Jon Elster, Una introducción a Karl Marx. Siglo XXI: Madrid, 2020, 212 pp.
Jon Elster es uno de los pensadores más destacados del marxismo analítico, agudo crítico de la economía neoclásica y de la ciencia política. Ostentó la dirección del Instituto de Investigación Social de Oslo, además, fue catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Chicago.
El trabajo del profesor Jon Elster se estructura en diez capítulos (I. «Panorama general», II. «Metodología marxista», III. «Alienación», IV. «Economía marxista», V. «Explotación», VI. «El Materialismo histórico», VII. «Conciencia de clase y lucha de clases», VIII. «La teoría política de Marx», IX. «La crítica marxista de la ideología», X. «¿Qué vive y qué está muerto en la filosofía de Marx?»).
Al finalizar los capítulos (I-IX) el autor ofrece una bibliografía clave para seguir avanzando en los temas tratados en cada apartado. No se trata de una mera recapitulación bibliográfica; pues redacta una valiosa crítica, aunque sucinta, para cada uno de los textos citados. Esto no ocurre en el capítulo X, a mi juicio, porque dicho apartado es en realidad un espacio reservado a las conclusiones del libro.
En el Cap. I su autor nos muestra un compendio sobre la vida y obra de Marx. La calidad del capítulo es impresionante, un nivel que mantiene hasta la última frase del texto. En este apartado se explica un recorrido histórico sobre la vida de Karl Marx (1818-1883), describiendo las etapas más relevantes de dicho pensador en pocas líneas, también aparece un extraordinario resumen para cada una de las principales obras de Marx (Revolución en Alemania; La sociología de los políticos franceses; Estudios y escritos económicos; El capital.; Elementos fundamentales para la crítica de la filosofía política; Una crítica de la economía política; entre otras). Al mismo tiempo, encontramos una referencia sobre Marx y Engels, así como un sugestivo análisis sobre el marxismo después de Marx.
El Cap. II está dedicado a la metodología marxista, es, a mi juicio, uno de los apartados mas importantes de la obra, dado que nos aproxima a la compresión del método de Marx. Su autor expone una metodología marxista que debe comprenderse a partir del rechazo de tres presupuestos. El primero, el holismo metodológico, esto es, impugnar la tesis de que en una vida en sociedad coexisten colectividades irreducibles a manifestaciones sobre los miembros individuales. El segundo, la comprensión funcional, es decir, tratar de explicar los fenómenos sociales en términos de sus consecuencias beneficiosas para alguien, pese a no haber sido demostrado ningún propósito por producir dichas consecuencias. El tercero, la deducción dialéctica, o sea, una forma de pensar derivada de la lógica de Hegel. El autor nos explica por qué los dos primeros elementos (holismo metodológico y comprensión funcional) están separados de la ciencia social no marxista. En lo que respecta a una explicación funcional del marxismo, Jon Elster sostiene que Marx fue capaz de explicar la movilidad social ascendente subrayando los beneficios económicos que las clases capitalistas adquieren a causa de la posesión de un flujo continuo de nuevos miembros (pp. 24-34).
En el Cap. III Jon Elster da cuenta, entre otros tópicos, de los errores más relevantes que detectó Marx en el capitalismo; estos son: ineficiencia, explotación y alienación. Sobre este el último, nos explica que la noción de alienación defendida por Marx se distancia del concepto de Hegel, dado que Hegel le proporciona un significado de «negación» que se sitúa entre la unidad primitiva y la unidad diferenciada en la historia de la humanidad; mientras que para Karl Marx la alienación se ubica en un período histórico análogo, pero a nivel de los individuos. La disconformidad conceptual se relaciona con la discrepancia entre el individualismo ético de Marx y el holismo ético de Hegel (p. 45).
