en los siguientes términos: "estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad".
A criterio de muchos, esta definición toca el plano de la irrealidad, al romper la estructura bipolar salud-enfermedad y adoptar la idea de un equilibrio permanente, resultante de diversos factores naturales y sociales en continua interacción (Vergara Quintero, 2007).
En lo que respecta a la concepción moderna de la salud, se distingue por albergar la crisis del modelo biomédico tradicional, pues aun manteniendo éste su preponderancia, comenzó a enfrentar severas críticas por su deshumanización y su racionalidad, exclusivamente técnico-instrumental (Vergara Quintero, 2007), para dar paso -a partir de la década de los 70- a un proceso de cambio aún en desarrollo, donde el concepto de salud está siendo influido por nuevas posiciones surgidas desde el lenguaje de las sociedades.
Esta concepción posmoderna se caracteriza por la búsqueda de la comprensión de las realidades socialmente constituidas, más allá de las relaciones causales y del historicismo. Destaca el aporte de Foucault, "para quien la enfermedad inicia en una organización, jerarquización dada por las familias, el género y las especies" (Vergara Quintero, 2007, p.48). El llamado post-estructuralismo rechaza las definiciones empiricistas de lo que construye la estructura social y pone el punto focal de interés en el lenguaje como estructura semiótica.
Precisamente, una de las áreas de la vida humana más impactadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información es el lenguaje, circunstancia que se retomará en párrafos posteriores. Además de la autora citada, han aportado sobre este particular Marta Valentín Gavidia (2012) con su obra La Construcción del Concepto de Salud; Aníbal León y Luis Guerrero (2008) a través de su Aproximación al concepto de salud; y Judith Martínez Abreu et al (2014) con el título Salud ambiental, evolución histórica conceptual y principales áreas básicas.
3.2. El derecho a la salud y la evolución de los derechos humanos en la era digital
Es ampliamente conocida la tipología de los derechos humanos surgida de las denominadas "generaciones de derechos" propuestas por el jurista Karel Vasak en 1999 (Uribe Vargas, 1999). Su planteamiento, hecho en base a los valores de las sociedades europeas, ha adquirido un carácter cuasi-universal por la importancia que éstos tienen para materializar una vida digna. Algunos tratadistas han propuesto extenderla hasta una cuarta generación de derechos, sin estar del todo de acuerdo sobre el valor en torno al cual deben orbitar. Por ejemplo, Bustamante (2001) los relaciona con el imperativo ético de sujetar el uso de las nuevas tecnologías al respeto de los derechos humanos.
Por su parte, Riofrío Martínez-Villalba (2014) los identifica con los derechos digitales, considerando que su fundamentación reside en la necesidad de proteger a las personas ante actividades potencialmente lesivas y que aún no están perfectamente reguladas por el derecho.
En este panorama de incertidumbre, los derechos sociales, económicos y culturales (correspondientes a la segunda generación de derechos humanos) pueden resultar lesionados por el uso de las aplicaciones tecnológicas de la información y comunicación. Su defensa demanda, por parte de los Estados, el diseño e implementación de políticas públicas acordes con los objetivos de tutela del bien protegido, no sólo para cumplir con los estándares esenciales establecidos por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU a través de su Observación General 14, también para regular las interacciones en las redes para salvaguardar la salud de los cibernautas, lo que conduce a la controversia planteada por el posible abuso por parte del Estado en el ejercicio de sus facultades de limitación y control de estas actividades, en perjuicio de la libertades individuales.
Ahora bien, la propia OMS (2001) en su Informe sobre la Salud en el Mundo 2001. Salud Mental: Nuevos conocimientos, nuevas esperanzas, relaciona "los trastornos mentales y del comportamiento con factores sociales como la urbanización, la pobreza y la evolución tecnológica" (p.29); y alude al carácter ambivalente del desarrollo de las TIC, al relacionar las bondades de algunas aplicaciones y los riesgos implícitos en el uso de las mismas.
Investigaciones como la desarrollada por Fernández Sánchez (2013) sobre los trastornos de conducta y las redes sociales en Internet,
describen y analizan los conceptos relacionados con las redes sociales en Internet, la adicción psicológica y los trastornos de conducta desde una perspectiva psicológica con elfin de comprender elfenómeno de la persistencia de uso de las RSI y sus posibles implicaciones (p.521),
llegando -el autor- a identificar y explicar aquellas conductas del usuario de las redes que se identifican con el síndrome tipo adictivo.
