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Modernidad y posmodernidad se contraponen como formas de conceptualizar la cultura; su coexistencia da el tono de época a estas últimos años del siglo xx: ni la modernidad se resigna a cerrar el proyecto que Habermas juzgó inconcluso, ni la posmodernidad posee todavía la densidad filosófica y la complejidad institucional que fue obra de los modernos. La problemática actual obliga a repensar críticamente el proyecto moderno, y que esa revisión incluya aspectos de la perspectiva llamada posmoderna.
Palabras clave: culture, modernismo, posmodernismo.
Quisiera presentar, exagerados como en un dibujo alemán de los años 20, los tipos opuestos de un clima de época: nuestro viejo conocido, el Moderno (para el caso, un Moderno de izquierda); y quien aspira a reemplazarlo o quizás ya Io haya reemplazado: el Posmoderno, su contemporáneo, su rival, en el límite, su servicial enemigo.
I. Primero, algunas precisiones sobre el tinglado. Descartemos un espacio cultural no massmediatizado: esa sería seguramente una utopía regresiva, porque no solo los medios audiovisuales sino también la circulatión de bienes simbólicos desaparecería o, como en algunos relatos de anticipatión, sólo tendría a mano las formas artesanales de hace tres siglos. Imaginemos, por el contrario, un espacio cultural completamente massmediatizado: televisores que repiten televisores, público que se mira en sus pantallas, políticos que se definen por el magnetisme de los animadores, publicidades que imitan el videoclip, videoclips que parecen comerciales porque efectivamente Io son, la parafernalia visual que acompaña la sumersión en el aislamiento del walkman. Sin duda, una abundancia miserable, de la que no estames muy lejos. Las crisis de la cultura letrada es un dato y no una hipótesis, y esta crisis involucra el arte tal como Io hemos conocido hasta este fin de siglo. Del centre del campo cultural se ha trasladado, como los pobres en muchas ciudades latinoamericanas, a guetos poco visibles.
Pero hoy, por varias razones, no parece propio del discrete tono de la época, lanzar, desde la izquierda, un ataque frontal al mundo massmediático: ya ha ganado varias batallas en América Latina el populisme comunicacional que encuentra en los massmedia a los consumes populares y, en consecuencia, tiende a celebrarlos bajo la forma de una explicación afirmada sobre el prejuicio de que los sectores populares, bien dotados para la parodia...