Resultan igualmente interesantes las aportaciones sobre el fetichismo que aparecen en este apartado. Para Marx -en el marco del capitalismo- el fetichismo se construye en una idea vaga sobre la capacidad inherente que tiene el capital de producir, una falsa capacidad que desconoce el proceso de trabajo. Sostiene además que obreros y capitalistas se emplazan en dicho error. Así, cuando un capitalista contrata un elevado número de obreros y su productividad aumenta de manera relevante, superando al número de obreros, ambos -tanto obreros como capitalistas- creen erróneamente que el poder de producción adicional obedece al capital y no a la mano de obra. Seguidamente, en lo que respecta al fetichismo de la mercancía, Marx sostenía que los bienes podrían cambiarse, aparentemente, en una determinada proporción debido a los valores intrínsecos de los bienes; pero esa idea, según Elster, no es convincente (p. 61).
El Cap. IV se enmarca en la teoría económica de Marx, varios son los temas tratados en este apartado (teoría del valor del trabajo, reproducción, acumulación y cambio técnico, teoría de la crisis). Destacamos la teoría marxista de los precios, se trata de una teoría de equilibro. Al igual que otros economistas neoclásicos, Marx intentó dar una explicación en lo tocante a la formación de los precios a través de una teoría del valor del trabajo. En resumen: para Marx la proporción del valor, representada en la mercancía, solo podían entenderse a través de la cantidad del trabajo representado y requerido para su producción (pp. 63-67).
En el Cap. V destacamos las tesis de Marx sobre la explotación. Para Karl Marx una persona es explotada mientras realice un trabajo mayor del necesario para la producción de los bienes que este necesita consumir para su subsistencia. Para determinar la explotación bastaría con detectar si, a través de su trabajo, el sujeto produce bienes que serán destinados para el consumo de terceros. Es el caso del feudalismo, donde los trabajadores operan en su propia tierra algunos días; mientras que el resto de los días los invierten trabajando en la tierra del señor feudal. En este marco teórico los esclavos creen que todo trabajo realizado es trabajo impagado, olvidando que parte de él cubre el coste de producción de su fuerza de trabajo. Mientras que la clase obrera es una clase engañada, este engaño deriva de la creencia de que todo su trabajo está siendo remunerado al suponer que se les paga por hora trabajada (pp. 83-84).
El Cap. VI está dedicado al materialismo histórico. El materialismo histórico emana de la teoría empírica de la historia de Marx. Respecto al materialismo histórico, es entendido como un conjunto de generalizaciones macrosociológicas sobre las causas de la estabilidad y los cambios de las sociedades. Este materialismo tiene dos fases, en la primera fase se percibe como una teoría general de la estructura y dinámica de algún modo de producción; mientras que, en la segunda fase, aparece como una teoría de las secuencias históricas de cualquier modo de producción. Así pues, la primera fase estaría referida al común denominador de los modos de producción; mientras que la segunda, al factor que los distingue (pp. 108-110).
El Cap. VII está reservado a «la conciencia de clase y lucha de clases». Para crear las teorías acerca de las clases, Marx parte de un criterio conjunto de intereses objetivamente determinados, dichos intereses son creados a través de relaciones de explotación y dominio de producción. Para Marx las personas no quieren ser objeto de explotación o dominación; pero este deseo solo puede materializarse mediante una acción colectiva. Sin embargo, resalta que la movilidad social ascendente, que podría producir un mejoramiento individual, es solo una opción para algunos; no para la inmensa mayoría de sujetos, pues no están dispuestos a pagar el precio de la movilidad. A partir de este panorama aparecen los problemas de la lucha de clases, al ser varias las clases sociales que están organizadas, encontramos que cada una pelea o representa intereses objetivamente opuestos entre sí. Este es el principal obstáculo para comprender el cambio social, pues, en definitiva, todos los conflictos sociales se circunscriben a la lucha de clases. Sobre este particular, podemos decir que dos son los criterios para determinar la trasformación de un conflicto social en una lucha de clases; en primer lugar, que los miembros de los partidos políticos sean clases; en segundo lugar, que los propósitos trazados del conflicto aparezcan como intereses en cuanto a clases sociales; y no en cuanto a ciudadanos o grupos raciales (pp. 128140).