Sobre la adicción a las redes se encuentra abundante literatura especializada, pudiendo citar: La adicción a Internet y al móvil: ¿moda o trastorno? de Sánchez-Carbonell et al (2008); Adicción a internet: revisión crítica de la literatura de Navarro-Mancilla y Rueda Jaimes (2007); y La adicción a los videojuegos en el DSM-5 de Xavier Carbonell (2014).
4.Resultados y discusión
El uso de las nuevas tecnologías de información, sin lugar a dudas, ha abierto una gama de posibilidades inimaginables para la ciencia, mas no todo ha sido positivo. Podría afirmarse que el desarrollo tecnológico ha traído consecuencias que pueden ser ubicadas en polos opuestos. El progreso de la tecnología ha significado, por un lado, la posibilidad de salvar una vida o de curar enfermedades; de formar equipos inter, multi-y transdisciplinarios para colaborar en investigaciones; de realizar estudios a distancia; de crear nuevas e inusitadas formas de entretenimiento; de acercar a las personas que se encuentran geográficamente distantes; y, por otro, puede ser una herramienta capaz de arrebatar la salud, la seguridad, la justicia, la equidad e, incluso, la vida a las personas.
En esta investigación, se procesaron y analizaron los datos obtenidos sobre los efectos negativos del uso de las TIC en la salud de las personas, los cuales se presentan a continuación. Desde hace años ha existido preocupación en padres de familia y docentes en relación a las consecuencias que puede traer para los niños y adolescentes el uso excesivo del celular y los videojuegos (Quintero Corzo, Munévar-Molina, Munévar-Quintero, 2015).
La luz azul, presente en computadores y teléfonos celulares, afecta el ritmo circadiano que es el responsable de regular los ciclos naturales de sueño y vigilia en el ser humano. Durante el día, la luz azul proveniente del Sol mejora los procesos cognitivos, la concentración y el estado de alerta (Sánchez Barceló, 2017); pero su exposición en las horas previas al descanso nocturno puede hacer que resulte más difícil conciliar el sueño y ello puede suceder aun cuando se activen los modos protectores nocturnos incorporados en tales dispositivos para que la luz parezca más cálida. La privación crónica del sueño puede derivar en problemas importantes de salud, entre ellos diabetes de tipo II, incrementar el riesgo de ansiedad, depresión y deficiencias cognitivas, por lo que es recomendable, durante la noche, reducir el brillo de la pantalla o simplemente apagar el dispositivo.
No obstante, debe señalarse que, según el Doctor en Medicina (MD) Rahul Khurana, cirujano vitreorretiniano, vocero de la Academia Americana de Oftalmología, no existe ninguna evidencia científica que permita sostener que la luz azul emitida por las pantallas de computadoras, tabletas, televisores y celulares, sea más nociva para los ojos que la luz azul natural (Vimont, 2017). Según Khurana, el efecto que sí puede ser producido por mirar la pantalla de dispositivos electrónicos durante períodos prolongados es el cansancio ocular digital, debido a que, al parpadear menos veces, los ojos se resecan y se sienten cansados, pero asegura que estas molestias no producen daños oculares permanentes.
Por su parte, mayor alerta genera cuando una persona invierte gran parte de su tiempo en videojuegos. La OMS (2019a), luego de un proceso de consulta de cuatro años para analizar las repercusiones que podrían tener el uso indebido de los videojuegos en la salud pública, en su última Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) que permite identificar tendencias y estadísticas de salud a nivel internacional, incluyó el trastorno del juego en la sección de trastornos adictivos. En el nuevo registro (6C51), señala que cuando el uso de videojuegos se vuelve persistente intentando obtener algún tipo de recompensa e impide que los individuos puedan realizar de manera normal el resto de sus actividades, se está en presencia de un trastorno debido a un comportamiento adictivo que se puede producir tanto en línea (por internet) como fuera de línea.
Las manifestaciones que presenta el individuo que padece este trastorno, según lo establecido por la OMS, son:
1. Pérdida de control sobre el juego: relacionada con el inicio, la frecuencia, la intensidad, la duración, la terminación y el contexto de su desarrollo.
