Una entrevista con Erik Olivera Rubio

Cuando Carmen estudiaba pintura en la prestigiosa escuela de Arte de San Alejandro, el pequeño Erik la acompañaba. Fue allí donde su hijo desarrolló una fuerte alergia a los óleos, que tal vez le hubiera hecho modificar su derrotero, pero no fue así, porque siempre hay alternativas en las artes todas.

Aquel incipiente artista demostró ciertas aptitudes que fueron moldeadas en uno de los llamados 'círculos de interés', ubicado en la Biblioteca Nacional. Más adelante ingresa en la escuela Vocacional de Arte, Paulita Concepción, donde también concluye sus estudios secundarios a finales de la década de 1980.

Aunque aparentemente en Erik pudieran encontrarse algunas pinceladas de timidez en su personalidad, él es elocuente en sus memorias, descalificando una falsa modestia al hablar de sí mismo, sobre todo de su pasado reciente.

Siempre con la esperanza de ingresar a San Alejandro, Erik recuerda que en cierta ocasión su madre y guía lo lleva a una convocatoria en la Escuela de San Alejandro:

"Y se encuentra con un profesor que ella conocía bien y que a la vez se interesa por mí . . . qué interés y aptitudes tenía para el arte y cómo lo reflejaba. Yo estaba por los salones mirando y curioseando y él le pide a mi madre que se lo identifique para tenerlo en cuenta a ver si era posible aprobarlo de todos modos. Mi madre se indignó. Lo tomó muy en serio y le responde que en modo alguno quería favoritismo, que yo entraría por mis propios méritos. Por supuesto, no me aprobaron".

Así aprendió a buscar su propio derrotero, con la pedagogía materna de su Carmen Luisa Rubio.

"Mi madre ha sido y es un personaje muy importante en mi vida. Siempre me ha dado mucho aliento, hasta el punto de que auguró que tendría una exposición grande y me dice: 'Sigue trabajando y olvidate de la escuela'".

"Y resultó que poco después, a los catorce años, hice mi primera exposición personal, que tuvo un éxito tremendo. Por primera vez en la sede de la Casa de Africa, aqui en La Habana Vieja, desmontaron las piezas permanentes del primer piso y mi obra ocupó su lugar con cuarenta dibujos de acrílico y plumilla, de corte impresionista que titulé Africa contra...