El Cap. VIII. es, desde mi punto de vista, uno de los más interesantes, en este apartado se analiza la teoría política en Marx. Jon Elster nos explica las dos perspectivas entorno a la política marxista; en la primera, encontramos la política como parte de una superestructura y de fuerzas opositoras al cambio social; en la segunda, nos topamos con una noción de política como medio para la revolución y para la obtención de los cambios sociales. En ambas variantes la lucha política carece de una fuerza casual independiente, dado que actúa como una especie de partera «trayendo al mundo lo que está condenado a nacer tarde o temprano» (p. 148).
Aparecen también en este capítulo importantes referencias acerca del Estado capitalista, la de transición al capitalismo, y la política de transición al comunismo. Sobre este último punto, Marx afirmaba que las fuerzas productivas, bajo el capitalismo, se desarrollan a un ritmo siempre creciente; no obstante, las relaciones comunistas de producción ofrecen un ritmo de crecimiento aún mayor. En similar dirección, Marx afirmaba que la revolución del comunismo se genera cuando el capitalismo pasa a convertirse en una especie de freno para el progreso técnico de la producción (p. 167).
El Cap. IX, como se adelantó, es, en realidad, la última sección. En este apartado su autor nos ofrece un conjunto de temas interesantes como la ideología política, el pensamiento económico como ideología y la religión como ideología. Sobre este último típico, Karl Marx, influenciado por Feuerbach, creía que la religión era una forma de proyección de la esencia humana en un ser divino, un ser investido a continuación de poder sobre el hombre. Sin embargo, como se sabe, Marx nunca eléboro un análisis ordenado sobre la religión, algo común en este autor, lo cual obliga a la difícil tarea de extraer opiniones plasmadas en diversos textos de Marx para ordenarlos y poder construir una estructura temática plausible (p. 188).
En el Cap. X, como dijimos, se recogen las conclusiones: «¿Qué vive y qué está muerto en la filosofía de Marx?». Respecto a la primera pregunta, Jon Elster explica que el método dialéctico, la teoría de la alienación, la teoría de la explotación, la teoría sobre el cambio técnico, están vivas; pero, principalmente, es indudable que la teoría de Marx sobre la conciencia de clases, la lucha de clases y la política están especialmente vivas, además, forman parte del debate científico en la actualidad (pp. 202-208). Respecto a la segunda pregunta, Jon Elster argumenta que el socialismo científico está muerto, al igual que el materialismo dialéctico, la teología y el funcionalismo, la teoría económica marxista, y la teoría de las fuerzas productivas (pp. 194-201).
Hasta este punto las aportaciones de Jon Elster en Una introducción a Karl Marx. Es un trabajo que realmente impresiona, un escrito absolutamente rico en cuanto a lo material, un texto que realmente despierta interés respecto a la continuidad de la obra de Marx. Disfruté con un libro que da cuenta de toda una serie de temas que, como se mostró, siguen siendo objeto de estudio en nuestros días. No me resisto a acabar sino con unas palabras del propio Jon Elster, que cierran el último capítulo de esta obra: «Los fines de Marx eran generosos y liberadores: autorrealización de los individuos, igualdad entre los individuos. Su actitud utópica y falta de control intelectual le impidieron consumar las tareas teóricas y prácticas que él mismo se había impuesto, pero sin estas cualidades ni siquiera lo habría intentado. Él sufrió los costes; nosotros somos los beneficiarios» (p. 208).
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
© 2021. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
El autor nos explica por qué los dos primeros elementos (holismo metodológico y comprensión funcional) están separados de la ciencia social no marxista. Para Marx -en el marco del capitalismo- el fetichismo se construye en una idea vaga sobre la capacidad inherente que tiene el capital de producir, una falsa capacidad que desconoce el proceso de trabajo. Sin embargo, resalta que la movilidad social ascendente, que podría producir un mejoramiento individual, es solo una opción para algunos; no para la inmensa mayoría de sujetos, pues no están dispuestos a pagar el precio de la movilidad. Jon Elster nos explica las dos perspectivas entorno a la política marxista; en la primera, encontramos la política como parte de una superestructura y de fuerzas opositoras al cambio social; en la segunda, nos topamos con una noción de política como medio para la revolución y para la obtención de los cambios sociales.
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
Details
1 Doctor en Derecho. Universidad de Navarra. Dirección de contacto: [email protected].