2. Priorización del juego por encima de otros intereses y actividades cotidianas.
3. Continuación o incluso aumento en la intensidad del juego, aun cuando ello traiga consecuencias negativas.
En la búsqueda de delimitar mejor este trastorno, en su Boletín 97, la OMS (2019b) presentó los resultados de la investigación del Dr. Susumu Higuchi, director del Centro de Medicina y Tratamiento de Adicciones de Kurihama, Japón, quien inició en su país el primer programa para tratar la adicción a internet y a los videojuegos en 269 pacientes, de los cuales el 75% se encuentra en edad escolar y 215 son hombres. La OMS informa que el Dr. Higuchi ha encontrado en sus pacientes síntomas que se identifican claramente con los establecidos en la clasificación del trastorno, señalados anteriormente.
Según se informa en el mencionado Boletín, la prevalencia de este trastorno presenta resultados similares en distintas zonas geográficas, habiéndose encontrado valores que oscilan entre 0,7% y 27,5% en Japón y entre un 1% y un 10% en Europa y Norteamérica. Mientras que estudios realizados en Suiza revelan que cerca del 1% de la población hace un uso de internet que catalogan como "problemático", encontrándose una mayor prevalencia en el sexo masculino que en el femenino. El tratamiento del trastorno se plantea obtener que el paciente reconozca que posee un problema de adicción y logre reconectar con la realidad.
Adicionalmente, los videojuegos, la televisión y los computadores, debido a sus luces intermitentes, presentan un riesgo importante para personas que padecen de epilepsias fotosensibles. Si en el mundo, unos 50 millones de personas tienen epilepsia (OMS, 2019c) y el 2% de las epilepsias son fotosensibles (González et al, 2016), habría un millón de personas en riesgo a nivel mundial. Basados en estudios clínicos, algunos neurólogos consideran que eliminar los estímulos que causan las crisis de este tipo de epilepsia es más importante que el tratamiento a través de fármacos (Pozo Lauzán, Pozo Alonso, Vega Trujillo y Martín Ledón, 2011).
La incursión de sofisticados avances en el campo de la Tecnología Sanitaria también ha tenido sus dificultades. La Organización Panamericana de la Salud (2000) sostiene que, debido a la presión externa producida por las industrias y los potenciales usuarios, se implementan nuevas tecnologías para el diagnóstico y terapéutica, sin que se haya evaluado de una forma rigurosa el impacto real, desde el punto de vista clínico, las consecuencias éticas, así como la incidencia en los ámbito económico y social. Esto ha traído como consecuencia desde resultados sanitarios que vulneran la equidad, la justicia y los derechos humanos, debido, por ejemplo, a que comunidades de escasos recursos no tienen acceso a intervenciones médicas de alta tecnología (Fong y Harris, 2015), hasta muertes producidas por el bullying (acoso) y el trolling (ofensas) que prolifera en las redes sociales.
Con la aparición progresiva de Facebook en 2004, Twitter en 2006 e Instagram en 2010, el mundo de las relaciones sociales cambió para siempre. A diferencia de Facebook -en donde se tiene absoluto control de las personas cuya "amistad" es aceptada por el usuario- en Twitter, más allá del bloqueo discrecional que se haga a cuentas que al usuario le resultan incómodas por alguna razón, no hay ningún tipo de control en relación a los "seguidores" que puede tener una persona. Adicionalmente, Twitter permite que, a pesar de que no se siga la cuenta de una determinada persona, si los usuarios de las cuentas seguidas hacen retuit a los mensajes de una tercera persona y lo permite la confluencia del tiempo en línea, alguien en particular pueda presenciar, en tiempo real, el desarrollo de una disputa entre aquélla y otros usuarios, aunque no los siga. A continuación, se ilustra este fenómeno con un caso real:
* El 13 de julio en horas de la noche, un usuario (IT) intentando realizar un experimento social (tal y como confesaría él mismo antes de borrar su cuenta y desaparecer de la Red), calificó a una reconocida escritora venezolana, de "fea".
* El 14 de julio a las 6:05 horas, un seguidor de la escritora (RH) respondió en lenguaje soez al del experimento social diciéndole que según su foto de perfil parecía gay, a lo que la escritora respondió a las 6:09 horas con una estruendosa "carcajada". A las 6:12 horas, entra en escena BA, quien reclama a RH por tildar a IT de homosexual. No hay forma de verificar si BA era una seguidora de la escritora o llegó a este intercambio de mensajes de manera casual.
