Content area
Full text
[email protected] @UinvestigativaET
UNIDAD INVESTIGATIVA
El sábado 6 de julio, cuando el sol estaba a punto de ocultarse en Ureña (Venezuela), un grupo de militares venezolanos divisó a cinco sujetos que arrastraban costales mientras cruzaban el río Táchira desde el lado colombiano. Al abordarlos y ordenarles que mostraran la carga, descubrieron tres cabezas humanas. Un mes antes, en la misma población fronteriza -ubicada a solo 20 minutos en carro de Cúcuta-, se halló el cuerpo decapitado de Evert Antonio Báez Arenales, de 29 años, que trabajaba como carguero en esa franja, plagada de trochas ilegales. Inicialmente se creyó que se trataba de casos aislados, que vinculan a mafias del contrabando. Pero han surgido pistas comunes -más allá del mecanismo mafioso para asesinar a las víctimas- que despiertan alarma entre la población civil de ambos lados de la frontera. Autoridades confirmaron que entre los costales en los que ocultaban los restos humanos también se hallaron panfletos de un grupo que se autodenomina Autodefensas Unidas Colombo-Venezolanas (Aucv), que asegura cumplir una función "antiguerrillera". Los panfletos también se han repartido en barrios deprimidos o de invasión en Cúcuta, al igual que en los municipios venezolanos de Pedro María Ureña y Bolívar Junín. Incluso, en redes circuló un video en el que se ve a varios hombres armados exhibiendo cabezas decapitadas. Y si bien aún no se tiene certeza...