* A las 6:16 horas, la escritora le pregunta a BA de dónde salió ella a defender a un "misógino idiota" (IT). A las 6:23 horas, BA le responde "¿Si el te dijo fea, es malo (porque eres mujer), pero si tú le dices idiota, es bueno porque él es hombre?". Esta respuesta de BA desató la consiguiente polémica. La escritora respondió en un tono bastante ofensivo y el intercambio posterior de mensajes entre ambas cuentas fue subiendo de tono. La cuantía de seguidores se inclinaba a favor de la escritora: éstos no tardaron en sumarse a la diatriba.
* A las 7:37 horas, BA anunció que daba por cerrado el intercambio de mensajes. A las 8:32 horas, cambió su foto de perfil y escribió "#NuevaFotoDePerfil sin maquillaje, para que las feas sufran. Y no hablo de las feas por fuera, que eso se arregla con maquillaje. Hablo de las feas por dentro, las resentidas, las que muerden sin razón, las soberbias. Me despido señores. Feliz vida".
* A las 8:45 horas, BA le escribió a una amiga: "Aunque trato de ser fuerte todas estas cosas sólo me ponen peor... Es que la gente es muy cruel... Si ves que no tuiteo en varios días, no te preocupes, estaré en un lugar mejor que este. Cualquier lugar es mejor que Twitter".
* Vanos fueron los intentos por impedir lo inevitable. Unas horas después, BA se suicidó. Al día siguiente, sus dos pequeños hijos la encontraron colgada de una sábana. Una usuaria (LPN), quien declaró conocerla desde una década atrás, sabía que BA estaba atravesando por una situación que calificó como "muy, muy, muy difícil" y agregó que no disponía de unos medicamentos que requería para su tratamiento, "se suicidó a poco tiempo de haber tuiteado. Tal vez faltaba el empujoncito que le dieron algunos usuarios.... Sufría de depresión severa. Los tuits de bullying fueron el detonante. No la causa".
Twitter no tiene ninguna restricción para que un usuario, en cualquier tiempo, pueda eliminar sus mensajes y con ello cualquier evidencia. Al día de hoy, sólo permanecen en línea los tuits descontextualizados de BA, que no permiten establecer claramente en qué dirección se dio el acoso ya que los mensajes de la escritora y los de muchos de sus seguidores desaparecieron por completo.
El incremento del ciberacoso a los niños y adolescentes en los últimos años resulta alarmante. Las cifras publicadas por la ONU (2019) revelan que las medidas de protección tomadas por padres, maestros y entes gubernamentales están lejos de resultar suficientes. Una encuesta de carácter anónimo realizada conjuntamente con la UNICEF a través de SMS (Short Message Service, en su voz inglesa) y mensajería instantánea, en una muestra de 170.000 estudiantes de 30 países, con edades entre 13 y 24 años, mostró que 1 de cada 3 ha sido víctima de acoso cibernético y que, con frecuencia, éste se produce a través de las redes sociales. Esta situación resulta preocupante si se toma en cuenta que en 104 países más del 80% de la población, entre 15 y 24 años, están en línea (Sanou, 2017) y, a nivel mundial, un tercio de los usuarios de Internet tienen menos de 18 años (Livingstone, Carr y Byrne, 2015). En estos casos, los acosos sufridos por los menores muchas veces permanecen desconocidos, ya que, dado el carácter privado que en general revisten las comunicaciones por chats, el evento en estos casos subsiste sin testigos.
Entre los tipos de ciberacoso que se presentan, está también el de índole sexual denominado globalmente como cybergrooming. En este tipo de acoso, Rovira del Canto (2010) identifica nueve fases de escalada sucesiva: 1) Amistad; 2) Confianza; 3) Relación; 4) Consolidación; 5) Componente sexual; 6) Participación en actos de naturaleza sexual; 7) Extorsión; 8) Escalada de peticiones; y 9) ¿Agresión?
Las cifras halladas en un estudio realizado por Microsoft (2017) en 14 países, que corresponden a una muestra de los 5 continentes, resultan perturbadoras. La investigación se realizó en 2016 con jóvenes entre 13 y 17 años, adultos entre 18 y 74, distribuida entre un 50% de hombres y un 50% de mujeres. Los resultados revelaron que el 78% de la muestra había estado expuesto a riesgos en línea, un 25% de adultos y un 17% de jóvenes habían recibido mensajes de texto con contenido sexual explícito, correspondiendo un 19% y un 10%, respectivamente, a una solicitud sexual. Adicionalmente, 51% de los adultos y 58% de jóvenes señalaron que habían tenido contacto cara a cara con el perpetrador del riesgo en línea. El acoso reportado por los varones fue superior en todas las categorías.
Lo más preocupante de estas cifras fue que el descubrimiento de que 38% de esas experiencias habían sucedido como máximo un mes antes de la encuesta y que un 12% reportó que la situación se había repetido cada vez que estaba en línea. Las cifras más levadas de acoso sexual en el ciberespacio se presentaron en China y en México y las menores en Reino Unido y Australia. Particularmente, en el caso de América Latina, el porcentaje de individuos que manifestaron haber estado expuestos a cualquier tipo de contactos indeseados en línea superó el 50%. Además del ciberacoso, en todas sus formas, el uso de Internet expone constantemente a lo que se conoce como phishing: actividad vinculada a la denominada Ingeniería Social a través de la cual los atacantes suplantan la identidad de un usuario conocido por la persona con el fin de apropiarse de sus datos personales.
En conclusión y más allá de idealizar un pasado sin Internet o redes sociales -y es que el resentimiento, la indolencia y la rivalidad han acompañado siempre al ser humano-, la era digital y la cultura individualista han cambiado el contexto de análisis social. De algún modo, cuantas menos diferencias hay, más difícil se hace soportar y tolerar las pocas distinciones que siguen presentes entre los ciudadanos/usuarios. Lo importante debiera ser que las personas se sientan acompañadas (y no abandonadas) y que puedan tener las herramientas suficientes para reaccionar (y no para rendirse). Por el contrario, es complicado encontrar en las redes sociales respuestas o diálogos amablemente coloquiales; pareciera que los códigos deben ser obligatoriamente interactivos e impactantes: la búsqueda y el hallazgo de la reacción es lo más importante en la realidad analizada. El compromiso del ego por encima de la comunicación con la otredad y, por tanto, con la universalidad del Ser: "[...] una brecha de comunicación, una interacción no comunicativa, el fenómeno de interdumbre como un nuevo paradigma que aun debe ser abordado y definido por las ciencias sociales [...]". (Márquez-Domínguez, Ulloa-Erazo, Ramos-Gil, 2018, p.1073).
Hay una parte de la ciudadanía con más argumentos informativos y comunicativos que puede tomar decisiones, educarse, demostrar actitudes proposicionales y hacer uso de los derechos y libertades de la humanidad. Todavía, sin embargo, existen gran cantidad de tendencias peligrosas de usuarios que -podría decirse- más que interactuar son interactuados por un vacío en la información y de la educación, hacia la construcción de juicios de valor en una atmósfera explosiva repleta de frustración. Si se entiende la democracia como un Estado de Derecho saludable, entiéndase la obligación de lograr una ciudadanía que disfrute de la vida, que sea esencialmente feliz y no sólo objeto de la libertad en el derecho a voto y al trabajo.
Referencias
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© 2020. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0 (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
Abstract: The social perception of health and the definition built around it has been changing over time as a reflection of the prevailing values in the different stages of human evolution and the development of science, demanding equally dynamic responses from the right for its guarantee and protection. Since the twentieth century -on account of its importance for the quality of life and dignity of people- health is protected through the international human rights system, both being affected by the development of information and communication technologies reached by contemporary society. The research consists in an academic reflection on the subject from a multidisciplinary perspective, in the light of the definition of health developed in postmodernity and of the risks that threaten it in the digital age. Keywords: mental health; human rights; social networks; TIC. 1.Introducción El derecho es una creación cultural que pretende ordenar la conducta de los individuos en sociedad; protege un conjunto de bienes e intereses considerados como "buenos" o "valiosos" y los convierte en objeto de tutela. En este sentido, se ha querido disertar en este trabajo sobre los cambios producidos en la percepción social de la salud y en la forma de ser valorada por parte del conglomerado social, a fin de justificar y respaldar las transformaciones que se están produciendo en su regulación como derecho social, categoría de derechos fuertemente impactada por el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas comunicacionales y de la información experimentado en las últimas décadas.
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1 Pontificia Universidad Católica de Ecuador Sede Ibarra. 100150, San Miguel de Ibarra, Ecuador
2 Independiente, 11100, San Fernando, España
3 Nodo Venezolano de Pensamiento Complejo, Universidad de Los Andes, Venezuela; Educación en Línea, Universidad Técnica del Norte. 100150, San Miguel de Ibarra, Ecuador
4 Independiente, 130203, Manta, Ecuador